La Casa del Rey organiza la primera rueda de prensa en 38 años para frenar los rumores de la abdicación de Juan Carlos

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Nunca hasta ahora había ocurrido. Nunca hasta ahora el palacio de la Zarzuela, la sede de la Jefatura del Estado, había acogido una rueda de prensa abierta a todos los medios desde la proclamación de Juan Carlos I como rey de España. Nunca la primera institución del país había respondido a las preguntas de los periodistas con micrófonos y cámaras delante, más allá de las comparecencias que seguían a una operación quirúrgica o a un nacimiento de un miembro de la familia en el hospital o clínica que tocara. Nunca hasta este viernes, 20 de septiembre, cuando dio cuentas de la operación en la cadera izquierda a la que se someterá el jefe del Estado "en los próximos días". Pero nunca como hasta ahora habían crecido los rumores sobre la mala salud del monarca y sobre su eventual abdicación. Una puesta en escena inédita para una situación insólita. La Casa del Rey, un aparato de poder que jamás da un paso de forma casual, buscaba un potente golpe de efecto para trasladar dos mensajes inequívocos: uno, dar la impresión de "tranquilidad", de que Juan Carlos tiene achaques, pero no está gravemente enfermo; y dos –y más importante–, "zanjar todas las especulaciones" sobre la renuncia del monarca. Fuentes oficiales de la institución reconocían ayer sin rodeos que ese era el motivo, parar todas las conjeturas que sobre el futuro de la Corona se habían vertido en los últimos años. 

Pasada la rueda de prensa, la institución reconstruía lo sucedido. El 13 de septiembre, el rey pudo esquivar un traspié gracias a los reflejos de los generales que le acompañaban, que le sostuvieron y evitaron su desplome Este pasado lunes, en la apertura del Año Judicial, se le vio torpe y con mala cara. "Desde entonces volvió a especularse con que el jefe del Estado estaba muy mal. La experiencia de otras veces nos decía que no bastaban las fórmulas de siempre, que había que atajar la situación". El miércoles, se decidió que se contaría todo de forma inmediata en cuanto la solución clínica estuviera clara. El jueves, se determinó que habría una reunión con periodistas, bien en formato briefing –una reunión restringida con los responsables de la Zarzuela, pero sin cámaras ni micrófonos–, bien mediante una rueda de prensa. Y ayer mismo se descartó la primera vía. "Necesitábamos lanzar un mensaje directamente, sin intermediarios, con las cámaras delante, que se pudiera retransmitir en radios y televisiones, en directo", relataron fuentes oficiales. Y siempre con la intención de manejar esas dos claves: "Tranquilidad" y "no habrá abdicación". El equipo directivo de la Casa del Rey consultó a Juan Carlos, "y no puso ningún problema". Quedaba enterrada la fórmula del comunicado, el instrumento que la Corona utilizaba siempre para anunciar que el rey entraba en quirófano.

Un repaso a la rueda de prensa65 medios de comunicación y 110 informadores acreditados, 30 cámaras presentes–, de cerca de 40 minutos y en la que se atendieron una docena de preguntas (ninguna vetada o desechada), permite comprobar hasta qué punto la institución se preocupó de apuntalar esos dos mensajes básicos desde el primer segundo. A ello se afanaron los cuatro intervinientes: Rafael Spottorno, jefe de la Casa; Miguel Cabanela, el jefe del equipo de Cirugía Reconstructiva de la Clínica Mayo de Rochester, en Minnesota (Estados Unidos); Ángel Villamor, el traumatólogo que intervino a Juan Carlos en sus tres anteriores operaciones de cadera, y Miguel Fernández-Tapia, jefe del servicio médico de la Zarzuela. 

"Foco infeccioso" en el tejido periprotésico

Spottorno empezó desdoblando el mensaje de la tranquilidad. Contó que desde primeros de septiembre, el rey había empezado a sufrir "algunas molestias" en su pierna izquierda, dolores que se habían hecho "evidentes" en los actos públicos en los que había participado –el último, el miércoles, cuando recibió a los reyes de Holanda–, en los que se le había visto apoyado en dos muletas. Villamor y Fernández-Tapia estudiaron entonces cuáles eran las razones del "retroceso" en la recuperación de Juan Carlos, que ya en marzo había sufrido la operación de hernia discal. Los dos optaron por consultar a "uno de los mejores especialistas del mundo en cirugía de la cadera", Cabanela. El doctor, natural de Mondoñedo (Lugo), aterrizó el martes en Madrid y comprobó que había un "foco infeccioso" en la zona próxima a la prótesis de la cadera izquierda, la que Villamor le colocó en noviembre de 2012. La ortopedia en la otra cadera, en la derecha, también le había sido implantada meses antes, en abril, a raíz de su caída en Botsuana

El rey volverá a ser operado "en los próximos días"

Cabanela tomó la palabra para resumir el cariz de la intervención, la que será la número 13 en la vida del rey, la octava en tres años y medio, la cuarta en sus caderas, la quinta en el último año y medio. A grandes rasgos: cambiar la prótesis infectada por otra nueva, un tratamiento necesariamente quirúrgico que puede hacerse en uno o dos tiempos, dependiendo de varios factores. La rehabilitación, señaló, se puede prolongar por un espacio de ocho semanas hasta seis meses. Todo se haría en Madrid, en un hospital aún por determinar. Spottorno retomó el hilo de las explicaciones para garantizar la "normalidad institucional", un eufemismo que le servía para adelantar que nadie asumiría las funciones del monarca durante su convalecencia. 

La primera pregunta, de la informadora de RNE, sirvió al jefe de la Casa del Rey para cincelar la idea de que no habrá renuncia. Y aquí sí que prefirió no recurrir a explicaciones alambicadas: "La abdicación es un acto personalísimo del rey y sí puedo afirmar que el rey no se ha planteado en ningún momento la abdicación" en su hijo Felipe, de 45 años. Y tampoco cabe la inhabilitación por parte de las Cortes Generales porque no se han visto mermadas sus facultades, apostilló. En realidad, no es la primera vez que desde la Zarzuela se niega el espinoso asunto de la sucesión, porque periódicamente ha ido emergiendo, incluso cuando se produjeron las salidas del trono de la reina Beatriz de Holanda y de Alberto II de Bélgica. "Es un continuo. De modo que había que atajar las especulaciones", puntualizó un portavoz. 

Operación, finalmente en Madrid

Pero más declaraciones públicas caminaron en el mismo sentido. Spottorno admitió que se había barajado la posibilidad de que Juan Carlos fuera intervenido en Estados Unidos, pero la "opinión unánime" del equipo médico y la del propio monarca es que las condiciones clínicas en España son "ampliamente suficientes", de modo que "no parecía razonable en modo alguno" llevarlo al extranjero. Ello, además, habría multiplicado las especulaciones sobre su salud. Durante la mañana incluso se había publicado que iba a ser trasladado a EEUU para tratarle de algo relacionado con el nódulo "benigno" que se le extirpó en Barcelona en mayo de 2010. Lo que aún no se ha decidido es el centro madrileño donde ingresará, ni si será público o privado. Se pretende que la "interferencia en la vida sanitaria" sea "mínima". El coste, por cierto, correrá a cargo de los presupuestos de la institución, que en 2013 ascendieron a 7,9 millones de euros

Spottorno subrayó que en el tiempo que dure la convalecencia no habrá delegación de funciones del monarca, básicamente porque lo impide la Constitución. Lo único que recae en el príncipe son labores de "representación" de la Corona, no de "sustitución" de la actividad oficial del rey como jefe del Estado.

La cuestión es importante porque están a la vuelta de la esquina los dos actos institucionales más importantes del año para la Corona: la fiesta nacional del 12 de octubre y la Cumbre Iberoamericana de Panamá, los días 18 y 19. A la primera Felipe y el resto de la familia acudirá, porque no se despliegan funciones constitucionales, pero no a la cita internacional, porque sólo acuden "jefes de Estado y de Gobierno". 

Hechas esas aclaraciones, la comparecencia se adentró en los detalles técnicos de la intervención, siempre enmarcados en un cierto optimismo y siempre incidiendo en que el rey, pese a todo, está en buena forma. "Su estado general de salud es bastante mejor que la media de pacientes de su edad, es un hombre vigoroso que está muy bien para su edad", que toma incluso "pocas medicaciones", apuntó Cabanela. Su estado anímico "es muy bueno", aunque una recaída "desanima a cualquiera", completó Tapia. Más aún: tanto la reina y el resto de la famiia, tras la inicial "preocupación", siente un "gran alivio" al conocer la causa, un germen que ha provocado la infección, así que se puede atisbar la "luz al final de este breve túnel", redondeó Spottorno. Fuentes de la institución recordaban cómo el mismo soberano confesó encontrarse "en buena forma forma y con ilusión para seguir adelante" en una entrevista en TVE el pasado enero, en su 75 cumpleaños, y cómo luego, en junio, pasada su operación de hernia discal, de la que se recuperó rápidamente, dijo estar "estupendamente". 

Operación en una o dos fases

El palpable tono optimista de la rueda de prensa contrastaba, sin embargo, con el dato de que sólo entre un "1% y 2% por ciento" de las intervenciones de cadera "en los países del primer mundo" deriva en una infección. Cabanela admitió, no obstante, en que no era algo "normal", que es una "complicación". Y echando un capote a Villamor, recalcó que la anterior cirugía en la cadera izquierda, de noviembre de 2012, estuvo "bien ejecutada", y que él mismo ha tenido que bregar con infecciones de sus pacientes. Villamor atribuyó la recaída a la "mala suerte", a que "de repente" aparece el germen y se aloja en esa zona, en el tejido periprotésico, el que rodea a la prótesis. 

Ahora está por ver en qué momento exacto –aún faltan los resultados de unas pruebas patológicas– y dónde se practica la operación. Y también si se hace en uno o dos tiempos. Es decir, si se le extrae la prótesis y se le pone una nueva en el mismo momento o si, por el contrario, se le quita la ortopedia infectada y se le coloca una temporal con una capa recubierta de antibióticos en grandes dosis para, al cabo de ocho semanas, reemplazarla por la definitiva en una segunda intervención quirúrgica. Si se hace en dos fases, el porcentaje de éxito está entre el 92% y el 94%. Si sólo entra en quirófano una vez, hay mayores garantáis aún. Que se haga en uno o dos tiempos, añadió Cabanela, dependerá del tipo de germen que ha generado la infección, las condiciones del tejido en el momento de la cirugía, si hay muestras de inflamación o no... y del estado del rey, que en este caso "es muy bueno". 

El jefe del Servicio Médico de la Casa del Rey, Miguel Fernández-Tapia; el doctor Miguel Cabanela, Rafael Spottono y el traumatólogo Ángel Villamor (de espaldas), ayer viernes por la tarde al final de la rueda de prensa en el palacio de la Zarzuela | EFE

La rehabilitación se prevé "rápida". Al padecer un foco infeccioso que debe ser tratado con antibiótico intravenoso entre las "cuatro y las seis primeras semanas", "lo que le va a atar un poco a estar cerca de casa", según contó Cabanela. Eso no le impedirá actividades "relativamente restringidas" y caminar "todo lo que pueda físicamente". Después de las seis semanas, "su capacidad motora será mucho mayor", aunque "caminar normalmente le va a llevar más tiempo". La hospitalización, de cualquier modo, sería breve, de entre cuatro y siete días. 

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Los pasos "en la línea de transparencia"

La Zarzuela aseguraba ayer que no hay que entender la rueda de prensa, la primera de toda la historia, como un hecho aislado. Fuentes oficiales recordaban, en ese sentido, que la Corona "lleva dando pasos importantes en esta línea de transparencia" desde hace años. En concreto, desde que desnudó sus cuentas, desde que desglosó los presupuestos que le asigna el Gobierno, si bien nunca ha descubierto el patrimonio de los miembros de la familia real. "Esperamos que esta comparecencia sea la primera de otras tantas", adelantaban. 

La experiencia, en cualquier caso, estaba virgen en democracia. Ha habido en este tiempo briefings, o alguna comparecencia para los zarzuelitas –los periodistas que cubren habitualmente información de la Casa–, o eventos tipo pedidas de mano, con algunas declaraciones. Pero jamás con este formato, como se encargaban de resaltar desde la Jefatura del Estado. Y han sido los fuertes y persistentes rumores del fin del rey los que han precipitado la apertura. Eso sí, ha llegado tras casi cuatro décadas después de la llegada de Juan Carlos al trono. 

Nunca hasta ahora había ocurrido. Nunca hasta ahora el palacio de la Zarzuela, la sede de la Jefatura del Estado, había acogido una rueda de prensa abierta a todos los medios desde la proclamación de Juan Carlos I como rey de España. Nunca la primera institución del país había respondido a las preguntas de los periodistas con micrófonos y cámaras delante, más allá de las comparecencias que seguían a una operación quirúrgica o a un nacimiento de un miembro de la familia en el hospital o clínica que tocara. Nunca hasta este viernes, 20 de septiembre, cuando dio cuentas de la operación en la cadera izquierda a la que se someterá el jefe del Estado "en los próximos días". Pero nunca como hasta ahora habían crecido los rumores sobre la mala salud del monarca y sobre su eventual abdicación. Una puesta en escena inédita para una situación insólita. La Casa del Rey, un aparato de poder que jamás da un paso de forma casual, buscaba un potente golpe de efecto para trasladar dos mensajes inequívocos: uno, dar la impresión de "tranquilidad", de que Juan Carlos tiene achaques, pero no está gravemente enfermo; y dos –y más importante–, "zanjar todas las especulaciones" sobre la renuncia del monarca. Fuentes oficiales de la institución reconocían ayer sin rodeos que ese era el motivo, parar todas las conjeturas que sobre el futuro de la Corona se habían vertido en los últimos años. 

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