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Bárcenas reconoce una "estrategia común de defensa" con el PP para hacer frente a la justicia desde mediados de 2016 a octubre de 2020

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''Este Gobierno, el PP y el presidente no aceptan chantajes''. Así lo dijo la ex secretaria general del partido María Dolores de Cospedal a finales de febrero de 2013, durante la recordada rueda de prensa en la que explicó que la indemnización a Luis Bárcenas había sido "en diferido" y anunció que la formación presentaría acciones judiciales derivadas de la publicación en prensa de los llamados papeles de Bárcenas, la documentación de la contabilidad opaca y pagos de sobresueldos a dirigentes y a la que el PP no daba ninguna credibilidad. Tres años después, ya con el primer juicio del caso Gürtel en ciernes, comenzaron los contactos entre el extesorero y un abogado de la formación política para buscar un "intercambio de información y en algún momento una estrategia común de defensa".

Estas últimas palabras son del propio Bárcenas, quien ha comparecido este miércoles en la comisión de investigación del Congreso sobre la operación Kitchen, el operativo policial sin control judicial que se puso en marcha en 2013 para sustraerle documentación que se pudo llevar del PP y que podía comprometer judicialmente al partido o algunos de sus dirigentes. "Esas reuniones empiezan a mediados de junio de 2016 y tienen una intensidad mayor antes del comienzo del juicio. Participa incluso alguna otra persona en esas conversaciones, y se mantiene la relación prácticamente hasta la sentencia del Tribunal Supremo que confirma la sentencia de instancia (de Gürtel)", ha relatado el extesorero.

Por videoconferencia desde prisión y sentado junto a su abogada, Bárcenas ha remarcado que no se trató de una negociación por la que el PP le ofreciese algo a cambio de no colaborar con la justicia, sino que fue "intercambio de informaciones exclusivamente y en algún momento pues una estrategia común de defensa" consistente en la "no agresión", pero que nunca se negoció nada a cambio. Lo único, ha dicho, fue cuando él personalmente pidió al exconsejero madrileño Alfredo Prada que intercediera en su nombre ante Mariano Rajoy para que su mujer, Rosalía Iglesias, entrara por el garaje cuando tuviera que declarar en la Audiencia Nacional y así evitar el paseíllo ante la prensa. "Se concedió", ha recordado.

Y, en este sentido, ha cambiado de versión alegando un error de su abogado en el escrito que hizo llegar hace un mes y medio a la Fiscalía Anticorrupción en el que afirmaba que hace años firmó "la paz" con su partido al creer "inocentemente" en la "promesa" que se le hizo llegar sobre que su mujer no entraría en prisión. Tal y como ha matizado ahora, en el escrito no se "precisa" bien este asunto y ha recalcado que él "en ningún momento" pensó que su esposa fuese a ser condenada, al contrario de lo que finalmente ha ocurrido. "No pedí nada y nadie se comprometió en ese sentido. Son planteamientos generales de estrategia de defensa exclusivamente", ha reiterado sobre los contactos con abogados del PP.

Comprar su silencio a cambio de echar a Gallardón

Eso fue a mediados de 2016, según la versión de Bárcenas. Pero años antes, tras la publicación de los papeles de la contabilidad B y su declaración judicial de julio de 2013, asegura que el abogado Javier Iglesias, vinculado al PP, le visitó en la cárcel de Soto del Real para transmitirle que si no colaboraba con la investigación, echarían al entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y que su caso acabaría en nulidad. El letrado siempre ha negado tales acusaciones.

"¿Se siente difamado por el PP?", ha preguntado el diputado de ERC Gabriel Rufián. Bajando la voz, Bárcenas ha respondido que no porque "en estos momentos" está "en otra dimensión". En este punto, el extesorero ha repetido varias veces que él está en prisión por sus delitos fiscales y blanqueo, condenado por la primera época de actividades de la trama Gürtel, y que en eso el PP "no tiene ninguna responsabilidad". Ya ha cumplido más de cuatro años de cárcel y acaba de obtener su primer permiso penitenciario. Cosa diferente será la causa sobre la caja B que aún está en instrucción, en la que se investiga un presunto delito de cohecho por las donaciones de empresarios, y que podría ponerle a él y al partido, otra vez, contra las cuerdas.

Aunque la comisión de investigación se refiere al espionaje financiado por fondos reservados que se inició en 2013 y que se investiga en la Audiencia Nacional, las intervenciones de los portavoces de los grupos parlamentarios para preguntar al extesorero han derivado hacia la caja B del PP que gestionó Bárcenas desde principios de los años noventa así como los sobresueldos en negro que habría pagado a algunos dirigentes. De hecho, en algunos momentos el propio extesorero ha tenido que recordar a los diputados el objeto de la comisión, pero todos han justificado sus preguntas en el hecho de que lo que se le sustrajo en la operación Kitchen sería documentación sobre esa contabilidad opaca.

Documentos "útiles" para el caso Gürtel y la causa de la caja Bcaso Gürtel

Aunque Bárcenas ha empezado su intervención en el Congreso diciendo que no iba a declarar al estar secreta parte de la pieza sobre la Kitchen y había sido advertido de ello por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, el extesorero finalmente ha accedido a responder. Tras afirmar que no tiene "duda" de que la operación ocurrió y admitir que no sabe a ciencia cierta quién fue el "autor ideológico", ha señalado que éste debió ser "una persona del máximo nivel" porque se había llevado del PP documentación sobre campañas electorales y recibos de la compra de acciones de Libertad Digital con dinero de la caja B. No ha querido continuar, a pesar de la insistencia de los diputados, porque aún está en instrucción una causa penal sobre la contabilidad B, además de la ya mencionada sobre Kitchen. En todo caso, ha dicho que se trataba de documentos que hubieran resultado "útiles" para el juicio de la primera época de Gürtel Gürtely para la causa de los papeles de Bárcenas.

El portavoz socialista, Felipe Sicilia, le ha pedido que diera algún nombre sobre quién cree que puede ser ese posible autor ideológico. Para empezar, considera que el secretario de Estado de Seguridad en 2013, Francisco Martínez –imputado en Kitchen–, no tenía "un interés personal" en ordenar seguimientos contra su persona y que por tanto debía contar con el respaldo de su superior jerárquico, el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz –también imputado–, y éste, de "alguien preocupado" que, "en términos de suposición", ha dicho, "sería Mariano Rajoy". "Puede haber una tercera persona incluso", ha apuntado, aunque se ha negado a pronunciar el nombre de esa persona porque, dice, no lo tiene acreditado y es lo que trata de dilucidar la investigación de la Audiencia Nacional.

El extesorero grabó a Rajoy

Ese interés que, según el extesorero, tenía el exjefe del Ejecutivo en hacerse con información comprometedora se debería, aparte de los documentos ya mencionados, a los dos audios que, tal y como ya ha asegurado varias veces, tenía en su poder y en los que se escucha cómo entregó la liquidación de la caja B a Rajoy en su despacho junto a varias hojas de esa "contabilidad extracontable", y que el entonces presidente del PP procedió a destruir esos papeles en su presencia. Esta vez, ha revelado que fue él quien grabó la conversación.

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Siguiendo la línea que ha mantenido en sus últimas declaraciones en el juicio sobre el supuesto pago con dinero negro de la reforma de la sede central del PP, Bárcenas ha insistido en que "no cabe en la cabeza de nadie" pensar que él fuese el único que conocía la contabilidad B del partido, crear "toda esa estructura" sin que lo supiesen sus superiores. A la sazón, Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal. "Son los papeles del PP, no mis papeles", ha espetado.

Pero eso sí, ha querido dejar claro que en las anotaciones contenidas en sus papeles sobre la caja B no quedaban reflejadas contraprestaciones para empresarios que realizaran donaciones al partido, esto es, las supuestas donaciones finalistas que investiga el juez Santiago Pedraz en la causa todavía abierta sobre la contabilidad opaca del PP. "Contraprestaciones claras no existían, nunca ha sido así de claro", ha llegado a decir Bárcenas. En el escrito a Anticorrupción, el extesorero ya mencionaba que la "inmensa mayoría" de los donativos "no tenían una naturaleza finalista", esto es, como "contraprestación por porcentaje a la adjudicación de la obra o servicio público adjudicado", aunque sí aseguraba que existieron "algunos casos concretos en los que sí concurrió aquella motivación".

Las donaciones, ha apuntado, eran más abundantes cuando el PP estaba en el Gobierno, ya que la mecánica, que según dice se repite en "todos los partidos políticos", es que empresarios aporten cantidades esperando algo a cambio, esto es, adjudicaciones de obras públicas.

''Este Gobierno, el PP y el presidente no aceptan chantajes''. Así lo dijo la ex secretaria general del partido María Dolores de Cospedal a finales de febrero de 2013, durante la recordada rueda de prensa en la que explicó que la indemnización a Luis Bárcenas había sido "en diferido" y anunció que la formación presentaría acciones judiciales derivadas de la publicación en prensa de los llamados papeles de Bárcenas, la documentación de la contabilidad opaca y pagos de sobresueldos a dirigentes y a la que el PP no daba ninguna credibilidad. Tres años después, ya con el primer juicio del caso Gürtel en ciernes, comenzaron los contactos entre el extesorero y un abogado de la formación política para buscar un "intercambio de información y en algún momento una estrategia común de defensa".

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