La campaña por el voto útil de PP y PSOE devuelve al bipartidismo a las provincias pequeñas
La llamada al voto estratégico, o “voto útil”, ha calado en las provincias más pequeñas, las que aportan entre 2 y 6 diputados. Ocho de las nueve de Castilla y León pertenecen al grupo de las de menos de 4. En la única comunidad autónoma donde el PP ya ha gobernado con Vox durante más de un año, los votantes han concentrado su voto de manera rotunda en el partido de Alberto Núñez Feijóo y la ultraderecha se ha quedado sin el escaño que tenía en León, Zamora, Salamanca, Segovia y Ávila.
Vox logró en 2019 romper el bipartidismo en las provincias menos pobladas, donde PP y PSOE resisten los cambios políticos gracias a su implantación territorial y al sistema electoral español, que en estas circunscripciones castiga a las fuerzas más pequeñas. Sumar no ha conseguido representación en ninguna de las provincias con menos de 6 diputados como Valladolid, donde se mantienen los resultados de las últimas generales: 2 PP, 2 PSOE y 1 Vox. “Las expectativas de Sumar eran peores en las provincias pequeñas, porque casi todas tienen menos voto urbano, que es el que les beneficia a ellos”, apunta Hugo Marcos Marné, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca.
El mensaje del “voto útil” ha frustrado también las expectativas de las candidaturas que integran la plataforma España Vaciada. ¡Soria Ya! no ha logrado representación en su primer intento y Teruel Existe se queda fuera del Congreso después de una legislatura en la que su único diputado, Tomás Guitarte, ha tenido visibilidad y relevancia. Durante las semanas previas a las elecciones han circulado por redes sociales y grupos de WhatsApp mapas con las indicaciones para hacer un voto estratégico, es decir: maximizar la utilidad de cada voto para cada uno de los dos bloques que podrían gobernar tras las elecciones del 23J.
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“Parece que hay una vuelta del bipartidismo. Hay una concentración del voto en las dos fuerzas mayoritarias y eso hace que en las provincias pequeñas el escaño se encarezca. Cuando el voto está muy concentrado en una fuerza o dos, al tercero que llega le cuesta mucho obtener representación”, indica Carolina Plaza Colodro, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. “El PSOE ha aguantado, por ejemplo, en Castilla y León, que era un territorio complicado por la combinación de provincias pequeñas y conservadoras”, añade Marcos.
El PSOE resiste gracias a la apelación al miedo a Vox
El exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, sorprendió el 20 de julio con un vídeo en Twitter en el que directamente indicaba cómo debían votar los electores progresistas para conseguir sus objetivos. “Si quieres que Yolanda Díaz sea de nuevo vicepresidenta del Gobierno, vota a Sumar en las circunscripciones grandes y vota al PSOE en las que eligen menos de 6 diputados. GARANTIZADO”, escribió entonces. “En una ciudad como Valladolid, las opciones de Sumar son nulas, remotísimas, sólo podemos obtuvo representación en 2015 y esa situación no se ha repetido. La reclamación del voto útil es ser prácticos. No juguemos con fuego y dividamos el voto y hagamos que el PSOE pierda un diputado”, pidió en el vídeo que acompañaba a ese tuit.
Los votantes parecen haber atendido a estas llamadas. “Votaré al PSOE. No me convence ninguno pero esto me parece menos malo que el hecho de que Vox entre al Gobierno”, contó el pasado sábado a Infolibre Catalina, una funcionaria de 44 años de una de las provincias donde Vox perdió el escaño que tenía, Segovia. En otras circunscripciones pequeñas, sin embargo, el PSOE no ha podido resistir y el PP le ha arrebatado un diputado: es el caso de Cuenca, Huesca, Lugo y Ourense.