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El debate de investidura aleja aún más a PSOE y Podemos

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Este miércoles, las relaciones entre Podemos y el PSOE sufrieron otro revés. El durísimo rifirrafe protagonizado por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de investidura del segundo volvió a reflejar las hondas diferencias que separan a dos partidos. Y es que, pese a que los dos se han invitado mutuamente a negociar durante sus intervenciones, las referencias a los GAL, ETA o la supuesta derechización del PSOE han agrandado la distancia entre unas formaciones que se necesitan para no verse abocadas a la repetición de las elecciones.

La segunda sesión del debate de investidura que se celebró este miércoles comenzó con un debate intenso entre Sánchez y el líder del PP, Mariano Rajoy. Pero los minutos de mayor tensión se produjeron en la segunda intervención, la de Iglesias, que lejos de hacer un discurso conciliador para con los socialistas, atacó su pacto con Ciudadanos –una "capitulación", según el líder de Podemos– y aseguró que está bendecido por los "poderosos", los "oligarcas" del "Ibex 35"

Iglesias comenzó su discurso atacando al PP, un partido al que tachó de tener dirigentes que son hijos políticos del franquismo. También tuvo palabras para Ciudadanos: de su líder, Albert Rivera, dijo que pertenece a "la peor de las tradiciones políticas españolas, la que no tiene más ideología que la cercanía al poder". Pero las andanadas más contundentes y abundantes fueron contra el PSOE, la formación con la que Podemos pugna por la hegemonía en el espacio ideológico de la izquierda.

De los socialistas, Iglesias criticó tanto sus últimas decisiones políticas como su historia. El inicio de su mensaje al PSOE fue una clara muestra de cómo iba a desarrollarse el discurso: "Tengo un gran respeto por las siglas que representa, que eran las de mi abuelo cuando ser socialista llevaba a la cárcel y al pelotón de fusilamiento en lugar de a los consejos de administración", le planteó el líder de Podemos a Sánchez, para posteriormente admitir que el PSOE "cuenta con mujeres y hombres de gran valía" con los que al partido morado le "encantaría poder trabajar".

"Pero su partido fue también el del enriquecimiento rápido", el que "dio la espalda a los trabajadores españoles" y el del "crimen de Estado", denunció Iglesias ante las protestas de la bancada socialista. Y fue entonces cuando se produjo uno de los momentos más polémicos del discurso: "Desconfíe, señor Sánchez, de los consejos de aquellos que tienen sus manos manchadas de cal viva", alertó el líder de Podemos, que en su turno de réplica insistió en esta idea: "El problema es que a usted le han prohibido gobernar con nosotros, lo dijo el señor Felipe González: sí, el que tiene el pasado manchado de cal viva. Cuídese de él, señor Sánchez".

La obvia referencia al GAL fue contestada rápidamente por Sánchez en su turno de réplica con otra alusión al terrorismo, en este caso, el de ETA. "Yo me siento muy orgulloso de Felipe González", apuntó el candidato socialista, que también quiso hacer hincapié en que el PSOE no "juega con el terrorismo, quizá porque lo hemos sufrido en nuestras propias filas". "Y por eso, señor Iglesias, a mí me dolió y mucho que usted llamara preso político al señor Otegi, porque en España no hay presos políticos", zanjó Sánchez.

Las críticas en el programa social

Sin embargo, a pesar de que las broncas más sonoras se produjeron a raíz de las alusiones al terrorismo, las mayores discrepancias entre los discursos de Sánchez e Iglesias giraron en torno al programa social y económico que los socialistas han acordado con Ciudadanos, que para el líder de Podemos supone la "capitulación" de los principios socialistas ante "la naranja mecánica", el nombre con el que bautizó al partido de Rivera. Iglesias se mostró decepcionado con este pacto: "No me sorprende el conformismo neoliberal de Ciudadanos, pero esperaba otra cosa de un socialista, señor Sánchez".

"El pacto que presenta imposibilita revertir los efectos más duros de la crisis y consolida las principales políticas del PP", denunció Iglesias, que aventuró que "quizá ello tenga que ver con los economistas que lo han negociado: uno de ellos [el socialista Jordi Sevilla] trabajó en Price Waterhouse Cooper, una firma especializada en cómo privatizar, y el otro [Luis Garicano, por parte de Ciudadanos] trabajó para Liberbank y para la Fundación FAES". "Si me acepta un consejo, señor Sánchez: para la próxima vez, mande a un socialista a hablar de economía", planteó el líder de Podemos. 

El candidato del PSOE entró al quite: "No hace falta que vaya repartiendo carnés de buen socialista, ni tan siquiera que sea tan duro con el PP, tan sólo basta con que no vote con ellos", lanzó a Iglesias, al que acusó de "vetar" y "excluir".  "Nosotros tenemos una propuesta clara y sin ambigüedades: que mañana Mariano Rajoy deje de ser presidente del Gobierno con el voto de su grupo", sostuvo Sánchez, que deslizó que Podemos se convertiría en "lo mismo que habían venido a cambiar" si "votan lo mismo que el señor Rajoy" a su investidura.

Pero hoy por hoy, tal y como se escenificó en el Congreso, la distancia entre PSOE y Podemos es muy amplia. Una fuente de la ejecutiva socialista próxima a Sánchez aseguran que no se imagina un Gobierno de coalición con Podemos, "porque un Gobierno tiene que construirse con gente en la que confíes". No obstante, este dirigente sostiene que las opciones de que Podemos cambie de opinión con respecto a la investidura de Sánchez pasa porque el partido morado "vea que no le va bien" negar la Presidencia al candidato socialista.

"Los votos prestados del PSOE quizás volverían en unas nuevas elecciones", afirma el diputado. Y es que en el partido confían en que el hecho de que "cada dia esté mas lejos el sorpasso" haga cambiar a Podemos de opinión, ya que este miembro de la ejecutiva señala que "en principio" el pacto del PSOE con Ciudadanos se mantendrá tras el previsible fracaso de Sánchez el próximo viernes en la segunda votación de investidura.

Sánchez insiste en las propuestas de izquierdas del acuerdo

Lo cierto, en cualquier caso, es que las diferencias son palpables, al menos según el discurso de Iglesias. Las acusaciones a Sánchez fueron múltiples: el líder de Podemos denunció que, según él, cree de manera "dogmática" en el Pacto de Estabilidad europeo –que, según Podemos, es incompatible con el Estado del bienestar–, y aseguró que no quiere revertir los recortes en Sanidad y derogar la Lomce o el copago sanitario, además de no buscar "prohibir los desalojos forzosos sin alterntiva habitacional" ni plantear la dación en pago. El PSOE, según Iglesias, "ha dejado la puerta abierta al abaratamiento del despido" y ha "capitulado" ante Ciudadanos en su propuesta de reforma fiscal.

Sánchez dibujó un escenario radicalmente diferente, en el que existen suficientes puntos en común para alcanzar un acuerdo, al menos de mínimos. "Es verdad que el programa electoral del Partido Socialista no es el de Ciudadanos y que el programa electoral de Ciudadanos no es el del Partido Socialista, pero hemos encontrado hablando y dialogando doscientas medidas de mejora para la vida política, la vida social y económica de nuestro país", aseguró el candidato socialista, que preguntó a Iglesias "cuántas no le gustan". "¿Ocho, como se dice en una nota de prensa? ¿Diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta? ¡Hagamos posibles la próxima semana las otras ciento treinta propuestas!", pidió Sánchez.

El candidato socialista quiso destacar que el pacto con Ciudadanos incluye propuestas de izquierdas, y afirmó que el acuerdo contempla medidas contra la pobreza energética o la violencia de género, así como "una renta garantizada" para las familias de bajos ingresos y la "paralización de la Lomce". "Ustedes hablan de blindar el derecho a la sanidad pública y nosotros en el acuerdo hablamos de universalizar la sanidad pública y de recuperar la tarjeta sanitaria en los plazos que había antes del real decreto del año 2012. Ustedes hablan de dependencia y nosotros en el acuerdo estamos diciendo que queremos revitalizar la Ley de Dependencia", planteó Sánchez.

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"A usted le han prohibido gobernar con nosotros"

"Ese cambio significa, se lo vuelvo a repetir, una ley de cambio climático, la recuperación de la negociación colectiva, el cerrar las centrales nucleares, un impuesto a las grandes fortunas, un IVA cultural al 10%, paralizar la Lomce, aprobar un ingreso mínimo vital" o "plantear una nueva ley de segunda oportunidad". Efectivamente, esas medidas están recogidas en el pacto PSOE-Ciudadanos, a diferencia del fin de "los desahucios en nuestro país", que planteó el candidato socialista: ese pacto únicamente establece un plan de alquileres sociales para las familias que hayan perdido su vivienda.

"Es imposible que una fuerza política con un programa como el suyo se ponga de acuerdo en cuestiones económicas con una fuerza política cuya política económica está dictaminada por el señor Garicano, que trabajó en la Fundación FAES", respondió Iglesias. "¿Cómo no va la gente a entender que no se puede aplicar políticas económicas comunes desde ideologías diferentes?", sostuvo el líder de Podemos, que quiso terminar su discurso con un órdago directo a Sánchez: "Claro que podría haber un gobierno de progreso que obtuviera los apoyos parlamentarios. El problema no es ese. El problema es que a usted le han prohibido gobernar con nosotros".

Este miércoles, las relaciones entre Podemos y el PSOE sufrieron otro revés. El durísimo rifirrafe protagonizado por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de investidura del segundo volvió a reflejar las hondas diferencias que separan a dos partidos. Y es que, pese a que los dos se han invitado mutuamente a negociar durante sus intervenciones, las referencias a los GAL, ETA o la supuesta derechización del PSOE han agrandado la distancia entre unas formaciones que se necesitan para no verse abocadas a la repetición de las elecciones.

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