Las investigaciones sobre el caso Gürtel han destapado en el banco suizo Clariden Leu lo que, en principio, parecen movimientos de dinero ajenos a la trama pero que tienen por protagonista a la empresa española Dusen SA, durante años sinónimo de pantis y medias, y cuyos últimos 80 trabajadores deberán esperar a que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) los indemnice con dinero público.
Sólo en 2008, al año que Dusen se librara de sus primeros 50 empleados bajo el argumento de las pérdidas que le ocasionaba “la competencia asiática”, su directora financiera cursó al Clariden Leu de Ginebra 12 órdenes de transferencia por importe global de 400.000 euros al cambio. El dinero pasó primero por la cuenta de una de las sociedades investigadas en el caso Gürtel en relación con el pelotazo urbanístico de Martinsa en Arganda, Versement SA. Y finalmente llegó a sus destinatarios: varias compañías chinas del sector textil proveedoras de Dusen.
La información sobre Dusen SA aparece en uno de los paquetes de documentación enviados por Suiza a petición del juez del caso Gürtel, Pablo Ruz. El magistrado trata de averiguar quién se esconde tras la panameña Versement SA, a la que uno de los empresarios imputados por el pelotazo urbanístico de Arganda (Madrid), el empresario zaragozano Manuel Salinas, transfirió en 2008 nada menos que dos millones de euros.
El viernes, los únicos ocho trabajadores excluidos del ERE de extinción –pero sólo para que puedan hacer inventario antes del cerrojazo final- mantenían abierto en la fábrica de Castellón un mercadillo de prendas. Confían en que la venta de los restos del naufragio textil permita a los despedidos llevarse alguna indemnización a casa.
InfoLibre ha intentado sin éxito desde el jueves por la mañana localizar a algún miembro de la familia Senar, propietaria de Dusen y de la que partieron las órdenes de transferencia al Clariden Leu. Otras fuentes conocedoras del proceso de liquidación de la compañía castellonense recalcaron su absoluta sorpresa por la existencia de esas operaciones. En la contabilidad de la empresa, confirmaron los consultados, no hay una sola línea que apunte a que sus propietarios estaban manejando cuentas extranjeras. Trabajadores a los que también preguntó este diario ofrecieron la misma respuesta: jamás nadie habló de Suiza ni de Panamá ni de más pagos a los proveedores chinos que los que se hacían desde las oficinas castellonenses del grupo Dusen.
Sin respuestas
El porqué de esos movimientos es un misterio. ¿Cabe la posibilidad de que hubiera fondos ocultos mientras la plantilla original de 340 empleados iba sufriendo sucesivas sangrías? Las fuentes manejadas por infoLibre eludieron, por cautela, pronunciarse sobre ese aspecto. infoLibre llamó en reiteradas ocasiones al teléfono fijo registrado a nombre de Cristina Senar, al móvil que había facilitado a distintas personas; al de su padre, Javier Senar, que como persona física constaba como segundo máximo accionista de Dusen –el primero era otra sociedad del grupo-; y, por último, al móvil que supuestamente utiliza su marido. Ningún miembro de la familia ostenta ya cargos en Dusen, dado que su entrada en concurso, en 2013, implicó su cese y el nombramiento de administradores judiciales.
La documentación parece indicar que Versement SA actuó de intermediaria entre otra sociedad pantalla panameña vinculada a Dusen -Hagerstown Investments Inc- para canalizar el dinero hasta cuentas de sociedades chinas, algunas de las cuales eran proveedoras de la compañía textil española. Es decir, las órdenes de transferencia y los correos electrónicos enviados al banco procedían de la directora financiera de Dusen SA, Cristina Senar. Pero el dinero ingresado a Versement SA y que luego esta hacía llegar a China tenía su origen en una cuenta de Hagerstown Investments Inc de la que, o bien los Senar eran propietarios, o bien mantenían algún acuerdo de uso con sus titulares, sean quienes sean. La sociedad Hagerstown Investments fue disuelta en Panamá en marzo de 2013, apenas cuatro meses antes de que Dusen SA solicitara su liquidación final.
Casi 700.000 euros
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La documentación enviada por Suiza al juez Ruz incluye 12 órdenes de transferencia enviadas vía fax al Clariden y por casi 400.000 euros de importe global, así como otros tantos emails enviados desde su correo corporativo a modo de anuncio por la ya exdirectora financiera de Dusen SA, Cristina Senar.
Senar cursó esas 12 órdenes de traspaso de fondos entre el 26 de agosto de 2008 y el 17 de diciembre de ese mismo año. Y la mecánica siempre fue la misma: Senar remitía la orden al banco, este transfería la cantidad ordenada de Hagerstown Investments a Versement y esta los mandaba a China. Pero los papeles muestran que, antes, Hagertown Investments hizo otras nueve transferencias por 253.000 euros a Versement SA para que, a su vez, esta traspasara el dinero a las compañías asiáticas. Según las fuentes consultadas, las compañías beneficiarias de los pagos eran proveedoras de Dusen: Ningbo, Texone, Zhejian CPO y Mayer.
Uno de los expertos con los que contactó infoLibre sugirió la hipótesis de que Versement SA estuviera funcionando “como una especie de intermediario o agente de aduanas”. En ese caso, la compañía panameña habría usado su cuenta del Clariden Leu como estación colectiva de tránsito por la que diversos clientes hacían fluir fondos opacos que confluían allí un tiempo y se bifurcaban luego para alcanzar su destino final. Algo parecido a lo ya detectado con otra de las cuentas investigadas en el caso Gürtel, la enigmática Soleado, que gestionaba en el Credit Suisse el testaferro profesional Arturo Fasana y que nutría de fondos a otros clientes, entre ellos Francisco Correa, el supuesto jefe de la trama.
Las investigaciones sobre el caso Gürtel han destapado en el banco suizo Clariden Leu lo que, en principio, parecen movimientos de dinero ajenos a la trama pero que tienen por protagonista a la empresa española Dusen SA, durante años sinónimo de pantis y medias, y cuyos últimos 80 trabajadores deberán esperar a que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) los indemnice con dinero público.