La nueva etapa política que quiere abrir Cristina Cifuentes, candidata del PP a la Comunidad de Madrid y ganadora, aunque no por mayoría absoluta, de las autonómicas se topa con un PP de Madrid severamente tocado. Su presidenta, Esperanza Aguirre, cerró la campaña a la Alcaldía de Madrid sin aclarar su relación con los negocios de su marido, Fernando Ramírez de Haro, desvelados por infoLibre. Y con la losa de haber llevado las riendas en los últimos años de un partido sacudido por los escándalos de corrupción. Su secretario general, Ignacio González, es el presidente saliente de la Comunidad de Madrid y fue rechazado por Mariano Rajoy como candidato en plena ebullición del escándalo de su ático en Estepona. Su antecesor como número dos, Francisco Granados, está encarcelado en el marco de la Operación Púnica. Salvador VictoriaSalvador Victoriadejó este mismo jueves una vacante como presidente del Comité Electoral Regional a la vez que dimitía como consejero de Presidencia. Y la portavoz, Lucía Figar, dejaba minutos después libre su puesto de consejera de Educación. Sólo dos días antes ambos habían sido llamados a declarar en calidad de imputados en el mismo caso que se llevó por delante a Granados.
Este es, a grandes rasgos, el PP en el que tiene que apoyarse Cifuentes para lograr ser investida presidenta y no sólo ella. También es el PP en el que tiene que apoyarse Mariano Rajoy en su carrera hacia revalidar otro mandado en la Moncloa. Tradicionalmente, para los conservadores, la movilización del partido en Madrid ha sido clave en escenarios de elecciones generales.
Con todos estos elementos en la coctelera, dirigentes nacionales, diputados regionales y miembros del Gobierno consultados en los últimos días por este diario consideran que el presidente del PP debería tomar el control del partido en Madrid mediante una gestora hasta principios de 2016, cuando la dirección nacional tiene previsto dar luz verde a las direcciones regionales para sus respectivos congresos. "Un partido presidido por Aguirre y González son todo lo contrario a la refundación prometida por la propia Aguirre en la primera rueda de prensa que dio tras las autonómicas. La necesidad de cambio es un clamor", mantiene un diputado nacional.
A nivel regional, el PP sólo ha dado luz verde a una gestora recientemente. Hace un años puso Pablo Zalba al frente de la creada en Navarra tras la marcha del que fuera presidente del PP de la comunidad foral, Enrique Martín de Marcos.
El eterno debate de la gestora en Madrid
En las filas del PP de Madrid, y especialmente a su presidenta, la palabra "gestora" les suena mucho. Y la temen. En los últimos años, la dirección nacional del partido ha barajado esta posibilidad en, al menos, dos ocasiones.
La primera vez tuvo lugar en septiembre de 2012. Esperanza Aguirre anunció que se retiraba de la primera línea de la política y que dejaba el Gobierno en manos de su mano derecha, Ignacio González. Fuentes conocedoras de lo que pasó puertas adentro del partido por estas fechas aseguran que horas después del anuncio,María Dolores de Cospedal, secretaria general llamó a la lideresa para exigirle un paso atrás en el partido. La idea que Génova intentó trasladar a Aguirre fue la de que era ilógico que ella siguiera al frente del partido cuando la tradición del PP marca que los presidentes regionales sean los presidentes o los candidatos a la presidencia de las comunidades autónomas.
Aguirre dijo no. Y se anotó un tanto.
Este mismo argumento fue resucitado por Cospedal hace unos meses, cuando, por orden de Rajoy, ofreció a Aguirre la candidatura al Ayuntamiento de Madrid. El acuerdo era el siguiente: si era cabeza de lista, tenía que dejar el partido en manos de una gestora. Y otra vez ganó Aguirre: fue candidata y no hubo gestora de por medio. Tan sólo un pacto consistente en que si llegaba a la Alcaldía de Madrid daría el paso atrás en el siguiente congreso del partido.
Transcurridas las elecciones, Aguirre ha ganado, pero las cuentas no le salen para ser alcaldesa. A priori esto no tendría que ser un problema. En circunstancias normales, el PP de Madrid podría aguardar hasta 2016 para su congreso. Pero los escándalos de corrupción, unidos al permanente papel desafiante de Aguirre hacia a Génova hacen pensar a un nutrido grupo de dirigentes y cargos públicos que ahora ya no hay excusas para la gestora.
Génova no quiere conflictos de cara a las generales
Otra cosa piensa la dirección nacional del partido. Salvo cambios de última hora, en Génova, sede del partido, impulsar una gestora en Madrid no pasa por ser una de las prioridades.
Para el entorno de Rajoy sería "complicado" actuar para sustituir a Aguirre y no hacer nada para relevar a los presidentes regionales del PP a Aragón (Luisa Fernanda Rudi), Baleares (José Ramón Bauzá) y Comunidad Valenciana (Alberto Fabra). Días después del 24-M, los tres anunciaron su intención de dejar sus respectivas presidencias regionales en la formación. Bauzá, de hecho, mantuvo que lo haría antes de las vacaciones de verano y la dirección nacional del partido ya le ha frenado más de una vez asegurando que ni él ni nungún otro compañero tendrá permiso para convocar un congreso regional hasta 2016, cuando Rajoy ya se haya examinado ante las urnas.
En el partido explican que es natural que este tipo de procesos se vean envueltos en polémicas o agitados por partidarios de uno u otro candidato –en los casos en los que hay más de uno– y que estos ambientes no son los idóneos para un partido que tiene mucho que trabajar de cara a las generales dado que este 24-M ha perdido todas las mayorías absolutas en las comunidades y 2,4 millones de votos en las municipales.
A este respecto, la secretaria general del PP se reunió el pasado martes en la sede del partido con responsables regionales y provinciales del partido. Además de pedirles responsabilidad y no hacerse "daño" entre ellos, aprovechó para recordarles que ahora toca formas gobiernos regionales y ayuntamientos.
Otra cosa sería que la propia Aguirre dé un paso atrás y deje el partido. Se trata, no obstante, de un escenario que no encaja en ella según quienes la conocen. Y que, por el contrario, si encajaría en la forma de Rajoy de abordar los conflictos. Es lo que los que conocen llaman el 'método Rajoy'. "Consiste en acabar con sus problemas y rivales a base de indiferencia", relata un dirigente regional. En los últimos años hay muchos ejemplos de ello: Jaime Mayor Oreja, Ana Botella o Alberto Ruiz-Gallardón anunciaron su retirada al no sentirse apoyados por el presidente del Gobierno y del PP.
¿Qué haría Aguirre si fuera Rajoy?
Los cada vez menos apoyos con los que cuenta Aguirre aborrecen la idea de una gestora. Prefieren un congreso en el que medir sus fuerzas. Mientras, fuentes de la dirección nacional del PP reclaman a Aguirre que se ponga en el lugar de Rajoy y reflexione sobre qué haría ella si fuera presidenta nacional del partido y tuviese una formación regional como la de Madrid, tan agitada por la corrupción y con miembros de su dirección en el punto de mira de la Justicia. Desde 2009, cuando estalló la Gürtel a día de hoy, han sido muchos los excargos de confianza de la presidenta que se han tenido que apartar por su implicación en este tipo de escándalos. Nombres como los de Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco, Alfonso Bosch Tejedor, Jesús Sepúlveda, Guillermo Ortega, Francisco Granados... han estado ligados al PP de Madrid.
La situación del PP de Madrid preocupa mucho en el partido, sobre todo porque es de las pocas formaciones regionales que puede salir un Gobierno, el de Cristina Cifuentes en este caso. Algunas de las fuentes consultadas tienen miedo de que nuevas imputaciones en la Púnica o poca contundencia con la corrupción echen por los suelos las conversaciones con Ciudadanos, el partido presidido por Albert Rivera. Por eso, en la mañana de este jueves, cuando Victoria y Figar anunciaron que se marchaban por el bien de los pactos, más de uno en el PP sintió un alivio.
Pese a que ambos vincularon su decisión al hecho de no hacer daño al partido en un momento tan delicado, en el partido recuerdan que ambos estaban cumpliendo con la exigencia de Aguirre en la primera fase de la Púnica: político imputado, cargo que renuncia.
Sin pistas sobre la decisión que Rajoy tomará sobre Madrid y el momento en el que lo hará, en el partido sí tienen claro que el relevo de Aguirre en el PP de Madrid es Cristina Cifuentes.
La nueva etapa política que quiere abrir Cristina Cifuentes, candidata del PP a la Comunidad de Madrid y ganadora, aunque no por mayoría absoluta, de las autonómicas se topa con un PP de Madrid severamente tocado. Su presidenta, Esperanza Aguirre, cerró la campaña a la Alcaldía de Madrid sin aclarar su relación con los negocios de su marido, Fernando Ramírez de Haro, desvelados por infoLibre. Y con la losa de haber llevado las riendas en los últimos años de un partido sacudido por los escándalos de corrupción. Su secretario general, Ignacio González, es el presidente saliente de la Comunidad de Madrid y fue rechazado por Mariano Rajoy como candidato en plena ebullición del escándalo de su ático en Estepona. Su antecesor como número dos, Francisco Granados, está encarcelado en el marco de la Operación Púnica. Salvador VictoriaSalvador Victoriadejó este mismo jueves una vacante como presidente del Comité Electoral Regional a la vez que dimitía como consejero de Presidencia. Y la portavoz, Lucía Figar, dejaba minutos después libre su puesto de consejera de Educación. Sólo dos días antes ambos habían sido llamados a declarar en calidad de imputados en el mismo caso que se llevó por delante a Granados.