Casi tres semanas después de las elecciones catalanas, que revalidaron la hegemonía parlamentaria de los partidos soberanistas e hicieron de Ciudadanos la formación más votada, los contactos políticos en el bloque independentista están en plena ebullición e Inés Arrimadas trata de construir una alternativa que, como mínimo, les garantice el control de la Mesa del Parlament. La izquierda no independentista, sin embargo, está desaparecida.
Ese es el análisis que han trasladado a infoLibre sectores del PSOE y de Podemos que, desde diferentes ópticas, confirman su desconcierto por la ausencia de sus respectivos dirigentes en el debate abierto como consecuencia de la crisis política derivada del resultado electoral.
En el tiempo transcurrido desde las elecciones, después de que sus estrategias territoriales no hayan cosechado el apoyo ciudadano que esperaban y con la elección de nuevo president pendiente de las decisiones judiciales, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han mantenido al margen del debate.
El líder del PSOE no comparece en público desde la rueda de prensa que ofreció tras las elecciones del 21D. Aquel día admitió que el resultado del PSC no había sido el que esperaba pero, a pesar del escaso respaldo obtenido en las urnas, insistió en defender su propuesta de una reforma constitucional en clave federal para mejorar el encaje territorial de Cataluña en España y en defender la decisión de apoyar la aplicación del artículo 155 que llevó a cabo Mariano Rajoy. Y eso que hasta Miquel Iceta, el líder del PSC, ha reconocido que los socialistas no fueron capaces de mostrar una alternativa al independentismo y al inmovilismo.
La ausencia de un debate sobre lo ocurrido en Cataluña y, sobre todo, en torno a las iniciativas políticas que hace falta tomar para afrontar la crisis política provocada por el secesionismo catalán y el inmovilismo de Mariano Rajoy ha causado perplejidad en sectores del partido, desconcertados además con el anuncio, el pasado 27 de diciembre, de la convocatoria entre enero y febrero de una serie de asambleas ciudadanas en torno a la reforma del sistema de pensiones a las que acudirá el propio Pedro Sánchez con la intención de “abrir un tiempo nuevo”, en palabras del secretario de Organización, José Luis Ábalos.
Renuncia de Pérez Tapias
A esta sensación de “decepción” y “falta de rumbo” ha contribuido también el anuncio de José Antonio Pérez Tapias de abandonar el partido, tras 25 años de militancia, disconforme con la estrategia política seguida en Cataluña y con la falta de propuestas nítidamente de izquierdas. La renuncia de Pérez Tapias es particularmente llamativa, no sólo por representar al ala izquierda del partido —en las primarias de 2014 consiguió casi un 15% de los votos de la militancia frente al propio Sánchez y a Eduardo Madina— sino porque fue uno de los dirigentes que salió en defensa del secretario general cuando la vieja guardia y la mayoría de los barones forzaron su caída en octubre de 2016.
La estrategia territorial de Pedro Sánchez, a juicio de un sector del partido, ha quedado desbordada por los acontecimientos. La España plurinacional que defendía desde su regreso a la secretaría general, el pasado mes de mayo, ha desaparecido de su discurso. Y la comisión de debate que impulsó en el Congreso para abordar la crisis catalana y servir de punto de partida, dentro de seis meses, a la apertura de un debate sobre la reforma constitucional arrancará la semana que viene sin la participación de los nacionalistas catalanes y vascos y con el boicot de Unidos Podemos. PP y Ciudadanos sí estarán, aunque los primeros no creen que sea necesaria y los segundos la consideran una pérdida de tiempo. El formato de este órgano, al que acudirán a hablar los miembros de la comisión que redactó la constitución que aún están vivos y una larga lista de personalidades políticas retiradas y en activo, no favorece tampoco el debate político sobre la crisis territorial española, según dirigentes socialistas del sector más molesto con la falta de iniciativa del PSOE en el debate político abierto en Cataluña tras el 21D.
En este contexto, y habiendo dado prioridad a la agenda social —especialmente las pensiones— para las próximas semanas, los dirigentes socialistas aguardan con cierta expectación el discurso que Pedro Sánchez pronunciará en Madrid el martes en el Foro Nueva Economía y que supondrá su reaparición pública después de tres semanas de ausencia.
En la estrategia socialista para el año que comienza hay al menos dos ingredientes iniciales: el deseo de desmarcarse del PP al menos en el terreno social y el objetivo de fijar límites a la relación con Podemos para aprovechar sus horas bajas y ganar al menos la batalla por la hegemonía de la izquierda.
Debate pendiente en Podemos
Porque en Podemos las aguas tampoco fluyen tranquilas, al menos de puertas para adentro. Tres semanas después de los malos resultados cosechados en las elecciones catalanas, su secretario general, Pablo Iglesias, ha convocado para el sábado 13 de enero al Consejo Ciudadano Estatal (CCE), el máximo órgano de dirección entre asambleas, así como a los secretarios generales autonómicos, según confirmaron a Europa Press fuentes del partido.
Si Sánchez ha hablado en público una sola vez, inmediatamente después de las elecciones, Iglesias no lo ha hecho ninguna. Un apunte en Twitter la noche de las elecciones (“Con DUI y 155 ganan la derecha y el bloqueo. Liderazgo de derechas en el procesismo y liderazgo de la derecha reaccionaria en los monárquicos. Orgulloso de Xavier Domènech y Catalunya En Comú-Podem por defender los derechos sociales, el diálogo y la democracia. Somos oposición y futuro”) ha sido su única aportación a lo ocurrido.
Iglesias tampoco ha reunido todavía a su Ejecutiva para analizar las elecciones (lo hará también la semana próxima). La cúpula estatal del partido ha permanecido prácticamente en silencio y alejada del foco mediático a lo largo de las vacaciones de Navidad, con contadas excepciones protagonizadas por el secretario de Sociedad Civil y Movimiento Popular de Podemos, Rafa Mayoral, o la portavoz parlamentaria adjunta, Ione Belarra.
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A pesar del silencio oficial, y de manera análoga a lo que ocurre en el PSOE, fuentes de Podemos han confirmado a infoLibre la preocupación de un sector del partido por la ausencia de iniciativas en el debate político abierto tras las elecciones. Los más descontentos atribuyen el mal resultado electoral a haber sostenido una línea “errática” en materia territorial, en sintonía con la posición ya manifestada por la diputada Carolina Becansa en los primeros días de diciembre. Y lamentan la falta de análisis y de debate de lo ocurrido en las elecciones, en las que la propuesta de un referéndum pactado ha tenido notablemente menos apoyo por parte de la población catalana que la apuesta por la unilateralidad del independentismo, el inmovilismo de Ciudadanos e incluso la hoja de ruta federal del PSOE.
Algunas fuentes del partido morado lamentan, además, haber diluido la presencia de Podemos en Cataluña en favor del partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en la práctica es quien toma las decisiones estratégicas que afectan a la comunidad catalana. El grupo parlamentario de Catalunya en Comú-Podem deberá además tomar en los próximos días decisiones muy relevantes en relación con la eleccion de la Mesa del Parlament —favorecer o no el control de la Cámara por parte de los independentistas— o con la eventual elección de un president soberanista en caso de que la situación judicial de los parlamentarios imputados deje a JuntsxCat, Esquerra y la CUP sin mayoría absoluta.
Las encuestas de los últimos días que anticipan un retroceso de las expectativas electorales del partido en toda España seguramente también engorden el debate estratégico interno en los próximos días. Con la vista puesta, además, en las elecciones autonómicas y municipales del año que viene, en las que Podemos volverá a pelear por el espacio de la izquierda y con toda probabilidad tendrá que volver a llegar a acuerdos con el PSOE para formar gobiernos.
Casi tres semanas después de las elecciones catalanas, que revalidaron la hegemonía parlamentaria de los partidos soberanistas e hicieron de Ciudadanos la formación más votada, los contactos políticos en el bloque independentista están en plena ebullición e Inés Arrimadas trata de construir una alternativa que, como mínimo, les garantice el control de la Mesa del Parlament. La izquierda no independentista, sin embargo, está desaparecida.