El futuro del PSOE
La baja de Sánchez y la rebelión del 18% del Grupo Socialista agrava la crisis del PSOE
El camino de profunda división por el que transita el PSOE en los últimos tiempos volvió a visibilizarse este sábado en el Grupo Socialista en el Congreso. Mariano Rajoy salió investido presidente gracias a la abstención de parte de los diputados socialistas, pero no de todos. Hasta 15 parlamentarios desoyeron el mandato del Comité Federal –el máximo órgano entre congresos del PSOE– de facilitar a Mariano Rajoy continuar en la Moncloa con el argumento de evitar unas terceras elecciones [Puedes consultar aquí todos sus perfiles].
A este grupo de diputados se suma el ex secretario general Pedro Sánchez, que renunció a su acta en la mañana del sábado. Según sus palabras lo hizo para evitar la “encrucijada” entre faltar a su palabra y abstenerse, o votar no e ir "contra" una decisión que, aunque no comparte, había tomado su organización. El voto negativo del 18% de los miembros del Grupo Socialista, no obstante, no pudo evitar que por primera vez en 39 años de democracia el PSOE facilitara un Gobierno de la derecha.
Pero la profunda división del PSOE y de su grupo en el Congreso no la encarnan únicamente estos 15 diputados. Y es que hasta otros 11 parlamentarios se abstuvieron para no desacatar el mandato del Comité Federal aunque no estaban de acuerdo con esa decisión. De hecho, reclamaron en los últimos días a la gestora que dirige el partido desde la dimisión de Sánchez una “abstención técnica”. Es decir, sólo de los 11 diputados que Rajoy necesitaba para ser investido.
De esa manera, sostenían, se mantenía la esencia de lo decidido en el Comité Federal pero dando un "aval mínimo" a la derecha y con el "menor daño" para el PSOE, tal y como defendió uno de los partidarios de esta fórmula, el exlehendakari Patxi López, en la reunión que los diputados socialistas mantuvieron el pasado miércoles.
Los otros partidarios de esta fórmula son el exsecretario de Organización César Luena; las exmiembros de la dirección de Sánchez Pilar Lucio, María González Veracruz y Adriana Lastra –las dos últimas dijeron desde su escaño que se abstenían “por imperativo”–; las diputadas castellanoleonesas Mar Rominguera y Esther Peña; el canario Chano Franquis; el navarro Jesús Fernández Díaz; el albaceteño Manuel González Ramos; y la presidenta de la gestora del PSOE gallego, Pilar Cancela.
En definitiva, aproximadamente un 30% de los miembros del Grupo Socialista están en desacuerdo con las tesis de la gestora que lidera el partido. La dirección, sin embargo, impuso la abstención total para evitar dejar en manos de Sánchez la bandera del no a la derecha.
Posibles sanciones para los díscolos
Consumada la ruptura del mandato del Comité Federal se abre ahora el interrogante sobre cuál puede ser el castigo para los diputados díscolos. Las normas del PSOE establecen que incumplir la disciplina de voto puede redundar, incluso, en la expulsión del diputado del grupo parlamentario.
Así lo marca el artículo seis de su Normativa Reguladora de Cargos Públicos, que señala que "en todos los casos, los miembros del Grupo Parlamentario Federal del PSOE están sujetos a la unidad de actuación y disciplina de voto" y plantea que, en caso de ruptura de esta disciplina, pueden ser denunciados ante el Comité Federal, el máximo órgano entre congresos del PSOE, con potestad para imponer una multa económica de hasta 600 euros.
Aunque hace una semana la posibilidad de expulsar a los diputados rebeldes sí se puso encima de la mesa, en los últimos días los mensajes han sido más templados. De hecho, el presidente de la gestora, Javier Fernández, afirmó el pasado jueves que no tenía en su cabeza expulsar a nadie. Este mismo sábado, tras consumarse la ruptura de la disciplina por parte de 15 miembros del grupo, el portavoz de la gestora, Mario Jiménez, señaló que sólo seis de los 15 son militantes del PSOE –no lo son las independientes Cantera y Robles y los siete del PSC– y que la decisión sobre las consecuencias que tendrá para ellos el sentido de su voto se tomará "con toda tranquilidad y sosiego" y "pensando en lo mejor para la organización y para el trabajo".
En cualquier caso, la dirección del PSOE tendrá que tomar una decisión al respecto en los próximos días. En el pasado, algunos parlamentarios socialistas han roto la disciplina de voto en asuntos como los aforamientos de los dirigentes políticos, la ley de abdicación o el referéndum en Cataluña. Estas discrepancias les costaron a los diputados díscolos los 600 euros que establecen como máxima multa las normas internas del partido.
Estas medidas disciplinarias, no obstante, no pueden ejercerse contra los diputados del PSC, ya que orgánicamente pertenecen a una formación diferente al PSOE. De ahí que en los últimos días también se haya puesto encima de la mesa la posibilidad de que Ferraz pida a los socialistas catalanes una revisión del protocolo de hermanamiento de ambas formaciones, vigente desde 1978.
De hecho, la gestora reaccionó con un duro comunicado –en el que hablaba incluso de “ruptura unilateral”– a la decisión del Consell Nacional del PSC de ratificar el no de sus diputados a investir a Rajoy como presidente. A este respecto, Jiménez consideró este sábado "absolutamente indispensable" revisar las relaciones con el PSC.
El líder del PSC, Miquel Iceta, ha defendido en los últimos días que no es partidario de cambiar las cosas “si no hay garantía de mejorarlas”. En cualquier caso, los socialistas catalanes entienden que esa revisión tendría que producirse en un congreso. En esta misma cuestión insistió Sánchez en su declaración ante los medios en la mañana de este sábado, cuando reiteró a la gestora la petición de que el PSOE no rompa con el PSC.
Los críticos están convencidos de que la gestora está tensando la cuerda con el PSC más allá de lo razonable para provocar una ruptura con el partido hermano del PSOE en Cataluña y dejar así a los socialistas catalanes fuera de los órganos federales. Si eso ocurriera, no podrían votar al secretario general del PSOE. Y toda vez que la federación catalana es mayoritariamente partidaria del no y que su primer secretario se mantuvo próximo a Sánchez y no a Díaz, razonan los críticos, la balanza se desequilibraría a favor de esta última frente a cualquier otro candidato a liderar el partido.
Una división que viene de lejos
La división que se visualizó este sábado entre los diputados socialistas en el Congreso no fue sino la prolongación de la situación que el partido ha vivido en las últimas semanas en sus órganos internos. Y es que los dos comités federales celebrados en este mes de octubre han evidenciado ese ambiente de ruptura total.
El primero de ellos, celebrado el 1 de octubre, acabó con la dimisión de Sánchez después de que su propuesta sobre la convocatoria de un Congreso Federal extraordinario en noviembre perdiera por 132 votos a 107. Los entonces críticos, liderados por la presidenta andaluza Susana Díaz, lograron el apoyo del 55% de los delegados. Esa reunión se produjo en un ambiente de enfrentamiento total entre partidarios y detractores del ex secretario general.
La dirección transitoria que sustituyó a la Ejecutiva de Sánchez convocó un nuevo Comité Federal el 23 de octubre. En esa ocasión el orden del día incluía otra cuestión clave para el futuro de los socialistas: la decisión de mantener el no a Rajoy, acordado por el Comité Federal el 28 de diciembre de 2015, o virar a la abstención para dejar gobernar al líder del PP. Tras meses de debate más o menos soterrado, el máximo órgano entre congresos del PSOE aprobó definitivamente una resolución que evitaba unos terceros comicios pero con el precio de que fueran los diputados socialistas quienes abrieran la puerta de la Moncloa al líder conservador.
El resultado, sin embargo, fue más ajustado de lo esperado. Lo que evidenció de nuevo la división que se volvió a visibilizar este sábado en el Congreso. El viraje a la abstención fue respaldado por 139 dirigentes, 96 votaron en contra y dos no votaron. Participaron en la votación 237 personas. Es decir, el 40% de los dirigentes votaron en contra de la propuesta de hacer presidente a Rajoy. Los datos también evidencian que de los 107 apoyos que tuvo Pedro Sánchez en el Comité Federal del 1 octubre, resistieron en el celebrado 23 días después un total de 96.
La próxima batalla
Uno de los puntos en los que Sánchez centró la intervención en la que anunció su renuncia al acta de diputado fue la celebración del Congreso Extraordinario, una cita que la actual dirección socialista quiere retrasar casi un año –en julio o septiembre de 2017– y a la que él apremió a poner fecha ya "este lunes".
"Los socialistas queremos votar. Como militante de base dedicaré todo mi esfuerzo para exigir el derecho a votar, para corregir el rumbo en el que la gestora ha metido al PSOE", advirtió Sánchez poco después de anunciar que este lunes iba a coger su coche y empezar a recorrer "todos los rincones de España" con el objetivo de "escuchar a quien no ha sido escuchado". De esta forma Sánchez anunció su candidatura a liderar de nuevo el PSOE.
La diputada Margarita Robles hizo esta una petición similar en una entrevista con infoLibre publicada este sábado. “No me identifico con el PSOE que pretende abstenerse, sino con una militancia del PSOE y unos votantes que en su inmensa mayoría están en el no a Rajoy. Por eso quiero que la gestora, a partir del lunes, se ponga en marcha para convocar ese congreso extraordinario que permita que hable la militancia”, señaló.
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Pero los planes de la gestora son otros. Su presidente, Javier Fernández, respondió pocas horas despues de la comparecencia de Sánchez que no había fecha para el congreso. "En el momento en que todo esté listo, desde luego la gestora no tendrá ningún interés en permanecer más tiempo", explicó Fernández, para después insistir en que "ahora" no está "en condiciones" de dar "ninguna fecha".
Otra cuestión hacia la que se dirigirán todos los focos en las próximas semanas serán los otros nombres que se pondrán encima de la mesa para liderar el PSOE. Y es que en el partido ya se da por supuesto que puede haber más candidatos. De hecho, esta misma semana los socialistas vizcaínos propusieron al que fuera lehendakari Patxi López como la "mejor opción" para liderar el partido.
Lo cierto es que el nombre del expresidente del Congreso está en la cabeza de miembros del PSOE, especialmente de los que están convencidos de que lo que califican como "peronismo trianero" de Susana Díaz no funciona al norte de Despeñaperros, tal y como sostienen cargos del PSOE ubicados ahora en el sector crítico.