La vehemente andanada de Álvaro Pérez contra el marido de María Dolores de Cospedal y un amigo de infancia de Rajoy, ambos "atizantes que soltaban el mondongo" y de los que lamentó que ni estén en el banquillo ni nunca nadie les haya llamado a declarar por los papeles de Bárcenas, marcó este martes la cima de su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la presunta financiación ilegal del PP.
Pero el hombre de Gürtel en Valencia regresó a la prisión de Valdemoro, donde cumple condena por el caso Fitur, dejando tras sí no solo su queja por el hipotético "privilegio" que ha salvado al empresario Ignacio López del Hierro, que ha anunciado una querella, y a Ángel Piñeiro, "el edecán de Rajoy", de aparecer en los grandes medios y de afrontar cualquier trámite judicial –la Audiencia denegó que declarasen en los papeles aunque figuran en ellos.
Quien durante años fue la cara visible de Orange Market se marchó tras haber aventado también un puñado de nombres y datos a modo de aviso: aviso medido en todos los casos pese a que por momentos se le veía descender por una pendiente atropellada en la que parecía a punto de revelar algún dato inédito y de máxima relevancia.
En sus casi dos horas y media de comparecencia, El Bigotes disparó a discreción contra el PP y sus aledaños... pero con salvas de aviso. Formalmente, las salvas de aviso constituyen una ceremonia de saludo naval y no una maniobra hostil de advertencia. En la práctica, Pérez hizo las dos cosas: la primera, saludar a quienes un día le entregaron una tarjeta vip para la sede de Génova que todavía guarda como "recuerdo" y hoy le tratan como a un "apestado"; y la segunda, dejar la sala José Pedro Pérez Llorca del Congreso, allí donde se reúne la comisión de investigación, como un campo de paint ball jalonado de delatores avisos o marcas de pintura. De momento, nadie en la trama Gürtel ha quemado todas las naves. Pero el aviso permanece. Condenado a 12 años por los contratos valencianos de Fitur, Pérez mantiene recurrida la sentencia ante el Supremo.
El Bigotes incluyó al presidente del Senado, Pío García Escudero, en la lista de interlocutores habituales durante su larga etapa de trabajo para el PP, mencionó a los ya clásicos Jesús Sepúlveda y Ana Mato, aprovechó para recriminar a la justicia que "el cuñado del rey se pasea por el lago de Ginebra mientras yo estoy en Valdemoro", subrayó que al diputado y dirigente del PP Juan Carlos Vera también le regaló un coche Correa y, sobre todo, introdujo nombres nuevos de primer orden: Federico Trillo, José María Michavila y Esteban González Pons.
"Veo el plano del hemiciclo y sigo viendo a los mismos", clamó a punto de finalizar su intervención en respuesta a una pregunta de Podemos sobre si comparte lo dicho por Correa de que más que una trama Gürtel existía una trama del PP. El diputado de Podemos Txema Guijarro perdió la oportunidad de repreguntar quiénes eran esos mismos. Su compañera Carolina Bescansa lo intentó pero fuera ya de tiempo. Y el preso de Valdemoro, contento de estar "calentito" en la Cámara Baja durante una mañana, se zafó con una acusación genérica y una queja que sonó amarga: "Pasan caminando por el fuego cruzado y no les pasa nada".
Casi al inicio de la comparecencia, el socialista Artemi Rallo, cuya pregunta sobre si había visto alguna vez a López del Hierro por la sede del PP fue la que desató la furia de Pérez sobre el marido de Cospedal, ya había inquirido por los interlocutores básicos con quienes se reunía. El interrogado contestó así: "Bárcenas nunca jamás. Pío o Ana Mato cuando estaban ejerciendo, cuando controlaban el partido estaban en algunas reuniones pero no en todas. [Juan José] Matarí casi siempre. [Javier] Arenas cuando era secretario general. Con Rajoy no tenía ese tipo de reuniones".
"Gente importantísima de este país"
Pérez actuó casi como un experto en el arte del suspense cuando, por ejemplo, dijo que el financiero Ramón Blanco Balín, arquitecto de la estructura societaria de la trama, asesoraba a "gente importantísima de este país". Raudo, el diputado de Ciudadanos Toni Cantó le tendió el guante: "Tráceme un perfil". El interpelado no lo recogió: "No soy yo quien lo va a decir, lo saben muchos periodistas que no se atreven ni a poner la pluma". Una de las grandes incógnitas irresueltas del caso Gürtel es la identidad de los usuarios de una cuenta puente denominada Soleado,Soleado, descubierta en Suiza y con la que también operó el grupo de Francisco Correa.
Y fue así, deslizándose y midiendo, como el factótum de Francisco Correa en Valencia introdujo nuevos nombres en el ya abigarrado mapa de relaciones del PP con la trama Gürtel –"trabajábamos para el PP en toda España", precisó–. Lo hizo, para empezar, con el marido de Cospedal y el amigo de pupitre de Rajoy. Y siguió avanzando por esa senda cuando soltó que la empresa que realmente se llevaba "todas las adjudicaciones" de eventos institucionales en Valencia era Engloba, investigada en el caso Taula –eso lo dijo a medias– y que pertenece a un empresario "que lo hacía todo en todas las consejerías, bien relacionado con Esteban González Pons [portavoz de la delegación del PP en el Parlamento Europeo y exconsejero valenciano] y con el hermano de Ana Michavila [la ex jefa de gabinete de Francisco Camps y hermana del exministro José María Michavila]".
¿Y a cambio de qué conseguía Engloba esas adjudicaciones? Cuando se lo preguntó Cantó, Pérez no dudó un segundo: "Pues imagino que igual que nosotros pero con otros empresarios, es que si no es imposible". O sea, que según Pérez también a esa mercantil, al igual que a Orange Market, eran contratistas públicos de la Generalitat quienes le abonaban servicios que en realidad tenían por destinatario al PP.
Para el próximo juicio de la serie 'Gürtel', El Bigotes tiene ya casi perfilado "el tercer testamento"El Bigotestercer testamento, anunció. Dado el contexto en que pronunció esa afirmación y su capacidad para el aviso, eso podría indicar que Pérez prepara nuevas revelaciones en el próximo juicio sobre la visita del Papa a Valencia.
Perfectamente rasurado, con voz desgarrada en los instantes en que se erigió en una suerte de portavoz de los presos españoles pero recreándose las más de las veces en un estilo zumbón y deliberadamente plagado de improperios, Pérez citó a Rajoy para decir que nunca fueron amigos lo que se dice amigos, que jamás hablaban de dinero y que si le escribió una carta en reclamación de una deuda pendiente del PP gallego con las empresas de Gürtel fue porque era "el que mandaba". Citó también al presidente para recordarse viajando en su compañía a Argentina y yendo juntos a una óptica a renovar sus gafas: una simple anécdota pero que repitió tres veces, exactamente tres. Y le citó por último para enmendarle de manera implícita o sutil la plana sobre la verdadera razón por la que rompió amarras con el grupo de Correa –la contratación del ex jefe de gabinete de Aznar, Antonio Cámara, con quien "Rajoy se llevaba a palos" y no el aviso de Lapuerta invocado por el presidente– así como sobre la fecha misma de esa ruptura: "Once meses después del dramático atentado de Atocha" y no a mediados de 2004, que es lo que sostiene el líder conservador. Como colofón sobre el tema, Pérez sostuvo lo siguiente: "No se puede demoniazar al señor Rajoy porque haya habido una serie de personajes que hayan hecho perrerías".
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Pérez citó a Federico Trillo, "que era un poco el director de orquesta" en estrategia jurídica. El que –vino a decir– aconsejó a Camps que dejase en la cuneta a los dos acusados del caso de los trajes –Víctor Campos y Rafael Betoret– que se reconocieron culpables para evitarse el juicio. Fue Camps, relató, quien les dijo "iros para allá". Y allí que los dejó.
De todo lo que este martes dijo El Bigotes, fue su retrato verbal sobre Camps y su exconsejero Juan Cotino –"solo tiene amigos en los altares"– el que más verdad rezumó: es decir, el que sin ninguna duda transmitió el mensaje de que, sea cual sea el motivo, en Álvaro Pérez no queda ni una brizna de simpatía por quien antaño era su "amiguito del alma". Ni, por supuesto, por Cotino, con quien se verá las caras en el próximo juicio sobre la visita del Papa a Valencia. La forma en que contó el episodio de los trajes marcó el cénit de su relato sobre Camps: "Si el Supremo dice que yo no le he regalado trajes, yo no le pienso llevar la contraria". Y todo el mundo entendió.
Pero si hubiera que levantar un podio de rencores, probablemente Álvaro Pérez situaría allí, junto a Camps y a Cotino, al yerno de José María Aznar, Alejandro Agag. A él, el mismo que le había presentado a Francisco Correa cuando El Bigotes trabajaba en el Berlín Cabaret, el amigo a quien ayudó a preparar su boda, le dedicó el compareciente esta parte de su relato: "Yo tenía una estrecha amistad, una muy estrecha amistad con el señor Agag, que me enteré en un programa de televisión de que seguía vivo porque nunca me llamó desde que saltó esto".
La vehemente andanada de Álvaro Pérez contra el marido de María Dolores de Cospedal y un amigo de infancia de Rajoy, ambos "atizantes que soltaban el mondongo" y de los que lamentó que ni estén en el banquillo ni nunca nadie les haya llamado a declarar por los papeles de Bárcenas, marcó este martes la cima de su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la presunta financiación ilegal del PP.