La dirección de Podemos, con Ione Belarra a la cabeza, busca zanjar la crisis territorial en la que está sumida desde las elecciones autonómicas y municipales del pasado año, tras abandonar cinco de los seis gobiernos en los que participaba, desaparecer de parlamentos como el de la Comunitat Valencia o el de Madrid y llevar a cabo un ERE que se llevó el 90% de la estructura autonómica. Ahora, Belarra ha logrado situar a su núcleo duro en diversos territorios que, hasta ahora, dirigían gestoras provisionales tras las marchas de sus respectivos líderes, lo que le garantiza el control de la organización.
Hace mes y medio la líder de Podemos anunció que se abría el proceso de primarias para elegir los líderes autonómicos de Cataluña, Comunitat Valenciana, Comunidad de Madrid, Aragón, Baleares, Asturias, Región de Murcia y Canarias. Este viernes la formación ha dado conocer los resultados de esos procesos que se han saldado con la victoria de las candidaturas avaladas por la dirección nacional, al igual que ha ocurrido en el caso de las primarias para el Parlamento Europeo, en las que la exministra y número dos del partido, Irene Montero, ha recibido el respaldo del 84% de la militancia con más de 30 mil votos.
En el resto de procesos los afines a Belarra, seis de los cuales tienen un asiento en la Ejecutiva del partido, han logrado un respaldo mayoritario. Es el caso de Isabel Serra, coportavoz nacional, que ha sido ratificada como líder de la Comunidad de Madrid, al igual que María Teresa Pérez, también coportavoz y secretaria de discurso que ha vencido en la Comunitat Valenciana, Conchi Abellán, secretaria de política municipal y líder en Cataluña, Javier Sánchez Serna, diputado, portavoz y secretario de horizonte republicano, en la Región de Murcia, Lucía Muñoz, secretaria de derecho a la vivienda, en Baleares y Noemí Santana, diputada y secretaria de derechos sociales en Canarias.
Asimismo, también se ha ratificado a Marta de Santos en Aragón y a Diego Ruiz de la Peña en Asturias. Aunque, a diferencia del resto, no forman parte del Consejo Ciudadano Estatal, ambos son candidatos afines a la dirección de Belarra. De cara a los comicios en Esuskadi se ha ratificado, además, a Miren Gorrochategui con 1.305 votos. Los morados se encuentran en negociaciones con Sumar y otras fuerzas para tratar de cerrar una alianza que, según las fuentes consultadas, cada vez parece más lejana porque tanto los de Yolanda Díaz como Podemos quieren que su candidata encabece la lista.
El hecho de que varios miembros de la Ejecutiva tengan que compaginar sus diferentes cargos y, además, hacerse cargo del liderazgo de sus respectivos territorios evidencia la falta de cuadros dentro de la formación morada. El ejemplo más palmario es el de Pablo Fernández, recién elegido ‘número tres’ del partido que también es el único procurador de la formación en las Cortes de Castilla y León, líder de ese territorio y coportavoz nacional.
La dirección resta importancia a las renuncias de Asens y Gómez Reino
Desde Podemos no esconden que viven un momento difícil como organización, tras quedarse sin presencia en los parlamentos autonómicos y sin ninguna cartera ministerial, lo que desembocó en su ruptura con el grupo parlamentario de Sumar, liderado por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Sin embargo, siguen reivindicando que su proyecto es necesario, especialmente en un momento de repliegue de toda la izquierda, aseguran.
Las europeas serán la prueba de fuego para testear si los españoles quieren que haya un espacio a la izquierda del PSOE distinto al de Sumar, también reconocen que la salida de su secretaria de organización, Lilith Verstrynge, que renunció el viernes pasado con un escueto mensaje en el que evitaba dar explicaciones, también ha sido dura. Tanto por el trabajo que desempeñaba Verstrynge, a la que Belarra le ha dedicado palabras de agradecimiento, como por haber perdido uno de sus cinco diputados en el Congreso.
A lo que sí restan importancia a las recientes marchas de figuras que llegaron a tener mucho peso dentro de la formación como es el caso de Jaume Asens, que la pasada legislatura ejerció como presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos y tenía asiento reservado en la Ejecutiva. En una entrevista en RTVE, confesó que había sido una "ruptura dolorosa" para él tras estar en la organización desde su fundación y por su estrecha relación con el exlíder del partido, Pablo Iglesias.
Asens confesó que dejó la militancia en la formación porque el partido se ha vuelto "más cerrado", "menos transversal" y "más sectario". Fuentes de Podemos señalan que Asens siempre ha estado “más vinculado a los comunes” y destacan que hace “mucho tiempo” que decidió estar en el bando de Díaz pese a que ella le dejó fuera de las listas del 23J.
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Otro que ha anunciado su marcha esta misma semana ha sido Antón Gómez Reino, exlíder de Podemos Galicia y secretario de Industria y América Latina —según sigue constando en la página web de la formación— aunque en su caso, a diferencia de Asens, evitó criticar al partido del que formó parte desde sus inicios y agradeció a Ione Belarra su confianza.
Fuentes de la dirección de Podemos también inciden en que Gómez Reino llevaba ya mucho tiempo distanciado de la formación ya que en la última legislatura había ejercido de ‘número dos’ de Díaz en el Congreso y destacan que su marcha también implica su salida de la política institucional, por lo que creen que la vicepresidenta segunda tampoco le ha sabido dar un hueco en su proyecto.
A todo esto se le suman las bajas en los últimos meses de miembros como Nacho Álvarez, Alejandra Jacinto y Jesús Santos y otra decisión que no está directamente vinculada con la dirección de Podemos pero que también es significativa por lo que representa para el espacio, y es la salida del cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, de Canal Red a petición del propio Iglesias. Monedero lleva años sin ser parte de la dirección del partido, pero en la etapa de Belarra como líder siempre le han reservado un asiento en el Consejo Ciudadano si este lo quería.
La dirección de Podemos, con Ione Belarra a la cabeza, busca zanjar la crisis territorial en la que está sumida desde las elecciones autonómicas y municipales del pasado año, tras abandonar cinco de los seis gobiernos en los que participaba, desaparecer de parlamentos como el de la Comunitat Valencia o el de Madrid y llevar a cabo un ERE que se llevó el 90% de la estructura autonómica. Ahora, Belarra ha logrado situar a su núcleo duro en diversos territorios que, hasta ahora, dirigían gestoras provisionales tras las marchas de sus respectivos líderes, lo que le garantiza el control de la organización.