Desde que llegó a la Puerta del Sol, las referencias históricas han estado presentes en buena parte de los intervenciones relevantes pronunciadas por Isabel Díaz Ayuso. Da igual el momento. O lo que se celebra. La presidenta de la Comunidad de Madrid siempre acaba dejando una referencia al pasado con la que apuntalar ese discurso nacionalista con tintes católicos del que poco a poco ha ido haciendo gala. "Con el nacimiento de Cristo se funda nuestra civilización", llegaba a asegurar la líder del Ejecutivo regional en época navideña. Ahora, medio año después, la historia ha vuelto a marcar buena parte de su tradicional discurso del Dos de Mayo. Durante un cuarto de hora, Díaz Ayuso habló de Al-Ándalus, de los Reyes Católicos, de Carlos III, del levantamiento de 1808 y hasta de la Transición. Eso sí, con alguna que otra imprecisión.
"Una nación con dos milenios de historia"
El debate sobre la edad de España como nación es un clásico dentro de las referencias históricas que emanan de los discursos conservadores. Solo hay que echar la vista atrás. En octubre de 2012, en pleno debate independentista en Cataluña, la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, tomaba la palabra para reivindicar una educación que enseñase a los niños "la historia verdadera, no la que inventan los nacionalistas": "España es una gran nación, con 3.000 años de historia". Pero ni en eso había acuerdo dentro del PP. Mariano Rajoy, por ejemplo, lo rebajaba hasta "más de 500 años de historia". Ahora, sin embargo, Ayuso cuadruplica esa cifra: "Una nación con dos milenios de historia".
"La Guerra de la Independencia fue una hazaña de la que Julián Marías llamó la 'España real'. Fue uno de los escasos momentos de nuestra historia en la que la 'España oficial' falló, no estuvo a la altura. Pero allí estaba España entera. ¿Es verosímil la gesta española si la nación no hubiera sido ya una realidad de siglos?", continuaba la presidenta madrileña.
Pero la cifra que ofrece Ayuso no se ajusta, ni mucho menos, a la realidad. En opinión de los historiadores consultados, no tiene ni pies ni cabeza. Carlos Martínez Shaw, catedrático de Historia Moderna y miembro de la Real Academia de la Historia, explica que lo que había hace tantos siglos no era más que una "explosión de territorios dispersos", una sucesión de diferentes "pueblos". "Hispania era una provincia romana. Y el reino visigodo tampoco puede entenderse como una nación", sostiene.
Los más optimistas sitúan el nacimiento en los Reyes Católicos, pero una parte importante de los historiadores consideran que lo que salió de aquella unión ni siquiera podía entenderse como tal. En ese caso, Shaw recurre a un concepto acuñado por el hispanista británico John Elliott: monarquía compuesta.
Para hablar de nación, en su interpretación moderna, es necesario irse a comienzos del siglo XIX. De hecho, hay consenso entre buena parte de los historiadores en situar su nacimiento en plena Guerra de la Independencia. "Si hablamos de nación moderna, de un conjunto humano compacto que se declara soberano sobre ese territorio habría que remontarse a las Cortes de Cádiz", reflexionaba hace algunos años en las páginas de El País el historiador José Álvarez Junco.
Es algo en lo que coincide Xosé Manoel Núñez Seixas, catedrático de Historia Contemporánea: "Como concepto moderno habría que irse a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX".
"La unidad nacional que logran los Reyes Católicos"
Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón suelen tener también un papel relevante dentro de las intervenciones con referencias históricas que realiza con frecuencia la presidenta madrileña. De ahí que estuviesen también presentes en el discurso del Dos de Mayo. Así, entre otras cuestiones, Díaz Ayuso alabó "la unidad nacional" que en su momento lograron los Reyes Católicos.
Una idea que algunos historiadores no comparten. "Se ha dicho que los Reyes Católicos fundaron la unidad nacional en España. Es un error que conviene desterrar. Lo que se inicia en 1474, con la subida de Isabel al trono de Castilla, y en 1479, con el advenimiento de Fernando al trono de Aragón, es una mera unión personal. Las dos coronas siguen siendo independientes a pesar de estar reunidas en las personas de sus respectivos soberanos. Las conquistas comunes pasan a integrar una u otra de las coronas: Granada, las Indias, Navarra, forman parte de la corona de Castilla; Nápoles de la corona de Aragón", explica el historiador Joseph Pérez en una de sus obras.
Shaw tampoco habla de "unidad nacional". Como mucho hace referencia a la "unidad territorial", que se culmina con la "conquista militar" de Navarra en 1512, tras la muerte de Isabel de Castilla. Seixas, por su parte, utiliza en este sentido el concepto "unidad dinástica". Ninguno de los dos se agarran a la expresión empleada por Ayuso porque, por mucha cercanía que existiese, había cierta independencia entre reinos. "Cada uno tenía sus propias instituciones, gobiernos o Cortes", cuentan. Por mucha unidad que se viera en política exterior, completa, "jurídica y parlamentariamente eran diferentes".
Hasta el Tribunal Supremo ha llegado a pronunciarse sobre la independencia de los reinos en ciertas cuestiones. "A los títulos nobiliarios concedidos por la Corona de Aragón no les es de aplicación la legislación castellana", sostenía hace algunos años en una sentencia relacionada con un pleito mantenido por los descendientes del marqués de Oyra.
"La España perdida por la invasión musulmana"
Durante su intervención, y en su repaso histórico previo a la Guerra de la Independencia, la presidenta madrileña también habla de la "romanización", la "monarquía visigótica" o la "España perdida por la invasión musulmana". No obstante, poco se pudo perder si a nivel histórico no existía España como tal, más allá de lo que antes había sido una provincia romana o el antiguo reino visigodo.
La instauración de Al-Ándalus, continuó la presidenta madrileña, nos hizo "perseverar durante casi ocho siglos para seguir siendo europeos, libres, occidentales". En esto, los historiadores destacan dos cuestiones importantes. La primera, dice Núñez Seixas, que difícilmente alguien pudiera sentirse "europeo" porque, en aquel momento, "Europa era un concepto difuso". "Era una unidad geográfica, no política", coincide Shaw.
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Y la segunda, que la idea de libertad difícilmente casaba con los modelos de monarquías absolutas que llegaron. "Las libertades eran muy pobres y hasta las Cortes de Cádiz no llega una libertad más plena", dice el miembro de la Real Academia de la Historia.
Una Transición que también circunscribe a la capital
Ayuso vendió Madrid como epicentro de todo a nivel histórico. "Aquí se puso en marcha la burocracia moderna; se construyó una de las bibliotecas más importantes del mundo, en El Escorial; fuimos cuna de Cervantes, y del Siglo de Oro con Felipe IV, el Rey Planeta; desde aquí se pusieron en marcha las reformas ilustradas de Carlos III, la Edad de Plata de la cultura española... hasta llegar a los años de la Transición: el éxito político más importante que nos hemos dado los españoles", señaló la presidenta regional.
Pero lo cierto es que mucho de lo que se logró en aquella etapa no fue solo por el empuje de los demócratas en el epicentro de España, sino en todos los rincones de un país que quería dejar atrás cuatro décadas de dictadura. Solo dos de los siete padres de la Constitución –Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Gregorio Peces-Barba– eran madrileños. Una Ley Fundamental que, precisamente, reconocía y garantizaba "el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones" que la integran y la "solidaridad" entre todas ellas.
Desde que llegó a la Puerta del Sol, las referencias históricas han estado presentes en buena parte de los intervenciones relevantes pronunciadas por Isabel Díaz Ayuso. Da igual el momento. O lo que se celebra. La presidenta de la Comunidad de Madrid siempre acaba dejando una referencia al pasado con la que apuntalar ese discurso nacionalista con tintes católicos del que poco a poco ha ido haciendo gala. "Con el nacimiento de Cristo se funda nuestra civilización", llegaba a asegurar la líder del Ejecutivo regional en época navideña. Ahora, medio año después, la historia ha vuelto a marcar buena parte de su tradicional discurso del Dos de Mayo. Durante un cuarto de hora, Díaz Ayuso habló de Al-Ándalus, de los Reyes Católicos, de Carlos III, del levantamiento de 1808 y hasta de la Transición. Eso sí, con alguna que otra imprecisión.