“Sale, sale”. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, siempre fue optimista. Pero no era nada fácil: la reforma de las pensiones era una de esas negociaciones complicadas, con muchos actores y muchos intereses. Y posturas que no siempre coinciden. Con la lupa, además, de Bruselas, fijándose en ella para dar luz verde a los desembolsos millonarios de los Fondos Next Generation.
De manera paralela al desencuentro en carne viva por la reforma del solo sí es sí, había otra negociación que pasaba desapercibida, sin apenas titulares, sin cruces de declaraciones a golpe de portada. La UE exigía meter mano en las pensiones para dar los fondos europeos y los dos socios del Gobierno no coincidían del todo. Había que esforzarse, y contentar a todos.
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, pilotado por José Luis Escrivá, era la punta de lanza para la reforma, pero había que hacerla de la mano de los ministerios de Trabajo y de Derechos Sociales, dirigidos por Yolanda Díaz e Ione Belarra, ambas del sector de Unidas Podemos. Y todos partían con la idea en que debía salir con acuerdo y con una propuesta que gustara a todas las partes. Se trata de un pilar fundamental del país y afecta al futuro de varias generaciones (este año se destinarán 190.687 millones de euros, casi el 40% del total de los presupuestos generales del Estado).
"Hablando mucho"
Había que lograr la cuadratura del círculo: paz interna en la coalición, seducir a los agentes sociales, obtener el beneplácito de Bruselas y buscar la aceptación de los grupos de investidura. En el Ministerio de Seguridad Social, sostienen fuentes gubernamentales, habían aprendido mucho de otras negociaciones, como la de la reforma laboral o la de los ERTE.
Y decidieron aplicar una estrategia con esas enseñanzas a sus espaldas. La máxima fue una negociación simultánea con todos los actores afectados, como en “un circo con varias pistas”, indican fuentes conocedoras del proceso. Con otra técnica: “Muchísima discreción, pocos papeles, hablando mucho”.
“Hubo mucha simultaneidad, se trataba de ir avanzando con todos a las vez, contrastando todo con los interlocutores”. Es decir, a la vez hablaban los socios de gobierno, se tanteaba a Bruselas, se presentaba a los agentes sociales (especialmente a los sindicatos porque los empresarios estaban menos por la labor) y había contactos con los grupos de investidura (se busca evitar situaciones como la del voto negativo de ERC a la reforma laboral).
Ya después del verano se empezó a hablar, pero el esprint fue a partir del inicio de diciembre. La idea era lograr el acuerdo para el 31 de diciembre, pero hubo que seguir negociando. No se quería algo de manera unilateral. En Madrid se miraba mucho a Bruselas y sus posibles exigencias, con la llave para el pago de los fondos europeos.
Principalmente se hablaba, para lograr el visto bueno, según fuentes del Ejecutivo, con el equipo de Paolo Gentiloni. comisario de Economía. Aunque la propuesta pasaba por todas las altas esferas de la UE, en un momento muy delicado con este asunto con el conflicto social abierto en Francia por la reforma de Emmanuel Macron. Los equipos técnicos de la Comisión estaban muy encima de la propuesta española.
Díaz, Escrivá y Belarra participaban "cuando había grandes atascos"
Fuentes conocedoras de la negociación señalan que ha habido un trabajo “muy callado y muy técnico”. Por parte del Ministerio de Inclusión jugó un papel clave el secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, especializado en el sistema público de pensiones. También formaba parte del equipo el director general de Ordenación de la Seguridad Social, José Fernández-Albertos. Por parte de los ministerios morados estaban muy pendientes el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Además participó Manuel Lago, asesor económico de Yolanda Díaz. A pesar de la tensión que había al principio, tras meses de negociaciones “y poniendo muchos datos encima”, señalan las fuentes, se fue “aterrizando” el acuerdo.
Cuando se producían “grandes atascos” entre los equipos intervenían los propios ministros Escrivá, Díaz y Belarra. Aunque parezcan de posturas muy alejadas en materia económica, hay buena sintonía entre ellos, según reconocen fuentes conocedoras de las reuniones. “La interlocución ha sido muy fluida”, subrayan desde el entorno del ministro de Seguridad Social. Y fuentes moradas celebran que Escrivá, antes de llevar la propuesta a los agentes, trabajara “internamente” un acuerdo en la coalición, cosa que no pasa con otros miembros del Consejo de Ministros, agregan.
“Estamos todos contentos”, enfatizan desde el ala de UP, para reflexionar que ha salido bien porque se ha hecho de manera conjunta intensamente: “Una propuesta bien trabajada”. Incidiendo en que se han logrado rebajar las primeras propuestas de la parte socialista. Desde el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social se remarca que “todos hemos colaborado”: “No hay que darse codazos”. Los tres ministros se encargaron en una reunión de cerrar todos los flecos del acuerdo, una muestra de la satisfacción de todas las partes.
Apuesta por el "sigilo y la prioridad del acuerdo"
Yolanda Díaz ha sido parte “activa” de la negociación, reconocen fuentes cercanas a las conversaciones. “Hay formas y formas de negociar”, comentan, para indicar que no se iba a permitir que hubiera recortes en pensiones, algo vital para el espacio morado. Es un acuerdo muy importante para la vicepresidenta, en un momento de mucho ruido dentro de la coalición.
A la vez, durante todo este tiempo, se ha mantenido contacto también con los grupos de la investidura para que no pasara como con la reforma laboral e ir allanado ya el camino para su convalidación. La idea que maneja el Gobierno es su aprobación próxima como decreto ley en el Consejo de Ministros (que podría ser en una reunión extraordinaria este jueves después de la convocatoria de la Comisión del Pacto de Toledo el miércoles en el Congreso). La idea es que esté “cuanto antes” en el BOE.
En el círculo de Escrivá indican que el ministro siempre fue “optimista”: “Siempre ha dicho que sale, que sale”. Hubo mucho “estrés” hasta lograr ver el final del camino, pero mucha “emoción” una vez se dieron cuenta en el Ministerio de que se iba a llegar a un gran acuerdo.
Para los socios de PSOE y UP es todo un éxito este acuerdo sobre la reforma de las pensiones porque supone cambiar el paradigma instalado por el PP durante la época de Mariano Rajoy: “Es una reforma que no implica recortes”. Las dos partes subrayan que se pone el acento en fortalecer el sistema vía ingresos, con la fórmula de subida de las bases máximas que afecta a los mayores salarios. Además, es vital para los socios que Bruselas esté alineada con la media con la idea de que sea “duradera”.
Un acuerdo "mollar" tras días de choque
Para la coalición, según fuentes gubernamentales, ha sido “mollar” este acuerdo en un momento en el que los dos socios han vivido uno de sus desencuentros más dolorosos por la reforma del solo sí es sí, que llevó al PSOE a sacar el pasado martes su toma en consideración con el apoyo del PP, mientras que UP se opuso, junto con grupos de la investidura. Los socialistas defienden este modelo de trabajo más discreto y sin ruido, mientras que los morados hablan de que Escrivá ha apostado por el diálogo interno y piensan que “ojalá” lo hicieran así otros ministros.
Este acuerdo difiere radicalmente de lo que ha pasado con el sí es sí. Los socialistas e Igualdad trabajaron discretamente al principio, desde diciembre, para intentar lograr un acuerdo. Pero las dos partes, con Llop y Montero a la cabeza, no lograron sintonía ni la fórmula. En el ala socialista comentan que el otro lado no ha querido ceder y lamentan que en las últimas fases de la negociación devolvían los documentos sin aportaciones para dilatar el proceso.
Además, se quejan de que no hayan querido hacer públicos sus fórmulas. En Ferraz hacen la lectura que a Podemos le ha podido también el clima preelectoral y que Yolanda Díaz en el caso del sí es sí se ha puesto de perfil. En cambio, en Igualdad inciden en que la propuesta del PSOE toca el corazón de la ley (el consentimiento) y que le ha podido también el miedo electoral, poniéndose al lado del PP. Al contrario que en las pensiones, desde hace semanas las dos partes asumieron la postura del otro socio y no hubo una negociación hasta el último minuto.
“Sale, sale”. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, siempre fue optimista. Pero no era nada fácil: la reforma de las pensiones era una de esas negociaciones complicadas, con muchos actores y muchos intereses. Y posturas que no siempre coinciden. Con la lupa, además, de Bruselas, fijándose en ella para dar luz verde a los desembolsos millonarios de los Fondos Next Generation.