Si hay una figura en el alto escalafón de la Iglesia católica que encarna la oposición más beligerante contra el reformismo del papa Francisco es la del cardenal y teólogo alemán Gerhard Ludwig Müller (1947). Müller es al mismo tiempo un ídolo dentro del movimiento cristiano integrista a nivel internacional, que lo reconoce como su voz dentro de la jerarquía católica y le da la palabra con honores en el Congreso Mundial de Familias, punto de encuentro de los cruzados contra el aborto, el feminismo y los derechos Lgtbi. Una fijación de Müller, al que el papa retiró del cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2017, es el rechazo a la homosexualidad, que presenta como una desviación vinculada con la pederastia, capaz de carcomer a la Iglesia por dentro. "Dios no ha hecho homosexual a nadie", afirma.
¿Y dónde está Müller ahora? Pues aquí, en España, donde esta semana será arropado en un homenaje a Benedicto XVI por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), uno de los miembros impulsores de NEOS, la nueva plataforma aglutinante del movimiento integrista nacional, nacida con la intención de influir en la política y en la sociedad. Müller ya intervino este martes en un acto en Madrid con motivo del 40º aniversario de la primera visita de Juan Pablo II a España. Müller acabó hablando contra la "cultura woke", una de sus obsesiones ideológicas. Se dirigió expresamente a la Iglesia española: "No tengáis miedo. No retrocedáis". Hay mucha letra pequeña en la visita de Müller, que vino a España a hablar de dos papas y ninguno era Francisco, cuya obra reformista en España no termina de colar.
Müller y los Propagandistas Católicos
El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha desembarcado esta semana en Madrid, teniendo como destacado anfitrión a la ACdP, una de las organizaciones de la derecha católica radical más activas y movilizadas, con continuas campañas contra el aborto, la "ideología de género" y la "cultura de la cancelación".
El cardenal alemán participa este jueves en un congreso con motivo del 95º cumpleaños de Josep Ratzinger, el alemán que fue papa entre Juan Pablo II y Francisco como Benedicto XVI (2005-2013). En realidad, Ratzinger los cumplió en abril, pero si hay ganas de conmemorar, se puede conmemorar medio año después. Y en este caso, hay ganas. Será el plato fuerte de la visita de Müller a España.
La convocatoria del congreso corre a cargo concretamente del Instituto de Humanidades Ángel Ayala del CEU, institución creada por la Fundación San Pablo CEU, a su vez obra de la Asociación Católica de Propagandistas. También son convocantes la Fundatio Christiana Virtus y Societas Theologicae Ecclesiastie, aunque el protagonismo recae –además de en Müller– en la Asociación Católica de Propagandistas, que da publicidad al homenaje a Benedicto XV a través de su periódico, El Debate.
Munilla y Reig Pla
La bienvenida al congreso la da este miércoles Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP y de la Fundación San Pablo CEU. En el programa figuran Alberto Bárcena, profesor de Historia de la Universidad CEU San Pablo que cree que "la batalla contra el franquismo es la batalla contra la España católica", y Carlos Granados, editor de las obras de Ratzinger en español, entre otros. Pero hay dos presencias más relevantes, las dos previstas para el jueves junto a la del propio Müller: el obispo de Alicante, José Ignacio Munilla, y el obispo emérito de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla.
Los dos acompañantes de Müller dan idea del cariz ideológico del evento. Monseñor Munilla se adscribe a la corriente más conservadora del episcopado español, de la que es uno de los rostros más visibles por su propensión al uso de las redes sociales. En Twitter ha llegado a lanzar un mensaje de respaldo al autobús tránsfobo de Hazte Oír. En varias ocasiones ha vinculado el feminismo con ideas demoníacas.
De ideas similares, aunque expresadas con mayor contundencia, es Reig Pla, al que Francisco le aceptó la renuncia en septiembre. Premio Hazte Oír en 2012, es famoso por sus diatribas contra el aborto, el feminismo y la homosexualidad. En una homilía retransmitida por TVE aseguró que los homosexuales que "van a clubs de hombres nocturnos encuentran el infierno".
Una "doble legitimación"
Juan José Tamayo, profesor emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, afirma que la coincidencia de Müller y la ACdP supone "una doble legitimación". "Müller legitima las posiciones integristas de los Propagandistas, y los Propagandistas le abren la puerta a un cardenal que es uno de los mayores enemigos del papa en la Iglesia, si no el mayor", afirma.
Tamayo ve a Müller como un referente" del "bloque integrista", aún más a la derecha que el "conservador". Ambos bloques –afirma– están aliados para frenar las posibles reformas del papa y condicionar su futura sucesión, señala. No obstante, no ve a Müller como un posible papa. "Es un teólogo dogmático, contrario al Concilio Vaticano II, que pone el dogma por delante el evangelio. Y al mismo tiempo es alguien al que le encanta y busca continuamente el protagonismo. Si la alianza entre integristas y conservadores busca un candidato a papa, será otro más discreto", opina.
Jamás los Propagandistas Católicos, una entidad con más de 110 años de historia, de corte institucional y que tiene como consiliario al arzobispo emérito de Burgos, Fidel Herráez, se ha pronunciado abiertamente contra el papa Francisco. Al mismo tiempo, sí arropa a quien se ha distinguido como referente conservador en contraste con el pontífice.
Un conocedor de las interioridades de la Iglesia española afirma: "Los Propagandistas saben lo que hacen cuando se traen a Müller. Su mensaje es claro: los conservadores que no estamos de acuerdo con las reformas estamos aquí y seguiremos aquí". Otro rechaza esta visión y cree que la ACdP está donde ha estado siempre, en posiciones conservadoras, pero no ve ningún mensaje contra el papa en la invitación a Madrid.
infoLibre preguntó al CEU si la invitación podía entenderse de algún modo como una crítica al papa, sin respuesta. Tampoco valoró la visita la Conferencia Episcopal, requerida por este periódico.
La obsesión contra la homosexualidad
El rechazo a la homosexualidad o su presentación como un mal moral no es ni mucho menos exclusivo de Müller, ni de Munilla, ni de Reig Pla. El propio catecismo de la Iglesia lo considera una "inclinación objetivamente desordenada" que "no puede recibir aprobación en ningún caso".
Pero Müller llega hasta la obsesión. Este mismo de octubre ha dicho que la "locura Lgtb" se está infiltrando en la Iglesia, ante lo que demanda una reacción "firme en la verdad". En 2018 dio una entrevista a Life Site [ver aquí en inglés y aquí en español] en la que relacionaba los casos de abusos en la extensión de la homosexualidad en su seno. "Que McCarrick [un cardenal estadounidense acusado de abuso sexual], junto con su clan y una red de homosexuales, haya sido capaz de causar estragos de modo mafioso en la Iglesia está relacionado con el hecho de haber subestimado la depravación moral inherente en los actos homosexuales entre adultos". Ese es Müller.
Esta alusión al "clan" y la "red de homosexuales", que causó un carrusel de reacciones especialmente en Alemania, concuerda con una extendida teoría sobre una supuesta "mafia lavanda" que habría tomado posiciones de poder en la Iglesia para cometer delitos sexuales impunemente mediante el encubrimiento.
Posicionamientos como estos hacen de Müller una figura de referencia para el cristianismo integrista más hostil al feminismo y los derechos Lgtbi. Müller aparece en una foto que causó polémica en 2019. Tomada en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, la imagen reunía a dos jueces católicos y conservadores del alto tribunal, Samuel Alito y Brett Kavanaugh, junto con Brian Brown, presidente de la Organización Internacional para la Familia, y la aristócrata alemana Gloria von Thurn und Taxis, ambos activistas anti-Lgtb. Brown es también presidente del Congreso Mundial de Familias, a cuya última edición acudió el propio Müller.
Un destacado crítico con el papa
Estrecho colaborador de Benedicto XVI durante su papado, para entender a Müller hay que entender lo que está ocurriendo en la Iglesia en Alemania, donde hay en marcha un "camino sinodal" en el que se están debatiendo cuestiones como el celibato, la ordenación de las mujeres y la homosexualidad. Líneas rojas intocables para Müller. El Vaticano lo rechaza e incluso advierte de una posible pérdida de unidad de la Iglesia, pero comparado con Müller no se opone con suficiente firmeza. El cardenal alemán tiene claros cuáles son los males a combatir: un "diabólico nuevo orden mundial" –retórica que lo hace apreciado por los conspiracionistas– ante el que los valores cristianos estarían en retroceso; y el "nuevo totalitarismo" de la "ideología de género". "La homofobia no existe", ha sostenido el cardenal, que afirma –en línea con los defensores de la teoría de la plandemia– que el covid-19 fue utilizado por el poder político para el "control total" de los individuos.
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Müller, tan reaccionario como erudito, no oculta –sin entrar en la crítica personal– sus discrepancias con el papa, a cuyos planes reformistas se ha referido como "error fatídico". En una entrevista con el Corriere della Sera, admitió que había "un frente de grupos" que querían verlo como líder "un movimiento contra el papa", a lo que él no se prestó. Eso sí, no se ha privado de cuestionar sus posiciones sobre liturgia y moral, lo cual lo convierte en un referente de los anti-papa en el seno de la Iglesia.
Cuando Francisco se mostró a favor de las uniones civiles entre homosexuales –no del matrimonio–, Müller dijo que la palabra del pontífice "no está por encima de la palabra de Dios, que creó el ser humano hombre y mujer, el matrimonio y la familia”. En una reciente entrevista en Infovaticana, preguntado por las voces que piden al papa un viraje en el terreno moral, afirmó: "El papa no tiene autoridad para cambiar la enseñanza de la Iglesia, que está afianzada en la revelación de Dios". Pocos se atreven a hablar así.
Esta nítida posiciones añaden relevancia a su visita a España, un país donde las pretensiones reformistas y el mensaje de Francisco están encontrando fuerte resistencia. Pese a la salidas de Reig Pla y de Antonio Cañizares, dos referentes del ala más tradicionalista y alineada con los postulados que defendía Antonio María Rouco Varela, más de la mitad de los 53 nombramientos o promociones de obispos que ha realizado Francisco son de prelados del sector conservador, como ha publicado El País.
Si hay una figura en el alto escalafón de la Iglesia católica que encarna la oposición más beligerante contra el reformismo del papa Francisco es la del cardenal y teólogo alemán Gerhard Ludwig Müller (1947). Müller es al mismo tiempo un ídolo dentro del movimiento cristiano integrista a nivel internacional, que lo reconoce como su voz dentro de la jerarquía católica y le da la palabra con honores en el Congreso Mundial de Familias, punto de encuentro de los cruzados contra el aborto, el feminismo y los derechos Lgtbi. Una fijación de Müller, al que el papa retiró del cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2017, es el rechazo a la homosexualidad, que presenta como una desviación vinculada con la pederastia, capaz de carcomer a la Iglesia por dentro. "Dios no ha hecho homosexual a nadie", afirma.