Con chorros a presión y picados a espátula. Así han sido borrados por el Ayuntamiento de Valencia 70 fotos de grandes dimensiones de vecinos del Cabanyal, el barrio marinero de Valencia amenazado por un plan municipal que prevé el derribo de 1651 viviendas para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar. Las instantáneas estaban sobre un muro cercano al Paseo Marítimo, donde la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, tenía proyectada una visita electoral. Se trata de una pared aledaña al histórico edificio de la Casa dels Bous, cuyos propietarios, la Marina Auxiliante, habían firmado su permiso.
La intervención es obra del fotógrafo Jorge López y está apadrinada por el reconocido artista JR, quien en 2011 obtuvo el premio TED, que comparte con figuras como Bono, vocalista de U2, y el ex presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton. Este proyecto, bajo la marca de Inside Out Project, ha llenado decenas de lugares del planeta depauperados, como las favelas de Río o los suburbios de grandes urbes africanas, con los rostros de sus habitantes. El objetivo es visibilizar y dignificar población marginada.
En el caso del Cabanyal, la obra se ha localizado en el bloque Portuarios, en el camino de la prolongación, y habitado en su mayoría por población gitana de origen humilde dedicada a la chatarra, los rastros y los mercados. “Es un acto de vandalismo político”, lamentaba José Luis Jiménez, pastor evangélico que veía como su rostro era rasgado de la pared como si fuera la hoja de una libreta. “Era algo bonito a la vista, es imposible pensar que pudiera ser ofensivo para nadie”, le seguía Tomás Correas, vecino del bloque y portavoz de la asociación Millorem el Cabanyal, quien manifestaba que si la cuestión es de limpieza, “podrían empezar con los solares que rodean al edificio, que sí son municipales y están llenos de escombros y jeringuillas”.
Por su parte, Jorge López presenciaba hundido como los operarios eliminaban los retratos con agua a presión. “32 horas ha durado esto”, pronunciaba apenas con un hilo de voz. López lleva más de dos años trabajando sobre el terreno y documentando la rutina de las familias del bloque. “Los niños están indignados, dicen que la alcaldesa no nos quiere y que nos va a tirar las casas”, se quejaba Herminia, participante en la muestra con sus cuatro hijos. De las cinco fotos, dos las recuperaban más tarde, hechas girones, de un contenedor cercano.
“No conozco el tema, no puedo opinar”, declaró Barberá a los medios tras finalizar su acto en el paseo. “Pero sí les diré que llevaré a cabo mi proyecto de prolongación en El Cabanyal”, prosiguió. Por su parte, Maribel Doménech, portavoz de Salvem el Cabanyal, plataforma que se opone a los derribos, calificó el acto de “pura censura y atentado contra el arte”. Doménech es además catedrática de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València. “El Ayuntamiento deberá pagar por haber deshecho una obra creativa y pedir perdón a los vecinos que viven justo enfrente y que estaban allí representados y han sido humillados”, explicó. No es la primera vez que las brigadas de limpieza atentan contra manifestaciones culturales en el barrio. Muchos grafitis han sido borrados al poco de efectuarse, así como también intervenciones reivindicativas de Salvem en los solares que han dejado las casas demolidas. “La alcaldesa sabe que el arte ha sido un herramienta que hemos utilizado para denunciar sus proyectos destructores y ha establecido un toque de queda al respecto”, criticó Doménech.
Con chorros a presión y picados a espátula. Así han sido borrados por el Ayuntamiento de Valencia 70 fotos de grandes dimensiones de vecinos del Cabanyal, el barrio marinero de Valencia amenazado por un plan municipal que prevé el derribo de 1651 viviendas para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar. Las instantáneas estaban sobre un muro cercano al Paseo Marítimo, donde la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, tenía proyectada una visita electoral. Se trata de una pared aledaña al histórico edificio de la Casa dels Bous, cuyos propietarios, la Marina Auxiliante, habían firmado su permiso.