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Diana Morant: "Hemos pasado de expulsar el talento, como hacía el PP, a buscarlo bajo las piedras"

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Diana Morant posa tras la entrevista en el Congreso de los Diputados

En la gran remodelación que hizo Pedro Sánchez en 2021 una de las grandes sorpresas llevaba el nombre de Diana Morant. La entonces alcaldesa de Gandía (Valencia) daba el gran salto a la política nacional. Su destino fue el Ministerio de Ciencia e Innovación. Con un encargo directo del presidente: llevar un presupuesto récord en la materia, sacar la ley de Ciencia y gestionar buena parte de los fondos europeos.

Morant gana ahora peso político en el nuevo Ejecutivo de coalición al repetir en el cargo pero dirigiendo un macroministerio al incorporar la competencia en Universidades. Por delante, tiene la misión de llegar a niveles de inversión como el estándar europeo, para lo que exige que las comunidades autónomas también cumplan con su parte. Entre sus obsesiones está reforzar la educación pública. Pero su discurso no se queda sólo en su cartera, sino que prometer ser combativa contra el negacionismo de todo tipo y acusa a Alberto Núñez Feijóo de no distinguirse de Vox y de vivir en la política del “insulto”.

Sigue en el Gobierno y, además, incorpora Universidades al Ministerio de Ciencia e Innovación, ¿cómo afronta esta nueva etapa? ¿Qué le ha ordenado el presidente?

Afrontamos este Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades con la naturalidad con la que nació. Es verdad que el primer Gobierno de coalición obligó a dividir la cartera, pero en palabras de Manuel Castells y de Joan Subirats lo lógico era que volviera esa competencia. El 60% de la investigación se hace en los centros universitarios y también hemos hecho caso a la reivindicación de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas). Esta visión global y completa me hace realmente ilusión.

En la segunda reunión del Consejo de Ministros del nuevo Gobierno se aprobó el pasado martes un paquete de más de mil millones de euros para potenciar el sistema de ciencia y de atracción de talento. ¿Es una declaración de intenciones de este Ejecutivo? ¿Será uno de los vectores en los que se centrarán?

Lo ha sido durante todo el mandato de Pedro Sánchez. Se ha vivido un antes y un después. Hemos ido aumentado el presupuesto cada año y el de 2023 es el doble del que heredamos del PP. Hemos adelantado en inversión a países como Italia y en el plan de recuperación somos el segundo país que más dinero ha destinado a la ciencia. Sin conocimiento no vamos a tener el futuro que necesitamos. Es un creador además de empleo de calidad: uno de cada cuatro nuevos trabajos en nuestro país es en el sector de ciencia e innovación. Hemos pasado de expulsar el talento, como hacía el Partido Popular, a buscarlo debajo de las piedras para recuperarlo.

La Comunidad de Madrid es la que peor financia a las universidades, pero es donde más crecen las privadas

Del Consejo de Ministros ha salido también una orden ministerial con los deberes a cada departamento para hacer su propuesta de presupuestos antes del 11 de diciembre. ¿Será mayor en ciencia para 2024? ¿Puede dar la cifra?

No la puedo dar todavía porque estamos en el trabajo técnico. Las leyes de ciencia y del sistema universitario mandatan que tenemos que llegar a los estándares de Europa de inversión en I+D y en universidades. Esto es un recado a medias porque también la ciencia la hacen las comunidades a través de sus centros y de la educación. Vamos a cumplir las leyes y también vamos a estar vigilantes con aquellos que no cumplan. Pongo un ejemplo: la Comunidad Valenciana con Ximo Puig al frente multiplicó por cuatro la inversión en ciencia y mejoró en un 42% el presupuesto en universidades, pero ahora lo primero que se ha hecho es recortar. De hecho, hasta se ha suprimido la Conselleria de Ciencia y se ha congelado la financiación a las universidades. Cuando estos gobiernos anuncian bajadas de impuestos a los que más tienen, al final se traduce en recortes. Vamos a estar vigilantes y a forzar a las comunidades para que cumplan.

En gobiernos de la derecha se ven incluso corrientes negacionistas en materia de ciencia y medio ambiente, ¿cómo van a actuar? ¿Cómo planifican esa vigilancia?

Lo primero que hay que hacer es denunciarlo. La ciudadanía empezó a ver que tras los resultados del 28M se implantaban gobiernos del PP y de Vox que estaban significando recortes de derechos. Hablo de ciencia y de universidades, pero se han vivido cosas como censura a libros y obras teatrales, recortes de derechos LGTBi y negacionismo de la violencia de género. Tengo que hacer alusión a los dos últimos atentados machistas y a la violencia vicaria. La violencia de género es una evidencia científica. Hay investigadores que llevan 30 años estudiando que existe esa violencia por cuestión de género, que afecta a las mujeres sólo por el hecho de serlo. Si se niega un tema tan complejo y estructural, no vamos a poder avanzar.

Sobre universidades, hay nueve españolas entre las quinientas mejores del mundo en el ranking de Shanghái, pero no se sitúa ninguna entre las cien primeras. ¿Qué está fallando en el sistema?

El sistema universitario ha convenido con el Gobierno de España, y por eso aprobamos la LOSU, que primero debe haber unas condiciones que cumplan todas las instituciones que se quieran llamar universidades para garantizar la calidad, tanto en las públicas como en las privadas. Habíamos detectado que había muchas privadas que no dedicaban ni el cinco por ciento de su presupuesto a la investigación. Esta norma también dice que no podemos permitirnos la precariedad ni la temporalidad. Tenemos una hoja de ruta para que lleguemos a 2030 para que se cumpla el destino a las universidades del 1% del PIB. Vuelvo a insistir: son una competencia de las comunidades. Cumplir la ley no es compatible con un recorte o una congelación. Hemos escuchado a los rectores andaluces decir que es insuficiente la dotación presentada por el Gobierno autonómico. 

Hablando de universidades privadas, ha subido un 62% el número de alumnos desde que se implantó el plan Bolonia en 2015, mientras que en ese periodo ha menguado un 6% en las públicas. Madrid es el epicentro de la enseñanza superior privada, con el 30% de centros del país. ¿Se está beneficiando por parte de ciertas comunidades este sistema?

Las competencias en universidades las tienen las comunidades, entre ellas las de autorizar la implantación de una privada. Algunas autonomías incluso lo que hacen es ceder terreno o edificios. Para llamarse universidades tienen que cumplir con las condiciones mínimas de calidad de la ley. La Comunidad de Madrid es la que peor financia a las universidades de toda España, tiene la inversión por alumno más baja. En cambio, es donde más crecen las privadas. No hay que ser demasiado maquiavélico para saber que detrás hay una voluntad política clara de ahogar al sistema público frente al privado. Y entramos en lo peligroso de este tipo de políticas porque las universidades son un ascensor social y la garantía de la igualdad de oportunidades. 

No se distingue al PP de Vox

Se están viviendo unos inicios duros de esta legislatura, ¿cómo vaticina que será el panorama político?

La oposición debe asumir de una vez por todas que no ganó las elecciones. La noche del 23 de julio millones y millones de personas respiraron aliviadas al saber que Santiago Abascal no iba a ser el ministro de Interior. Salieron a las urnas a votar contra esta ola reaccionaria. España se ha salvado de un fenómeno global que vemos en Argentina o Países Bajos. La han salvado los ciudadanos con sus votos. Hay una frustración, que incluso a veces se convierte en rencor o en odio. Van a tener que rebajar esas emociones y empezar a trabajar la emoción de construir. El PP ha entrado en una deriva en la que gobierna con Vox o como Vox. Al final no distingues al PP de Vox.

¿Qué le ha parecido el nombramiento del nuevo portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado?

El moderado señor Feijóo ha acabado eligiendo en el casting al que dice la barbaridad más gorda. A este señor lo recordaremos ya todos por aquella frase de que Sánchez debería irse de España en un maletero. Son afirmaciones peligrosas, que invitan a la ciudadanía a hacerle frente a un Gobierno legítimo. Deberán entrar en una normalidad constitucional e institucional. Afrontamos esta legislatura con mucha ilusión y con muchas ganas. La alternativa de Feijóo y Abascal habría sido de destrucción y retroceso. Nosotros miramos hacia adelante, estamos hablando de subir el SMI y las pensiones. Estamos solucionando los problemas de la gente.

Dice que miran para adelante, ¿aguantarán los cuatro años de legislatura?

Por supuesto. Además, después de ver el esperpento en las calles con las muñecas hinchables, las banderas preconstitucionales y las soflamas contra el rey, creo que nos hemos recolocado en la sociedad. La grandísima mayoría de este país no se siente identificada con eso. Somos una mayoría que queremos avanzar y que España no retroceda en manos de esta gente. Vamos a seguir cuatro años haciendo políticas que mejoren la vida de la ciudadanía.

Compitió el 23J en Valencia con Esteban González Pons (PP), al que hemos escuchado recientemente comparar a España con Hungría y Polonia y decir que están en riesgo los fondos europeos por la aprobación de la ley de amnistía. ¿Hay peligro de eso?

No están en riesgo.

Una buena parte depende de su Ministerio.

España no se parece en nada a Hungría y Polonia. Quizás ellos se parezcan un poquito más con sus gobiernos autonómicos. Me resulta curioso esto de los profetas del desastre, que son un desastre de profetas. Quizá no es lo que creen que va a pasar, sino lo que les gustaría. Sólo hay que recordar que el PP se fue a Europa cuando nos asignaron los fondos para que a España no llegaran 140.000 millones de euros y también para que se aprobara la reforma de las pensiones para que subieran conforme al IPC. Pero eso no va a ocurrir. El Gobierno de España va a defender cada céntimo. El plan de transformación nos está ayudando a recuperarnos de la pandemia y ahora estamos en cifras récord de empleo. Ahora queremos ir a por el pleno empleo. El PP podría dejar de poner palos en las ruedas al Gobierno y ser patriota por una vez de verdad y no de pulserita. 

Pons puso como motivo para la retirada de los fondos la ley de amnistía, que ya está registrada en el Congreso. ¿Para qué va a servir?

Es una ley más que va a servir como un mecanismo que pone la política al servicio de la ciudadanía para solucionar un problema territorial, que se produjo en España con el PP al frente del Gobierno de Mariano Rajoy. Es un problema heredado, pero no miramos de perfil. La ley de amnistía viene a fortalecer esa convivencia. Pero su problema no es la ley de amnistía, sino no gobernar y no poder derogar el sanchismo, que era para lo que se presentaban PP y Vox. 

¿Ha faltado pedagogía con la ley de amnistía? ¿Los ciudadanos la comprenden? ¿La van a explicar más?

Hay ciudadanos de buena fe, por supuesto, que no la entienden. Y, sobre todo, están siendo alimentados por esas soflamas. La presidenta del Congreso ha tenido que retirar expresiones del diario de sesiones como golpe de Estado proferidas por Vox. También hemos escuchado a Isabel Díaz Ayuso llamando dictadura a este Gobierno. Si se viviera una dictadura, no podrían manifestarse todas las noches en Ferraz. Justo en este país sabemos lo que es una dictadura porque venimos de una no hace tanto. Y nosotros no somos los nietos del golpe de Estado, sino de los que implantaron la democracia y lucharon por la libertad. Hay gente de buena fe que se está creyendo estas cosas y tenemos que explicarlo. Hemos dado un paso en la convivencia y seguro que con el tiempo todo el mundo lo entenderá. Pongo un ejemplo: cuando Zapatero dialogaba con ETA ya era un traidor a España y los muertos. Ese es el PP de siempre. 

Seguro que con el tiempo todo el mundo entenderá la ley de amnistía

Es una coalición progresista, pero hay diferencias respecto a la anterior porque no hay miembros de Podemos. En la sesión de investidura se observó, por ejemplo, que hablaba bastante con el nuevo ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy. ¿Habrá menos ruido?

Somos un Gobierno, uno solo. Nos tenemos que acostumbrar a lo que significa una coalición, venimos de dos formaciones. Pero somos capaces de convivir. Me siento todas las semanas en el Consejo de Ministros y de Ministras y todos los asuntos pasan por unanimidad. Vamos a trabajar con esa lealtad interna porque los ciudadanos nos necesitan fuertes y unidos.

Citaba antes al colectivo LGTBI. Por primera vez se está tramitando una ley en Madrid para recortar sus derechos, ¿qué está pasando? ¿Qué van a hacer?

Ninguna ley de comunidad autónoma puede recortar una estatal. Pero no deja de ser revelador que la señora Ayuso, que siempre está enfrascada en polémicas estériles, lo primero que haga precisamente al inicio de esta legislatura sea un golpe a los derechos de las personas LGTBI. Es una clara declaración de intenciones. ¿Qué igualdad defiende Ayuso cuando considera que las personas que aman de otra manera no tienen los mismos derechos que los demás? ¿No tienen las personas trans derecho a elegir su propia identidad? Incluso hablamos de que dejarán de estar prohibidas las terapias de reconversión. Esta gente se va a tiempos atrás que no son de Pedro Sánchez, sino se trata de retroceder 20 años en el colectivo LGTBI o 40 en los derechos de las mujeres. El Gobierno de España será el dique de contención y vamos a luchar para que ningún ciudadano vea sus derechos limitados viva donde viva.

Como ministra de Ciencia, ¿cómo ve que Feijóo llegara a insinuar que el presidente del Gobierno tiene una patología mental?

Hay que trabajar contra el estigma en la salud mental. Y si para insultar, que es lo que quería, tiene que utilizar la salud mental, volvemos al estigma. Lo primero: que tome conciencia de este problema. Y, por otra parte, el señor Feijóo va de insulto en insulto y no representa a la mayoría social de este país. Debería plantearse qué quiere ser de mayor y qué tipo de oposición hace: si quiere ayudar a construir este país o seguir siendo esta política basura del insulto que esconde la fragilidad del proyecto del PP. 

El PP les acusa de estar en estos momentos al lado del terrorismo de Hamás.

Me parece muy lamentable. En España conocemos lo que es el terrorismo. El presidente ha denunciado en primera persona el atentado terrorista que sufrió Israel por parte de Hamás. Hemos exigido que se liberen a todas las personas secuestradas. Pero eso no quita a la vez que digamos que Israel puede defenderse pero no puede devolver el golpe contra la vida de niños, mujeres y civiles. Va en contra de los derechos humanos. No es cuestión de ideología, sino de humanidad. Que el señor Feijóo le compre a Hamás este argumento me parece una perversión. Es una falsedad absoluta, pero, sobre todo, una bajeza.

Estuvo en el acto del 25N. Las cifras de violencia machista son dramáticas todavía en este país. ¿En qué se falla?

La primera ley que aprobó el Gobierno de Zapatero en 2004 fue precisamente la ley integral contra la violencia de género. Desde aquel momento empezamos a contar las víctimas. España decidió caminar en proteger a las mujeres. Tenemos que estar continuamente revisando en qué fallamos y por qué no podemos hacer algo más. Lo primero que hay que hacer es aceptar que esa violencia existe y estar al lado de las víctimas. La noticia que me gustaría no volver a ver más sería la de un asesinato por violencia machista. Pero desgraciadamente día sí y día también nos levantamos con este profundo dolor. Tenemos que seguir aplicando ese conocimiento y combatir el negacionismo.

En su comunidad autónoma, la presidenta de les Corts, Llanos Massó (Vox), no se pone detrás de la pancarta que rechaza la violencia machista cuando asesinan a una mujer.

Le voy a corregir, el presidente. Es mujer pero se hace llamar el presidente. El presidente de unas Cortes como las valencianas que se salga de la pancarta en un minuto de silencio no representa a la sociedad.

En el Congreso de los Diputados está el que fue número uno de Vox en la lista por Valencia, Carlos Flores, que fue condenado por violencia de género. Se refirió con burlas a usted durante la campaña. ¿Qué siente al verlo por los pasillos?

No tengo una bola de cristal, pero en aquel momento le decía en los debates a González Pons y a la señora Hoyo (PP) que habían sido un poco tramposos. Borja Sémper salió a presumir de que habían apartado a Flores del Consell, pero no está apartado. Está en el Congreso de los Diputados y votó a favor de la investidura de Feijóo. Al líder del PP le valen los votos de condenados por violencia machista de Vox. Eso es el PP.

Feijóo va de insulto en insulto, no representa a la mayoría social

Ahora que incorpora Universidades, hay otro dato preocupante: el aumento del negacionismo de la violencia de género por parte de los jóvenes. ¿Están menos preocupadas las nuevas generaciones?

A la gente joven la tenemos que alimentar a través de la educación. Y una parte es lo que ven de los referentes políticos. Si tú escuchas a Abascal decir que no existe la violencia de género, pues muchos chicos pueden creérselo. Por eso es tan peligroso el negacionismo de la ciencia, de las vacunas y de la violencia de género cuando se implanta en las instituciones. Tenemos que ser muy combativos. La violencia de género es la expresión más dolorosa del machismo, pero el machismo le afecta a las mujeres y también a los hombres. Es una construcción social que nos afecta para mal a todos.

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Ha ganado la competencia de Universidades en el nuevo Gobierno. En cambio, no ha entrado Ximo Puig, uno de los favoritos en las quinielas para el Ejecutivo. ¿Será la próxima secretaria general del PSPV?

No vengo del futuro, pero le digo que estoy muy centrada en esta apasionante aventura en la que he vuelto a entrar de la mano de Pedro Sánchez.

En la gran remodelación que hizo Pedro Sánchez en 2021 una de las grandes sorpresas llevaba el nombre de Diana Morant. La entonces alcaldesa de Gandía (Valencia) daba el gran salto a la política nacional. Su destino fue el Ministerio de Ciencia e Innovación. Con un encargo directo del presidente: llevar un presupuesto récord en la materia, sacar la ley de Ciencia y gestionar buena parte de los fondos europeos.

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