Cataluña se encamina hacia unas elecciones anticipadas

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Cataluña ya huele a elecciones. Es el escenario casi inevitable después de que Artur Mas firmara la defunción de la consulta oficial del 9 de noviembre y anunciara una consulta alternativa, sin censo previo y sin sujeción al decreto de convocatoria suspendido por el Tribunal Constitucional. Y sin socios a su lado, quebrada la unidad de las fuerzas soberanistas. Esta consulta, como la prevista inicialmente, sería "anticipada" a la "consulta definitiva", unas elecciones autonómicas de carácter plebiscitario.

Los partidos catalanes ya se están mentalizando y asumen que entran en una larga precampaña que, en realidad, a ninguno conviene, porque el panorama resultante tampoco será fácil de gestionar. Urnas, ¿para cuándo? Imposible aventurar una fecha concreta, aunque lógicamente corren las quinielas: o bien antes de Navidad, en cuyo caso Mas debería convocar a los ciudadanos antes del 9-N, o bien en el primer trimestre de 2015, cerca de las municipales de mayo.

El president asumió ayer martes, durante su rueda de prensa de cerca de dos horas en la Galería Gótica del Palau de la Generalitat, que la unidad del bloque proconsulta se había "agrietado". Bastaba la imagen: un Mas sin dirigentes de otros partidos a su vera. Estaba solo. La nueva consulta del 9-N, explicó, se basará en "marcos legales preexistentes" a la Ley de Consultas impugnada por el Gobierno de Mariano Rajoy y también suspendida cautelarmente por el TC. No será preciso un nuevo decreto. Pero tampoco desveló cómo articulará legalmente el referéndum alternativo, para evitar el recurso del Ejecutivo. "No daremos pistas al adversario". Mas sólo hizo mención a la "competencia genérica de la Generalitat" para promover la "participación ciudadana".

La doble pregunta se mantiene

"Habrá locales abiertos, urnas y papeletas". Locales titularidad de la Generalitat, papeletas con la doble pregunta pactada el año pasado entre CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP –"¿Quiere que Cataluña sea un Estado?", y en caso afirmativo, "¿Quiere que sea un Estado independiente?"–, sin un censo cerrado y previo. Para evitar el "ridículo internacional", se creará el censo el mismo 9-N: los catalanes mayores de 16 años con domicilio en Cataluña podrán votar presencialmente portando su DNI.

"La consulta definitiva, con plenas garantías, sólo se puede hacer a través de unas elecciones plebiscitarias", advirtió el president. Es la carta que se guarda por el momento, el plan B que, no obstante, siempre tuvo en su cabeza. La mejor opción para esas plebiscitarias, dijo, sería "una candidatura y un programa conjuntos" de las fuerzas soberanistas. Acababa de lanzar la pelota al tejado de los republicanos.

El bloque proconsulta recibió gélido la propuesta de Mas. Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Unida i Alternativa (ICV y EUiA) se descolgaron, ERC cargó contra el president por "romper" la unidad y le pidió elecciones, y la CUP dijo sentirse "engañada" y reprochó al jefe del Govern que quiera hacer "una consulta partidista".

"Cuesta confiar en quien no cumple los acuerdos"

En buena medida, lo que pase en los siguientes días dependerá de la actitud de los republicanos. Hasta ahora eran los socios de CiU, de ellos dependía la estabilidad del Ejecutivo. Pero ayer su presidente, Oriol Junqueras, consideró quebrado el pacto de las fuerzas proconsulta "de forma unilateral" al dar marcha atrás y defender una consulta alternativa sin garantías y que "no genera un mandato democrático". "Cuesta confiar en quien no cumple los acuerdos y cuesta llegar a acuerdos con quien no los cumple", advirtió, taxativo. Así las cosas, sólo quedaría el camino de las autonómicas adelantadas, para "lograr una mayoría parlamentaria para declarar la independencia de Cataluña". Elecciones, ¿cuándo? "Cuanto antes mejor porque las cosas buenas –la independencia– no pueden esperar". 

El presidente de ERC mantuvo su doble gorro puesto: todavía cercano a Mas –prometió ayudarle en la preparación de la consulta alternativa, pese a no gustarle– y ajeno a la propuesta de candidatura unitaria. Puso su condición: si Mas quiere plebiscitarias, que se avenga a contemplar la independencia en el programa compartido. "La primera cuestión relevante es: ¿unas elecciones para hacer qué? Después ya hablaremos del quién y del cómo". Dicho de forma simple: o el president recupera la consulta pactada o elecciones. 

Mas, como analizaban ayer dirigentes de distintos partidos a este diario, se encuentra atrapado en su propio laberinto, y tiene difícil salida. Su opción favorita, para poder sobrevivir, es una candidatura unitaria, pero eso depende de ERC. Y la condición impuesta no es fácil. El coordinador general de Convergència Democràtica, Josep Rull, aseguró que su formación está dispuesta a ir a unas plebiscitarias tras el 9-N si hay un único punto y una lista conjunta con los republicanos y con otras fuerzas. Rull no cerró la puerta a una declaración unilateral de independencia, aunque sólo como último recurso, si se frustrara la negociación con el Estado para promover la segregación de Cataluña en caso de que tras unas elecciones ganara el a la secesión. Para no poner más tierra de por medio con sus aliados, evitó hacerles "reproches".

¿Fractura con Unió?

Pero Mas sabe que unirse a ERC le supondrá agrandar la fisura con el partido socio de la federación, Unió. Los democristianos creen mejor agotar la legislatura (que concluye en 2016) y rechazan la declaración unilateral, como quiere ERC. "Le convendría a Cataluña un periodo de estabilidad política y por lo tanto no soy de los que creen que sean necesarias elecciones anticipadas. Creo que todo el mundo debería hacer un acto de sinceridad, todos, porque nadie las quiere", contestó en el Congreso Josep Antoni Duran i Lleida. Se trataría de buscar una mayoría alternativa para "seguir gobernando". El portavoz de CiU en la Cámara baja está mirando al PSC, a dar vida a la sociovergencia

Los socialistas no lo creen posible. Su primer secretario, Miquel Iceta, sí se ha ofrecido reiteradamente a Mas, siempre y cuando dé carpetazo a sus planes soberanistas, se disponga a hablar con Madrid una reforma constitucional y dé un giro total a sus prioridades. En la cúpula del PSC consideraban esa opción ayer como muy improbable, porque supondría una "rectificación brutal" a un president que ya ha llegado muy lejos en su órdago. 

Si Mas acude con ERC a los comicios, correría el riesgo de romper CiU. Y si concurre sin los republicanos, se expone a estrellarse en las urnas, como vaticinan las encuestas, que coinciden en augurar una espectacular subida del partido de Junqueras, que ganaría con rotundidad, aunque no aún con mayoría absoluta. Todo ello en un mapa político más fragmentado. Por eso hay quien adelanta que, en caso de que el president no pueda ahormar una candidatura conjunta, decida marcharse tras el 9-N y no repetir como cabeza de lista en los comicios anticipados.

¿Qué persigue Mas? En primera instancia, ganar tiempo. Ver cómo se mueven los partidos de aquí al 9-N. Y, como lee el PSC, comprobar si consigue seducir a ERC y la suma al proyecto de plebiscitarias bajo una marca conjunta. 

ICV y EUiA se descuelgan

La fecha de esas elecciones autonómicas —las terceras desde 2010–, según las fuentes consultadas, no está clara. En el entorno de CiU se manejaba este martes la posibilidad de celebrarlas antes de Navidad. El último día disponible sería el 21 de diciembre, en cuyo caso tendría que convocarlas, como máximo, el 28 de octubre, dado que la ley electoral obliga a poner la maquinaria en marcha 54 días antes de abrir las urnas. La ventaja para Mas, según estas fuentes, sería evidente: "Aprovechar el tirón de la movilización popular del 9-N", evitar que el ambiente se enfríe e impedir así que el president naufrague. Si el jefe del Govern –el único con la potestad de convocar elecciones– decide posponer los comicios, entonces lo más probable es que citara a los catalanes entre finales de enero y mediados de marzo de 2015. Si lograra una candidatura de unidad con ERC, le interesaría aproximarlos lo más posible a las municipales, donde la suma de CiU y ERC, previsiblemente, obtendría un resultado espectacular. 

Quienes no comparten de ningún modo la consulta alternativa ni se sumarán a la lista conjunta son ICV y EUiA. Como dijeron sus respectivos líderes, Joan Herrera y Joan Josep Nuet, no avalarán el nuevo 9-N porque no es un referéndum, sino un "sucedáneo y un sustituto", diseñado únicamente con el propósito de "salvar" a Mas. "El proceso participativo que se propone se puede convertir en la precampaña electoral de Mas y CiU", apuntó Nuet. Desde fuera del bloque proconsulta, Iceta también entrevió las mismas intenciones: la consulta alternativa es un "engaño" y un "error", que "no vale" y que sólo sirve al president para "entrar en una larga precampaña electoral". El nuevo 9-N es una especie de "gigaencuesta presencial o una huida hacia delante que no merecen los catalanes", valoró el primer secretario de los socialistas. 

La CUP no quiere dar "por muerta" la consulta del 9-N y llamó al resto de partidos a "no dejarla sólo en manos del Govern". Según el diputado Quim Arrufat, Mas quiere liderar una "consulta partidista". La CUP, añadió, en cualquier caso, no se sumará a la lista unitaria, tanto por diferencias ideológicas como de objetivos, ya que su formación "no quiere ir con quienes recortan prestaciones básicas de los ciudadanos". 

El Ejecutivo de Rajoy, a la espera

La partida no se juega sólo en Cataluña, lógicamente. También se hace en Madrid. El Gobierno de Mariano Rajoy está a la espera de los siguientes pasos que dé Mas. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió de que el Ejecutivo analizará si recurre "la nueva ocurrencia" del president, mientras que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, añadió que si la nueva consulta supera las competencias de la Generalitat, se impugnará, aunque todavía no ve signos de inconstitucionalidad. 

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El PSOE, mientras, mantiene su posición de partida: lamentó el nuevo salto al vacío del president y le llamó a "respetar la ley". Pero al jefe del Ejecutivo central le instó a combinar "ley y política". A negociar y buscar una salida en la reforma constitucional. 

El 9-N, ahora más que nunca, dependerá de la movilización de la sociedad civil. Por el momento, ni la Asamblea Nacional Catalana ni Òmnium Cultural rechazaron de plano la propuesta del president. Desde Bruselas, Carme Forcadell y Muriel Casals dijeron sentirse "decepcionadas" con la ruptura de la unidad del frente proconsulta, pero negaron desánimo. Ambas llamaron a los ciudadanos a seguir lucnado por la "Cataluña independiente".

Ya no habrá consulta oficial el 9-N. Pero el problema político dista de estar resuelto. Todo lo contrario. En el horizonte asoman nubarrones. En Cataluña y en Madrid. Con un Mas lanzado y un Rajoy inmóvil. 

Cataluña ya huele a elecciones. Es el escenario casi inevitable después de que Artur Mas firmara la defunción de la consulta oficial del 9 de noviembre y anunciara una consulta alternativa, sin censo previo y sin sujeción al decreto de convocatoria suspendido por el Tribunal Constitucional. Y sin socios a su lado, quebrada la unidad de las fuerzas soberanistas. Esta consulta, como la prevista inicialmente, sería "anticipada" a la "consulta definitiva", unas elecciones autonómicas de carácter plebiscitario.

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