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Crece la presión sobre Willy Meyer en IU para que dimita de su escaño en Bruselas

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El tercer mandato de Willy Meyer como eurodiputado peligra. Y mucho. La presión a estas horas es enorme dentro de toda Izquierda Unida para que dimita. Presiones que está oyendo uno de sus principales valedores, el propio Cayo Lara, que ahora tiene que resolver la papeleta de si deja caer o no a su amigo, confidente y peso pesado de su ejecutiva desde 2008, como secretario de Política Internacional.

"Izquierda Unida está en llamas". El juicio lo expresaban esta tarde hasta tres importantes miembros de la ejecutiva federal, sin esconder en absoluto su preocupación y sin poner paños calientes. La exclusiva de infoLibre, publicada esta mañana, que destapaba que europarlamentarios de distintos países y distintos partidos –entre ellos, Meyer– mantenían un fondo de pensiones privado y canalizado a través de una sicav (sociedad de inversión de capital variable) en Luxemburgo, un paraíso fiscal en la práctica, escandalizó de abajo arriba a toda la organización. Y distintos cuadros lo expresaron abiertamente en Twitter o a través de los medios de comunicación, caso del diputado por Málaga, Alberto Garzón. Es un "escándalo", verbalizó.

Garzón decía en voz alta lo que muchos sentían en privado. Muchos, además, de los que le apoyan como futuro líder y los que desean la renovación de la clase dirigente de IU. Igual de contundente fue la número cuatro de la lista europea, Marina Albiol, otro de los valores emergentes de la federación. Meyer, por su parte, no dijo nada a través de su cuenta de Twitter. 

Meyer reconoció ayer a este diario que sí, que había participado en el fondo voluntario de pensiones, aunque ni él ni la socialista Elena Valenciano dijeron tener ni idea de que se había articulado a través de una sicav en Luxemburgo, país donde la tributación no es que sea baja, es que es meramente simbólica: 0,01%

El eurodiputado reaccionó por la mañana enviando una carta al Parlamento Europeo para pedirle la baja en el sistema. Un gesto que muchos de sus compañeros veían como un mero "cortafuegos" que no resolvía el problema de fondo. 

De camino, el debate de remodelación de la cúpula

En IU, según todas las fuentes consultadas, todas miembros de la ejecutiva federal, la sensación más extendida, y la que se podía percibir en las redes sociales, las llamadas y los WhatsApp de los dirigentes, era que no podía ser "creíble" la versión de Meyer, porque "tonto no es", y tenía que saberlo al hacer sus declaraciones de la renta. Pero lo doloroso para IU es que hay términos que no se pueden conjugar "bajo ningún concepto": fondo de pensiones privado, sicav, paraíso fiscal, Luxemburgo. "Eso es lo que hemos criticado millones de veces, lo que hemos combatido con ahínco, por eso esto no es admisible. No se pueden disculpar este tipo de prácticas", confesaba preocupado un responsable del aparato. "Esto toca un aspecto nodal de la política de IU. Toca al corazón de la credibilidad de la política, del combate democrático. Así que las responsabilidades políticas que se asuman deben estar a la altura del reto", subrayaba a este diario Ramón Luque, secretario de Acción Electoral, el único que quiso dar la cara. 

La reflexión, pues, era clara: IU no puede presentarse como adalid de la lucha contra la privatización de las pensiones, del combate contra los paraísos fiscales o la baja tributación de las sicav y al mismo tener nada menos que a su cabeza de lista en las europeas del 25-M y su representante en Bruselas en los últimos diez años calentando el escaño otro quinquenio más. El "clamor", "generalizado", según todas las fuentes contactadas, era uno: Meyer tenía que renunciar a tomar posesión de su acta la próxima semana en Estrasburgo, en el pleno de constitución del Parlamento Europeo. 

La bomba informativa de infoLibre –así ha sentado en Olimpo, la sede federal– se ha cruzado con otro debate vivo en IU y que está dejando no pocas heridas: la reestructuración de la ejecutiva. El 25-M provocó un fortísimo shock en la federación. La fuerte irrupción de Podemos y el crecimiento limitado de la lista de Meyer obligó a la dirección a hacer autocrítica y a prometer una revolución interna. Lara, que siempre había sido reacio a las primarias abiertas, se vio forzado a anunciarlas para calmar a los suyos, como también sintió el empuje de dirigentes y federaciones para que acometiera una remodelación de calado dentro de su dirección. Todo ello tendría que acabar de cuajar el próximo sábado, 28 de junio, en la reunión del Consejo Político Federal, su máximo órgano de poder entre asambleas. 

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Almuerzo en el Congreso

Las negociaciones para la formación de la nueva cúpula apenas habían comenzado. Sí estaba claro que ganaría peso Alberto Garzón, un candidato casi seguro a las primarias para la elección de la candidatura a la Moncloa. Pero poco más. Ahora el caso Meyer se ha cruzado en el camino y eso, "objetivamente", como afirmaban varias fuentes, "dificulta" las conversaciones en torno a la dirección. Porque, lo que nadie quiere es que el debate sobre la continuidad del eurodiputado arruine el debate. 

La preocupación se ha trasladado en los gestos. IU está revolucionada internamente, y también el sanedrín que rodea a Lara. Este almorzó en la Cámara baja con sus dos hombres de confianza, Miguel Reneses, su secretario de Organización, y José Luis Centella; su voz en el Congreso y líder del PCE, y el número dos de este en el partido, Fernando Sánchez. Y se esperaba que Meyer volara rápidamente a Madrid para explicarse. Hasta los más prudentes asumían la "inquietud" que se ha instalado en la federación. Hasta estos querían escuchar ya las alegaciones del eurodiputado. 

El tercer mandato de Willy Meyer como eurodiputado peligra. Y mucho. La presión a estas horas es enorme dentro de toda Izquierda Unida para que dimita. Presiones que está oyendo uno de sus principales valedores, el propio Cayo Lara, que ahora tiene que resolver la papeleta de si deja caer o no a su amigo, confidente y peso pesado de su ejecutiva desde 2008, como secretario de Política Internacional.

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