Cataluña es una de las regiones más ricas de Europa. Sin embargo, su riqueza está cada vez peor distribuida. El aumento del paro y la pobreza junto al recorte de las ayudas públicas han provocado un incremento incesante de la desigualdad y la pobreza. Las políticas restrictivas del Gobierno de la Generalitat han acentuado el deterioro social y de las condiciones de vida, que son especialmente difíciles para una parte importante de la población catalana, sobre todo, los niños. Lo más lamentable es que estos graves problemas como son el paro, especialmente el de larga duración, la pobreza, el elevado coste de la vivienda, el hambre de los niños o los recortes en los servicios sanitarios y de enseñanza no forman parte de los temas prioritarios del debate político. El Gobierno de Artur Mas lleva cerca de cinco años dando a la espalda a los más pobres, un colectivo que crece sin parar. En la presente campaña electoral estos problemas urgentes y reales para millones de personas han quedado eclipsados por un debate teórico e ideológico sobre la independencia.
El deterioro social que padece Cataluña no se puede atribuir exclusivamente a la crisis. Los Gobiernos tienen mucho que ver con las condiciones de vida de los ciudadanos. Cataluña dispone de uno de los mayores niveles de renta de Europa. Según los últimos datos de Eurostat, publicados el pasado mayo, correspondientes a 2013, el PIB per cápita en paridad de poder de compra de Cataluña era de 29.400 euros, equivalente al 111% de la media europea. Un nivel superior a la media española (94%), y similar al de Berlín y Finlandia (113%) pero por encima de todas las regiones de Francia, excepto Île de France (París), y más elevado también que otros territorios significativos como Escocia (100%), Toscana, (Florencia) (107%) y Piamonte (Turín) (106%). Madrid alcanza el 128%, en buena parte por el efecto de capitalidad como otras ciudades europeas: Londres (325%), Bruselas, (207%), Estocolmo (179%), París (175%), Praga (173%) o Viena (159%).
Este alto nivel de desarrollo económico no se corresponde con el fuerte deterioro social que padece una cuarta parte de la población catalana. La crisis ha dejado cicatrices que resultan muy difíciles de curar. La Cataluña real, con su creciente aumento de la desigualdad y la pobreza, tiene muy poco que ver con el discurso oficial y es bastante desconocida.
La falta de respuesta del Gobierno catalán a la cruda realidad social de Cataluña ha sido puesta de relieve por la Mesa del Tercer Sector, integrada por 32 federaciones de organizaciones sociales, y el Consell Assessor de Polítiques Socials i Familiars (CAPSIF). Este último organismo, creado por la propia Generalitat para asesorar al Gobierno para el desarrollo del Estado de bienestar, ha reprochado la falta de interés del Gobierno catalán por los asuntos sociales. El CAPSIF, que preside Teresa Crespo, ha lamentado que no se llegara a celebrar la anunciada Cumbre Económica y Social en 2013, ni una reunión con el Consell Assessor per a la Reactivació Econòmica i el Creixement en 2014 para tratar de implementar los recursos necesarios para hacer frente a la pobreza.
El panorama social que describe el CAPSIF y sus reflexiones son tan ilustrativos como poco sospechosas de falta de objetividad. En su último documento del pasado junio afirma: "Crece la desigualdad en Cataluña y aumenta el número de personas, familias y niños con dificultades para poder subsistir dignamente. Esta debería ser ahora y en el futuro la prioridad del Gobierno de Cataluña".
En Cataluña hay 726.200 parados, según la última Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de este año. La reducción del desempleo del 5,7% en el último año ha sido más lenta que en el conjunto de España (-8,4%). Un trabajo del sindicato UGT profundiza en el drama del paro al destacar que 312.000 de estos desempleados llevan más de dos años sin trabajo y más de 200.000, más de tres años en una situación de absoluto desespero.
El desempleo es sin duda uno de los factores que más está contribuyendo al aumento de la pobreza, que ha pasado del 19,2% en 2010 al 19,8% en 2013, 2,4 puntos menos que en España, según el INE. Otro indicador de pobreza, la tasa AROPE, acrónimo de At risk of poverty and exclusion, que tiene en cuenta otros indicadores, eleva el porcentaje de pobreza hasta el 24,3%. Es decir, una cuarta parte de la población catalana es pobre y los niños son el colectivo que se encuentra en una situación más necesitada. En Cataluña hay 34.000 familias sin ingresos con niños o dependientes a cargo, según la Mesa del Tercer Sector. La entidad ha pedido al Gobierno de Mas una paga mensual de 465 euros para estas familias. El Gobierno catalán dice que antes de crear nuevas ayudas hay que agrupar las existentes.
En el ámbito de la educación la reducción del número de profesionales también ha sido devastadora. Actualmente hay 2.300 profesores menos en escuelas e institutos y las universidades han perdido 1.400 enseñantes.
A la vista de este tremendo panorama social resulta asombroso el contenido de los debates que se están produciendo en Cataluña. Tienen bastante fundamento quienes apuntan que el acelerón independentista ha sido una fuga del Gobierno para evitar pasar el examen de su gestión, que sabe muy bien que merece un clamoroso suspenso.
En el campo de la pobreza hay que destacar la aparición tras la crisis de los llamados trabajadores pobres debido al hundimiento de los salarios que en el caso de los jóvenes ha supuesto un recorte del 29%. En Cataluña la tasa de trabajadores con riesgo de pobreza es del 12,2%, frente al 10,6% en España y 8,7% en la zona euro, según INSOCAT.
El incremento de las desigualdades sociales que se ha acentuado durante los últimos años significa que "saldremos de la crisis con una sociedad más polarizada entre ricos y pobres pero también más desigual entre hombres y mujeres", según un reciente trabajo de Entitats Catalanas d' Acció Social (ECAS). El análisis indica, por ejemplo, que las diferencias entre hombres y mujeres en los salarios son del 19,8%, superiores al 17,8% en España.
Ver másPablo Iglesias: “La continuidad de Mas es la continuidad de los recortes y la corrupción”
Las condiciones de vida de los ciudadanos se han visto agravadas por la acción del Gobierno catalán, que ha intensificado los recortes en el campo de la salud y la educación. El Instituto Catalán de la Salud ha reducido su plantilla en 5.600 personas durante los últimos cuatro años. Los recortes de plantilla han tenido un efecto directo para la salud de las personas, por el aumento de las listas de espera, el cierre de quirófanos y otras limitaciones. La directora de La Marea, Magda Bandera, ha escrito un excelente e impresionante artículo sobre el impacto de los recortes sanitarios basado en su experiencia personal. El relato factual de los hechos constituye la mejor contribución para comprender lo que está ocurriendo.
Cataluña es una de las regiones más ricas de Europa. Sin embargo, su riqueza está cada vez peor distribuida. El aumento del paro y la pobreza junto al recorte de las ayudas públicas han provocado un incremento incesante de la desigualdad y la pobreza. Las políticas restrictivas del Gobierno de la Generalitat han acentuado el deterioro social y de las condiciones de vida, que son especialmente difíciles para una parte importante de la población catalana, sobre todo, los niños. Lo más lamentable es que estos graves problemas como son el paro, especialmente el de larga duración, la pobreza, el elevado coste de la vivienda, el hambre de los niños o los recortes en los servicios sanitarios y de enseñanza no forman parte de los temas prioritarios del debate político. El Gobierno de Artur Mas lleva cerca de cinco años dando a la espalda a los más pobres, un colectivo que crece sin parar. En la presente campaña electoral estos problemas urgentes y reales para millones de personas han quedado eclipsados por un debate teórico e ideológico sobre la independencia.