De compañeros de Ejecutiva a rivales en las primarias. Pedro Sánchez y Patxi López, ex secretario general y exlehendakari, son por ahora los dos aspirantes confirmados a liderar el PSOE a partir de mayo, cuando está previsto –a falta de la convocatoria oficial– que se celebren las primarias a la Secretaría General del PSOE. Ambos formaron parte de la dirección socialista entre julio de 2014 y septiembre de 2016, y aunque sus proyectos tienen algunas similitudes, también se diferencian en aspectos importantes.
Sánchez, de momento, es el único que ha presentado un documento con su proyecto para el partido. Bajo el título Somos socialistas, por una nueva socialdemocracia, el texto, de algo más de treinta páginas, propone que los socialistas tejan alianzas con la izquierda y los sindicatos para echar a la derecha del poder, y también subraya que la participación de la militancia debe ser una de las claves del nuevo PSOE. Finalmente, plantea que en la reforma de la Constitución se reconozca el "carácter plurinacional" del Estado.
López, mientras tanto, ha desgranado algunos compromisos en actos con la militancia donde ha defendido un PSOE de izquierda "exigente". Y si Sánchez insiste en presentarse como el candidato de las bases, el discurso del exlehendakari gira en torno a la unidad del partido. Frente a los extremos que a su juicio representan Susana Díaz –de quien se espera que dé el paso de presentarse– y Pedro Sánchez, López ha optado por describirse como el líder capaz de reconciliar a los socialistas e integrar a los distintos sectores.
Estas son las propuestas de los dos aspirantes:
Economía y alianzas del PSOE
En su proyecto político Sánchez propone un giro a la izquierda, recupera las medidas más progresistas de programas anteriores y se abre a otras que rechazó en su etapa como secretario general. El exlíder socialista plantea la necesidad de derogar la reforma laboral –propuesta que si no incluye la ponencia para el Congreso Federal que se elabora por encargo de la gestora intentará incluir mediante una enmienda– y la reforma de las pensiones del PP, y de financiar estas últimas prestaciones a través de "nuevos impuestos". En materia impositiva reclama igualmente una reforma fiscal "más progresiva" y prohibir las amnistías.
Sánchez plantea igualmente la necesidad de elevar el gasto en sanidad y educación y de crear una banca pública para que fluya el crédito. Además, se muestra dispuesto a avanzar hacia una renta básica universal a través de un impuesto negativo de la renta, así como hacia el "reparto del trabajo asalariado". Propone, finalmente, un salario mínimo interprofesional de 1.000 euros, una cifra muy superior a la que pactó, por ejemplo, en su acuerdo de Gobierno con Ciudadanos hace poco más de un año, cuando propuso un alza de únicamente el 1%.
El programa económico de López, mientras tanto, está por detallar. El diputado vasco y expresidente del Congreso de los Diputados ha dicho, por ejemplo, que habría sido más exigente a la hora de negociar el SMI con el Gobierno –PP y PSOE pactaron una subida interanual del 8% que lo dejó en 707 euros y entró en vigor ya en enero de este año–, y también que los socialistas no pueden dedicarse a "ir arañando cosas" a los conservadores ni entrar en una alianza permanente con el partido de Rajoy.
Pero el exlehendakari afirma que no quiere "definir al PSOE por sus alianzas" ni por "su cercanía por otras fuerzas": "No me oirá hablar de alianzas", dijo ya en la presentación de su candidatura hace ahora algo más de un mes. Sánchez, mientras tanto, ha reivindicado abiertamente la necesidad de una alianza con los sindicatos y otras fuerzas de izquierda, con las que no se debe entrar, a su juicio, en "choque frontales", pues el objetivo central del PSOE debe ser hacer frente al neoliberalismo y al PP, una idea en la que López ha dicho no verse reflejado.
Más similitudes presentan los proyectos de ambos cuando se les pregunta por sus medidas en el ámbito europeo. Los dos son partidarios de reforzar la Unión Europea y comparten medidas como la apuesta por la mutualización de la deuda de los países miembro. López ha ido más allá al reclamar un impuesto sobre las transacciones financieras y una armonización tanto de la fiscalidad como del salario mínimo a nivel comunitario. Sánchez, por su parte, apuesta por un paquete de inversiones superior al actual plan Juncker y por revisar la obligación de cumplir el objetivo de déficit en épocas de recesión.
Modelo de Estado
El del modelo de Estado y el encaje de Cataluña es uno de los debates recurrentes en el PSOE, que oficialmente apuesta por una modificación de la Constitución que permita avanzar hacia el Estado federal y con planteamientos como el respeto a las "identidades diferenciadas dentro de España" y el reconocimiento de los "hechos diferenciales" de las distintas comunidades autónomas, tal como recoge la declaración de Granada, aprobada tras un intenso debate en el verano de 2013 [ver en PDF].
López es partidario de este modelo federal para reconocer las "singularidades" de las autonomías. El aspirante sostiene que hay que "entender la diversidad como algo que nos enriquece" y reconocerla como tal "en la Constitución", aunque no ha precisado cuál sería su fórmula y, preguntado directamente en una entrevista por si cree que la Carta Magna debería hablar de "plurinacionalidad", afirmó que el debate sobre la "nomenclatura" comienza a antojársele "muy antiguo".
El exlehendakari agregó que está a favor de una reforma constitucional que clarifique el reparto competencia y de cambiar el mecanismo de financiación territorial respetando los principios de "igualdad" entre todos los ciudadanos y "solidaridad" entre territorios, pero pidió no "sacralizar" términos y "relativizar" lo que significan. Sánchez, en cambio, ha recuperado su discurso de 2014 y se ha alejado de lo que defendió como secretario general: en su proyecto plantea reconocer la "plurinacionalidad" del Estado en la Constitución, si bien también ha dejado claro que no está a favor de "fracturar la soberanía nacional" en ningún caso.
El papel de la militancia
El modelo de partido es un debate especialmente relevante en las primarias, toda vez que las coincidencias ideológicas en otros terrenos son lógicas –al fin y al cabo, se trata de compañeros de partido– y que los 'electores' en unas primarias son los propios afiliados. Y en la batalla entre Sánchez y López, el primero de ellos ha decidido hacer del empoderamiento de las bases una de sus banderas, lo que ha incomodado a López, que le advirtió hace unas semanas de que nadie puede atribuirse en exclusiva el título de "candidato de las bases".
Ambos comparten algunas propuestas. Por ejemplo, tanto López como Sánchez son partidarios de dar más peso a las agrupaciones locales y dinamizar las casas del pueblo. El primero de ellos ha propuesto enviarles una vez al año un informe de gestión y un informe de estrategia, para que participen en la toma de decisiones y hagan aportaciones. El exlehendakari también se ha mostrado proclive a mantener las consultas a la militancia sobre los pactos de Gobierno, inaugurados por Sánchez en enero de 2016 con el acuerdo PSOE-Ciudadanos y que el ex secretario general ha propuesto hacer obligatorias con un cambio en los estatutos.
López, sin embargo, ha advertido de que las consultas deberían regularse para que tengan que convocarse necesariamente con el beneplácito del Comité Federal y a propuesta de la Ejecutiva, no sólo por el deseo del secretario general. "Eso sólo pasa en las repúblicas bananeras", ha dicho. El aspirante vasco también ha pedido que se celebren debates públicos entre los candidatos a la Secretaría General, un planteamiento al que Sánchez aún no ha respondido y al que no están obligados por el reglamento de primarias de 2014.
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Sánchez, por su parte, ha propuesto regular el papel de las gestoras para que no puedan superar los 90 días de duración –la actual está a punto de cumplir ya cuatro meses– y dar más poder a las bases en la elección directa de algunos cargos: el ex secretario general quiere que los militantes voten a parte de los miembros del Comité Federal, de los delegados a los congresos federales y las conferencias políticas y quiere celebrar primarias abiertas también a simpatizantes para elegir a los cabezas de lista de poblaciones de más de 10.000 habitantes.
También ha pedido avanzar en el principio de "un militante, un cargo" y ha lanzado una advertencia a los barones territoriales: si gana, "delimitará" el poder de los representantes territoriales, que "funcionarán en el ámbito de sus respectivas competencias". Sánchez ha dicho en varias ocasiones que debilitar al secretario general es tanto como debilitar al PSOE. En la toma de decisiones ganarían peso nuevamente los militantes, a los que quiere consultar todos los acuerdos de gobierno y a disposición de los que pondría la "iniciativa política de los militantes": un cauce para que planteen propuestas para ser debatidas en los órganos del partido.
Hay, por último, una gran diferencia: el futuro personal de cada uno de ellos. Sánchez ha prometido que si pierde se irá. Abandonará la política e intentará ganarse la vida en cualquier otro sector. López ha dicho que se quedará en el PSOE pase lo que pase. Si gana integrará al resto de candidatos en su equipo. Y, si no es elegido, se pondrá a disposición del ganador para ayudar a unir.
De compañeros de Ejecutiva a rivales en las primarias. Pedro Sánchez y Patxi López, ex secretario general y exlehendakari, son por ahora los dos aspirantes confirmados a liderar el PSOE a partir de mayo, cuando está previsto –a falta de la convocatoria oficial– que se celebren las primarias a la Secretaría General del PSOE. Ambos formaron parte de la dirección socialista entre julio de 2014 y septiembre de 2016, y aunque sus proyectos tienen algunas similitudes, también se diferencian en aspectos importantes.