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El debate sobre la prostitución tensa la preparación feminista del 8M

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Regular o abolir. La prostitución se presenta como uno de los debates más complejos y enquistados dentro del feminismo y todo el movimiento que se configura en torno al 8M no es ajeno. Las diferentes comisiones que articulan la huelga entienden el de la prostitución como un debate abierto, de manera que no existe una posición consensuada ni una reivindicación común. Sin embargo, o como consecuencia, las tensiones entre las partes son en ocasiones elementos ineludibles para las activistas. Así ocurrió recientemente en Cataluña, Madrid y en el V Encuentro Estatal celebrado en València. ¿De qué manera afronta el colectivo el debate sobre la prostitución?

El pasado 22 de enero la comisión catalana, Vaga Feminista, publicaba un comunicado. En él, las feministas relatan que el domingo 20 de enero las comisiones y núcleos territoriales celebraron una asamblea general, a la que acudieron un centenar de asistentes. Durante el encuentro, critican, un grupo de mujeres quiso "forzar una votación para eliminar la Comisión de Trabajo Sexual, lo que motivó una negativa general de las participantes".

En Cataluña, aclaran las activistas a través del escrito, "las trabajadoras sexuales llevan muchos años organizadas en defensa de sus derechos y se han constituido como una de las comisiones de la huelga". Si bien reconocen que "en el movimiento feminista coexisten posturas diversas sobre la naturaleza y el reconocimiento del trabajo sexual o la prostitución", la comisión rechaza tajantemente las "conductas violentas" y dice no tolerar "ninguna agresión" en sus asambleas. Llama, finalmente, a caminar "juntas hacia la huelga mundial del 8M 2019, desde la autoorganización, la diversidad y el respeto".

Poco después, el 26 de enero, el abolicionismo catalán respondía y miraba directamente al V Encuentro Estatal, que arrancaba en València ese mismo día. "Desde hace ya demasiado se impone un consenso que silencia por completo la abolición de la prostitución como idea política, consenso que silencia todas y cada una de sus alternativas, todos sus principios, sus acciones y a las militantes abolicionistas se nos señala", dicen las nueve entidades firmantes, entre las que se encuentran el Partido Socialista libre Federación (PSlF) o el Partido Feminista de España.

Critican, asimismo, que "cuando los movimientos se hacen institucionales pueden defender la prostitución como una oportunidad para las mujeres pobres", pero finalmente "no defienden los derechos de las mujeres sino de sus proxenetas y puteros y sus propios intereses". Por tanto, rechazan lo que consideran una imposición de la prostitución o el alquiler de vientres como un trabajo. "No existe el trabajo sexual, existe la violencia sexual, la explotación sexual. Las mujeres en prostitución solo somos objetos de la gran industria del sexo machista. Los que se enriquecen con nuestros cuerpos son otros: proxenetas que quieren denominarse empresarios, extrema derecha con poderes en la sombra, mafiosos de mayor o menor jerarquía, madames… y puteros de derecha e izquierda", dicen. Por ello creen que "el feminismo que ha abrazado tantas causas no puede ingenuamente abrazar la imposición de la esclavitud, no puede renegar del abolicionismo ni de las abolicionistas".

València y Madrid

El debate en torno a la prostitución llegó a la cita estatal y no encontró vías de acuerdo. Miembros de la Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras) denunciaron a través de las redes sociales haber sido "atacadas verbalmente por un grupo de abolicionistas asistentes al encuentro", aunque agradecieron a la organización haber "hecho todo lo posible por detener la agresión". Asimismo, reconocieron "la multitud de muestras de solidaridad" recibida por parte también de "mujeres abolicionistas tras el ataque". Finalmente, aun admitiendo diferir "en el cómo", subrayaron el objetivo común de luchar "contra la trata".

Según narran fuentes que asistieron al evento, la presencia de las trabajadoras sexuales y su participación en las diferentes comisiones tuvo resultados dispares. Mientras que el transcurso de su intervención fue pacífico y fluido en buena parte de los espacios, sí existió confrontación en otros, amortiguada por una mayoría clara, tal y como señalan las representantes de la organización.

Sabrina Sánchez, secretaria de Organización de Otras, sostiene en conversación con este diario que la pretensión del colectivo es participar en los preparativos de la huelga. "Lo que nosotras decimos es que no puede haber un 8M sin todas", recalca, si bien reconoce que los conflictos surgidos brotan de grupos reducidos que vincula con sindicatos y partidos políticos y cuya estrategia, entiende, consiste en hacer campaña de cara a las elecciones. "Muchas activistas del 8M son abolicionistas pero nos dicen que así no", añade. 

La cuestión es que el encuentro celebrado en València no estaba pensado como un espacio de debate. Así lo señala Teresa Meana, portavoz de la Assemblea Feminista 8M de València. "No era un encuentro para debatir, sino para articular la huelga del 8M", de manera que la idea "era ir a lo que une", aclara en conversación con infoLibre, aunque resta hierro a lo sucedido y lo interpreta como algo normal dentro de un espacio amplio en continuo debate. El encuentro del pasado fin de semana, reitera, era al fin y al cabo "una coordinación de las mujeres que están trabajando en distintos puntos del Estado", ideada para "poner en común los ejes" de la huelga y profundizar en las formas de llevarla a cabo.

Sánchez coincide en que "la preparación del 8M no era el espacio" para debatir sobre prostitución y de hecho revela que existieron, en el marco del encuentro, tres líneas rojas: el conflicto en Nicaragua, los vientres de alquiler y la prostitución. Pese a ello, considera que la manera de abordar el tema no es "esconderlo debajo de la alfombra" y anuncia que su colectivo participará de forma activa en la huelga, llevando allí sus reivindicaciones.

Pero el conflicto no terminó en el encuentro estatal. Este jueves, durante una de las asambleas convocadas por la comisión de Madrid, el debate sobre la prostitución volvió a rebasar los límites. "Termina nuestra asamblea demostrando que seguimos construyendo la huelga a pesar de los intentos de boicot. El movimiento feminista autónomo no admite injerencias", publicaba la comisión territorial en redes sociales. La cuenta oficial del Partido Feminista enseguida contestaba: "Os habéis colocado tan de perfil en el tema de la prostitución que habéis acabado dando voz a proxenetas. Lo habéis hecho en Barcelona y en Valencia. Boicotearlo era una cuestión de dignidad". 

Elena Rábade, responsable jurídica del Partido Feminista, censura que las "asambleas que se han organizado por su cuenta" han consensuado que "no se hable de temas como la prostitución, uno de los temas básicos para el feminismo". Reprocha, por tanto, las líneas rojas relativas a un debate que su partido no considera abierto. "Que las feministas estemos en contra de la prostitución es la posición más antigua del mundo en el feminismo. No en contra de las mujeres prostituidas, sino de la prostitución como trabajo degradante", lanza. La activista aclara que "no ha habido ningún acto violento" y que de hecho las feministas abolicionistas son muy cuidadosas en las formas. "La violencia es evitar que la gente hable sobre lo que no les gusta", reprocha.

La posición de cara al 8M

Pero, ¿existe una postura oficial por parte de las organizadoras? En este punto entra en juego la autogestión de cada territorio. La prostitución, explica Meana, "no entra en la huelga", pero eso no significa que "no se pueda tocar". Las activistas, dice, dan "mucha importancia a la autonomía de los territorios", porque la Comisión 8M "no es un partido, es un movimiento amplio y diverso". Al final, recuerda, "cada territorio va a hacer la huelga feminista como le parezca" y ahí reside la independencia de cada barrio, pueblo o ciudad.

Ocurre, en paralelo, que el debate de la prostitución "lleva 30 años en el feminismo y así va a seguir", advierte Meana, "porque hay diferencias". Patricia Aranguren, activista y miembro de la Comisión 8M, concibe también el de la prostitución como un debate que brota dentro del movimiento feminista en cuanto "movimiento amplio y diverso", con debates "que siguen abiertos, siendo la prostitución uno de ellos". El objetivo del 8M es, relata, "generar espacios donde poner en común debates y seguir avanzando", lo que implica "aprender desde los disensos" y a la hora de planificar movilizaciones, hacerlo "entre consensos". A nivel práctico, añade, se trabaja "sobre aquellas reivindicaciones comunes", que asegura "son muchas más". Por tanto, si bien "a día de hoy no está prevista" la prostitución como eje para "llamar a la huelga", las activistas que trabajan en su estructuración sí animan "a las compañeras a trabajar desde los espacios abiertos".

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Lucha contra la trata

Si en algo coinciden las activistas es en su compromiso respecto a la lucha contra la trata. En esta cuestión trabaja de forma especialmente ardua la Comisión de Migración y Antirracismo. Sus integrantes creen que el Estado "no dota de recursos suficientes para hacer efectiva la lucha contra la trata, directamente relacionado con el cierre de las fronteras para las personas". Las activistas estiman fundamental "regularizar inmediatamente la situación administrativa de todas aquellas víctimas de trata" y tachan de "inconcebible que algunas de ellas acaben en un CIE o cun expediente de expulsión", de manera que garantizar la máxima protección "en todo sentido" de las víctimas se perfila como una urgencia para las feministas.

En este contexto, las activistas rechazan la existencia de los CIE, que a su juicio "violan derechos y libertades fundamentales". Por ello, una de las principales conclusiones tras el V Encuentro Estatal articulado el pasado fin de semana tiene que ver con la firme voluntad de exigir el cierre de los CIE y la derogación de la Ley de Extranjería, así como el fin de las redadas racistas y la violencia en las fronteras.

Regular o abolir. La prostitución se presenta como uno de los debates más complejos y enquistados dentro del feminismo y todo el movimiento que se configura en torno al 8M no es ajeno. Las diferentes comisiones que articulan la huelga entienden el de la prostitución como un debate abierto, de manera que no existe una posición consensuada ni una reivindicación común. Sin embargo, o como consecuencia, las tensiones entre las partes son en ocasiones elementos ineludibles para las activistas. Así ocurrió recientemente en Cataluña, Madrid y en el V Encuentro Estatal celebrado en València. ¿De qué manera afronta el colectivo el debate sobre la prostitución?

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