Carmona se resiste a dimitir y acusa a la dirección del PSOE de querer comprarle con un puesto en el Senado

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"Seguiremos hablando, y mucho". Antonio Miguel Carmona liquidaba así, con esta declaración de intenciones, su rueda de prensa de desagravio y de rebeldía contra las direcciones federal y regional del PSOE. Un aviso en toda regla de que no le callarán, y ahora menos. Y un modo de decir, alto y claro, que no se va ni da un paso atrás. Que no deja su escaño como edil en el Ayuntamiento de Madrid a cambio de un acta de senador. 

Tres días lleva en marcha la dirección madrileña de Sara Hernández. Y su primerísima decisión de calado, adelantada en la mañana de este lunes por la cadena Ser, era desplazar a Carmona como portavoz socialista en el Consistorio de la ciudad y sustituirlo por la que iba de número dos de su lista, Purificación Causapié. A cambio, si daba un paso atrás, el partido le premiaría con un puesto en el Senado. "Le he dicho que no. Hay personas que tienen valor y otras que tienen precio. Yo no tengo precio. Yo no doblo la espalda", se reivindicó el concejal en rueda de prensa en el Ayuntamiento. Comparecencia en la que tuvo para todos: balas contra Hernández por una decisión "inopinada" que aboca a la "división" del partido, y contra la dirección federal, por la que se siente "atacado", pese a que siente que ha cumplido "con precisión de relojero" todas sus órdenes, como investir a Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid, pero no entrar en el Gobierno municipal.

La cúpula regional alegó, sin embargo, que la decisión era puramente "política" y no "personal" y le dio carácter de normalidad, ya que siempre se procede al relevo en los grupos institucionales cuando se remodela la ejecutiva. Es lo "habitual", defendió.

Carmona sí sacó la cara en varias ocasiones, a boca llena, por el ex secretario general Tomás Gómez, y por el rival de Hernández en las primarias, el diputado regional Juan Segovia, a los que considera sus "amigos" y a los que no quiere renunciar. Más aún, explicó su caída en desgracia por su relación con el tomasismo, que Ferraz pretendió aniquilar desde el día en que destituyó a Gómez, el 11 de febrero pasado, para ubicar en la candidatura al exministro Ángel Gabilondo. 

Polémico congreso

La decisión se produce, pues, apenas tres días después del congreso extraordinario de la federación. Un cónclave que procedió al cambio de marca –se jubila el PSM y se impone el PSOE-M, o sea, PSOE de la Comunidad de Madrid– y que acabó reflejando la división interna y la victoria por la mínima de Ferraz. La ejecutiva de Hernández, la candidata impulsada por el aparato federal, obtuvo 278 favorables (el 55,44%) frente a los 222 votos en blanco (44,31%) y un voto nulo (0,19%) del total de 501 delegados que emitieron su voto. Hernández no integró en su dirección a Juan Segovia ni a su equipo. Estos renunciaron a entrar porque no se había aceptado ninguna de sus propuestas programáticas. Además, el congreso discurrió con polémica, con acusaciones de "pucherazo" incluidas. 

Carmona contaba, no obstante, con una espada de Damocles incontestable: el pésimo resultado electoral en la noche del 24-M. Se quedó con 9 concejales (frente a los 15 de 2011) y 249.152 votos (el 15,28%), por detrás del PP (21 ediles) y Ahora Madrid (20). Pero la comparación había de hacerse también con los datos obtenidos por el candidato socialista a la Presidencia de la Comunidad, Ángel Gabilondo: 416.078 sufragios, un 25,70%. O sea, 166.926 papeletas y 10 puntos menos que el cabeza de cartel regional, aupado directamente por Pedro Sánchez al puesto tras destituir de forma exprés al que era líder del PSM, Tomás Gómez

Enrique Rico, el nuevo secretario de Organización del PSOE-M, atribuyó al 24-M el relevo. Es el momento de hacer una "oposición constructiva, sin ignorar los resultados electorales", "asumiendo responsabilidades", sostuvo en rueda de prensa en la sede regional, desechando que detrás hubiera un móvil de vendetta. La razón última es que "Madrid es capital" para el proyecto socialista. En parte de su breve comparecencia se limitó a leer lo que llevaba escrito, y en todo momento se le vio con rictus serio. 

El hasta hoy portavoz recordó, sin embargo, que el "pésimo resultado" lo obtuvo el PSOE en muchas otras ciudades, como Barcelona, Bilbao o Valencia, y en ninguna se ha defenestrado al portavoz ("Tendrían que cesar a media España"). Lo que en su opinión es síntoma de que el golpe contra él estaba "preparado desde hace tiempo". Motivado por su "posición política interna". Esto es, por ser "amigo" de Gómez y de Segovia, de mantenerse leales a ambos y haber discrepado tanto con Ferraz como con la nueva dirección del PSOE-M. 

Quejas por la campaña

No ahorró críticas contra el cuartel general de los socialistas. La decisión de desplazarle ha sido "obra y gracia de la dirección federal, sin lugar a dudas", porque una cúpula regional no adopta una medida "de este calado", en la capital de España, por sí misma. Más que "humillado", se siente "atacado" y "desplazado", aseguró. No obstante, fue cuidadoso a la hora de repartir culpas: las atribuyó a la "dirección federal", pero no al secretario general, con el que no ha hablado y al que no tiene intención de llamar. Aprovechó para denunciar que se enteró de las intenciones de Callao, la sede regional, por el adelanto de la Ser. Fue después cuando mantuvo la conversación con Hernández. 

Carmona reconoció los numerosos desencuentros con Ferraz, más incluso de los conocidos, que él se ha "callado", igual que tuvo en su momento una posición "discreta" cuando Sánchez decapitó a Gómez sin contemplaciones. Se quejó de que la cúpula federal no le acompañó lo suficiente durante la campaña –que tachó de "pésima"–, ni le nutrió de medios (menos que a Gabilondo, vino a decir), y el choque a cuenta de la entrada o no en el Gobierno de Manuela Carmena. Los de Sánchez sólo querían apoyo en la investidura y punto, y Carmona, incorporarse al Ejecutivo municipal. Pero él, insistió, acató en todo momento el diktat federal. Y manteniendo "como una auténtica roca" la unidad dentro del grupo municipal, que ha funcionado este tiempo de forma "sensata", "corrigiendo errores del Gobierno municipal". 

De modo que su cese obedece únicamente, a su juicio, a una "cuestión interna", de equilibrio de poder dentro del PSOE y del PSOE-M. "Una parte del partido trata de prescindir de la otra", una decisión "muy equivocada", "inopinada", que se ha adoptado "con alevosía", en pleno verano. El concejal subrayó que esa decisión no lleva a otro sitio que a la fractura socialista. "En algunos pesará la responsabilidad de la ruptura del partido en términos de división interna", alertó. El objetivo, en todo caso, es claro: "Tratan de tomar el control del PSM. No se han enterado de que el control pertenece a los militantes, no es propiedad de dirigentes o de los cargos institucionales. Es un instrumento de la clase trabajadora". 

"Mucho miedo" a que compita por el liderazgo

Carmona quiso dejar claro que no se va, que le echan. La rueda de prensa se produjo antes de que se reuniese la Comisión Permanente del PSOE-M, y por tanto él seguía considerándose portavoz. Pero la ejecutiva tomó la decisión de despedirle por "acuerdo" y de nombrar en su lugar a Puri Causapié y se la trasladó al grupo municipal, que se reunió justo después. Cinco ediles votaron a favor de la resolución y tres en contra. Los primeros, los secretarios generales de Barajas (Mercedes González), Vallecas (Nacho Benito), Hortaleza (Ramón Silva), Arganzuela (Carlota Merchán) y la propia Causapié. Los segundos, el líder socialista de Centro, Chema Dávila; la número dos de Chamberí, Mar Espinar, y Carmona. El noveno concejal, Ransés Pérez Boga, no pudo votar al no ser militante, pero se posicionó del lado del hasta ahora portavoz. 

Pero Carmona no dejará en ningún caso su acta de edil, porque no es más "importante" ser senador que representante elegido por los madrileños en la Corporación municipal, y él se debe a los "militantes y a los ciudadanos" que le votaron, y no a cuestiones "internas". "Nadie se te sube encima si no doblas la espalda", reivindicó. Lanzó además su reto: si quieren echarle de la portavocía, que lo vote el Comité Regional, el máximo órgano del PSOE-M entre congresos, compuesto por unos 350 miembros, y en el que la mayoría de Hernández puede flaquear. 

Hay otra razón más, según Carmona, que explica su defenestración: que había y hay "mucho miedo, mucho pánico" a que se presente como secretario general del PSOE-M, como él mismo dijo que era su "sueño" hace meses. El concejal remachó que él sigue en la carrera: que contemplará presentarse en el congreso ordinario, después de las generales, y si hay un compañero "mejor" que él, lo apoyará, porque trabajará "denodadamente" para democratizar el partido. Pero no se dejará arrastrar. "Si no doy hoy un golpe en la mesa los que vienen se harán con una organización que debe ser de todos los militantes". Él ha sido el "enésimo" al que el PSOE ha intentado "desplazar". "Pero conmigo no pueden", avisó.

La situación del Ayuntamiento

Causapié reitera el apoyo “leal, crítico y exigente” a Carmena y promete propuestas “constructivas”

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El hasta hoy portavoz prometió seguir diciendo lo que piensa, sin callarse –"tengo un hermano que habla mucho en los medios", dijo con sorna, aludiendo a su fervor por las tertulias y su popularidad mediática–, siendo leal a su partido. "Espero que la decisión no tenga consecuencias electorales", señaló, para después recalcar que remará a favor, para que Pedro Sánchez se convierta en presidente del Gobierno en las generales. 

La situación toca de rebote a la alcaldesa de Madrid, que depende del apoyo de los nueve ediles del PSOE para continuar en el Gobierno. Carmona desveló que Carmena, con quien tiene una relación "excelente", le llamó para mostrarle su "perplejidad" por la situación del partido. El concejal aseguró que seguirá con su "apoyo vigilante" a Ahora Madrid, igual que en las últimas semanas, y como prometió en su investidura. No perdió la ocasión de lanzarle un puñal a Hernández, que en los últimos días (y también este lunes) ha denunciado la "descoordinación" del equipo de Carmena. Hacía, dijo Carmona con sorna, de "portavoz socialista en el Ayuntamiento, como gran conocedora que es de él, señalando su oposición a Carmena". 

En teoría, no corre peligro el Gobierno de Ahora Madrid. La dirección del PSOE-M, pese al relevo, pretende "seguir garantizando un Gobierno de izquierdas en el Ayuntamiento" de la capital. Eso sí, con una nueva portavoz, Puri Causapié, que fue secretaria federal de Igualdad en la ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba (2012-2014) y pertenece, desde el viernes, a la ejecutiva de Hernández, como secretaria de Coordinación de Madrid ciudad. Bien conectada con la dirección de Sánchez, fue la número dos de la lista municipal. Detrás de Carmona, al que ahora reemplaza. Causapié es la "persona adecuada" para pilotar el grupo, dijo Rico, antes de "agradecer y valorar" el trabajo de la dirección y de Carmona durante los últimos meses. No hubo más epitafios para el destituido. 

"Seguiremos hablando, y mucho". Antonio Miguel Carmona liquidaba así, con esta declaración de intenciones, su rueda de prensa de desagravio y de rebeldía contra las direcciones federal y regional del PSOE. Un aviso en toda regla de que no le callarán, y ahora menos. Y un modo de decir, alto y claro, que no se va ni da un paso atrás. Que no deja su escaño como edil en el Ayuntamiento de Madrid a cambio de un acta de senador. 

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