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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Dirigentes del PSOE esperan que el Comité Federal marque las líneas rojas para negociar con Podemos

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Ibon Uría

El PSOE sigue enfrascado en la gestión de un escenario postelectoral que tilda de "endiablado". Pedro Sánchez reiteró este miércoles que votará contra la investidura de Rajoy y avanzó que intentará conformar una mayoría alternativa si los conservadores no lo logran. En Ferraz saben que llegar a un acuerdo con Podemos sería complejo y que no bastaría: harían falta terceras fuerzas para investir a Sánchez. Pese a ello, el entorno de Sánchez confirma que "hablará con todos lo demás partidos". Y antes, los barones territoriales esperan que este lunes el Comité Federal del partido marque las líneas rojas al posible diálogo con los de Pablo Iglesias.

La dirección federal asegura en público que la reunión del lunes será poco más que un trámite para analizar los resultados del 20-D –los peores de la historia del partido: 22% y 90 escaños–. Los cargos consultados en privado señalan, sin embargo, que es previsible que de ese cónclave salga una resolución política o algún tipo de acuerdo con dos puntos fundamentales. El primero, que no se pactará con el PP bajo ningún concepto, porque el PSOE es la alternativa. El segundo, las líneas rojas al entendimiento con Podemos, que pasan básicamente por no "trocear la soberanía nacional" con un referéndum en Cataluña, consulta que exige el partido morado.

Sánchez ya avanzó en su primera comparecencia tras las generales, este miércoles, que su partido "no va a aceptar" que se arriesgue la unidad de España.  "La línea roja es el independentismo de Podemos", coinciden fuentes próximas al secretario general del PSOE en Extremadura, Guillermo Fernández Vara. El propio Fernández Vara afirmó que los socialistas no pueden "pactar con quien ponga en peligro la unidad de España". "Todo lo demás –apuntó– entra en el terreno de las conversaciones y del diálogo". En esa misma línea, el castellanomanchego Emiliano García-Page dijo que el referéndum es "la única condición" que hace "imposible el acuerdo".

El secretario general, mientras tanto, continúa con sus contactos tras las elecciones. Este miércoles se reunió para almorzar con el expresidente del Gobierno, Felipe González. Sánchez no precisó el contenido de la cita y se limitó a decir que González le transmitió "lo mismo" que él dice en público: que ahora es el turno del PP y que si Rajoy no consigue formar Gobierno, se abrirá otra fase donde no hay que renunciar a nada. En el partido insisten en que la gran coalición PP-PSOE es completamente imposible. Salvo la petición pública de cuatro exministros del propio González y de gabinetes de Zapatero en Expansión, la teoría parece descartada.

Evitar nuevas elecciones

El otro objetivo del PSOE es evitar unas nuevas elecciones. "Debe ser la última opción", dijo Sánchez. Los socialistas creen que si se repitieran los comicios el principal beneficiado sería el PP, que laminaría a Ciudadanos, y temen que Podemos ganara aún más votos poniendo en riesgo el segundo puesto que el pasado domingo conservaron a duras penas –aventajaron al partido morado y sus alianzas territoriales en 340.000 votos–. Como el escenario de una nueva cita con las urnas no se descarta en absoluto, en el Comité Federal también se avanzará en el diseño de una estretagia para evitar aparecer como los únicos culpables en ese escenario.

Y es que el resto de partidos –PP, Ciudadanos y Podemos– han trasladado toda la presión al PSOE, dicen dirigentes socialistas. Los conservadores, por ejemplo, han alentado las posibilidades de un gran pacto entre los dos partidos mayoritarios y han hecho llamamientos a la "responsabilidad" de Sánchez y los suyos. Ciudadanos, por su parte, ha aireado su propuesta de un Ejecutivo tripartito liderado por la lista más votada y en el que también entrarían PSOE y C's. El secretario general del PSOE ha rechazado ambas propuestas, pero sus críticos sostienen que carece por ahora de un plan para contrarrestar esos ataques y los de Podemos, que ha explicitado sus condiciones para el entendimiento.

"Hay que hacer algo para que se vea que no somos los culpables si vamos a nuevas elecciones", "no podemos ser los únicos que renunciemos a algo para echar al PP del Gobierno", comentan fuentes consultadas por infoLibre. "Alguien va a tener que tener la culpa a ojos de la opinión pública si hay generales otra vez, y Podemos quiere que sea el PSOE. Desde el domingo ha habido muchas llamadas en el partido, pero no nos hemos visto todos. En el Comité Federal hay que buscar un camino que seguir a partir de ahora", apunta otro dirigente. Sánchez ya indicó este miércoles que "la nueva etapa no puede estar presidida por líneas rojas", en alusión a Podemos.

Tensiones internas

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Por último, es probable que en el Comité Federal afloren las tensiones internas que provocan el liderazgo de Pedro Sánchez tras el 20-D y las diferentes visiones en torno a la posibilidad de un pacto con Podemos. El lunes, menos de 24 horas después del peor resultado de la historia del partido, Sánchez convocó a la Ejecutiva federal para anunciar, en primer término, que se presentará en el próximo congreso del partido con intención de revalidar su cargo de secretario general. Varios barones consideraron que ese anuncio estaba fuera de lugar en ese momento, lo que no hizo sino incrementar el malestar en el seno de la formacíón.

Pese a que públicamente nadie cuestiona el papel del líder a nadie escapa que especialmente complicadas son las relaciones entre Sánchez y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. En el PSOE andaluz no hacen sino recordar que en esa comunidad ganaron las elecciones mientras que en Madrid, la lista que precisamente encabezaba el secretario general, obtuvo un muy mal resultado, cayendo hasta la cuarta posición, por detrás de Ciudadanos y Podemos y con menos del 18% de las papeletas. "Y eso, sin querer hacer sangre, en algo afecta al propio Sánchez", asegura un dirigente de la máxima confianza de la propia Susana Díaz.

La tensión entre ambos se visualizó este miércoles en las declaraciones cruzadas entre ambos. Díaz es especialmente crítica con la posibilidad de un pacto con Podemos y defendió que el PSOE no puede intentar un Gobierno "a cualquier precio" y que, en su lugar, debe "arrimar el hombre" en la defensa de los intereses comunes de España. A renglón seguido, aconsejó a Rajoy seguir su ejemplo, en referencia la pacto con Ciudadanos que la sostiene. Sánchez le replicó horas después que corresponde a la dirección federal y a él mismo marcar "las líneas políticas" del partido. "Es la cultura del partido, y Susana Díaz tiene esa cultura de partido", zanjó. El lunes se verán las caras.

El PSOE sigue enfrascado en la gestión de un escenario postelectoral que tilda de "endiablado". Pedro Sánchez reiteró este miércoles que votará contra la investidura de Rajoy y avanzó que intentará conformar una mayoría alternativa si los conservadores no lo logran. En Ferraz saben que llegar a un acuerdo con Podemos sería complejo y que no bastaría: harían falta terceras fuerzas para investir a Sánchez. Pese a ello, el entorno de Sánchez confirma que "hablará con todos lo demás partidos". Y antes, los barones territoriales esperan que este lunes el Comité Federal del partido marque las líneas rojas al posible diálogo con los de Pablo Iglesias.

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