"Bienvenidos a la política de ERC ñorda, traidora y 'botiflera'": los republicanos se vengan de Junts

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Desde que Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) se convirtió en uno de los apoyos parlamentarios de Pedro Sánchez, la estrategia de Junts sido afearles su predisposición a contribuir a la gobernabilidad de España "a canvi de res" —a cambio de nada—. La formación independentista, cuyo principal referente es Carles Puigdemont, busca evitar a toda costa la imagen de partido comprometido con la "gobernabilidad" de un Estado del que no quiere formar parte, pero esa estrategia se ha visto comprometida tras prestar sus votos para que la socialista Francina Armengol alcance la Presidencia del Congreso.

¿Las contrapartidas? El reconocimiento del catalán como lengua oficial de la Unión Europea, el uso del catalán en el Congreso “con plena normalidad” en la Cámara Baja y la creación de una comisión de investigación sobre los atentados del 17 de agosto de 2017. Para la formación liderada por Oriol Junqueras el pacto de Junts con los socialistas, circunscrito exclusivamente a la Mesa del Congreso, evidencia el "éxito" de su estrategia con el Gobierno del Estado, pese a las críticas de su principal competidor en Cataluña. Fuentes de la máxima dirección del partido aseguran a infoLibre que el pacto de los posconvergentes con el PSOE solo ha sido posible gracias a que ERC "abrió la veda", pero se muestran cautos sobre lo que puede pasar de cara a la investidura.

El exportavoz parlamentario de la formación, Joan Tardà, ha tirado de ironía para reprochar a Junts algunas de sus críticas: "Bienvenidos a la política de los independentistas de ERC ñorda, traidora y 'botiflera'", ha lanzado a través de Twitter. Un reproche similar al del exdiputado Joan Margall: "Me tendrán que explicar muy bien por qué cuando ERC negociaba con el Gobierno español era "ponerle una alfombra roja a los del 155" y ahora que lo hace Junts Per Cataluña está bien y es bueno para el país"

Aunque ERC ha solicitado a Junts que negocien conjuntamente su posición de cara a la investidura de Sánchez, entre ambos partidos existen heridas sin cerrar. Además de la abrupta salida de los postconvergentes del Govern catalán el pasado año, en privado muchos cargos de Esquerra critican la actitud de sus homólogos catalanes. Mientras los republicanos se quedaron en España y se enfrentaron a la cárcel a consecuencia del procés, Carles Puigdemont y otros cargos se fueron sin asumir las consecuencias penales. También mantienen diferencias respecto al 'modus operandi' del independentismo en ERC consideran que no se puede volver a forzar a la gente y hacerle creer que es posible aprobar una república, mientras que Junts insiste en esa vía.

Junts se apropia del acuerdo sobre las lenguas cooficiales en el Congreso

Tras acabar la sesión constitutiva, la líder de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, ha precisado que el acuerdo alcanzado para la constitución de la Mesa no está ligado a una investidura de Pedro Sánchez y ha advertido de que el "principio de desconfianza" hace que sean "prudentes y escrupulosos".

La diputada catalana ha reconocido como un avance importante el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, pero ha precisado que se trata de un logro de su formación. Nogueras ha subrayado que ellos han apostado por un "compromiso explícito" mientras que los republicanos hablaban sobre el uso de las lenguas, no de la oficialidad: "Es un hecho, no una promesa", ha señalado.

Además, ha subrayado que en las negociaciones no se ha abordado el "reparto de cargos y aspectos logísticos", sino cuestiones "políticas" como las comisiones de investigación por el Catalangate y los atentados del 17-A, la oficialidad del catalán en la Unión Europea y uso con plena normalidad de las diferentes lenguas del Estado en el Congreso.

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El espacio posconvergente es ahora el más duro en el ala independentista. Se trata de una formación heredera de Convergencia i Unió pero cuyo leiv motiv se basa en recordar que el procés no ha acabado. Un sector de la formación apuesta claramente por el "ho tornarem a fer” —lo volveremos a hacer—, en referencia a la vía unilateral, mientras que otro presenta una visión más pragmática y pactista. Las posiciones más duras provienen de perfiles como Puigdemont, Nogueras, y la presidenta del partido, Laura Borràs, en contraste con figuras más templadas como la del secretario general, Jordi Turull, o el exalcalde de Barcelona, Xavier Trías.

Esta diversidad interna, sensibilidad izquierdista incluida, se observa en sus nombres propios. Toni Morral, que era alcalde de Cerdanyola con la ecosocialista ICV, es hoy miembro de la dirección de Junts. Jordi Sánchez, uno los dos jordis, que fue secretario general de Junts y pasó por prisión, también estuvo en la órbita de ICV, con Rafael Ribó como hombre clave en su trayectoria. Teresa Pallarès, que fue alcaldesa de Reus con el PSC, es dirigente del partido y senadora por designación autonómica. Y en la base hay más, incluidos militantes salidos del sindicalismo de clase.

En su programa para las generales, la reivindicación básica fue el derecho de autodeterminación y la amnistía. Defienden que los catalanes deben recuperar sus "libertades", deben respetarse sus "derechos económicos y fiscales", también los "derechos sociales", "culturales" y "lingüísticos", pero tanto en el lenguaje como los enfoques sobre diversas cuestiones evocan una retórica progresista: "pobreza energética", "emergencia climática" o "bienestar animal".

Desde que Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) se convirtió en uno de los apoyos parlamentarios de Pedro Sánchez, la estrategia de Junts sido afearles su predisposición a contribuir a la gobernabilidad de España "a canvi de res" —a cambio de nada—. La formación independentista, cuyo principal referente es Carles Puigdemont, busca evitar a toda costa la imagen de partido comprometido con la "gobernabilidad" de un Estado del que no quiere formar parte, pero esa estrategia se ha visto comprometida tras prestar sus votos para que la socialista Francina Armengol alcance la Presidencia del Congreso.

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