La desescalada de las medidas contra el covid-19 inaugura la escalada de las tensiones entre administraciones

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La Fundación del Español Urgente (Fundéu) escribió en su cuenta de Twitter el pasado 14 de abril lo siguiente: "Aunque el uso de 'escalada' y 'desescalada' no es censurable, se recuerda que existen otras alternativas que en algunos casos pueden resultar más claras y precisas, como 'aumento'/'disminución' o 'intensificación'/'relajación'". De la misma forma que los españoles nos hemos acostumbrado a escuchar y a hablar de "coronavirus" o "covid-19", "pruebas PCR" o "test serológicos", llevamos semanas soñando con "vencer la curva" de contagios e iniciar la "desescalada". "Vencer la curva" y "desescalada" son expresiones con altas connotaciones positivas. Porque alejan de las prórrogas de los estados de alarma y marcan la transición a esa "nueva normalidad" de la que habla el presidente Pedro Sánchez en sus comparecencias públicas. Una cierta relajación de las medidas para ir conquistando paso a paso nuestras rutinas.

La nueva prórroga aprobada por el Pleno del Congreso este miércoles ubica el fin —provisional— del estado de alarma el sábado 9 de mayo. Y la proximidad de esta fecha y el hecho de cierta relajación de las medidas como que a partir de este domingo, 26 de abril, los menores de 14 años puedan salir una hora al día a la calle acompañados de un adulto, han dado pie a una carrera entre administraciones para buscar las vías de ir reduciendo las restricciones. Una carrera que, hasta la fecha, ha sido frenada por el Ministerio de Sanidad. Como mando único, el departamento que dirige Salvador Illa ha sido muy gráfico, recurriendo al ejemplo de los menores, sobre una posible relajación de las medidas: "No hay datos que nos permitan anticipar medidas de alivio para colectivos que no sea el de los niños", sostuvo este viernes en rueda de prensa.

"La desescalada la dirige el Gobierno", advirtió el titular de Sanidad. Pero la polémica está servida. Porque, mientras Illa pronunciaba estas palabras, y antes incluso de ello, comunidades autónomas y ayuntamientos han ido desvelando sus planes para la desescalada. Algunas de estas instituciones defienden que son meros documentos de trabajo a la espera de una guía o modelo del ministerio. Otras, apuntan que dan pasos ante la "inmovilidad e imprevisión" del ministerio. Y en el Partido PopularPartido Popular, el principal partido de la oposición, que gobierna en cinco comunidades autónomas y un buen número de ayuntamientos, entre ellos el de la capital, confían en que el Gobierno aproveche los 15 días más de estado de alarma para diseñar un buen plan con todos los cabos bien atados. "Nosotros le apoyamos con nuestros votos, pero pudo escuchar serias llamadas de atención de otros grupos y debería tomar nota. ¿Quién la garantiza que vaya a seguir contando con apoyo de forma eterna?", señala con ironía uno de los dirigentes consultados. 

En este contexto, la desescalada de las medidas contra el covid-19 inaugura la escalada de las tensiones entre administraciones ¿Es posible evitar que se apliquen 17 criterios diferentes —uno por cada comunidad—? "La estrategia de desescalada no puede ser la suma de 17 estrategias. Ha de imponerse la prudencia. Cerrar un plan al que aporten 17 y no 17 planes", subrayan fuentes socialistas en conversación con infoLibre. Esto es compatible con que haya comunidades que puedan relajar algunas medidas antes que otras en función de los resultados que arrojen los test y de que el ritmo de contagios se mantenga en los parámetros fijados por Sanidad.

Moreno y su patinazo con la vuelta a las aulas

Uno de los primeros patinazos ha estado protagonizado por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Esta misma semana, el dirigente conservador, que cogobierna con Cs, planteó que la vuelta a las aulas a mediados de mayo podría ser una de las primeras medidas de desconfinamiento en su comunidad, como, dijo, ocurrirá en otros países europeos.

El anuncio era hecho a primera hora de la mañana en una entrevista en la cadena Ser. Y horas después, se veía obligado a matizar en su perfil de Twitter: "Sólo se hará si las condiciones sanitarias permiten hacerlo garantizando la seguridad de la comunidad educativa. Esperamos instrucciones del mando único sanitario de España", rectificaba.

"Ese no debe ser el sistema. El sistema debe ser coordinar una respuesta desde el Gobierno de España y dialogada entre administraciones. Ya hemos llegado hasta donde hemos llegado. No demos pasos atrás", responden desde una de las comunidades gobernadas por el Partido Socialista.

En una línea similar se ha manifestado el presidente de la Junta de Castilla y León, el conservador Alfonso Fernández Mañueco. Sin hablar de planes concretos, ha reivindicado una planificación "con criterios unificados para la desescalada, no 17 criterios diferentes". Es decir, que se contemplen condiciones iguales para todos, para que los territorios puedan ir suavizando restricciones cuando las vayan cumpliendo. "Por ello, Castilla y León continúa reclamando que se reúna la comisión de expertos encargada de planificar ese escenario de desescalada, y que ésta se realice con la máxima prudencia y contención", explican desde el Gobierno regional a este diario.

Torra pide aplicar su propio plan

En las conferencias de presidentes que se celebran semanalmente desde el arranque de la crisis del covid-19, junto a los barones del PP, Sánchez ha encontrado en los presidentes autonómicos de Cataluña y País Vasco una fuente de críticas, un aperitivo de las tensiones que pueden estar por venir.

El choque con Cataluña es casi inevitable. Porque ya viene precedido de otros choques que han molestado en la Moncloa, como las declaraciones que Quim Torra hizo a la BBC asegurando que en España no se estaban tomando medidas contra el coronavirus o las cartas que envió a diversos dirigentes europeos acusando a Sánchez de negarse a seguir las recomendaciones de los expertos. Ahora, el president sigue adelante con estrategia e insiste en aplicar su propio plan.

Este viernes, defendió la gestión que podría haber hecho un país de menor tamaño que la que hacen otros como España o Francia porque reaccionan de forma más ágil. Y reclamó ayuda a los comuns para que presionen al Gobierno para convencerle de que Cataluña se pueda gestionar y aplicar su propio plan de desconfinamiento.

"Ustedes gobiernan en España, hagan que el Gobierno acepte que Cataluña, que tienen competencia, experiencia y conocimiento, pueda hacer su desconfinamiento. Espero contar con su apoyo", recalcó en respuesta a la presidenta de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, durante la primera sesión de control telemática que celebrada en la Cámara, informa Europa Press.

Illa ya ha avisado en más de una ocasión a Cataluña de que "todo el mundo sabe que las decisiones sobre la desescalada corresponden al Gobierno de España".

Y el País Vasco... ya ve las elecciones en el horizonte

Mientras, en el País Vasco, el Lehendakari, Iñigo Urkullu, ha avanzado que baraja la posibilidad de convocar las elecciones autonómicas que fueron aplazadas por la pandemia para el próximo mes julio, cuando se prevé que el riesgo de contagio por el coronavirus esté en sus tasas más bajas. Su idea es convocar una mesa de partidos el 30 de abril para analizarlo. 

Su intención ha chocado con la advertencia de Sanidad: Illa cree que la celebración de los comicios dependerá de la evolución de la pandemia. "Ojalá se lleven a cabo en las fechas que se han comentado porque querrá decir que estamos en condiciones óptimas para que se desarrollen con toda garantía", defendió.

Otras elecciones aplazadas son las gallegas. Como las vascas, tendrían que haberse celebrado el domingo 5 de abril. De momento, el presidente de la Xunta de Galicia no ha dado ninguna pista de que esté pensando de la misma forma que el lehendakari por mucho que los comicios anteriores hayan coincidido. Los comicios, ha asegurado "no forman parte de la agenda del Gobierno [gallego]". Pese a admitir contactos con Urkullu, su prioridad, es combatir la pandemia, insisten en su entorno.

Las peticiones de Feijóo

Pero Feijóo ya tiene su lista de peticiones al Gobierno central y así se lo trasladará al presidente del Gobierno en su próxima reunión. El presidente cree que Galicia empieza ya a estar preparada para que se autorice a salir a hacer ejercicio de forma individual, para que se retomen las obras en los edificios, para que se reabran los talleres de reparación de vehículos y los concesionarios y para que estudie la apertura de algunos comercios. En todo momento, Feijóo habló de medidas protección, de mantenimiento de la distancia de seguridad, de limitaciones de aforo y del establecimiento de cita previa, para el caso de los talleres y los concesionarios, especialmente.

En la Xunta informan que para este desescalamiento se tendrán en cuenta el establecimiento de zonas y subzonas, las características de las zonas rurales, las edades, las características demográficas, la movilidad y el estudio epidemiológico.

Los expertos insisten en que la desescalada no tendrá sentido si no se "monitoriza el progreso" y advierten de que las administraciones tienen que estar preparadas para dar pasos atrás si hay un repunte de los contagios.

Madrid y el problema de las comunidades limítrofes

Las comunidades autónomas otorgan un papel clave a los ayuntamientos. De hecho, el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Abel Caballero, ha anunciado este misma semana la creación de un foro de trabajo permanente con el Gobierno para abordar el proceso de desescadala. Un proceso que el también alcalde de Vigo ve en clave municipal más que autonómica: "No es lo mismo zonas de playa, montaña o ciudades". En esto coinciden con Caballero regidores de todo signo político: "El desescalado por comunidades autónomas no tiene sentido", valora un dirigente conservador.

La misma fuente señala, no obstante, que los planes los tendrán que trazar las comunidades en base a los criterios que marque Sanidad. Y advierte de que ha de imponerse una gran colaboración entre comunidades autónomas limítrofes para evitar la expansión del covid-19 o nuevos contagios. Este es un nuevo frente en el que pueden también aflorar roces entre administraciones del mismo nivel, no ya a efectos comunidad-Gobierno central. Sobre todo si chocan instituciones de distinto signo político

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La cuestión de la importancia de que las comunidades limítrofes trabajen de la mano se entiende perfectamente con el ejemplo de Madrid y Castilla-La Mancha. En circunstancias normales hay un importante flujo de residentes en una de estas dos comunidades que se mueven entre ellas a diario. Es normal que ciudadanos residentes en Madrid se trasladen a diario a trabajar, por ejemplo a Toledo o Guadalajara. Y viceversa. "Esto exige mucho diálogo y que nadie tome decisiones por su cuenta", insisten fuentes socialistas. Madrid está gobernada por Isabel Díaz Ayuso (PP) y Castilla-La Mancha por el socialista Emiliano García Page.

Desde la FEMP, caballero ha instado a los ayuntamientos a "mantener reuniones con los agentes sociales de cada ciudad, empresarios, sindicatos, tercer sector... para ir perfilando también con ellos la reconstrucción económica".

En Madrid, por ejemplo, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, está en contacto con representantes del sector de la hostelería para diseñar como será la desescalada. No se sabe el cuándo, pero sí el cómo. Se estudiará ampliar las terrazas de los bares, reducir aforos o instalar medidas de protección como mamparas.

La Fundación del Español Urgente (Fundéu) escribió en su cuenta de Twitter el pasado 14 de abril lo siguiente: "Aunque el uso de 'escalada' y 'desescalada' no es censurable, se recuerda que existen otras alternativas que en algunos casos pueden resultar más claras y precisas, como 'aumento'/'disminución' o 'intensificación'/'relajación'". De la misma forma que los españoles nos hemos acostumbrado a escuchar y a hablar de "coronavirus" o "covid-19", "pruebas PCR" o "test serológicos", llevamos semanas soñando con "vencer la curva" de contagios e iniciar la "desescalada". "Vencer la curva" y "desescalada" son expresiones con altas connotaciones positivas. Porque alejan de las prórrogas de los estados de alarma y marcan la transición a esa "nueva normalidad" de la que habla el presidente Pedro Sánchez en sus comparecencias públicas. Una cierta relajación de las medidas para ir conquistando paso a paso nuestras rutinas.

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