Argelia garantiza el suministro de gas pero Ribera negociará un 25% más por si noviembre es muy frío

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La reunión de la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, con su homólogo argelino para tratar el suministro de gas natural hacia España en plena crisis energética y a días del cierre de uno de los dos gaseoductos que conectan ambos países ha despertado las alarmas. En primer lugar, por lo precipitado del viaje, que no estaba anunciado en la agenda semanal de la ministra. En segundo lugar, por el contexto: el combustible está por las nubes, lo que sube los precios de la electricidad, de la calefacción y de la industria, y hace prever un invierno duro si la demanda sigue disparada y la oferta se mantiene estancada o en retroceso. En principio, y salvo que ocurran imprevistos, el suministro está garantizado, a pesar de la decisión del país africano: y la clausura del gaseoducto del Magreb, explican los expertos, no dispararán (aún más) los precios que abonan las empresas españolas, dado que depende de dinámicas a nivel global y mediante un mercado marginalista. 

Sin embargo, de las palabras de Ribera este miércoles se desprende que las negociaciones acaban de empezar. Más allá de los planes a largo plazo para apoyar la transición energética de Argelia y para aumentar las interconexiones eléctricas con España, la ministra dejó claro que aún hay que concretar el "calendario" de las entregas de Gas Natural Licuado (GNL), mediante enormes barcos llamados metaneros, para suplir los más de 4.300 GWh que el 31 de octubre dejarán de llegar a Tarifa a través de la tubería que pasa por Marruecos. También hay que concretar cuáles son los mecanismos a activar si España necesita más combustible del estimado: ¿estará el vecino africano a la altura? Y por último, el país del Magreb se ha comprometido a realizar obras para aumentar la capacidad de la conexión que queda, el Medgaz. La ampliación estará lista a finales de noviembre, en principio, y ayudaría a solucionar un escenario que nunca ha llegado a ser crítico, pero sí preocupante. 

"Se ha explicitado la garantía total con respecto a los volúmenes pactados hoy", ha detallado la ministra Ribera. ¿Pero si necesitamos más volumen? "Se ha abordado el modo de satisfacer una eventual mayor demanda por parte de España", detallan fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica. Las previsiones de Enagas, la empresa pública al frente de la planificación con respecto al gas natural, estima una entrada durante noviembre de 28.726,4 GWh, que sumado a la producción nacional hacen 31.951 GWh disponibles. Sin embargo, si el mes es más frío de lo estimado, hará falta más gas. No es necesario, en todo caso, que lo suministre Argelia: es el principal benefactor de España con respecto a este combustible, pero también se reciben barcos procedentes de Qatar o Estados Unidos. Pero una ayuda del vecino africano simplificaría el proceso. 

La misma compañía hace estimaciones de demanda durante noviembre. Tanto para el uso convencional (industria y calefacción) como para el funcionamiento del sistema eléctrico (de las centrales de ciclo combinado), España necesitará durante el próximo mes 29,9 TWh, por debajo de la entrada prevista, en el escenario llamado "bajo" que tiene unas probabilidades de cumplirse del 25%. Pero tanto en el escenario medio (50% de probabilidad) como en el alto (el 25% restante), se podrían necesitar 34,5 y 40,2 TWh respectivamente. Explica la empresa que depende de la actividad de la industria y de la meteorología: más frío, más demanda, como es obvio. Pero fuertes vientos también podrían espolear a la energía eólica, haciendo menos necesaria la quema de gas para generar electricidad. 

Por lo tanto, ya no será tan fácil como pedirle a la operadora argelina que inyecte más gas en uno de los gaseoductos: el transporte marítimo tendrá que entrar en juego. ¿Afectará esto a los ya altísimos precios del gas natural, dado que es mucho más caro moverlo a través de metaneros? A corto plazo, asegura el analista del grupo ASE Juan Antonio Martínez, no. El episodio "no ayuda", reconoce: pero los costes de la materia prima son determinados por mercados que operan a escala global, mediante un sistema marginalista parecido al de la electricidad, en el que la adquisición más cara marca el precio de las restantes. 

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"Esto no debe alterar el precio. Una cosa es el precio de coste, que es más bajo cuando se distribuye a través de gaseoductos pero en el mercado el precio de venta no lo pone el precio de coste sino el marginal". A juicio del experto, y a pesar de lo que rezan algunos titulares, el abastecimiento no está en peligro. "España trae gas de todas partes del mundo". Lo mismo opina el profesor de la OBS Business School Rodrigo Yagüe: "El riesgo de desabastecimiento de gas natural para las familias es realmente bajo porque existen varias vías de abastecimiento". 

De hecho, Enagas ya preveía lo que se ha confirmado definitivamente este miércoles: el cierre del gaseoducto del Magreb. En sus estimaciones para noviembre, publicadas el pasado martes 26 de octubre, ya calculaba que no se recibiría ni un solo GWh en Tarifa a partir del domingo y que se llegarían a duplicar los metros cúbicos de GNL en buques que llegarán a las costas de Barcelona, Cartagena o Huelva, entre otras plantas de redistribución. 

El problema del gas en España va más allá del gaseoducto de Argelia. Es un problema global que afecta con especial incidencia a Europa. Está pasando en este periodo post-pandemia con otras muchas materias primas: la demanda se dispara por la recuperación y, en el caso de este combustible fósil, por su papel de apoyo en un mundo que necesita renovables pero que aún no puede apoyarse al 100% en ellas. Sin embargo, la oferta sigue similar, estancada por la ausencia de certidumbres: es difícil invertir en unas extracciones que no serán necesarias en décadas al completarse la transición energética. El Gobierno espera que a partir de marzo de 2022 la tormenta amaine, pero los analistas advierten de que estos precios pueden convertirse en la norma.

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