Los socialistas tienen un gran objetivo la noche del 28M: el Ayuntamiento de Barcelona. El PSC está fuerte y cree que el ciclo de Ada Colau se ha agotado ya. En una emocionante carrera electoral esperan hacerse con el bastón de mando a través de Jaume Collboni, que se presenta como el garante de las políticas progresistas con recetas socialdemócratas que den estabilidad y confianza también a los sectores económicos.
Collboni (Barcelona, 1969) siente que esta vez sí logrará ser el alcalde y que estas semanas terminarán de movilizar a un electorado muy transversal que quiere acabar con los años anteriores y enterrar también el procés económico. Recuperar el orgullo de ciudad. Tiene como aliado a Pedro Sánchez, que se está volcando por conseguir la capital catalana. No pone el aspirante líneas rojas y está dispuesto a hablar con todos los grupos el día después, a excepción de la ultraderecha.
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de esta legislatura?
Lo mejor ha sido la capacidad de recuperar la ciudad de forma rápida e intensa de la crisis del covid. Y lo peor, la pandemia.
Si es alcalde, ¿cúal sería su primera medida?
Lo primero será ir al colegio de mi sobrina a explicar a su clase cómo será la Barcelona de 2030.
¿Y su primera gran medida en el Ayuntamiento?
Convocar a todas las empresas concesionarias de limpieza de Barcelona para hacer un plan de choque y poner orden en ese tema.
Alquilar o comprar una vivienda en Barcelona, especialmente en el centro, es casi una odisea. ¿Le parece suficiente la ley de vivienda acordada en el Congreso? ¿Cómo la van a aplicar?
Me parece suficiente y necesaria para contener los precios del alquiler, que han subido exponencialmente. Pero lo que de verdad va a cambiar el mercado de vivienda asequible en Barcelona es generar más oferta. Tenemos un plan de construcción de hasta 25.000 nuevos pisos en los próximos ocho años en las zonas de crecimiento. Y queremos propiciar también que la iniciativa privada funcione también hasta llegar a las 40.000 unidades. No tenemos sólo un problema de acceso a la vivienda sino también de demografía porque la población activa joven emigra.
Los orígenes políticos de Colau, con la que gobierna el PSC, provienen del movimiento antidesahucios. Después de estos años, ¿qué evidencia la gestión de la vivienda que se ha hecho?
En general con todas las ideologías populistas, que solucionaban con problemas simples cuestiones muy complejas, no resuelven los problemas de fondo, como se ha demostrado. Cuando hablamos de que se acaba el ciclo del 15M, lo que decimos es que a un movimiento que tuvo una buena capacidad de diagnosticar un problema le ha costado luego mucho dar una respuesta desde la política. En el ámbito de la vivienda es especialmente significativo. El objetivo tiene que ser llegar a la clase media trabajadora, sobre todo a los menores de 35 años. Una auténtica política de vivienda tiene que ser de nueva construcción pensando en ellos.
La pregunta era sobre Colau y nos ha respondido hablando del populismo, ¿ha sido populista la alcaldesa?
Lo que digo es que, sobre algunas propuestas y planteamientos que se hicieron hace ocho o diez años, se ha demostrado que las respuestas son las socialdemócratas, que consisten en políticas públicas, en intervenir en el mercado, colaborar con la parte privada… Ha habido una rectificación de facto de muchos de los planteamientos para empezar a dar respuestas y soluciones. Me congratulo.
Se ha demostrado que las ideologías populistas no resuelven los problemas de fondo
Barcelona pasó de ser una ciudad referente internacional y cosmopolita a ser el epicentro de la batalla independentista. ¿Se ha recuperado ya la ciudad?
Mientras haya partidos como Junts, que preconizan el independentismo unilateral y con candidatos como Trias, no hemos acabado con el procés todavía. El procés se acabará el día que haya un alcalde socialista en la ciudad de Barcelona. Espero que sea en unas semanas. En ese punto sí que podremos anunciar que se produce un cambio de plano en la política catalana porque la segunda institución del país estará dirigida por un alcalde socialista. Barcelona ha sufrido muy directamente las consecuencias del procés, ha sido el escenario del conflicto político. Se ha sufrido una fuga de empresas. Tenemos que cerrar el ciclo y empezar a reconstruir. Una de las cosas que tiene que hacer el futuro gobierno de Barcelona es dar confianza. Explicarle a todo el mundo que el procés ha acabado políticamente y tiene que acabar también económicamente. Pediré que se articule un plan de retorno de las empresas que se fueron de la ciudad y de Cataluña para enviar el mensaje del fin de ciclo del procés.
¿Con usted como alcalde se acabará el fin del ciclo del procés?
Institucionalmente creo que sin duda. Afortunadamente una de las consecuencias del pacto con los ‘comunes’ fue evitar tener un alcalde independentista, con el apoyo en la investidura de Manuel Valls. Creo que la elección de alguien como el señor Trias sería un retroceso. No sólo porque volveríamos a las políticas de recortes y de austeridad de 2011, sino por volver a inflamar de nuevo un discurso independentista y unilateralista, que es el de Borrás y Puigdemont. No sería nada bueno para Cataluña.
Habla de ese plan de retorno de empresas, ¿cómo lo articularían? ¿Qué puede hacer para que vuelvan?
Dar confianza, estabilidad y seguridad jurídica. Empezando por el Ayuntamiento de Barcelona. Nadie hasta la fecha ha levantado la mano desde una institución catalana para decir que quiere que vuelvan las empresas que se fueron en el procés. Es un primer paso que hay que dar, de forma acordada con el Estado y más adelante con el futuro Govern de la Generalitat para que eso pase. No tengo una hoja de ruta con medidas detalladas porque no tengo las competencias, pero sí tengo la capacidad y el liderazgo para proponerlo. En el momento que se produzca esa noticia, habremos empezado a cerrar el círculo de la afectación del procés en la economía.
Hace una semana su compañera socialista y candidata a la Alcaldía de Valencia, Sandra Gómez, decía muy segura en una entrevista en infoLibre que va a convertir esa ciudad en la capital del arco mediterráneo. ¿Cómo van a librar esa batalla?
Entre las ciudades de España tiene que haber cooperación, nos tenemos que complementar. Si a Valencia le va bien, a Barcelona le va bien. Y si a Madrid le va bien, a Barcelona le va bien. No lo planteo como una competición. Barcelona de una forma natural quiere ocupar, en el plano internacional, la capitalidad de la zona euromediterránea. Somos la sede del Instituto Europeo del Mediterráneo. Quiero reactivar esa capitalidad, somos el quinto hub tecnológico de Europa y la sede del Mobile World Congress. Ese es el camino que la ciudad está recorriendo, poniendo en valor las dos fortalezas que tiene Barcelona: la tecnología y la capacidad de generar y atraer talento.
Madrid y Barcelona llevan muchos años dándose la espalda. ¿Cómo quiere que sea la relación? ¿Qué diferencias tiene con el modelo de Almeida y Ayuso?
No hay que cometer el error de pensar que una ciudad es su gobierno. No comparto en absoluto la visión política de Almeida y Ayuso, pero afortunadamente hay muchos madriles. Nuestro modelo es socialdemócrata, que regula las economías de plataforma, por ejemplo. Ellos son partidarios de la desregulación y tienen un modelo desarrollista sin objetivo concreto. Queremos un desarrollo sostenible y con sentido.
La gran noticia de la noche del 28M será que los socialistas hemos ganado las elecciones en Barcelon
Ayuso y Almeida dicen que Madrid es una muralla contra el “sanchismo”. En cambio, a usted lo vemos mucho con el presidente. ¿Cómo suma en su campaña? ¿Siente presión de que en Moncloa y Ferraz se hayan fijado que Barcelona sea la gran joya a conquistar?
La gran noticia de la noche del 28M será que los socialistas hemos ganado las elecciones en Barcelona. Y para empezar lo será para los barceloneses y barcelonesas porque van a tener un alcalde con capacidad de liderazgo y de suma, que consiga consensos en un sentido progresista y sin generar conflictos. Sánchez representa para los barceloneses y los catalanes el salario mínimo subido, las pensiones revalorizadas, la lucha contra la precariedad de la reforma laboral, las inversiones en la industria catalana… Pero también significa la normalización de la vida política en Cataluña, que el conflicto y las discrepancias discurran dentro de las instituciones y en el marco constitucional.
Hablando de consensos y rivalidades, ¿quién es el adversario electoral de Collboni? ¿Es Xavier Trias? ¿O es Trias hasta un potencial socio?
En estos momentos en el mapa político catalán hay dos proyectos muy diferenciados, los de Junts y el PSC. El PSC es un partido coherente hasta en los momentos más complicados, socialdemócrata, catalanista y federalista. Y Junts ha cogido una deriva radicalizada y unilateralista que simbolizan Puigdemont y Borràs. Los dos proyectos más antitéticos en estos momentos son los que representan el PSC y Junts, sin duda. Nosotros hablamos de colaboraciones para grandes pactos, el PSC dialoga también con Junts. No planteo la campaña como la competición contra nadie. Estoy explicando que quiero una ciudad ordenada, de oportunidades y que recupere el orgullo. Para eso hay que dialogar con todo el mundo.
Incluso con aquellos con los que se declara antitético.
Dialogar con todo el mundo, para eso tienen representación democrática, excepto con la ultraderecha. Yo marqué tres condiciones para una eventual coalición si es necesario. No voy a poner ni líneas rojas ni líneas negras que luego, entre otras cosas, no se puedan cumplir. La señora Colau habla de coalición progresista pero fue investida con los votos del centro derecha hace cuatro años. ERC nos puso una línea roja al PSC diciendo que éramos el partido del 155 y luego llegamos a un acuerdo de presupuestos. El señor Trias dijo en su día que no sería el candidato de Junts si cometían la insensatez de romper el Govern y hoy es candidato. Prefiero hablar del latiguillo “programa, programa, programa”. Y esto consiste en tres puntos: compromiso con el crecimiento económico, garantía de las políticas sociales y lealtad al Estado y las instituciones europeas. Ese es el perímetro del acuerdo. Vamos a hablar de lo que hacemos y no tanto de con quién.
Junts está en una deriva radicalizada y unilateralista
¿Está amortizada Colau?
Eso se lo tendrá que preguntar a ella. Primero lo deciden los electores y luego uno mismo. No voy a entrar. Creo que se ha acabado un ciclo. Forma parte de una propuesta que ha acabado su ciclo, que se ha agotado y que tiene que dar paso a una nueva etapa. En el caso de Barcelona, que es una ciudad progresista, pues probablemente esa confianza se depositará en nosotros.
Vemos a Colau ahora muy cerca de Yolanda Díaz, es su gran apoyo. ¿Puede servirle de revulsivo?
Es que creo que forman parte de dos momentos históricos muy diferentes. Colau es coetánea de Iglesias y viene del 15M, y Díaz viene de una época posterior, donde hay una reflexión en una parte de la izquierda, que justamente dice que hay que superar el 15M e ir a una izquierda más pragmática y más posibilista. Pero no me gusta entrar en ese debate porque me parece muy triste y una muy mala noticia el conflicto que hay ahora a nuestra izquierda. No es positivo para el país y para todo lo que hemos conseguido durante todos estos años contra una derecha absolutamente desatada y rabiosa que ha atacado a este Ejecutivo. Si algunos dirigentes de Podemos, sumar y los ‘comunes’, de los envueltos en este lío, pensaran tres veces lo que hemos conseguido, podría haber una solución. Esta situación me da tanta pena como preocupación, como ciudadano.
Colau y Díaz forman parte de dos momentos históricos diferentes
¿Esa división a la izquierda del PSOE está poniendo en riesgo la continuidad del Gobierno de coalición?
Sí, pero insisto: no tanto por el riesgo de la continuidad del Gobierno, que lo pone, sino por poner en riesgo lo que hemos conseguido.
Hablando de la izquierda, lleva en su lista a Lluis Rabell. Madrid y Barcelona siempre fueron las dos grandes ciudades impulsoras de los derechos LGTBi. Él ha sido muy crítico con la ley trans, ¿se siente ahora cómodo con ese fichaje?
Forma parte de la mejor tradición de la izquierda en Barcelona y fue uno de los fundadores de los ‘comuns’. Mostró un gran coraje y una gran lealtad con sus ideas cuando se enfrentó al independentismo y por eso fue prácticamente expulsado. Estoy muy orgulloso de que comparta conmigo la candidatura, entronca con una parte de la izquierda de la ciudad. Estoy contento y satisfecho.
¿Por qué está en contra de las ‘super illas’ de Colau?
No es un proyecto viable. No lo podemos asumir económicamente. Supondría invertir el equivalente a dos mandatos municipales de inversión pública. Colapsaría la movilidad de la ciudad. Hay mejores soluciones, lo que podemos hacer es recuperar el plan de interior de manzanas del Eixample.
La seguridad ha sido otro de los grandes asuntos de la legislatura, se ha generado en medios de comunicación de que Barcelona es insegura. ¿Qué piensa hacer? ¿Es un mito o hay inseguridad que rebajar?
Los datos de seguridad han mejorado sustancialmente, pero probablemente quien nos lea dirá que no tiene esa sensación. Como partido, nos comprometimos hace cuatro años a incrementar en mil el número de guardias urbanos en la ciudad. Los tenemos. Es la plantilla de la Guardia Urbana más grande de la historia. La lucha contra el delito corresponde a la policía, y en Cataluña se llama Mossos. Al inicio del mandato, pedimos 600 más. Han pasado tres años y ahora en el acuerdo de presupuestos con ERC se reconoce por escrito que hay que desplegar seiscientos más.
No sé si son los aires de Madrid o la falta de arrestos para hacerle frente a Ayuso, pero es evidente que ha habido un vuelco en la posición de Feijóo
El candidato del PP, Daniel Sirera, no ha descartado pactar con usted. Esto parece casi imposible en el ámbito nacional. ¿Se vería en una corporación en la que estuvieran los populares?
El proyecto del PP y el del PSOE son antitéticos en Madrid, en Valladolid, en Valencia y en Barcelona.
Sobre el PP también, Alberto Núñez Feijóo es el líder ahora del partido, viene de la política autonómica. Lo conoce desde hace años, ¿le ha decepcionado?
Había una cierta esperanza o diría que una especie de melancolía de suspirar por tener una derecha moderada, civilizada, europeísta, consciente de la diversidad del país y dialogante. Muchos amigos gallegos me dicen que no lo conocíamos. Pero desde fuera, parecía que podía tener el perfil de una derecha liberal y constructiva. No sé si son los aires de Madrid o la falta de arrestos para hacerle frente a Ayuso, pero es evidente que ha habido un vuelco en la posición de Feijóo. Es una mala noticia en general para la democracia. Ir a las tesis radicalizadas de ese PP centralista y neofranquista que representa Ayuso es la peor de las noticias para España.
La Barcelona de Collboni
El mejor lugar para una puesta de sol: La playa Nòva Icaria.
El mejor lugar para perderse en mitad de la ciudad: Callejear por el Gótico.
El mejor lugar para ir a correr: La fantástica línea litoral.
El mejor lugar para tener una cita: Algún restaurante por el Born.
Ver másSandra Gómez: "Feijóo no sabe cómo se llama la Comunitat Valenciana, no lo dice bien ni en castellano"
El mejor lugar para estar de fiesta toda la noche: De eso ya no me acuerdo [ríe]
El mejor lugar para ir a leer a un libro: Cualquier parque de la ciudad.
El mejor lugar para grabar un Tik Tok: Tiene que ser algo espontáneo, donde ocurra el hecho.
Los socialistas tienen un gran objetivo la noche del 28M: el Ayuntamiento de Barcelona. El PSC está fuerte y cree que el ciclo de Ada Colau se ha agotado ya. En una emocionante carrera electoral esperan hacerse con el bastón de mando a través de Jaume Collboni, que se presenta como el garante de las políticas progresistas con recetas socialdemócratas que den estabilidad y confianza también a los sectores económicos.