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Crisis del coronavirus

Los centros semiprivatizados de Aguirre tienen espacios vacíos para asumir casi la mitad de camas del hospital de pandemias de Ayuso

Zona vacía y sin adecuar del Hospital Infanta Leonor de Vallecas.

El 27 de abril de 2007, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, acudió acompañada de su consejero de Sanidad, Manuel Lamela, al municipio de Aranjuez. El acto era importante. Con las autonómicas a un mes vista, la líder del Ejecutivo regional anunció a bombo y platillo la finalización de la construcción del Hospital del Tajo, uno de los siete centros de gestión semiprivada que el Gobierno madrileño se había comprometido a levantar a lo largo de la legislatura y que se convirtieron en la piedra angular de buena parte de su campaña. El plan diseñado contemplaba que estos hospitales echasen a andar con un número de camas determinadas que se fueran incrementando a lo largo de una década. Con esta previsión, los centros se urbanizaron de tal manera que contaran con espacio extra para las ampliaciones. Sin embargo, trece años después, prácticamente todos albergan menos camas de las que son capaces de asumir. En concreto, 419 por debajo, según los datos recopilados por este diario. Es decir, casi la mitad con las que contará el hospital de pandemias que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso está a punto de poner en marcha en Valdebebas.

El Plan de Infraestructuras Sanitarias de la Comunidad de Madrid para el periodo 2003-2007, presentado por el Gobierno de Aguirre cinco meses después de la repetición electoral tras el famoso tamayazo que evitó la llegada de Rafael Simancas a la Puerta del Sol, contemplaba el levantamiento en la región de siete nuevos hospitales bajo un modelo PFI (iniciativa de financiación privada, por sus siglas en inglés), por el cual la concesionaria se encarga de la construcción de la infraestructura, que pone a disposición del sistema público de salud a cambio de gestionar los servicios no clínicos –es decir, se ocupa de todo menos de los sanitarios, que dependen de la administración–. En concreto, se pusieron en marcha el de Aranjuez (Hospital del Tajo), el de Coslada (Hospital del Henares), el de Arganda (Hospital del Sureste), el de San Sebastián de los Reyes (Infanta Sofía), el de Parla (Infanta Cristina), el de Vallecas (Infanta Leonor) y el de Majadahona (nuevo Puerta de Hierro), los seis primeros en un proceso único de adjudicación y el último a través de otro expediente diferente.

Para cada uno de los centros, la Consejería de Sanidad elaboró un estudio de viabilidad. Este documento, entre otras cosas, presentaba un plan de construcción detallado con la superficie que debía estar edificada en diferentes periodos. Por ejemplo, para el caso del Hospital Infanta Leonor se establecía que en 2007 tenían que estar construidos y equipados 8.683 metros cuadrados para hospitalización y críticos, más otros 1.258 metros cuadrados construidos con instalaciones pero no equipados para la misma área. A esta superficie, recogía el mismo proyecto, se le tendrían que haber sumado en 2017 otros 3.026 metros cuadrados sólo de estructura, de forma que tras una década la zona de hospitalización y críticos contase con una superficie total de casi 13.000 metros cuadrados. ¿Por qué? Básicamente porque el proyecto se planteó sobre una estimación de necesidades a largo plazo. “Se prevé la construcción e instalación inicial de un volumen suficiente para atender las necesidades en el momento de su apertura y una reserva de crecimiento interno que permitirá atender a la población estimada en 2017”, recogía el estudio de viabilidad.

Sobre esta proyección para cada uno de los centros, se fijaba también el número de camas de hospitalización con las que arrancaría cada hospital y la cifra que tendría que tener a una década vista. Es decir, la capacidad de ampliación. En total, se estimaba que todos los centros pudiesen disponer, según las cifras recopiladas por infoLibre, de 2.220 camas de hospitalización. Sin embargo, a día de hoy, y con una pandemia tensionando cada dos por tres el sistema, casi todos los centros tienen instaladas menos de las que podrían asumir en base a los estudios de viabilidad y programas funcionales de la Consejería de Sanidad. En concreto, entre todos ellos disponen de 1.801 camas instaladas. Son 419 por debajo de la capacidad real, lo que explica que haya alas construidas pero totalmente desaprovechadas. Es decir, con los espacios vacíos de sólo estos siete centros se podría asumir casi la mitad de camas que se prevé que albergue el nuevo hospital de pandemias del Gobierno madrileño, el Enfermera Isabel Zendal.

De Vallecas a Majadahonda

En Vallecas, el Infanta Leonor abrió con 204, si bien en su programa funcional se establecía que estaba preparado para asumir en 2017 unas 324, un incremento por encima del centenar. Actualmente, sin embargo, hay instaladas en el centro 269 camas de hospitalización, 55 menos. Fuentes de CCOO que trabajan en este hospital explican que hay vacía toda un ala que, de usarse, permitiría ampliar el centro en “tres plantas”. Una zona que, detallan, por el momento no está “habilitada”. “Está de obra. Tiene los accesos de los ascensores o las escaleras, pero no mucho más”, señalan en conversación con este diario. Un problema al que añaden, además, el del espacio desaprovechado para unidades de cuidados intensivos. “Tenemos una zona en la que se podrían poner hasta 14 boxes de UCI”, denuncian. Algo que, dicen, solicitaron sin éxito en abril a la Dirección General de Infraestructuras. Mientras tanto, el centro está llevando a cabo obras para habilitar el gimnasio como unidad de cuidados intermedios para pacientes semicriticos, según confirmó el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero, hace una semana.

A unos 27 kilómetros al norte, en San Sebastián de los Reyes, se encuentra el Infanta Sofía. Este hospital se levantó con previsión de que pudiera contar en una década con 349 camas. Para ello, se empezó en el área de hospitalización y críticos con 9.656 metros cuadrados construidos y equipados y otros 1.028 construidos con instalaciones pero no equipados, a los que en 2017 debería sumársele otra estructura de 3.026 metros cuadrados. A pesar de ello, a día de hoy no se ha completado dicha ampliación de recursos materiales. Tienen instaladas 271, 78 por debajo de la capacidad que debería haber tenido hace ahora tres años. “La torre 4 la tenemos cerrada. Por lo que podemos ver desde fuera, son zonas que están completamente diáfanas, de obra, en la que se almacenan camas rotas. A este espacio hay que sumarle, además, la UCI que salió en el programa Salvados –otras 16 camas para críticos listas para ser usadas–, un área que está cerrada a cal y canto con cadenas y candados”, explican a este diario fuentes sindicales que trabajan en el centro.

Área vacía en el Hospital Infanta Leonor, en el barrio madrileño de Vallecas. | IL

También desde la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts) hablan de zonas sin utilizar en el Hospital del Tajo, el que se encargó de inaugurar la propia Aguirre a un mes de la celebración de los comicios de 2007. “Hay áreas sin usar muy amplias en las que entrarían bastantes camas”, cuentan fuentes sindicales del complejo, quienes explican que en dichos espacios, por lo que han podido ver, están “conectadas las tuberías y poco más”. Este hospital, ubicado en el municipio de Aranjuez, echó a andar con unas 60 camas. Era el más pequeño de la red diseñada por el Ejecutivo madrileño hace tres lustros. Sin embargo, como todos los anteriores, estaba preparado estructuralmente para poder ir incrementando su capacidad. En concreto, según consta en el programa funcional, tenía capacidad para aumentar hasta 116. Sin embargo, actualmente cuenta con 98 camas estructurales, 18 menos de las que se planteaba que estuviesen instaladas en 2017, según explican desde el sindicato.

En el Hospital Infanta Cristina, en la localidad de Parla, tampoco se han instalado todas las previstas en el programa de viabilidad y estudio funcional. En concreto, esos documentos establecían que en una década, en base a las previsiones de incremento de la actividad, el centro tendría que contar con 250, por lo que el proyecto se preparó sobre dicha ampliación prevista. A día de hoy, todavía no llegan a los dos centenares. Y eso que aumentó su capacidad tras la época estival. “En verano funcionábamos con 147 camas. A partir de octubre, lo hacemos con 183”, explican fuentes de CCOO en el centro. Son 67 menos que las fijadas. En este caso, la concesionaria es Sacyr, quien en 2014 decidió compartir el pastel con el fondo de inversión de Lloyds Bank. Esta constructora, además, también está al frente del Hospital del Henares. Este centro es, a día de hoy, el único que cumple con la previsión que se hizo en su día. Para 2017 debía disponer de 239 camas de hospitalización. En la actualidad, tiene instaladas 243. Son cuatro más de las establecidas en el programa funcional.

A poco más de veinte minutos en coche hacia el sur, en el municipio de Arganda, se encuentra el Hospital del Sureste. Este centro es el segundo de menor tamaño del plan estrella de Aguirre. El proyecto de la Consejería de Sanidad establecía un complejo de unos 24.066 metros cuadrados útiles, de los que el 27% –6.576– correspondían exclusivamente al área de hospitalización y críticos. Al igual que el resto de estudios de viabilidad, no se esperaba que desde el primer momento todo estuviera levantado y perfectamente dotado. En 2007, tenía que haber por lo menos 4.884 metros cuadrados construidos y equipados y otros 800 construidos con instalaciones pero no equipados. Diez años después, además, debía contar con otros 893 metros cuadrados adicionales exclusivamente de estructura. La idea era que, en una década, pudiera pasar de las 110 camas iniciales a las 148. Sin embargo, en plena pandemia, cuenta con unas 132, según los últimos datos del Catálogo Nacional de Hospitales del Ministerio de Sanidad. Son 16 menos de las que debería haber instaladas.

Estos seis hospitales se licitaron en un mismo expediente. Fuera quedó el nuevo Puerta de Hierro, cuya adjudicación para la gestión se hizo por separado. En este centro, según explican fuentes sindicales, no hay grandes alas desiertas. “Tenemos una unidad de veinticinco camas que se abre en periodo de gripe, además de otras dos plantas de corta estancia que suelen estar habitualmente al 50%. El resto de camas suelen estar casi siempre en funcionamiento. Normalmente, no tenemos cerradas”, detallan. Sin embargo, lo cierto es que el centro, ubicado en Majadahonda, fue pensado para una capacidad superior a la actual. El dimensionado básico contemplaba unas 794 camas, una cifra que se vendió también desde el Ejecutivo regional. Sin embargo, justo antes de su apertura, la presidenta madrileña ordenó retirar más de un centenar de ellas de las habitaciones equipadas como dobles para su uso individual, camas que fueron sustituidas por sillones y que la Comunidad de Madrid siguió pagando como si estuvieran instaladas, tal y como desveló la Cadena Ser. Actualmente, el centro cuenta con 613 instaladas. 181 por debajo de la capacidad con la que fue concebido.

Luce más un nuevo hospital que una ampliación

La ampliación de los hospitales semiprivatizados de la región ha sido abordada por el Ejecutivo madrileño en alguna ocasión. De hecho, en noviembre de 2018, durante la etapa de Ángel Garrido en la Puerta del Sol, el Gobierno regional acordó comenzar el proceso para llevar a cabo diversas actuaciones de mejora de las instalaciones del Infanta Sofía, Infanta Leonor y Hospital del Sureste. “Pese a que las previsiones que se establecieron en su momento estuvieron fijadas en torno a parámetros progresivos de actividad, lo cierto es que la realidad desbordó todos los pronósticos”, señalaba tres días más tarde el Ejecutivo autonómico en un comunicado sobre la presentación del plan funcional diseñado para el último de los centros. El proceso, sin embargo, no se ha completado. Hace una semana, el alcalde de Arganda del Rey, Guillermo Hita, reclamó que se llevara a cabo la prometida ampliación del Hospital del Sureste “urgentemente”, mientras la Consejería de Sanidad se limitaba a decir que el asunto está “en proceso de supervisión”. “Se supone que se iba a llevar a cabo una mejora, pero aquí ni hay obras ni maquinaria”, dicen, por su parte, fuentes sindicales de CCOO en el Infanta Sofía.

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Zona vacía en el Hospital Infanta Leonor, en Vallecas. | IL

¿Por qué todos estos centros, hasta ahora, no han habilitado dichas zonas vacías? “Porque una vez que los abres, es muy difícil volver a cerrarlos dada la necesidad de estas camas. En este sentido, hay que recordar también que aumentar esta capacidad lleva también aparejada la necesidad de incrementar el número de trabajadores sanitarios, y la Consejería de Sanidad estamos viendo que no está por la labor. Por eso, prefieren habilitar, si son necesarios, espacios temporales como bibliotecas o gimnasios”, explica en conversación con este diario Julián Ordoñez, portavoz de Sanidad de UGT Madrid. Desde CCOO hacen una interpretación similar. “De cara al público, es mucho más vistoso para el Gobierno regional levantar un nuevo hospital que ampliar una zona de otro que ya está construido. Además, el beneficio que se pueden llevar empresas privadas es menor si se acometen obras para habilitar un ala vacía que si se lleva a cabo un proyecto como el de Valdebebas, que, por cierto, ya acumula un sobrecoste importante en la construcción”, apunta al otro lado del teléfono uno de los delegados del sindicato en uno de estos centros semiprivatizados.

La previsión de gasto que se hizo para la construcción del Enfermera Isabel Zendal, el hospital de pandemias que contará con un millar de camas y cuyos profesionales procederán de otros centros de la región –ya sea de forma voluntaria o a través del traslado forzoso–, se cifró en un primer momento en unos 51,7 millones de euros. Sin embargo, ahora el precio por levantar esta estructura se sitúa en el doble de lo previsto: al menos 100 millones de euros. La Consejería de Sanidad achaca este desvío a “mejoras” incorporadas –aumento de la superficie construida o el aumento de la altura del Centro Logístico Sanitario para su robotización, entre otros–. Ese será, de momento, sólo el precio a pagar por montar el edificio, compuesto por varios módulos. Un coste al que luego habrá que sumar, además, los contratos para la gestión de los servicios de seguridad, mantenimiento, limpieza, alimentación, lavandería y recogida de residuos. Licitaciones de las que aún no se sabe nada y que engordarán todavía más el coste del centro. A pesar de tener centros con amplia capacidad para asumir más camas.

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