No han pasado más que unos días desde las elecciones generales del 28 de abril y los partidos ya se preparan para iniciar una segunda campaña electoral, la de las elecciones autonómicas, municipales y europeas de mayo. En las generales, Unidas Podemos sufrió un fuerte bajón que le llevó al 14,3% de los votos y a perder 29 de sus 71 diputados, aunque consiguió salvar los muebles porque se perfila como pieza clave para que Pedro Sánchez pueda seguir en la Moncloa. No obstante, el 26M, Podemos, IU y sus diferentes marcas y aliados a lo largo y ancho de España se la vuelven a jugar, ya que su resultado determinará si mantienen plazas tan importantes como Barcelona, Cádiz o Zaragoza y su fuerza en las 12 comunidades que celebran comicios autonómicos.
La misma noche del domingo 28 de abril, los líderes de Podemos e IU, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, mostraron una satisfacción solo parcial por el resultado de Unidas Podemos, que calificaron de "suficiente" para contener a la derecha. Y es que el desplome de la coalición morada fue de siete puntos, y ahora se juega buena parte de los logros que consiguió a nivel territorial en 2015. Las encuestas no son precisamente halagüeñas, y tampoco los resultados obtenidos en las generales en la mayor parte de las ciudades y comunidades donde Podemos, IU y sus aliados lograron mejores resultados hace cuatro años, aunque es cierto que en algunos de estos lugares los votantes se comportan de forma claramente diferente en cada proceso electoral.
Los "ayuntamientos del cambio"
Uno de los principales triunfos de Podemos en las elecciones municipales del año 2015 fue la consecución de los gobiernos de los que llamaron "ayuntamientos del cambio": grandes ciudades en las que marcas y formaciones políticas locales apoyadas por el partido morado se impusieron en las elecciones o lograron la alcaldía pactando con otros partidos. Las dos principales ciudades de España, Madrid y Barcelona, han sido gobernadas estos cuatro años a través de estas fórmulas, y lo mismo ha ocurrido en otros grandes núcleos de población como A Coruña, Cádiz, Santiago de Compostela, Ferrol o Zaragoza.
Los escenarios de cada una de las ciudades son muy diferentes unos de otros, como suele suceder en las elecciones locales y como provoca, además, que no sea Podemos quien gobierne, sino marcas municipales apoyadas por el partido morado pero sin dependencia orgánica de él. El partido morado no es la única organización que apoyaba y nutría estas marcas, muchas de las cuales –en cada municipio la realidad es diferente– también respaldaban formaciones como IU, Anova o Equo. Pero lo cierto es que la identificación de Unidas Podemos con estas candidaturas lleva siendo clara desde el principio de la legislatura y así se mantiene, salvo en casos puntuales como el de Madrid, donde la alcaldesa Manuela Carmena ha decidido romper con la formación morada, o Zaragoza, donde es Podemos quien presentará lista contra el alcalde Pedro Santisteve (Zaragoza en Común).
Y, si se toman como referencia los resultados de Unidas Podemos el 28A, los llamados "alcaldes del cambio" tienen motivos para preocuparse. En todas las principales ciudades donde la izquierda a la izquierda del PSOE ha conseguido gobernar en la última legislatura, la coalición morada ha empeorado considerablemente sus resultados en las generales en comparación con los que Podemos, IU y las diferentes marcas obtuvieron en las municipales de 2015. Cádiz, donde el alcalde es José María González, Kichi, es una de las localidades donde mejor resiste este espacio: Por Cádiz Sí Se Puede –la marca de Podemos en la ciudad– obtuvo en las locales un 27,89% y Ganar Cádiz en Común –la de IU– un 8,4%, por el 25,11% que ha conseguido Unidas Podemos en los pasados comicios generales.
Mucho peores han sido los resultados en las ciudades gallegas gobernadas por candidaturas apoyadas por Podemos, aunque lo cierto es que a la confluencia gallega el pasado 28A le faltó la pata de Anova, que decidió no presentarse a los comicios tras no alcanzar un acuerdo con Podemos e IU. Precisamente uno de los principales "alcaldes del cambio", Martiño Noriega, es dirigente de Anova y gobierna en Santiago de Compostela desde 2015, cuando su Compostela Aberta obtuvo el 34,72% de los votos, a apenas unas centésimas del PP. Frente a este resultado, hace unos días Unidas Podemos solo consiguió reunir el 14,69% en la capital gallega en las generales: 20 puntos menos.
Sin ser de la misma dimensión, la caída en porcentaje de voto en A Coruña y Ferrol, las otras dos grandes ciudades gallegas gobernadas por candidaturas apoyadas por Podemos, también ha sido fuerte en las generales si se compara con el resultado de las locales de 2015. La lista del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro (Marea Atlántica), consiguió hace tres años un 30,88% de los sufragios, mientras Unidas Podemos tuvo que conformarse el 28A con el 14,64% de las papeletas. Y mientras Ferrol en Común, liderada en 2015 por Jorge Suárez, obtuvo casi un 22% de los votos en 2015, la coalición morada se quedó en el 17,7% en las generales.
La situación de Barcelona es similar, aunque es cierto que la Ciudad Condal –como Cataluña, en general– vota tradicionalmente de forma diferente en las elecciones locales, autonómicas y generales y que el peso de Ada Colau como candidata es singularmente fuerte. Pero si la candidatura de Colau obtuvo en 2015 el 25,21% de los votos, la lista de En Comú Podem del pasado 28 de abril (liderada por Jaume Asens, hasta hace unos meses teniente de alcalde de Colau) cosechó un 16,37% de los sufragios en la ciudad: 8,8 puntos menos.
Zaragoza y Madrid son harina de otro costal, ya que en ambas ciudades Podemos no irá en confluencia con las fuerzas con las que se hizo con los ayuntamientos en 2015. Carmena se presentará con su nueva formación, Más Madrid, y Podemos no competirá contra ella, pero sí lo hará contra Santisteve y su Zaragoza en Común. En ambas ciudades, Unidas Podemos ha sufrido un fuerte retroceso en las últimas generales con respecto a las municipales de 2015: en Zaragoza, la coalición obtuvo un 14,92% por el 24,57% de Santisteve hace cuatro años, mientras que en Madrid la lista de Unidas Podemos ha recibido el 16,5% de los apoyos, muy lejos del 31,84% que consiguió Carmena en 2015.
Las comunidades autónomas
Las autonómicas de 2015 no le fueron tan bien a Podemos, que se presentó sin excepción con su propia marca y cuyos resultados no le permitieron gobernar en ninguna comunidad, aunque sí entrar con fuerza en los parlamentos autonómicos. La única excepción es Castilla-La Mancha, donde en 2017 el líder de Podemos en la comunidad, José García Molina, entró como vicepresidente segundo a formar parte del Ejecutivo del socialista Emiliano García Page. Precisamente la castellanomanchega es una de las regiones donde la caída del espacio a la izquierda del PSOE es menor: si Podemos e IU obtuvieron por separado un 11,74% de los votos en 2015 –solo el partido morado entró a las Cortes con el 8,64%–, Unidas Podemos ha conseguido el 10,15% en las generales.
Revalidar al menos la presencia de García Molina en el Gobierno es el objetivo de Podemos en Castilla-La Mancha, pero la formación morada ya ha dejado claro que apuesta por los ejecutivos de coalición con el PSOE en más comunidades tras las elecciones. No obstante, la pérdida de apoyos de Unidas Podemos el 28A en muchas de las comunidades en las que se celebrarán elecciones autonómicas podría reproducirse en los comicios de mayo, con la pérdida de influencia que eso entrañaría a la hora de llegar a acuerdos, si bien hay que insistir en que muchos electores se comportan de diferente manera en cada proceso electoral.
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La Comunidad de Madrid es una de las plazas clave para Unidas Podemos el 26M. Y lo es no solo por su evidente relevancia mediática, que trasciende los límites de la propia comunidad, sino porque la coalición morada se enfrentará a la candidatura de Más Madrid, liderada por el que fuera hasta hace unos meses su candidato, Íñigo Errejón. Con el PSOE fuera de su alcance, según las encuestas, ambas fuerzas podrían pelear por convertirse en la que lidere el espacio a su izquierda. La referencia más reciente, el resultado de Unidas Podemos en las generales de hace unos días, revela una fuerte pérdida de apoyos en este espacio: la coalición morada obtuvo un 16,24% de los votos, lejos del 18,64% que consiguió Podemos en 2015 (un 22,8% sumando el resultado de IU, que no obtuvo representación).
Aragón y Asturias son otras dos comunidades donde Podemos e IU obtuvieron muy buenos resultados en 2015 y en las que tendrán complicado repetirlos, a tenor del fuerte batacazo registrado por Unidas Podemos en las generales, en las que ha obtenido un 13,56% en Aragón y un 17,15% en Asturias. En ambas comunidades las dos formaciones se presentarán por separado a las autonómicas como ya hicieron hace cuatro años, cuando sus resultados fueron mucho mejores que hace unos días: en Aragón, Podemos obtuvo un 20,56% e IU un 4,22%, y en Asturias el partido morado consiguió un 19,06% y la federación de izquierdas, un 11,94%.
Las únicas comunidades donde Unidas Podemos ha obtenido mejores resultados en las generales que la suma de Podemos e IU en las autonómicas de 2015 han sido Baleares y Navarra, dos comunidades donde Podemos –y, en el caso de Navarra, también IU– han apoyado desde fuera al Gobierno autonómico en la última legislatura. En Baleares, Podemos obtuvo un 14,7% de los votos en 2015 e IU un 1,66%, y en las pasadas generales esa cifra ascendió al 17,8%. En Navarra, por su parte, la formación morada se hizo con el 13,67% de los sufragios y la federación de izquierdas, con el 3,69% en las autonómicas de hace cuatro años, y el pasado 28 de abril Unidas Podemos consiguió el 18,66% de los votos. No obstante, en los comicios de mayo en ambas comunidades las formaciones nacionalistas podrían hacerse con parte de los votos que han ido a la coalición morada en las generales.
No han pasado más que unos días desde las elecciones generales del 28 de abril y los partidos ya se preparan para iniciar una segunda campaña electoral, la de las elecciones autonómicas, municipales y europeas de mayo. En las generales, Unidas Podemos sufrió un fuerte bajón que le llevó al 14,3% de los votos y a perder 29 de sus 71 diputados, aunque consiguió salvar los muebles porque se perfila como pieza clave para que Pedro Sánchez pueda seguir en la Moncloa. No obstante, el 26M, Podemos, IU y sus diferentes marcas y aliados a lo largo y ancho de España se la vuelven a jugar, ya que su resultado determinará si mantienen plazas tan importantes como Barcelona, Cádiz o Zaragoza y su fuerza en las 12 comunidades que celebran comicios autonómicos.