"Se puede enriquecer". Esta fue la expresión empleada la semana pasada por Sandra Moneo, diputada y secretaria nacional de Educación e Igualdad del PP, para añadir un apunte a pie de la página a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que hace un par de semanas recibió el visto bueno del Consejo de Ministros y que debe iniciar ahora su trámite parlamentario.
Dirigentes del PP consultados por infoLibre sostienen que el mensaje de Moneo, que estos días irá presentando las líneas generales de la denominada ley Wert –un nombre que no gusta nada al titular de Educación José Ignacio Wert– a las comunidades autónomas, no iba sólo dirigido al resto del arco parlamentario, con la intención de llegar a acuerdos sobre algunos puntos, sino a un sector de su formación al que el texto de la ley no acaba por convencer. "No es una ley del PP. Tiene la filosofía del esfuerzo, de la autoridad del profesor, del tema de la Formación Profesional dual, pero falla en cuestiones que tenemos que perfilar ahora", resume un miembro de la dirección nacional del partido.
¿De qué cuestiones se trata? Las mismas fuentes subrayan que el "principal problema" está en la distribución y clasificación que se hace de las materias integradas dentro del bloque de Humanidades en el Bachillerato. Concretamente, con el hecho de que el Griego sea una asignatura optativa para estos alumnos. ¿En qué situación vuelven a quedar las lenguas clásicas? Según figura en el texto del anteproyecto, los alumnos de primer curso de Bachillerato de la rama de Humanidades han de cursar las siguientes materias troncales: Filosofía, Latín I, Lengua Castellana y Literatura I y Primera Lengua Extranjera I. Un menú que después han de completar con otras dos asignaturas optativas: "En función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada administración educativa y en su caso de la oferta de los centros docentes, al menos dos materias de entre las siguientes materias de opción del bloque de asignaturas troncales: Economía, Griego I, Historia del Mundo Contemporáneo, Literatura Universal"
Precisamente, sobre este párrafo descansa parte del malestar de dirigentes del PP, que no entienden, primero, que una opción educativa "claramente enfocada al ámbito lingüístico y filológico" no establezca el Griego como materia obligatoria. Lo mismo opinan de la asignatura de Historia, a la que califican de "residual".
El peso de la Historia
En este sentido, siempre dentro de esta etapa educativa, hasta segundo curso de Bachillerato no es obligatorio que los alumnos estudien Historia. En primero, la Historia del Mundo Contemporáneo es optativa en las modalidades de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes. Es en el segundo curso cuando se establece como obligatoria la Historia, de España en este caso y para todos los bachilleratos: Ciencias, Humanidades, Ciencias Sociales y Artes. "El peso de la Historia debería ser mayor", coinciden los dirigentes conservadores consultados.
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Parte del malestar de este sector del PP es compartido por la Sociedad Española de Estudios Clásicos que, en su día, remitió un carta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haciéndole reconsiderar lo que ellos entendían como "un ataque sin precedentes" a la formación cultural de los alumnos.
Las fuentes consultadas mantienen su confianza en que el trámite parlamentario de la ley sirva para dar a estas asignaturas "la importancia que merecen en el sistema educativo". Según ha difundido recientemente el partido en un argumentario interno, "el Gobierno está abierto al diálogo y busca el máximo consenso". "El ministro José Ignacio Wert escuchará todas aquellas fórmulas, compatibles con la ley, que se sugieran para resolver problemas que se han planteado".
El debate queda, pues, en manos del Grupo Parlamentario Popular que deberá consensuar con el Gobierno y con el Ministerio de Educación las enmiendas a introducir. "Wert ha escuchado a los técnicos de su ministerio, ahora escuchará al PP y al resto de grupos", insisten las mismas fuentes.
"Se puede enriquecer". Esta fue la expresión empleada la semana pasada por Sandra Moneo, diputada y secretaria nacional de Educación e Igualdad del PP, para añadir un apunte a pie de la página a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que hace un par de semanas recibió el visto bueno del Consejo de Ministros y que debe iniciar ahora su trámite parlamentario.