Casado esquiva las presiones y apunta a una oposición dura

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Los 89 escaños que obtuvo el Partido Popular el pasado 10 de noviembre son el segundo peor resultado de la formación conservadora en su historia. Pero dado que Pablo Casado partía del suelo de su partido, los 66 escaños que cosechó el 28A en su primera vez como candidato a la Presidencia del Gobierno, el resultado le ha permitido apuntalar su estrategia tanto puertas adentro como puertas afuera del PP. Así, Casado esquiva las presiones de barones y otros dirigentes conservadores de cara a la investidura del socialista Pedro Sánchez. Y también marca distancias del resto de partidos con el argumento de que esos 89 escaños le ubican por derecho como líder de la oposición y, por tanto, como alternativa al Gobierno para el que negocian PSOE, Unidas Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya.

Este martes arranca de forma oficial la XIV Legislatura y Pablo Casado la inicia decidido a liderar la oposición. Da igual quién se lo diga y de la forma en la que se lo digan. El jefe de los conservadores no ha titubeado ni una sola vez en su "no" rotundo a Pedro Sánchez. No ha escuchado al expresidente José María Aznar, considerado uno de sus referentes políticos. Ni a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dirigente junto a la que creció como político. Tampoco a Alberto Núñez Feijóo, el único barón del PP que gobierna con mayoría absoluta. Ni a Juanma Moreno, que rompió décadas de gobiernos socialistas en Andalucía. Dicen en su equipo que el debate les viene bien. Pero que es Casado quien decide y que con él como presidente el PP no va permitir que Pedro Sánchez sea presidente con plenos poderes. Ni abstención. Ni Gobierno de concentración. Ni Gobierno de coalición. Tampoco le sirve que el PSOE cambie de candidato, como piden algunos destacados dirigentes de su formación. Porque Sánchez, como José Luis Rodríguez Zapatero, dijo, es un "genuino representante del socialismo actual".

Este lunes, el jefe de los conservadores reunió en el Congreso de los Diputados a los parlamentarios electos de ambas Cámaras para insistir en que va en serio cuando se ubica en la oposición y para dejar claro que esta oposición va a ser dura. Sí a los acuerdos de Estado pero no a cualquier precio.

También reunió a los suyos para fijar la posición de su partido en la composición de la Mesa del Congreso, un asunto envuelto en la polémica por la negativa del PP a aceptar la propuesta del PSOE de acordar una estrategia conjunta para evitar que, por primera vez en la historia de España, la extrema derecha se siente en el órgano de gobierno de la Cámara. Ya había avisado Casado en los últimos días de que desde el PP no se podían esperar "cordones sanitarios". Pero la novedad estuvo este lunes en que Casado quiere que Ciudadanos –10 escaños– se siente en la Mesa y, para eso, es necesario que PP, Cs y Vox se sienten a hablar para cerrar una estrategia de voto.

El PP quiere una Mesa en la que esté Vox... pero también Cs

La idea es que el PP tenga dos asientos en el órgano de gobierno de la Cámara y Vox y Cs uno cada uno. Con este anuncio, los conservadores trasladaron la presión a Vox que en todo este proceso se ha limitado a señalar que no tenían nada que hablar con ningún partido al respecto porque sus 52 escaños –tercera fuerza parlamentaria– le otorgan el derecho de sentarse en la Mesa. No obstante, no hay ninguna regla escrita que así lo garantice porque la composición de este órgano parlamentario es tradicionalmente fruto de negociaciones entre partidos con la vista puesta en la Legislatura.

"Nuestra posición es que aquellos partidos que puedan tener representación en la mesa del Congreso o del Senado, de acuerdo con la tradición de ambas Cámaras, si depende de nuestros votos, tendrán nuestro apoyo. Pero eso sí, hablo de los partidos, nosotros queremos liderar el centro y la derecha. Lo intentamos en abril con ofertas muy generosas, que reiteramos en noviembre, con poco éxito. Ahora queremos que este ofrecimiento se vea como el partido que quiere liderar un espacio imprescindible que tiene que ser refundado y, por tanto, Ciudadanos también debe entrar en esa negociación para tener representación en la Mesa de las Cortes Generales", dijo Casado a los diputados y senadores electos en una intervención que pudo ser seguida en abierto por los medios de comunicación.Vox da un portazo a Ciudadanos

A media tarde, Ciudadanos se reunió con Vox en el marco de estas negociaciones y la formación liderada por Santiago Abascal se negó a facilitar la entrada del partido naranja en la Mesa. Es decir, que, salvo cambios de última hora, no está dispuesto a sumar sus votos a los del PP para que Cs tenga presencia en el órgano de gobierno del Congreso. Fuentes parlamentarias consultadas por infoLibre atribuyen esta negativa a la "venganza" de la extrema derecha después de que la semana pasada los votos de los concejales de Cs en el Ayuntamiento de Madrid hicieran posible que Javier Ortega SmithJavier Ortega Smith fuese reprobado por el Pleno municipal por"boicotear actos" contra la violencia machista.

 

Fuentes de la dirección nacional del PP aseguraban, al cierre de esta edición, que su oferta seguía siendo la misma que la que puso Casado sobre la mesa en su discurso de la mañana. "Nuestro objetivo es que en la Mesa del Congreso estén representados tanto Vox como Ciudadanos, y lo vamos a intentar hasta el último momento", insistían. El voto para los nueve integrantes de la Mesa es secreto.

Además, advertían de que, si no salía esa fórmula del 2-1-1, existe la posibilidad de que el PP se garantice tres puestos y otro sea para Ciudadanos. Es decir, que Vox podría quedarse fuera. Esta, no obstante, sería una fórmula muy complicada porque exigiría del concurso del Partido Socialista y, en definitiva, acabaría llevando a ese cordón sanitario que Casado siempre ha negado. "Nuestra oferta es la que es: hemos accedido a prestar votos para que Vox y Cs estén en la Mesa. No se nos puede echar nada en cara", defendía un parlamentario en conversación con este diario.

Otra vía es que la derecha pierda un representante en la Mesa y lo gane la izquierda y que el equilibrio de fuerzas sea de tres (derecha) a seis (izquierda).

Pese a que Casado intentó con este movimiento de última hora para la configuración de la Mesa sacudirse para de la presión, la situación del PP no deja de ser delicada. La formación conservadora cogobierna con Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, en la Comunidad de Madrid, en Andalucía y en Murcia. Pero esto no habría sido posible sin la participación de Vox.

Oposición dura

De forma paralela, Casado dio bastantes pistas en su discurso de que su oposición, de llegar a buen puerto el pacto que busca Sánchez, va a ser dura. No pasa inadvertido que los conservadores siguen debatiendo sobre la forma en la que deben confrontar con la extrema derecha. El PP, dijo, tiene experiencia y está dispuesto a "ser la alternativa" desde ya. "Somos una fuerza política con experiencia de gobierno que en nuestra actividad parlamentaria estamos listos para ser la alternativa, no solo del partido que lidere la oposición, sino la alternativa en tempos recios o en horas graves, como diría el poeta", sostuvo.

La idea del PP es "hacer que el PSOE se retrate". "Se suele decir que primero viene el Gobierno y luego el legislativo, pero en un sistema parlamentario es el legislativo, incluso cuando no se ha formado el Gobierno, el que tiene que plantear una agenda que pueda llegar hasta proposiciones de ley para cuestiones fundamentales y claves de la propia gobernabilidad o de la investidura, pero que también tiene que plantear iniciativas que ya retraten a un partido que ha elegido socio apenas horas después de que se cerraran las urnas", subrayó el jefe de los conservadores.

Casado pidió que se respete su decisión de "no hacer presidente al peor socialista de los últimos cuarenta años". "Ni espada ni pared. ¿Negociar con lealtad y garantías cuando se pide como se debe y para el bien de España? Sí; pero aceptar chantajes a costa de la soberanía nacional o de nuestra propia continuidad como pilar esencial del sistema político español para apuntalar la huida hacia delante de Sánchez, nunca. No necesitamos ni menos España ni menos PP, necesitamos lo justo lo contrario. Ni vamos a hacer presidente a Sánchez ni nadie va a cambiar el sistema por las bravas con la excusa de que no le hacemos presidente", completó.

El candidato se reunirá por separado con Casado y Arrimadas el próximo lunes en el Congreso

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ETA, "interlocutor político"

La mayor dureza del discurso de Casado llegó cuando habló del "revisionismo de la izquierda".

"Han convertido la denominada memoria histórica en un 'contrarrelato' de la Transición para presentar ésta como un compromiso desigual, forzado y coactivo de la derecha sobre la izquierda, una gran disposición transitoria pendiente de reequilibrio y ajuste para llevarla más hacia la izquierda y más hacia el nacionalismo", aseguró antes de poner a la banda terrorista ETA sobre la mesa. "Años atrás hicieron de ETA interlocutor político en el llamado 'proceso de paz', por ellos, para que arraigase la creencia de que ETA era la expresión de un defecto de origen y de calidad de nuestra democracia. Y si no hay verdadera democracia no puede haber verdadero terrorismo".

Los 89 escaños que obtuvo el Partido Popular el pasado 10 de noviembre son el segundo peor resultado de la formación conservadora en su historia. Pero dado que Pablo Casado partía del suelo de su partido, los 66 escaños que cosechó el 28A en su primera vez como candidato a la Presidencia del Gobierno, el resultado le ha permitido apuntalar su estrategia tanto puertas adentro como puertas afuera del PP. Así, Casado esquiva las presiones de barones y otros dirigentes conservadores de cara a la investidura del socialista Pedro Sánchez. Y también marca distancias del resto de partidos con el argumento de que esos 89 escaños le ubican por derecho como líder de la oposición y, por tanto, como alternativa al Gobierno para el que negocian PSOE, Unidas Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya.

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