debate sobre el final de ETA
El diputado de Vox que ve "vomitivo" el apoyo de Bildu impulsó una moción en favor de los presos con ETA activa
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"Millones de españoles no vamos a consentir que ustedes se carguen esta democracia a través de una alianza vomitiva y miserable, que es un insulto a las víctimas y a la dignidad nacional". Ignacio Gil Lázaro, diputado de Vox, fue quien durante la sesión de control de este miércoles se dirigió así en el Congreso al vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, por el apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Pero hace dos décadas, a punto de terminar un año –el de 1998– en que ETA había cometido seis asesinatos antes de declarar en septiembre una tregua que apenas duró 14 meses, Gil Lázaro protagonizó un episodio radicalmente opuesto al de este miércoles.
Entonces portavoz de Interior del PP, el ahora parlamentario de Vox que en los últimos meses ha saltado a los titulares al acusar al Gobierno de Pedro Sánchez de la "inmensa vileza" de un "mercadeo miserable" con los presos a cambio del voto de Bildu, fue el 28 de noviembre de 1998 uno de los impulsores de un acuerdo parlamentario favorable y unánime a esos mismos reclusos. ¿La clave? Animar al Gobierno de Aznar a aplicar una política penitenciaria "flexible" de la forma "que mejor propicie el fin de la violencia". A los 14 meses de haber declarado la tregua el 16 de septiembre de 1998, ETA la quebró. Y en enero de 2000, volvió a matar. Veintidós años más tarde, con la banda ya disuelta, Vox se erige al igual que el PP en una de las fuerzas políticas que desentierra el hacha contra un pacto que incluya a los cinco diputados de Bildu en el bloque partidario de aprobar los PGE. Sentarse a negociar con Bildu –dijo en el Congreso el pasado 23 de septiembre– pretende "blanquear la historia criminal de ETA".
Es el Diario de Sesiones del Congreso el que prueba que Gil Lázaro fue uno de los negociadores y firmantes de aquella moción de 1998, con ETA en tregua pero en activo y como se supo luego, todavía dispuesta a cometer asesinatos. Pero la posibilidad de liquidar una amenaza terrorista anclada en la dictadura y perpetuada pese a la restauración democrática fue la que condujo a todo el arco parlamentario a apoyar al Gobierno del PP. Y a sumarse al consenso. El texto de la moción [puedes consultarlo aquí] resultaba inequívoco: "El Congreso de los Diputados insta al Gobierno, primero, a que mediante el más amplio diálogo con todas las fuerzas políticas desarrolle una nueva orientación consensuada, dinámica y flexible de la política penitenciaria de la forma que mejor propicie el fin de la violencia".
El 15 de junio de 1999, otra moción del mismo tenor [puedes verla aquí] salió adelante en la Cámara. Dos meses más tarde, Gil Lázaro defendió con pasión en el hemiciclo las iniciativas de "hondo calado" que el Ejecutivo de Aznar estaba llevando a cabo. Entre ellas, las siguientes: "El traslado a la Península de los presos que estaban fuera de la misma", "la reciente decisión de acercamiento a centros penitenciarios del País Vasco o de su entorno de un número muy importante de presos etarras" y "la clara expresión de voluntad de reiniciar los contactos que la banda unilateralmente decidió suspender este verano". Puedes acceder desde aquí al Diario de Sesiones del 14 de septiembre de 1999.
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El parlamentario que hoy proclama la decisión de Vox de "no callar" ni "consentir que se insulte y se abandone a los muertos" tuvo aquel día de hace 21 años una intervención parlamenaria que apuntaba en otra dirección. Porque exaltó la "ejemplar" conducta de las víctimas y optó por remarcar lo que aparece entrecomillado: "En ningún momento desde su dolor han levantado palabras de rencor".
Pero aquel día quien entonces hablaba en nombre del PP y hoy representa a la formación ultraderechista como vicepresidente cuarto de la Mesa del Congreso y vocal en la comisión de Interior, llegó aún más lejos: "La paz se conjuga con palabras que no hagan nunca del adversario enemigo y con proyectos compartidos alejados de cualquier planteamiento de exclusión". Dos meses más tarde, ETA anunció el 28 de noviembre el final del alto el fuego. El 29 de enero de 2000, la organización terrorista asesinó en Madrid al militar Pedro Antonio Blanco. El cese final de los atentados no llegó hasta 2011, bajo el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Y el anuncio oficial de disolución se produjo el 3 de mayo de 2018, en la recta final del mandato de Mariano Rajoy y el Ejecutivo del PP.
Este jueves, infoLibre formuló por escrito a los portavoces de comunicación de Vox la siguiente pregunta: ¿qué factor explica que en 1998 y 1999 Gil Lázaro fuese partidario del acercamiento de presos etarras y hoy, con la banda disuelta, lo considere una vileza y un acto vomitivo? No hubo respuesta.