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Los 'capitanes a posteriori' frente a la iniciativa ciudadana: cómo combatir la falacia del historiador

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Estela Bango

"A toro pasado, todos somos Manolete", reza el dicho popular. Un refrán muy actual cuando se multiplican quienes denuncian, siempre tarde, que en la crisis del covid-19 se ha actuado con retraso. Su actitud choca con los aplausos que cada día, a las ocho de la tarde, se dedican a quienes se juegan la vida por todos. El término falacia del historiador fue acuñado por el historiógrafo David Hackett Fischer y hace referencia a la premisa no válida de juzgar una decisión del pasado a partir de la información que tenemos actualmente.

El semiólogo ruso Yuri Lotman ilustró esta situación con el término momento explosivomomento explosivo. Un momento de cambio en el que de un estado A se pasa un a estado B. En esta crisis sanitaria ese momento no sucede en un instante concreto sino que es un proceso prolongado en el tiempo. Como señala el semiólogo Jorge Lozano respecto a la actual crisis del coronavirus, "este es un momento explosivo, el pasado ya no es lo que era, va a ser resemantizado". Y añade: "Uno de los problemas es el del testigo, en una situación que es explosiva no se sabe bien a donde mirar". Esto se produce cuando se observa el pasado desde el presente, como ya contaba Lotman en su obra Cultura y explosión: lo previsible y lo imprevisible en los procesos de cambio social. Un ejemplo cercano es el que circula por redes sociales de uno de los personajes de la serie de animación para adultos South Park: El capitán a posterioricapitán a posteriori.

"Tenemos que ser conscientes de que las decisiones se toman en un determinado momento concreto con los conocimientos disponibles en ese preciso instante. La poca distancia temporal con la que se juzgan acontecimientos y decisiones de hace escasos días o semanas tampoco ayuda –señala el politólogo Eduardo Bayón–. Esa cercanía hace que, en ocasiones inconscientemente, se pase por alto algo trascendental, ya que la información de la que disponen las autoridades evoluciona a una velocidad muy alta". El profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública Ignacio Rosell afirma, en este sentido, que "el sesgo de distorsión retrospectiva a fecha de hoy altera cualquier percepción en el contexto de lo que ocurría en ese momento".

infoLibre analiza con expertos algunos de los momentos clave de la extensión de la epidemia en España.

12 de febrero

Cancelación del Mobile World Congress

Una oleada de bajas de empresas tecnológicas, que comenzó el 4 de febrero con el anuncio de LG de no participar, propició la cancelación del MWC. El evento hubiera tenido lugar entre los días 24 y 27 de ese mes. En ese momento se tenían detectados 20 casos de coronavirus en España. Según indica Ignacio Rosell, "con los datos objetivos conocidos en aquel momento creo que la mayoría de especialistas habríamos abogado por su celebración, salvo la lógica restricción a personas de ciertos entornos de Asia con transmisión comunitaria".

El Gobierno reaccionó a la suspensión dejando claro que "con la información disponible" en ese momento "y según los expertos" no había "razones de salud pública" en España "para no celebrar este tipo de eventos". La prensa, las instituciones, los expertos... todos eran unánimes en ese momento a la hora de destacar la falta de motivos reales para la suspensión del congreso y la terrible pérdida económica que suponía para la ciudad de Barcelona. "Se subestimaba o se desconocía la gravedad de la situación sanitaria que se avecinaba. La opinión general de entonces era acorde a la información de aquel determinado momento", señala Eduardo Bayón

Mirando hacia el pasado parece claro que esta decisión, que ahora nos parece correcta, estuvo basada en el temor a una amenaza, como hacía referencia Ulrich Beck en su teoría de LaSociedad de riesgo global, de la que se hacía eco Cristina Monge en su columna de infoLibre.

23 de febrero-4 de marzo

Cancelación de clases en Italia

"En Lombardía se cancelaron las clases el 23 de febrero. Muchos de nuestros compañeros decidieron volver a España cuando todavía no se sabía muy bien cuál era la situación", cuentan a infoLibre Andrea Rosell y Lucía Paredes, dos estudiantes de Erasmus que aún se encuentran en Milán. Días más tarde, el 4 de marzo, se cancelaron las clases en toda Italia. "Evidentemente con el cierre de clases se pudo producir un cierto movimiento de personas al no haber cierre de fronteras. Pero no me parece que sea la explicación para el brote en España", indica el doctor Ignacio Rosell.

Los desplazamientos de Italia a España tras estas cancelaciones se señalan como uno de los focos de la propagación del virus en nuestro territorio, y hay quien, a toro pasado, habla de que debían haberse cerrado las fronteras en ese momento. Estos juicios pasan por alto que hemos asistido a una aplicación gradual de las medidas restrictivas. Una gradualidad necesaria, "que además de intentar ser acorde a la evolución de la gravedad de la situación, buscaba evitar un shock inicial pasando de una situación de normalidad absoluta a una aplicación de restricción total", afirma Eduardo Bayón.

El 19 de febrero tuvo lugar el partido del Atalanta-Valencia en el Estadio San Siro de Milán. Según los cálculos de la UEFA, 44.236 personas asistieron a ver la derrota de club español, de entre ellos 2.500 eran valencianistas. Ahora la OMS indica que ese partido fue "un momento clave" en la expansión del virus en Italia y el doctor Rosell afirma que "ese simple hecho individual pudo tener más relevancia que la cancelación de clases".

Tanto Eduardo Bayón como Jorge Lozano coinciden en la necesidad en ese momento de una respuesta conjunta de la UE. "Europa no tenía más remedio que actuar unida, aún así reinó el hiperlocalismo", señala el semiólogo. Por su parte, Bayón, apunta a la "falta de coordinación, actuando cada uno por su cuenta".

Las críticas a Italia se extienden en el caso de España a la cancelación de las clases en la Comunidad de Madrid, donde también se reprocha no haber aislado la capital del resto del país. Aunque sí se hizo un llamamiento a la responsabilidad ciudadana y muchos estudiantes no regresaron a sus lugares de origen. "Decidimos quedarnos para evitar aeropuertos y proteger a nuestras familias", señalan Andrea Rosell y Lucía Paredes. La responsabilidad individual y social en una emergencia de estas características es fundamental, no solo deben cumplirse las obligaciones, también las recomendaciones.

"Conviene tener presente también que vivimos en una sociedad democrática, donde los valores de libertad y los derechos fundamentales tienen que salvaguardarse", indica Eduardo Bayón. "No es lo mismo aplicar medidas restrictivas en China que un país europeo", enfatiza.

8 de marzo

La manifestación del Día Internacional de la Mujer

Ese domingo se convocó no solo en Madrid ese acto multitudinario, también se celebraron numerosos eventos culturales y deportivos. Y también políticos, como el mitin de Vox en Vistalegre o la celebración de las primarias de Ciudadanos. La derecha ha culpabilizado a la manifestación feminista de Madrid de ser una especie de bomba propagadora del virus en la capital de España.

Y de especial manera el partido de extrema derecha Vox, que a pesar de celebrar un acto multitudinario y contar entre sus filas con un recién llegado de Italia, Javier Ortega Smith, que acabo confirmado como positivo, culpabilizó al Gobierno de haber permitido la manifestación el 8 de marzo.

Eduardo Bayón subraya que "se está usando la manifestación del 8M por mero interés político de atacar al Gobierno, al movimiento feminista y la necesidad de buscar un chivo expiatorio". El 8 de marzo había contabilizados 589 contagiados, 202 en Madrid. Con los datos que se disponían en ese momento, no con lo que sabemos actualmente, "no había unanimidad sobre la pertinencia de medidas de restricción de concentraciones de personas –señala Ignacio Rosell–. Ahora todos estamos de acuerdo en que mejor si no se hubieran celebrado manifestaciones, partidos de fútbol, mítines y miles de situaciones de concentración ciudadana". "Pero eso es ahora", resalta el doctor.

Lo que no hubiera parecido lógico sería cancelar la manifestación del Día Internacional de la Mujer y permitir otro tipo de concentraciones. Esta protesta tiene mucho que ver con poner la vida en el centro, 1.050 mujeres fueron asesinadas por violencia de género desde el 1 de enero de 2003 hasta el 20 de marzo de 2020, según datos del Ministerio de Igualdad.

Al día siguiente se registró una gran subida en el número de contagios llegando a los 1.204 casos confirmados. Parece obvio que estos datos se conocieron a posteriori y que no tenían nada que ver con las concentraciones de ese fin de semana, si tenemos en cuenta que se necesitan alrededor de 5 días de media para presentar síntomas. Como analiza el polémico artículo firmado por Miguel Lacambra (seudónimo) en La Marea. Entonces, ¿qué interés hay detrás de la criminalización de esta manifestación?

"Sostengo que en España existe un cierto déficit democrático, llevamos poco tiempo con un gobierno de coalición y la derecha no está acostumbrada a apoyar un  Ejecutivo que no sea el suyo",  señala Lozano. Para Eduardo Bayón, "existe un objetivo de desgastar al Ejecutivo buscando similitudes con la crisis de 2008 y la negación de la misma". "La presencia de la ultraderecha en el día a día de la política española condiciona el mensaje de los sectores conservadores tradicionales. Pese a ello está habiendo actitudes diferenciadas, como la del alcalde madrileño o la líder de Ciudadanos", resalta el politólogo. De hecho, el líder de Vox, Santiago Abascal, pidió recientemente en el Congreso la dimisión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y la creación de un Gobierno de "emergencia nacional". 

Hacer patente esta división en un momento de crisis como el actual por parte de los representantes políticos puede tener un efecto negativo en estos partidos, señala Bayón, a quien le "parece un error grave, tanto para la sociedad como para quienes lo promueven. La oposición tiene la obligación de fiscalizar la acción del gobierno. Pero este intento de sacar rédito o de intentar contaminar ante situaciones complejas no suele ser premiado por la sociedad. Al contrario, lo habitual suele ser que la simpatía y la popularidad de los ejecutivos aumente". El politólogo hace referencia al concepto rally round the flag effect:rally round the flag effect: "Cuando hay una situación percibida como de amenaza para la existencia de la propia comunidad, los ciudadanos apoyan a sus gobiernos para superarla".

18 de marzo

Los 'capitanes a posteriori' vs los héroes de la acción colectiva

No solo algunos representantes políticos muestran divisiones, también la ciudadanía desde sus casas "se contagia" de la actitud de sus líderes. Tras la cacerolada del 18 de marzo en señal de protesta contra el rey Felipe VI, aprovechando su discurso televisado, por el escándalo de la fortuna de Juan Carlos I, algunos sectores vieron una cortina de humo para tapar la supuesta mala gestión del Ejecutivo a la hora de afrontar la crisis sanitaria del coronavirus. Dos días más tarde la escena se repetía, pero esta vez la protesta iba contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Durante la comparecencia del presidente volvieron a sonar las cacerolas y el Partido Popular denunciaba que TVE había "pasado de puntillas" esta "masiva" protesta. Eduardo Bayón no coincide en la afluencia que señala el partido conservador, "desde mi percepción, la primera tuvo un mayor respaldo". También indica que "no es incompatible que sea una respuesta a la cacerolada contra el rey o que sea una reivindicación en sí misma. Es el reflejo de sectores políticos diferenciados a través de la protesta que se podía llevar a cabo en ese momento".

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Días más tarde, el 8 de abril, tuvo lugar una manifestación onlineonline contra el Gobierno, impulsada por sectores de la extrema derecha. Esta convocatoria consiguió congregar a más de 430.000 dispositivos conectados al streaming de YouTube. Esta emisión se valía del superpoder de los capitanes a posteriori: ver el pasado. Las imágenes del director del Centro de Control de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, el 31 de enero cuando en la península no había un solo caso positivo de coronavirus, referencias al 8 de marzo y la intervención de propagadores oficiales de bulos como Alvise Pérez fueron los protagonistas de la jornada. Como cabía esperar, a esta protesta bajo el lema #GobiernoDimisión se sumaron varios dirigentes de Vox, entre ellos, Santiago Abascal.

"Me da una tristeza enorme tener que recitar a Antonio Machado y sus dos Españas a estas alturas", comenta Lozano. "Este es un momento en que la gente no va a sacar la estelada, no van a salir los rencores de quién está gobernando, sino que se van a poner todos ante el enemigo común. Esto podía servir para acallar el nacionalismo y el ultraliberalismo, lingüísticamente cambiar el 'yo' por el 'nosotros'. Esta era mi idea y he fallado", lamenta el semiólogo.

A pesar de los capitanes a posteriori y de quienes buscan en el odio una vacuna contra el miedo o sacar rédito político de una crisis de esta magnitud, sigue primando la acción colectiva de un pueblo que, aunque en la distancia, se mantiene unido. Cada noche a las 20 horas los vecinos se ven las caras para unirse a ese aplauso sanitario, el grupo catalán Stay Homas nos ameniza el café con sus canciones sobre el confinamiento y multitud de colectivos profesionales de todas índole, desde psicólogos a diseñadores gráficos, ofrecen servicios de manera gratuita para aportar su granito de arena a esta lucha conjunta.

"A toro pasado, todos somos Manolete", reza el dicho popular. Un refrán muy actual cuando se multiplican quienes denuncian, siempre tarde, que en la crisis del covid-19 se ha actuado con retraso. Su actitud choca con los aplausos que cada día, a las ocho de la tarde, se dedican a quienes se juegan la vida por todos. El término falacia del historiador fue acuñado por el historiógrafo David Hackett Fischer y hace referencia a la premisa no válida de juzgar una decisión del pasado a partir de la información que tenemos actualmente.

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