Antonio Miguel Carmona, el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, no da del todo mal en las encuestas, sobre todo si se comparan con las expectativas de su partido para la Comunidad, bastante peores. El PSM tiene ahora 15 concejales de un Ayuntamiento de 57, y algunos sondeos vaticinan que conservará ese suelo o incluso podría aumentarlo. Pero no sería la primera fuerza y, si quiere ser el primer regidor socialista en 26 años, tendrá que pactar. Lo asume y no se niega a pactar con Ganemos-Podemos, pero no permitirá "ocurrencias". Porque su proyecto representa el "cambio tranquilo" frente a los "agitadores" de la formación de Pablo Iglesias y los "conservadores" del PP.
El candidato protagonizó este martes un concurrido desayuno informativo en el centro de la capital, presentado por su secretario general, Pedro Sánchez. Pero al acto acudió una pléyade de dirigentes socialistas, como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero o los exministros José Bono y Elena Salgado, además de miembros de la ejecutiva federal como Carme Chacón, Luz Rodríguez, Manuel de la Rocha Vázquez o Marisa Carcedo, y de la cúpula del PSM, como su líder y número dos, Tomás Gómez y Maru Menéndez o el expresidente del partido y último alcalde socialista, Juan Barranco. Ante todos ellos, y ante representantes del mundo económico y cultural, enhebró su programa de gobierno de la ciudad y también sus líneas rojas y elementos diferenciales.
Así, frente a una "minoría que prefiere que nada cambie y otra minoría que desea destruir las instituciones o cambiar el régimen", Carmona dijo formar parte de la "mayoría de madrileños que sueña con un cambio sereno". "Frente al tic-tac esperando", señaló, aludiendo al tiempo de descuento en la Moncloa que puso Pablo Iglesias a Mariano Rajoy, "yo soy más del pim-pam propuestas". "Si alguien busca en mí al candidato del miedo, del odio, del enfrentamiento, que cambie de papeleta. Si alguien busca en mí al alcalde sectario y partidista, que miren a otros", abundó.
"Pondré sobre la mesa propuestas"
Según el análisis del candidato, el 24 de mayo se dirimen dos escenarios, o gobierna el PSOE como primera fuerza o la gobierna como segunda, pero la gobierna. Y por eso pidió el "apoyo suficiente" para disfrutar de una "mayoría holgada" que sea el "dique frente a conservadores y agitadores". Carmona presumió de que su partido es el único, junto a UPyD, que tiene ya nombrados cabezas de lista. "Ya es tarde. Ningún candidato solvente puede prepararse Madrid en tan sólo cien días que faltan. Han perdido las elecciones y no lo saben", vaticinó, haciendo a la vez alarde de su conocimiento de la ciudad, barrio por barrio, que lleva recorriendo desde hace tres años, antes incluso de ser oficialmente el hombre elegido para intentar arrebatar la ciudad a la derecha. A día de hoy, falta por saber el aspirante del PP –el "delegado de Mariano Rajoy en la capital"– y dice no temer que su oponente sea Esperanza Aguirre, como parece –es su "predilecta" porque le sería cómodo "enfrentar el futuro con el pasado"–. También falta que se aclare el panorama a su izquierda. Quién es el número uno por Ganemos-Podemos o si IU-CM al final presenta candidato propio.
Carmona reconoció que el problema es la "división en la izquierda", pero se negó a avalar la idea de que deba ser alcalde la fuerza más votado, porque eso necesariamente no es "lo más democrático". "Si todo el mundo menos un grupo está de acuerdo en bajar el IBI, ¿por qué no vamos a desarrollar? Lo pondremos encima de la mesa. No es un debate de personas. Hay que poner encima de la mesa un debate de ideas. Yo pondré mi programa encima de la mesa, y quien me lo quiera votar, que me lo vote, y quien no me lo quiera votar, que no me lo vote. Pondré sobre la mesa propuestas, incluso ser o no ser alcalde. No voy a dejar entrar en el Ayuntamiento de Madrid ninguna ocurrencia", advirtió. Y por tal se refiere, por ejemplo, al impago de la deuda, propuesta que luego matizó y rebajó Podemos, hasta demandar una reestructuración. "La deuda se va a devolver y se va a gestionar correctamente. Sólo a Forrest Gump se le ocurriría impagar la deuda cuando los tipos de interés están casi al cero por ciento. Si hay que investigarla más, que se investigue más". La deuda es uno de los principales problemas del Consistorio que dejó en herencia el predecesor de Ana Botella, Alberto Ruiz-Gallardón: un gigantesco agujero de más de 6.000 millones de euros.
También se pronunció acerca del fichaje, por parte de Podemos, del exinformático del HSBC Hervé Falciani. "En temas fiscales o económicos, a quien hubiera fichado hubiera fichado a Manuel de la Rocha [secretario federal de Economía del PSOE]. Cojo gente experta en economía. Si es para arreglarme el ordenador, sí cogería a Falciani", ironizó entre risas.
Se presenta como "nacionalista español"
En todo momento, Carmona quiso presentarse como el candidato de la ponderación. Incluso se declaró "nacionalista español" –una etiqueta que no se ponen los dirigentes de su partido, aunque sí gusta, por ejemplo, al exministro de Defensa y expresidente del Congreso José Bono– y prometió luchar contra los "disolventes" de España. A saber: la corrupción, los nacionalismos periféricos y las privatizaciones de servicios públicos.
La corrupción, dijo, "revienta las instituciones, alienta la impunidad, la demagogia y, sobre todo, la mediocridad". "Quiero el Madrid ilustrado, el de Calderón, el de Lope, el de Tierno. No es el de Ratos, Blesas, Granados y [Alberto] López Viejos. Quienes tienen cuentas fuera, no nos interesan dentro. Yo soy profesor y proclamo que está bien que vengan docentes a la política, pero mejor aún es que vengan decentes. No necesitamos cazatalentos de delincuentes", subrayó, en alusión indirecta a Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos. Respecto a los separatismos, criticó que hayan convertido el debate "en una especie de bacanal de competencias impropias". Por eso prometió que, si es alcalde, se hablará "tanto de Madrid como se ha hablado de Cataluña en los últimos ocho años". "Llevamos demasiados lustros con la banda sonora del egoísmo territorial de fondo. Algunos supuestos honorables se envuelven en la bandera para tapar sus vergüenzas, para no dejar al desnudo sus propios latrocinios. El otro día un independentista me dijo: 'Es usted un nacionalista español'. Y yo le contesté... 'Efectivamente'".
José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y el expresidente madrileño Joaquín Leguina, durante el desayuno informativo de Carmona, este 10 de febrero en el Ritz | ÁLEX BELTRÁN / PSM
Carmona incluso se distanció de su partido en la reforma constitucional. En lugar de una modificación amplia, y en sentido federal, el candidato sostuvo que él sólo cambiaría la Carta Magna para "poner en negrita que la soberanía naciónal reside en el pueblo español". "Quiero un país en que la única nación en España, defensor de un Estado integrador que se levante contra la corrupción y la impunidad, contra el caciquismo y la incultura", remató. En esa línea, también defendió que se hubiera reunido, el viernes pasado, con el nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, porque tiene la "obligación" de hacerlo, como representante de la jerarquía eclesiástica en la región. Rechazó que eso suponga un giro al centro derecha.
Una "M-30 social" y la potenciación de la cultura
El cabeza de lista reconoció que a veces le achacan ser "un verso suelto" dentro del PSOE, definición que en su momento se endosaba a Gallardón respecto del PP. No lo negó. "Yo con ser un verso, en todo caso, me conformo. Querido secretario general del PSOE, querido secretario general del PSM –dijo a Sánchez y Gómez–, si encontráis en mí un verso suelto, decís verdad, porque os hablo más como amigo que como dirigente, como compañero que como cargo público".
Carmona defendió su proyecto para Madrid, cimentado en dos ejes: lo que denomina la "M-30 social" y la potenciación de la ciudad como capital mundial de la cultura, al estilo de las grandes urbes europeas. Asimismo, planteó una bajada del IBI, la expropiación del usufructo temporal (durante cuatro años) de las viviendas vacías de los bancos –40.000, según sus cálculos–, una reordenación urbana "racional", una revisión a la baja de las multas, la protección de las minorías (migrantes, gays y lesbianas, discapacitados, hombres y mujeres con riesgo de exclusión); el fomento de la partipación ciudadana y la revitalización de los distritos... También hacer de Madrid "la capital del español en el mundo", el "pulmón de las letras", que sea un punto de atracción "para todos los visitantes de los casi seiscientos millones de hispanohablantes".
Gómez dice que no está preocupado por su futuro
Durante el desayuno informativo, organizado por Nueva Economía Fórum en el hotel Ritz de la capital, Carmona fue preguntado por las sucesivas informaciones sobre las supuestas irregularidades que Tomás Gómez pudo haber cometido durante su etapa como alcalde de Parla (1999-2008) por el sobrecoste del tranvía de la ciudad, que están siendo investigadas. El candidato, diputado autonómico y miembro de la ejecutiva regional, se mojó. "Por supuesto", pone "la mano en el fuego" por su jefe regional, "pero no sólo una, sino la dos", y apuntó a la Comunidad de Madrid como "responsable político" del mayor coste de la infraestructura.
El cabeza de lista a la Alcaldía dijo que pone la mano en el fuego por todos los suyos, entre los que citó a Zapatero; al líder de UGT, Cándido Méndez, o a Carme Chacón, Rafael Simancas y especialmente Tomás Gómez. El líder del PSM, añadió, es una persona "muy honrada" que conseguirá su ambición de presidir la Comunidad después de 20 años de Gobiernos del PP, y elogió que fuera el único senador que dimitió por "defender la sanidad pública".
Tomás Gómez, durante el desayuno informativo del candidato socialista a la Alcaldía de la capital, Antonio Miguel Carmona, este martes en el Ritz | ÁLEX BELTRÁN / PSM
El propio Gómez fue abordado por los periodistas a la salida. Contestando a El País, que hoy publicaba que la ejecutiva federal del PSOE se decía "preocupada" por el futuro del líder del PSM, negó que "nadie en ningún ámbito de ningún sitio" esté inquieto por el tema del tranvía y anunció acciones legales contra quienes "sigan difamando" sobre el caso. Él dijo no tener ninguna preocupación por su futuro judicial, porque "no hay ningún fundamento" para tenerla. Gómez, en línea con Carmona, insistió en que fue el Consorcio Regional de Transportes de la Comunidad quien adjudicó las obras del tranvía y las ampliaciones y el Ayuntamiento de Parla, en cambio, "adjudicó cero". "Lo demás son campañas, de las que desde luego ya estamos bastante cansados", añadió. Se trata, dijo, de "una camapaña del PP porque quedan cien días para las elecciones". Gómez se mostró seguro de que seguirá liderando a los socialistas madrileños. "Seré presidente de la Comunidad", garantizó.
Pedro Sánchez elogia al "mejor candidato a alcalde"
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El secretario general del PSOE, por su parte, elogió a Carmona como el "mejor candidato" y el "mejor alcalde" para Madrid. Dijo de él que es uno de los mejores ejemplos de la "política física", del dirigente que "busca la calle" porque se "asfixia en los despachos", que quiere el cuerpo a cuerpo con la gente.
Sánchez subrayó que Carmona "se ha pateado" la ciudad y "conoce a los madrileños", sus problemas y "esperanzas". Está además "preparado", y no sólo porque sea profesor universitario de Economía. Un pie que le permitió recordar que hoy se cumplen tres años de la reforma laboral del PP, que ha dejado a su paso un "reguero de sufrimiento" y que los socialistas quieren derogar, aprobando además un nuevo Estatuto de los Trabajadores. Carmona, añadió, está preparado para "recuperar Madrid" y "reconquistar así los derechos robados por la derecha".
Antonio Miguel Carmona, el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, no da del todo mal en las encuestas, sobre todo si se comparan con las expectativas de su partido para la Comunidad, bastante peores. El PSM tiene ahora 15 concejales de un Ayuntamiento de 57, y algunos sondeos vaticinan que conservará ese suelo o incluso podría aumentarlo. Pero no sería la primera fuerza y, si quiere ser el primer regidor socialista en 26 años, tendrá que pactar. Lo asume y no se niega a pactar con Ganemos-Podemos, pero no permitirá "ocurrencias". Porque su proyecto representa el "cambio tranquilo" frente a los "agitadores" de la formación de Pablo Iglesias y los "conservadores" del PP.