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Cuando la vida depende de tu sitio en la lista de espera: Murcia coló a 118 pacientes, según dos cirujanos

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Fibroelastoma aórtico, estenosis aórtica severa, cateterismo cardíaco y otros múltiples términos ininteligibles para cualquier lego en medicina. Pero el relato en que se insertan —una denuncia por la supuesta manipulación mortal de las listas de espera en Murcia— es tan preciso que parece anticipar el desembarco de tres palabras: quebradero de cabeza.

¿Quebradero y riesgo penal para quiénes? Para seis cargos de la sanidad murciana. El primero, Juan José Pedreño, consejero de Salud en el Gobierno de Fernando López Miras (PP). Le siguen su antecesor, Manuel Villegas, y cuatro directivos del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (HUVA). Repleta de datos de verificación al alcance de la judicatura y entroncada a historiales clínicos identificados por su código, a esos seis cargos la denuncia les atribuye tres posibles delitos: prevaricación, homicidio por imprudencia o malversación de caudales públicos.

“Incongruencias y falsedades”

Por el HUVA pasaron en distintas fechas los fallecidos en que se basa la denuncia: al menos 28 aunque con los datos disponibles hoy la cifra podría subir hasta 32, y así lo detalla el escrito.

Pero los números de sus historiales clínicos, la reseña de sus patologías y las frases literales extraídas de un informe de la dirección del hospital no son lo único que atrapa la atención. La denuncia incluye también justamente referencias documentadas a 118 pacientes cuya entrada en el quirófano se priorizó pese a su menor gravedad, sostienen los cirujanos Víctor Glenn Ray y José María Parra. O que se sumaron a la lista de espera después que otros enfermos con una patología idéntica.

El escrito dirigido a los juzgados de Murcia aborda lo que define como las "contradicciones, incongruencias y a veces también falsedades" que —siempre según sus autores— constan en un informe oficial: el entregado en marzo de este año por la dirección de la Arrixaca a la Fiscalía de Murcia, que lo dio por bueno y archivó la denuncia que cuatro meses antes le habían presentado Ray y Parra.

Lo que ambos cirujanos consideran una política de “manipulación” de la lista de espera del servicio de cirugía cardiovascular parece un puzle integrado por numerosas piezas: y de todas ellas hay rastro documental, viene a recalcar la denuncia. Salvo que el juzgado donde recaiga decida sorpresivamente inadmitirla, la decisión de los dos médicos de acudir a los tribunales presagia por tanto una etapa de investigaciones que puede resultar larga y compleja.

El misterio del cateterismo

Por ejemplo, recalcan los denunciantes, una de las pacientes de la lista de fallecidos no se programó para ser operada porque los responsables de una tarea primordial como la enunciada alegan que estaba pendiente de un cateterismo cardiaco. “Desgraciadamente —se lee en el informe oficial del Virgen de la Arrixaca— fallece antes de poder realizarse cateterismo cardíaco”.

Pero los dos denunciantes mantienen que tal paciente, diagnosticada como de Prioridad 1 —la más alta—, ingresó en la lista de espera el 14 de marzo de 2019. Y que para entonces ya hacía un mes que se había sometido al cateterismo cardíaco: es decir, un trámite previo a su entrada en quirófano que consiste en un estudio de las arterias coronarias del corazón con contraste. “Debería —eso relata la denuncia— haberse operado antes del 14 de abril de 2019. Pero salió de la lista el 14 de mayo de 2019, habiendo superado el máximo tiempo que debía de estar en lista de espera, que era de 30 días”.

En este caso, afirmar que la paciente “salió de la lista” equivale en el argot médico a que murió. “Desde el día de su inclusión, el 14 de marzo de 2019, tenía las pruebas preoperatorias completas para ser llamada y operada”, mantienen Ray y Parra. Pero —repitiendo para no olvidarlo— no se programó porque los responsables de hacerlo aseguran lo ya dicho: que estaba pendiente del cateterismo.

Además, continúa la denuncia, “se programaron pacientes del mismo riesgo quirúrgico que habían entrado posteriormente en lista de espera”. Uno de ellos se había incorporado a esa relación de enfermos dos semanas más tarde que la enferma que finalmente falleció. Y en patologías graves, 15 días pueden alzar un muro: la frontera que separa la vida de la muerte.

92 días aguardando en lugar de 15

Otro ejemplo: un paciente de la lista adjunta a la denuncia padecía un fibroelastoma aórtico. Traducido, eso significa un tumor benigno pero que puede complicarse por oclusión de los vasos sanguíneos como consecuencia de trozos del tumor que se desprenden y provocan obstrucción de las arterias cerebrales.

“Se trata —narran los denunciantes— de un paciente con diagnóstico de fibroelastoma aórtico que se incluye en lista de espera el 5 de noviembre de 2013 con una Prioridad 3, obviamente es un error pues un fibroelastoma es una Prioridad 1 o una cirugía Preferente”.

Siempre según las explicaciones médicas incorporadas a la denuncia, lo anterior significa que había que operarlo antes de 15 días. Pero, prosiguen los dos cirujanos, “a este paciente —prosigue el texto— se le adelantaron” al menos dos. Y en lugar de dos semanas, el hospital tardó tres meses en intervenirlo. Falleció “por complicaciones postoperatorias en la UCI”, detallan Ray y Parra.

El paciente que murió permaneció así 92 días en lista de espera: se sumó a ella el 5 de noviembre de 2013 y se le intervino el 7 de febrero de 2014. En cambio, uno de aquellos cuya operación se antepuso, y al que los denunciantes incluyen en la categoría de “electivo”, estuvo solo siete días. Los pacientes electivos son los que se programan sin necesidad de anticipar su operación porque pueden aguardar, a tenor de la prioridad asignada, un determinado tiempo sin riesgo.

Un invisible diagnóstico principal

Y ahora, un tercer ejemplo de los que cita la denuncia: una paciente estuvo 140 días en lista de espera. Sufría “estenosis aórtica y mitral severa”. Traducido de nuevo: enfermedad que afecta a la válvula aórtica y mitral y estrecha el paso de la sangre. Es decir, impide que esas válvulas —localizadas entre el ventrículo izquierdo y la arteria aorta— se abran correctamente. Y ello obliga al corazón a hacer más esfuerzo para bombear sangre.

Pues como narran los denunciantes, lo que aparece en el párrafo anterior sobre cómo aquella estenosis era “severa” procede del informe del propio cardiólogo “que estudió” a la enferma. Tal informe, y así lo ha corroborado infoLibre, se reproduce en el documento de justificaciones que envió el hospital a la Fiscalía murciana.

Pero sobre este caso, la Arrixaca adujo que se trataba de “una paciente añosa con una patología crónica de larga evolución y sin clara indicación quirúrgica por la gravedad moderada o leve de sus lesiones valvulares”.

Los dos cirujanos destacan que lo que en el párrafo anterior consta en negritas es directamente falso. Porque el mismo informe del cardiólogo que estudió a la paciente incluye un epígrafe denominado “Diagnóstico principal”. Y, como remarcan Ray y Parra, lo que se lee debajo es que padecía una afectación mitral y aórtica “severa”.

El desmentido del juez a la Fiscalía

Hace dos semanas, el ministerio público confirmó a infoLibre que antes de archivar la denuncia de los dos cirujanos no tomó declaración a los familiares de los fallecidos mencionados en su escrito. Antes de esta denuncia, archivada en mayo, hubo otra, también firmada por Ray y Parra y archivada por la Fiscalía murciana en 2019. La negativa de ambos a tirar la toalla les ha llevado a acudir ahora directamente a los tribunales con esta nueva denuncia, más detallada y que rebate los informes oficiales del hospital de la Arrixaca.

En el segundo cerrojazo, el de mayo, el fiscal superior del TSJ murciano manejó dos argumentos. El primero, que el caso de las muertes en lista de espera ya había estado en manos de un juez de instrucción —el del 8 de Murcia— y que el magistrado lo había archivado.

El segundo factor que adujo para no investigar se resume en que los informes emitidos por el hospital eran "más que suficientes para excluir cualquier sospecha". A esos documentos del centro sanitario han tenido ahora acceso los dos cirujanos. Y es ello lo que les ha permitido incluir refutaciones a su contenido en la tercera denuncia que formulan, esta de carácter judicial.

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Tras el segundo archivo dictado por la Fiscalía, el juez de instrucción 8 de Murcia desmintió en junio de forma tajante y a través de un auto que los hechos que relatan los dos cirujanos hubieran estado alguna vez sometidos allí a investigación. Una vez conocida tal resolución, este diario preguntó de nuevo a la Fiscalía. El auto del juzgado 8 —dijo un portavoz— “es incorrecto”.

Lo que sí continúa en poder del juzgado 8 es una querella por acoso laboral presentada en 2017 por uno de los dos cirujanos, José María Parra. Según su versión, la dirección de la Arrixaca lo sometió a lo que también se conoce como mobbing tras sus quejas por el funcionamiento del servicio de cirugía cardiovascular.

La querella —y así lo ha verificado infoLibre— también habla sobre el panorama general de la lista de espera quirúrgica en el Arrixaca. Pero con carácter general, sin señalar ningún potencial delito en esa dirección ni incluir casos verificables. Es justamente la querella por acoso de José María Parra la esgrimida por la Fiscalía para sostener que el juzgado de instrucción 8 ya había investigado —y clausurado— el asunto. El juez, como se recordó antes, lo niega.

Fibroelastoma aórtico, estenosis aórtica severa, cateterismo cardíaco y otros múltiples términos ininteligibles para cualquier lego en medicina. Pero el relato en que se insertan —una denuncia por la supuesta manipulación mortal de las listas de espera en Murcia— es tan preciso que parece anticipar el desembarco de tres palabras: quebradero de cabeza.

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