Después de permanecer casi dos años en Abu Dabi, Juan Carlos I volverá a España este mismo fin de semana donde participará en una regata en la localidad gallega de Sanxenxo (Pontevedra). Una vuelta que se anunció a las pocas horas de que su hijo y actual monarca, Felipe VI, acordara verse con él en Madrid. El exjefe del Estado ya manifestó su voluntad de volver a España tras regularizar ante Hacienda el uso que hicieron él y su familia de tarjetas bancarias con fondos opacos y después de que la Fiscalía del Tribunal Supremo diera carpetazo a las investigaciones sobre sus actividades ilícitas.
Las denuncias fueron archivadas pero la Fiscalía Anticorrupción concluyó que el entonces jefe del Estado defraudó en todos los ejercicios fiscales comprendidos entre 2008 y 2012. Sin embargo, al tratarse de una figura inviolable, Juan Carlos I no está sujeto a responsabilidad por ello. Esa ha sido la principal crítica de los grupos minoritarios en el Congreso, que han reclamado que se elimine esta impunidad. “Nos preocupa que la inviolabilidad perpetua siga sin regularse", ha resumido la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurúa.
“Tiene más cara que espalda”, ha remachado el parlamentario de Compromís, Joan Baldoví. “Tiene la desfachatez de estar preocupado porque está desentrenado para ‘regatear’”, ha proseguido. En ese sentido el portavoz de los comunes, Jaume Asens, ha reprochado que el emérito puede estar desentrenado de la disciplina de la vela, pero "no de regatear impuestos y condenas" ."No sé si lo más adecuado es aparecer para participar en una regata", ha acompañado también el portavoz del PNV, Aitor Esteban.
Más allá ha ido el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique: “La institución monárquica está diseñada para delinquir", ha lanzado. El dirigente de la formación morada ha manifestado que la actitud de Juan Carlos I no tendrá "reproche judicial", pero sí desde el punto de vista "social", en el que se detecta un descontento hacia la monarquía que acerca el "horizonte republicano". “Le ha perdido el respeto a los españoles, tanto a los monárquicos como a los republicanos", ha valorado, por su parte, Íñigo Errejón (Más País).
Se trata de la misma censura que han hecho los portavoces de Junts (Miriam Nogueras), PDeCAT (Ferrán Bel) y la CUP (Mireia Vehí). “Aquí todo el mundo pasa por el juzgado menos el señor Juan Carlos. Mientras suben los precios o la gente no puede pagar el alquiler, el señor Juan Carlos viene a ver una regata”, ha lamentado la portavoz cupaire.
"El rey es un ciudadano libre"
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Una actitud que contrasta con la mantenida por PP, Vox y Ciudadanos (y con la neutralidad del PSOE). Los primeros, a través de las palabras del nuevo presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, han celebrado la vuelta del emérito, por el “beneficio que supone no solo para Sanxenxo, sino para Galicia desde el punto de vista del turismo, de la afluencia y de ponernos en el mapa". Por lo que respecta a Vox, el emérito no debe dar explicaciones. “Se ha pretendido investigar y no ha aparecido absolutamente nada. Dar explicaciones de algo que ningún juzgado ha encontrado para investigar más allá, me parece innecesario”, ha dicho el portavoz del partido ultra, Iván Espinosa de los Monteros, en el Congreso.
Para Edmundo Bal, representante de Ciudadanos, el rey emérito es "un ciudadano libre" que puede visitar España todas las veces que quiera porque no tiene ninguna causa pendiente con la Justicia. Bal ha reclamado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que defienda a la monarquía parlamentaria ante los intentos por "mancillarla" que, a su juicio, está haciendo Unidas Podemos.
Desde el PSOE se han limitado a señalar que "no tienen nada que objetar" sobre el retorno del rey emérito a España, ya que "no hay impedimento" para ello. "Como siempre, respetamos todas las decisiones que se adopten en la Casa Real", ha manifestado el portavoz socialista, Héctor Gómez.
Después de permanecer casi dos años en Abu Dabi, Juan Carlos I volverá a España este mismo fin de semana donde participará en una regata en la localidad gallega de Sanxenxo (Pontevedra). Una vuelta que se anunció a las pocas horas de que su hijo y actual monarca, Felipe VI, acordara verse con él en Madrid. El exjefe del Estado ya manifestó su voluntad de volver a España tras regularizar ante Hacienda el uso que hicieron él y su familia de tarjetas bancarias con fondos opacos y después de que la Fiscalía del Tribunal Supremo diera carpetazo a las investigaciones sobre sus actividades ilícitas.