Araceli, Pepita, Nicanor... el primer día de vacunación se convierte en un homenaje a los internos de residencias, donde han muerto más de 20.000 personas

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Araceli iba preparada para la ocasión. Se sentó en la silla que le indicaron en su residencia de Los Olmos (Guadalajara), frente las cámaras. Era la protagonista del día, claro. Pero no parecía nerviosa. "Araceli, te voy a poner la vacuna del coronaviruscoronavirus", le dijo la enfermera que, vestida de azul a su lado, sujetaba la primera dosis de Pfizer que se ha administrado en España. "Sí", respondió Araceli, convencida. Rápidamente, se descubrió su brazo izquierdo. Notaba "un poquitillo" de picor. Pero "nada, nada", ella ni se inmutó. Y eso que, de fondo, el sonido del flash casi impedían oírla. Parecía que las cámaras no estaban allí. O que santiguarse antes de recibir la vacuna le había ayudado a sobrellevar la situación con tantísima naturalidad. "Ha sido usted la primera", le dijo la enfermera tras finalizar la inyección. "Ya, gracias a dios", respondió, riéndose. Tras ella llegaron más nombres. Pepita, Nieves, Josefa, Nicanor... La lista es larga. Y el día histórico. Este domingo ha comenzado "el principio del fin", como dice el ministro Salvador Illa, de la pandemia

Pudiera parecer una especie de justicia divina. El día que todo el país —y el planeta entero— llevaba esperando desde marzo se ha convertido en una especie de homenaje a los mayores que, como Araceli, viven en las residencias españolas. Cuando el virus entró por nuestras fronteras, estos centros se convirtieron en la zona cero de la crisis sanitaria. Y se llevaron por delante demasiadas vidas. Una ya podría calificarse de "demasiada", pero es que la cifra se sitúa ya en más de 20.000, según los datos del Gobierno central referentes a la primera ola de la pandemia. Por eso han sido los primeros lugares a los que se ha enviado la tan buscada, ansiada y soñada vacuna contra el covid-19, que ya es una realidad. 

Sus asuarios ya soportaron demasiado. Y muchas veces desde sus propias habitaciones, ya que las derivaciones a los hospitales, como ocurrió en Madrid —tal y como desveló infoLibre—, se impidieron. La situación llegó a tal punto que, según algunos testimonios recogidos en un informe elaborado por Médicos Sin Fronteras, llegaron a escucharse golpes y gritos de los ancianos, "suplicando salir", al otro lado de las puertas de sus habitaciones. 

Araceli ha protagonizado un momento histórico. Y eso que sus 96 años le han permitido vivir los grandes acontecimientos más recientes de la historia. Nacida en Granada 1924, ella ha sido testigo de la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil española, la larga dictadura de Franco, la Transición... Y mucho más, claro. Ahora le ha tocado vivir la mayor crisis global de salud pública del último siglo. Y tiene una foto que recordará para siempre que estuvo allí. Pero no de pasada, en primera persona. Con ella arrancó la campaña de vacunación más importante de los últimos años. Con su risa al recibir, al fin, la inmunidad.  

Tras el suyo llegaron muchos otros nombres. Nieves, gallega; Nicanor, madrileño; Pepita, asturiana; Josefa, catalana; Javier, riojano; Vicente, extremeño; Josefa también, murciana; María Dolores, cántabra... Y los que faltan. Cuando la pandemia comenzó, se perdió el control cuando dejó de ser posible saber cuántos casos había en todo el país. Ahora, del mismo modo, se sabrá que España está más lejos del final de la crisis cuando los inmunizados dejen de poder tener nombre propio para convertirse en una larga lista de personas anónimas

Las dosis recorrieron las residencias españolas

A Araceli se le administró la vacuna a las 9.00 horas de la mañana. Desde ese momento, las fotografías de mayores siendo vacunados empezaron a correr por todas las portadas. Cada vez eran más. La santiaguesa Nieves, de 82 años, vestida de un llamativo rojo, acaparó todas las miradas cuando se convirtió, este domingo por la mañana, en la primera gallega que recibía la dosis de Pfizer alrededor de las 11.00 horas. "Estoy como nueva", celebró tras recibir el suero. Y no dudó en llamar a su familia. A su nieta Arantxa la primera. Pero nada más. Tras recibir la vacuna, su plan era "ver la televisión", donde precisamente se vería a ella misma, y "comer". No sin antes, claro, animar a todo el país a que siga su ejemplo. "No me da ningún repelús y ojalá todo el mundo se vacune, porque si no esto no se acaba nunca", afirmó. 

A kilómetros de allí, Nicanor, un residente de un centro de mayores situado en Madrid, también recibía la inyección. "No me he enterado de nada. Todo perfecto", dijo al terminar. Una frase muy similar a la pronunciada por Batiste, de 82 años, primero en recibir la vacuna en la Comunitat Valenciana que no dudó en calificar el proceso como "una punxaeta i au" [un pinchacito y ya]. Y menos mal que lo fue, porque confesó haber dormido más bien poco. Los nervios, claro. Sabía que hoy protagonizaría unas de las fotografías que pasarán a la historia. 

Eulalia Josefa prefiere que la llamen Pepita. Así la conocen todos. También en su residencia de Gijón donde este domingo recibió la primera vacuna que se ha administrado en Asturias. Ella quiso hacer pedagogía. Cree que es "lógico" que exista "miedo" a vacunarse, porque es algo nuevo. Pero también necesario "por el bien de todos". Ella tiene 80 años y, según confesó este domingo, "terror" al covid-19. Pero ahora lo que tiene es esperanza. Esperanza por salir, dijo, a dar sus largos paseos. 

Un poquito más mayor es Josefa. Ella tiene 89 años y ha tenido el honor de coronarse como la primera inmunizada en Cataluña. Junto a Madrid, ha sido la comunidad que más ha sufrido el azote de la pandemia. Así que este domingo era un gran día. Y así lo vivió Josefa, que se mostró nerviosa con tanto protagonismo dirigido hacia ella. Tanto, que la consellera de Salud, Alba Vergés, confesó que llegó a decir: "En vaya lío me habéis metido". Pero no fue en valde. "Con lo que hemos pasado, tenía que hacerlo. Tengo mucha fe. Y la fe mueve montañas", dijo tras vacunarse y celebrar hasta dónde había llegado "después de toda una vida fregando suelos". "Ahora hasta me llaman Josefa y siempre había sido Pepita. Soy yo más presidenta que todos ellos", dijo. 

"Me he puesto un poco nervioso", exclamó por su parte Javier, riojano de 68 años, tras recibir el suero. Pero le quitó hierro al miedo inicial. Él, como añadió justo después, aguanta lo que le echen. No esperaba ser protagonista del comienzo de la vacunación, pero en realidad se alegra. Lleva tiempo sin ver a su "nietillo" y es lo que más ganas tiene de hacer. Sobre todo porque la llegada de las navidades sin poder salir de las residencias, como les ocurre a la mayoría de sus usuarios, no son nada fáciles. Afortunadamente, las próximas no serán así y 2021 comenzará con alegrías después de la llegada de las vacunas. 

María Dolores Luzuriaga, de 72 años, fue la primera cántabra en ponerse la dosis. Y lo hizo, según dijo, "muy concienciada" y "muy agradecida". Fue ella, antigua trabajadora del Servicio Cántabro de Salud (SCS), la que pidió ser la primera en recibir la vacuna de Pfizer. Emilia, de 80, recibió la misma vacuna casi al mismo tiempo, pero en su residencia de Zaragoza. Lo hizo con esperanza, sobre todo. Porque ya ve la luz al final del túnel. "Hay que hacerlo porque es el único medio que tenemos, de momento, para despachar al bicho de España", aseguró. Ella, por el momento, podrá hacer todo lo que ese "bicho" le ha impedido. "A ver si podemos abrazarnos; el día que coja a mis hijas no las soltaré en no sé cuánto tiempo", celebró. Y que se prepare la próxima navidad y las próximas fiestas del Pilar, porque Emilia ya no estará metida en su residencia. 

Áureo López, de 88 años, fue el primer vacunado en Castilla y León; Consuelo Landa (91 años), Bernardina Escudero (87) y Begoña del Olmo (80), en Euskadi; Doria Anatolia (84) en Canarias... A medida que pasaban las horas los nombres iban engordando una lista a la que hay que añadir a los trabajadores de esas residencias que también han recibido este domingo las primeras dosis. Con nervios, con seguridad, con timidez... Todos han recibido una inyección que, de algún modo, ha aliviado a un país entero. 

La mancha de la crispación política

La sensación de optimismo a lo largo de toda la jornada fue incontestable. Pero ni siquiera eso logró que la crispación política descansara. El presidente del PP y líder de la oposición, Pablo Casado, calificó el arranque de la vacunación como "una gran noticia para superar pronto la pandemia". Pero también atacó al Gobierno, al que criticó que utilizara la llegada de las primeras dosis de Pfizer como "propaganda", en alusiones al envoltorio en el que este sábado llegaron los sueros y que contenían el escudo del Gobierno de España. "La UE coordina su adquisición, las comunidades la administran y el Gobierno debe garantizar su distribución equitativa sin propaganda para atribuirse un éxito que su nefasta gestión no merece", escribió en Twitter. 

Ciudadanos fue en la misma línea. Su líder en Cataluña, Carlos Carrizosa, pidió al Ejecutivo de Pedro Sánchez que "no aproveche políticamente algo que genera esperanza".

Vox, por su parte, no manifestó nada. La formación ultra ni siquiera realizó ningún comentario ante la llegada de ese "principio del fin" de la pandemia a nuestro país. 

Mientras tanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que Araceli, de 96 años, y Mónica, trabajadora de su misma residencia de 48, "representan una nueva etapa esperanzadora". "Hoy Araceli y Mónica representan una nueva etapa esperanzadora. Un día para la emoción y la confianza", ha indicado este domingo el presidente del Ejecutivo en Twitter.

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Su socio en el Ejecutivo, el vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, calificó como una "gran noticia" la que por fin llegó este domingo. "La vacunación de Araceli y Mónica es una gran noticia en el final de este duro 2020 y representa un futuro de esperanza", dijo. 

Según fija el Plan de Vacunación contra el covid-19, en esta primera etapa de la vacunación se llegará a 2,5 millones de personas: residentes y personal sanitario de residencias de mayores, así como de centros de grandes dependientes, y el resto del personal sanitario y los grandes dependientes no institucionalizados. Esta fase se llevará a cabo entre enero y febrero. De esta manera, y según avanzó también el titular de Sanidad este miércoles, España recibirá durante las próximas 12 semanas un total de 4.591.235 dosis de la vacuna

Eso en España. Este domingo 27 de diciembre será una fecha marcada en rojo para toda la Unión Europea, puesto que sus estados miembros comenzaron ya la inmunización de su población. 

Araceli iba preparada para la ocasión. Se sentó en la silla que le indicaron en su residencia de Los Olmos (Guadalajara), frente las cámaras. Era la protagonista del día, claro. Pero no parecía nerviosa. "Araceli, te voy a poner la vacuna del coronaviruscoronavirus", le dijo la enfermera que, vestida de azul a su lado, sujetaba la primera dosis de Pfizer que se ha administrado en España. "Sí", respondió Araceli, convencida. Rápidamente, se descubrió su brazo izquierdo. Notaba "un poquitillo" de picor. Pero "nada, nada", ella ni se inmutó. Y eso que, de fondo, el sonido del flash casi impedían oírla. Parecía que las cámaras no estaban allí. O que santiguarse antes de recibir la vacuna le había ayudado a sobrellevar la situación con tantísima naturalidad. "Ha sido usted la primera", le dijo la enfermera tras finalizar la inyección. "Ya, gracias a dios", respondió, riéndose. Tras ella llegaron más nombres. Pepita, Nieves, Josefa, Nicanor... La lista es larga. Y el día histórico. Este domingo ha comenzado "el principio del fin", como dice el ministro Salvador Illa, de la pandemia

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