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Cataluña, bipartidismo y corrupción protagonizan el debate a seis del 25-M

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Juanma Romero / Yolanda González

Cataluña, bipartidismo, corrupción. Tres temas que no emergieron (o emergieron poco, en el último caso) en el cara a cara entre Elena Valenciano y Miguel Arias Cañete y que este lunes, en el debate a seis en Televisión Española, ocuparon buena parte de las dos horas de programa. Dos horas faltas de ritmo, en las que cada uno de los candidatos –Esteban González Pons (PP), Ramón Jáuregui (PSOE), Willy Meyer (IU), Ramon Temosa (Coalición por Europa), Francisco Sosa Wagner (UPyD) y Josep Maria Terricabras (L'Esquerra pel Dret a Decidir)– aprovechó para vender su mercancía, sus propuestas, a través de monólogos consecutivos sólo interrumpidos por algunas interpelaciones directas. Producto, nuevamente, de un formato sin preguntas, sin público, rígido y cerrado, pactado por los partidos, como se encargó de recordar la moderadora, la periodista María Casado.

Pons se agarró a la herencia recibida, como hiciera Cañete el jueves pasado, pero intentó explotar a toda costa la imagen de "recuperación" de España, de que no es deseable volver al "pasado", dejando que ganen aquellos que "metieron" a los españoles en la crisis, los socialistas. Jáuregui, en la defensa del cambio de timón en Europa que "favorecerá a España y al sur" del viejo continente, y a la necesidad de lanzar "un no" al Gobierno de Mariano Rajoy. Meyer hizo pivotar todas sus intervenciones en la obra construida por el bipartidismo, uno de los ejes fundamentales de la campaña de IU. Tremosa se dividió entre la denuncia de las cortapisas impuestas por los dos grandes partidos y en la reivindicación de la consulta soberanista. Sosa Wagner intentó capitalizar el discurso de la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Y Terricabras también defendió lógicamene el referéndum del 9 de noviembre, pero intentó abrirse a otros temas más sociales, a diferencia del acento más económico de su oponente de CiU. 

01. PONS Y SU MANTRA DE LA "RECUPERACIÓN"

"España va bien", "España va mejor". Pons sacó del baúl de los recuerdos el eslogan que tantos réditos trajo a José María Aznar. No dejó de lanzar ese mensaje en toda la noche, focalizándolo en un dato: este mes se están creando 7.000 puestos de trabajo diarios y se han firmado 6.000 contratos fijos. "Por eso no puede pararse la recuperación", "no podemos volver atrás", insistió. Un "triunfalismo" que "ofende la inteligencia", le replicó Jáuregui. Y, con él, el resto de candidatos. El PP se quedó solo defendiendo la imagen idílica de una España que se levanta

Pero para construir ese discurso de la recuperación, Pons necesitó primero rescatar la herencia recibida, cómo con Rajoy España pudo sortear el rescate ("O despegamos o nos la pegamos"), cómo con el PSOE en el Gobierno se destruyeron "3,5 millones de empleos". Cómo el Ejecutivo tomó "con la cabeza decisiones que no quería tomar con el corazón". Pero cuando ya estaba estirando demasiado el chicle de la herencia recibida, Jáuregui le intentó apuntillar, pidiéndole que abandonase ese "manido tema", tan "caducado como los yogures". "Basta ya de "excusas y mentiras", le lanzó. Pons, irónico, le dijo que entendía que le molestara que el PP creara empleo. "Habrá más españoles trabajando que antes", aseguró. 

Poco a poco, el vicesecretario general de Estudios y Programas fue entrando a los trapos de los demás oradores. Sobre todo, con Cataluña, a gusto con el choque con CiU y, en menor medida con ERC. Alertó de que los inversores están desorientados por el proceso soberanista (algo que negaban Tremosa y Terricabras) y desmintió toda similitud con el caso escocés ("no tienen nada que ver"). Pons no dejó ver ninguna solución para hacer frente al desafío secesionista. Sólo buenas palabras. "Los catalanes son mis hermanos, pertenecemos al mismo país. Quiera usted a España como yo quiero a Cataluña", espetó a Tremosa. El número dos de la lista de los conservadores buscó incluso achicar el espacio de UPyD. En una de las escasísimas interpelaciones a Sosa Wagner, le recriminó que se hubiera quejado de la "manía" de los nacionalistas de introducir Cataluña en estos debates. "Creía que su partido sí consideraba muy importante el tema de la independencia de Cataluña", le soltó. Pons, suelto, le sacó a relucir hasta Cuba a Meyer. 

Pero sin lugar a dudas lo que llevaba preparado era la respuesta al previsible ataque de Jáuregui por las polémicas declaraciones de Cañete el pasado viernes en Antena 3. El candidato socialista criticó el "machismo" y "clasismo" del PP y reprobó a Rajoy no sólo por no haber rectificado, sino por haber "jaleado" a su candidato. Pons tenía preparado el contraataque y exhibió en un cartelón el tuit en el que Valenciano, en 2012, llamó "feo" en Twitter al jugador de fútbol Franck Ribéry, que tiene la cara deformada por un accidente de tráfico. "Tuvo un mal día, todos los políticos podemos tener un mal día, todos podemos equivocarnos, pero sacar conclusiones de una frase dicha en una entrevista es elevar a categoría lo que es una anécdota", respondió el número dos de los conservadores, en defensa de Cañete. La candidata del PSOE contestó después (vía Twitter) que la diferencia es que en aquella ocasión ella pidió disculpas, cosa que Cañete no ha hecho. 

02. JÁUREGUI TIRA HACIA EL PP

El número dos el PSOE se centró en el cuerpo a cuerpo con Pons (orillando al resto de interlocutores), intentando subrayar sus diferencias con el PP, y rechazando desde el principio la tesis de la herencia recibida, que está más "caducada", dijo, que "los yogures".

Enfatizó la necesidad de que Europa pegue un cambio total de timón para que se preocupe por los ciudadanos que más están sufriendo la crisis, para que se preocupe por la Europa del sur, para que no se desmantele el Estado del bienestar, como ha venido haciendo la derecha. Consciente de que la semana pasada se criticó que apenas flotase la corrupción, Jáuregui se dispuso a ser el primero en sacarlo en este debate, para proponer un código deontológico europeo y un marco legal único para hacer frente a este problema y combatir la falta de crédito de los políticos. "Nos afecta de forma seria a todos", dijo, sin citar siquiera el caso Gürtel. Pons rehuyó el tema con una pregunta retórica: "¿Sabe cuántas veces aparece en su programa la palabra corrupción?". No le tiró a la cara el caso de los ERE en Andalucía. 

Pons y el tuit de Valenciano sobre Ribéry

También fue él quien citó en primer lugar la cuestión de los derechos y libertades de las mujeres: la violencia de género, la brecha salarial entre mujeres y hombres, la pobreza femenina... y la contrarreforma del aborto. Emplazó a Pons a decir si está de acuerdo con una Ley de Plazos como la actualmente en vigor o con el proyecto de Alberto Ruiz-Gallardón. El candidato del PP escapó: no le gusta, de la norma socialista, ni que las chicas de 16 años puedan abortar sin el consentimiento paterno ni que las mujeres entren en prisión para poder abortar. El resto "se puede consensuar". Ni una palabra sobre la exclusión del supuesto de malformación del feto. El socialista volvería a las mujeres para recordarle las palabras de Cañete. 

Jáuregui rehuyó el cuerpo a cuerpo con los nacionalistas sobre Cataluña. Simplemente les recordó que el PSOE, a diferencia del PP, sí propone un modelo distinto, el federal, de soberanías compartidas, y alertó de que si cada pueblo con identidad cultural se segregara, la UE se desmontaría en "50 o 60 miniestados".  Y sólo al final, después de oír durante todo el debate las acusaciones de Meyer sobre el bipartidismo, estalló, visiblemente molesto: "Quiero una Europa fuerte por la izquierda, pero no se puede estar descalificando permantentemente al socio". El candidato de IU se sonreía porque sabía que había logrado romper, aunque fuera muy al final, la impavidez del socialista. Jáuregui le recordó, tuteándole, que quien había construido el Estado del bienestar que ahora IU defiende fue el PSOE. Por ello le preguntó si su formación apoyará a Martin Schulz como candidato a la Presidencia de la Comisión. "A Alexis Tsipras", replicaba. Y ahí le pegó la estocada final: "¿O harán como con [José Antonio] Monago en Extremadura?", absteniéndose en la moción de censura. "Ficción de censura", le corrigió Meyer. 

03. MEYER Y SU CRÍTICA CONSTANTE AL BIPARTIDISMO

No se podía esperar algo distinto del discurso de Meyer. Construyó todas sus intervenciones en torno a la denuncia del bipartidismo, cómo PP y PSOE han construido a lo largo de los últimos años una Europa desigual, un "proyecto fallido" de UE, en la que los ciudadanos no han tomado la palabra, y que ha empobrecido a los europeos. Lo hacía para pinchar a Pons y, sobre todo, a Jáuregui. 

El candidato de IU espolvoreó su combate continuo al bipartidismo con multitud de propuestas, y de vez en cuando buscaba el debate, que Pons y Jáuregui (y Tremosa) lo tuvieran en cuenta. Al primero le afeó que propusiera antes de las últimas generales tres millones de empleos, al segundo le recordó que la corrupción obedece a un modelo "especulativo" alimentado por los dos grandes, al candidato de CiU le subrayó que IU sí defiende el derecho a decidir, pero para construir un Estado federal, y que "el problema", de "Cataluña y España", es "el capitalismo". "Y ustedes recortan a la misma velocidad que Rajoy". Hizo un amago de echar un capote a Valenciano al reconocer que hay un problema con las mujeres "no resuelto", atribuible a un sistema económico "patriarcal". En su último turno, insistió en que su coalición pretende una "gran coalición con la gente", frente a los "recortadores" de PSOE y PP, y llamó a "concentrar el voto" en torno a IU –un intento de robarle apoyos a su competidor Podemos, no presente en el debate–, la que se ha "confundido" con las mareas, las huelgas generales o las marchas por la dignidad. La que ha estado en la calle.  

04. TREMOSA: EL REFERÉNDUM ES UNA "OPORTUNIDAD"

El candidato de Coalición por Europa no sacó en su primera intervención a relucir el debate soberanista, como sí hizo Terricabras, pero luego explotó la cuestión catalana si cabe más que él, y en todos los frentes, intentando situar en la misma orilla a PSOE y PP. Desde la apuesta por el corredor central en competición con el corredor mediterráneo, la "persecución" del catalán, o el lastre de la Marca España que perjudica a Cataluña porque ofrece una imagen de país ineficiente. La intención del cabeza de lista de CiU era evidente: capitalizar el desafío soberanista por encima de ERC, con la que compite por la primera posición en el podio en la comunidad. 

Tremosa preguntó a Pons por qué Rajoy no es como David Cameron, si habían leído el libro blanco de la independencia de Escocia, presentó el derecho a decidir como la consecuencia de que España no quiere "reformarse en positivo". "Hagan una España mejor, porque tendremos la necesidad de irnos si no cambian", espetó a los dos representantes de PP y PSOE."Invito a la sociedad española a que vea el referéndum catalán como una oportunidad para que España entre en el siglo XXI", sancionó en su alegato final, en el que intercaló algunas palabras en catalán. El único que lo hizo. 

05. SOSA WAGNER: LA CORRUPCIÓN COMO ARIETE

El candidato de UPyD fue el que intentó interpelar menos a sus interlocutores, el que vendió más las propuestas de su formación y el que las fue repartiendo durante las dos horas sin pretender hilar con las intervenciones de sus contrarios. Sosa Wagner quiso incluso entrar menos a matar con el asunto catalán, hasta que al final no pudo aguantarse y condenó a los nacionalistas por su "manía" en colar el desafío soberanista en debates europeos. A ambos les recordó lo que dijo el "guardián de los tratados", el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso: que si Cataluña se independiza, saldrá de la UE. "Europa no es una nación ni falta que hace, felizmente Europa no necesita héroes ni sangre ni batallas", zanjó. Lo sustancial, precisó, es que no existe el "derecho de secesión" en la Carta de Derechos Fundamentales. "¿Cuando me dice que el derecho de secesión no existe, es que ha encontrado el derecho a la felicidad en alguna parte?", le espetó a continuación Terricabras.. 

Su problema fue que el resto de intervinientes apenas dialogó con él. Sí centró el tiro más en la corrupción, repitiendo una frase de la que ha hecho bandera Rosa Díez: "El domingo no votar es indultar a los corruptos". Su condena del bipartidismo, de hecho, pivotó sobre este asunto: quienes quieran perpetuar una "democracia degradada" y "envilecida" por la corrupción, que sigan votando a los dos grandes, quienes quieran recuperar la división de poderes, la "honradez y la honestidad", pueden confiar en UPyD, acabó.

06. TERRICABRAS: NO SÓLO LA CONSULTA

A Terricabras se le presumía un mayor énfasis en la consulta, la "primavera democrática" que vive Cataluña. Obviamente, habló mucho de ella, y mucho, pero no sólo. Criticó las políticas de austeridad, pidió la renegociación de la deuda, denunció las desigualdades económicas y sociales, el fracaso escolar, la homofobia, el machismo... Hasta tuvo tiempo de arremeter contra el PP para arremeter contra su candidato. "Europa nos protegerá de vueltas al pasado. Como lo de Cañete. No hay nadie en Europa que acepte ni bromas de la diferencia entre hombres y mujeres, ni cosas como la ley Gallardón o la ley Wert".

¿Y la consulta? Subrayó, frente a Pons, que el proceso independentista "no asusta a los inversores" y se burló de la "preciosa y "romántica" declaración "de amor" de Pons a Cataluña". Pero esas palabras hay que demostrarlas en la práctica, le retó. "Si quieren que le vaya bien a Cataluña no nos vetarán en Europa, ni desearán que Cataluña se convierta en un ectoplasma si nos vamos". El candidato de ERC abogó por una relación "amable y no hostil" con España, una vez que Cataluña se conforme como un estado independiente. 

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