Cs escenifica su distancia con Vox mientras el PP negocia el apoyo de la ultraderecha al pacto Casado-Rivera

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Ciudadanos intentó este viernes escenificar su supuesto malestar por la decisión del líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, de entablar contacto con su homólogo de Vox, el exjuez Francisco Serrano, pero no tardó en confirmar que ese diálogo con la ultraderecha no va a impedirles seguir negociando el próximo lunes con el partido de Pablo Casado un acuerdo para hacerse con el Gobierno de Andalucía.

Fuentes de Cs aseguraron a infoLibre estar convencidos de que el PP sólo está “hablando” y no “negociando” con Vox. Se basan, según su portavoz en Andalucía, Juan Marín, en que ambas formaciones han acordado no negociar “en paralelo” con otras fuerzas políticas hasta conseguir un pacto entre ellas. “Espero que el PP esté cumpliendo”, aseguró Marín cerrando los ojos ante la evidencia de que los partidos de Casado y Abascal ya se han puesto en contacto.

Marín, como Casado, prefiere ignorar, mientras pueda, que necesita la ayuda de la ultraderecha no sólo para hacerse con la Junta sino para controlar la Presidencia del Parlamento. Si PP y Cs no pactan con Vox, se arriesgan a que la máxima autoridad de la Cámara quede en manos del PSOE previo acuerdo con Adelante Andalucía. Además, el grupo ultra ya ha anunciado que exigirá uno de los siete puestos de la mesa.

Para demorar ese momento, Ciudadanos emplaza una y otra vez al PSOE a facilitar un Gobierno de la derecha, algo que ni Susana Díaz ni Pedro Sánchez están dispuestos a hacer.

El líder de Cs, que de común acuerdo con el PP está bloqueando la tramitación de leyes en el Congreso desde hace meses, llegó este viernes a exigir al PSOE andaluz una oposición “responsable y que no bloquee las instituciones” porque los andaluces no se merecen que el Parlamento no funcione y no haya Presupuestos de la comunidad.

La estrategia de Rivera para intentar salir bien parado del sudoku andaluz pasa por escenificar bien los tiempos. Cerrar, en primer lugar, un acuerdo con el PP, e insistir a continuación en que el PSOE se abstenga para facilitar un Gobierno de ambas formaciones en la Junta de Andalucía. Y, cuando los socialistas se nieguen —ya han anunciado que lo harán—, aceptar de hecho los votos de Vox aunque sean el resultado de una negociación del PP que ellos tratarán de plantear como algo que les es ajeno.

Por eso este viernes Rivera rehusó repetidamente en un acto en Sevilla pronunciarse sobre los votos de Vox y las propuestas de los ultras y trató de hacer ver que si los de Abascal acaban decidiendo será por culpa de los socialistas.

Un planteamiento que, a pesar de los esfuerzos de Rivera, difícilmente podrá ocultar la participación de Cs en un proyecto político para Andalucía que necesariamente tiene que contar con la aportación de la ultraderecha, como recordó Abascal a través de Twitter:

 

La inexistencia de cortafuegos con impidan llegar a la conclusión de que un Gobierno PP-Cs es imposible sin Vox es un quebradero de cabeza para Ciudadanos porque, entre otras cosas, puede poner en peligro el proyecto de Rivera de participar en la alianza que el partido del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y las formaciones liberales del continente pretenden establecer para las elecciones europeas de 2019, una cita en la que Ciudadanos había puesto grandes esperanzas con la vista puesta en la batalla de las generales, que previsiblemente se celebren sólo unos meses más tarde. Por eso esta semana, durante una reunión en Bruselas con aliados liberales y mientras su partido seguía negociando con el PP a pesar de los contactos de los de Pablo Casado con Vox, el líder de Cs denunciaba que "los populismos y nacionalismos de todo signo son adversarios la UE" e incluía expresamente a la formación de Santiago Abascal entre ellos.

Un socio apoyado por Le Pen

Ciudadanos, dijo, no va a "ir de la mano" de alguien que recibe el apoyo de la líder del ultraderechista francesa Marine Le Pen. Algo difícil de explicar una vez que se ha hecho público que el PP, su socio para gobernar en Andalucía, ya ha iniciado contactos con Vox.

Y su candidato a la Alcaldía de Barcelona, el exprimir ministro francés Manuel Valls, va camino de convertirse en la prueba del algodón del comportamiento de Ciudadanos. Este jueves, en un acto preelectoral en la capital catalana en el que estuvo presente la portavoz nacional de Cs, Inés Arrimadas, Valls volvió a dejar claro que la ultraderecha es una “línea roja”. Aunque, para evitar tensiones, lo planteó en el contexto de reprochar al PSOE que esté dispuesto a negociar los presupuestos con los independentistas: “Los que quieren líneas rojas con la extrema derecha deben ser claros con los que salen del marco de la Constitución, es fácil pedirlas en Andalucía y luego aquí estar al lado de los que no respetan a los demás”, declaró.

Valls es blanco habitual de Vox en sus actos públicos y volvió a serlo este jueves en Teruel, donde Santiago Abascal utilizó su figura para criticar a Ciudadanos. “Fichan a un francés porque lo va a hacer mejor que nosotros”, ironizó el líder de la ultraderecha.

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Abascal sigue dejando poco espacio a las dudas sobre el alcance de sus propuestas. En ese mismo acto aseguró que “el problema de España es el Estado de las Autonomías, que ha puesto a muchos españoles al margen de la unidad nacional”, “persigue el español” y “nos está hundiendo en la ruina”. Lo que España necesita, concluyó, es “un Parlamento, un Gobierno y un Tribunal Supremo y no 17 parlamentos llenos de políticos con intereses personales”.

Este discurso, que tanto incomoda a Valls y a los socios de Cs en Europa, no supone en cambio ningún problema paraJuan Manuel Moreno ni para el PP, que según sus propias palabras “nunca ha creído en los cordones sanitarios” y por eso habla “con quien quiere, cuando quiere y como quiere”.

Moreno evitó dar “trascendencia negociadora“ a su cita con el líder de los ultras andaluces pero sí la consideró una “toma de contacto”, lo que anticipa que tendrá continuidad en el futuro.

Ciudadanos intentó este viernes escenificar su supuesto malestar por la decisión del líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, de entablar contacto con su homólogo de Vox, el exjuez Francisco Serrano, pero no tardó en confirmar que ese diálogo con la ultraderecha no va a impedirles seguir negociando el próximo lunes con el partido de Pablo Casado un acuerdo para hacerse con el Gobierno de Andalucía.

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