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Educación

La docencia sobre pseudoterapias como la homeopatía sigue teniendo hueco en la Universidad pública

Pastillas homeopáticas.

Apenas una semana después de que el BOE publicara la regularización de la comercialización en farmacias de productos homeopáticos bajo la advertencia de que no tienen "indicación terapéutica", estudiantes de la Universidad de Salamanca anunciaron que la asignatura "medicamentos homeopáticos", que se oferta como optativa en el cuarto curso del grado de Farmacia, desaparecerá del plan de estudios el curso próximo como consecuencia de la jubilación de la profesora que la venía impartiendo hasta la fecha. En todo caso, será la Junta de Facultad, donde están representados profesores, personal de administración y servicios y estudiantes, la que tomará la decisión próximamente. 

En los últimos años las instituciones académicas españolas han ido reduciendo la penetración de las llamadas terapias naturales en sus programas de estudio. En especial, de la homeopatía, que consiste en la administración en dosis extremadamente pequeñas de sustancias que ocasionan los mismos síntomas que la enfermedad que se intenta curar. La eficacia de esta terapia no ha sido probada de manera definitiva "en ninguna indicación o situación clínica concreta", según estableció el Ministerio de Sanidad en un informe [consultar, aquí] publicado en 2011. No existe evidencia científica, por tanto, de que tenga más efecto que el placebo.

En todo caso, atendiendo a los datos del Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias que puso en marcha hace poco más de un año la Organización Médica Colegial (OMC), la institución que agrupa a todos los colegios de médicos de España, tampoco es correcto tratar de forma homogénea al conjunto de técnicas realizadas en el ámbito de las terapias naturales. Por su parte, el Ministerio de Sanidad advirtió en 2011 de que "pocas" habían demostrado su "eficacia en situaciones clínicas concretas mediante la aplicación de métodos científicos", si bien con la prevención de que esa ausencia de demostración "no es sinónimo de ineficacia"

Por ejemplo la acupuntura (inserción de agujas finas en el cuerpo en puntos específicos para conseguir un efecto terapéutico), la hidroterapia (utilización del agua como agente terapéutico), la fitoterapia (uso de plantas con fines medicinales) o el drenaje linfático manual sí cuentan con evidencia científica contrastada, siempre según los datos de la OMC. No ocurre así con otras como la homeopatía o la medicina tradicional china, que utiliza terapias de hierbas, dietas y uso de nutrientes, ejercicios físicos, meditación, prescripciones de farmacopea china...; y que también tienen presencia en algunos planes de estudio universitarios.

Precisamente la "falta de base científica" de la homeopatía llevó a la Universitat de Barcelona (UB) a eliminar en 2016 el máster bianual en homeopatía que ofrecía desde 2004 en su instituto de formación continua, el IL3, por un precio de 6.940 euros. "Se tomó esa decisión tras recibir un informe desfavorable de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud", explica a preguntas de infoLibre Ernest Pons, vicerrector de Comunicación y Coordinación.

Otros campus habían hecho antes o hicieron después el mismo camino. La Universitat de València renunció en 2016 a dos posgrados sobre pseudoterapias, el de Medicina Naturista, Acupuntura y Homeopatía y el de Terapias Complementarias Aplicadas a la Salud y Equilibrio Personal; la UNED ha eliminado recientemente cuatro títulos propios sobre tratamientos y terapéutica homeopática; la Universidade de Santiago de Compostela actuó de manera similar con el Máster en Medicina Natural, en el que se impartía formación sobre geobiología, bioconstrucción y depuración del organismo, yemoterapia...; o la Universidad de Sevilla con su título sobre homeopatía. 

Planes de estudio

Sin embargo, la enseñanza de terapias de dudoso e incluso inexistente aval científico sigue estando presente en los planes de estudio de un puñado de universidades públicas. Elena Campos, doctora en Biomedicina y presidenta de la Asociación para Proteger a los Enfermos de las Terapias Pseudocientíficas (APETP), ve una "aberración" y un "engaño" para los estudiantes que se mantenga la formación sobre estas técnicas en los términos en los que se viene haciendo. "Dado que la Universidad es una institución de prestigio donde se genera conocimiento, mantener estas enseñanza de esta forma supone legitimar este tipo de actividades de cara a toda la ciudadanía", subraya.

A su juicio, lo que debería hacerse es explicarse como lo que son: "métodos que se ofertan como alternativos y complementarios pero que cuando se someten a una evaluación científica y clínica no demuestran que superen el efecto placebo, por lo que no se pueden asumir como terapéuticos en ningún caso". "Promocionarlos de otra manera no es más que engañar", sentencia.

Por su parte, Alfonso López Muñiz, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, sostiene que el conocimiento de la existencia de estas terapias "puede favorecer el espíritu crítico del estudiantado y mejorar el criterio para su valoración". El grado de Medicina que se imparte en esa universidad incluye como optativa la asignatura Medicinas Complementarias, donde se analizan los "conceptos fundamentales de la homeopatía" y "su papel en terapéutica en el siglo XXI", entre otros conceptos.

López Muñiz recuerda que el plan de estudio fue aprobado por los órganos de Gobierno de la Facultad y de la Universidad y posteriormente verificado por la ANECA. "Como se puede ver en la memoria de la asignatura, con ella se pretende dotar al alumnado de herramientas que le permitan tener unos conocimientos básicos acerca del uso de estas prácticas, de forma que, en un momento dado, puedan responder a las cuestiones generales que un paciente pueda plantear al respecto, sabiendo aconsejar ante la consulta que se le haga o interpretar lo que la persona refiere", explica.

No es el único ejemplo. En la Universidad de Jaén, en la materia Cuidados Complementarios en Enfermería, que es obligatoria para los estudiantes de Enfermería, los alumnos estudian los tipos de diluciones de la homeopatía y su marco legal. En la Universidad de Granada, el grado de Fisioterapia también incluye como optativa la asignatura de Terapias alternativas y Complementarias. En su guía docente se incluye el estudio de las indicaciones de las terapias complementarias orientales más utilizadas en occidente, entre las que cita la homeopatía; pero también de otras como el reiki, una técnica que consiste en la supuesta transmisión de energía imponiendo las manos.

Según información de la OMC, aunque "no existen dudas de que el reiki no cura enfermedades puede aliviar algo el dolor a pacientes con cáncer a través de un efecto relajador, sin duda lejos de la manipulación de unas supuestas energías". De ahí viene parte de la idea errónea de que puede curar el cáncer por medio de una imposición de manos. De hecho, la Consejería de Sanidad madrileña prohibió hace un año los anuncios de academias o cursos de esta terapia en centros sanitarios públicos. 

También la UB mantiene el título propio bianual de Intervenciones Complementarias en los Cuidados Enfermeros, que promete ofrecer "la formación necesaria para ejercer como enfermero naturista y los conocimientos que permitan incorporar el criterio naturista a las competencias personales" y que tiene un coste de 3.900 euros. El vicerrector Pons asegura que no tiene "nada que ver" con el anulado y homeopatía y señala que únicamente imparte formación sobre "técnicas paliativas y no terapéuticas". También mantiene un máster oficial en Medicina Tradicional China y un título propio de Acupuntura. 

La Universidad de Cádiz, por su parte, anuncia el Título de Experto de Terapias Naturales, que ofrece a distancia a través del International University Study Center (IUSC), con sede en Barcelona y que tiene un precio de 2.000 euros. Este posgrado incluye formación de terapias que sí cuentan con fundamento científico como la fitoterapia y otras que están muy lejos de tener ese aval como la medicina ortomolecular (búsqueda de la concentración óptima de las sustancias que están normalmente presentes en el cuerpo para tratar la enfermedad y de preservar la salud) o la oligoterapia (utilización de minerales y metales para tratar problema de salud). 

Por su parte, la Universidad Rey Juan Carlos, a través del célebre Instituto de Derecho Público (IDP) del máster irregular que forzó a Cristina Cifuentes a dimitir, se han venido impartiendo hasta la fecha títulos propios en dos terapias que carecen de reconocimiento científico: Configuraciones Arquetípicas y Configuraciones Sistémicas. Ambas se basan en la psicoterapia de las constelaciones familiares, que asegura curar enfermedades haciendo reflexionar al paciente sobre sus relaciones parentales. 

Presencia de la acupuntura  

En el ámbito de las terapias naturales, también tiene cierta presencia en las universidades públicas, especialmente en los estudios de Fisioterapia, la formación sobre acupuntura, una técnica de cuyo método curativo existen análisis contradictorios, aunque la OMC sí le otorga aval científico. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que su eficacia "ha sido demostrada tanto en numerosos ensayos clínicos como en experimentos de laboratorio". Sin embargo, el Ministerio de Sanidad, haciendo referencia a un informe de 2009 realizado por el Nordic Cochrane Centre (Dinamarca) y publicado por la prestigiosa revista científica British Medical Journal, determina que "el efecto analgésico de la acupuntura en distintas situaciones clínicas de dolor es mínimo y sin suficiente relevancia clínica, y que existe más diferencia del efecto analgésico entre la acupuntura placebo y el tratamiento estándar que entre la acupuntura y su placebo". 

La formación de esta pseudoterapia, que consiste en la introducción de finas agujas metálicas en la piel, se imparte por ejemplo en los grados de Fisioterapia de las universidades Miguel Hernández de Elche y de las Islas Baleares o en el Medicina de la de Zaragoza. Por otro lado, la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, la de Barcelona y la de Santiago de Compostela ofrecen títulos propios centrados en esta práctica.  

El fisioterapeuta Miguel Villafaina, presidente del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (CGCFE), evita pronunciarse sobre si es conveniente la enseñanza de acupuntura en las universidades públicas. "Si son muchos los profesionales sanitarios que utilizan esta práctica e incluso están contempladas en las clínicas que prestan alternativas terapéuticas para el dolor estando institucionalizadas, no es este Consejo el más competente para emitir si es apropiada o no su formación en el marco de la Universidad", asevera. Eso sí, insiste en que "todo procedimiento terapéutico debe ir acompañado y precedido de un sentido ético y deontológico". 

Sí es más tajante en relación a las terapias que no tienen evidencia científica contrastada. "El Consejo entiende que todas aquellas terapias alternativas y complementarias que no tienen evidencias científicas no deben ser asumidas en el ámbito sanitario ni incorporadas a nuestro arsenal terapéutico ni a la cartera de servicios. Tampoco debe tramitarse su posible formación por vía universitaria", asevera. 

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También la institución que agrupa a todos los colegios de médicos de España se ha mostrado a favor de la salida de la Universidad de la formación sobre pseudociencias. El presidente de la OMC, el doctor Juan José Rodríguez Sendín, dijo recientemente que "se trata de ir convenciendo a la opinión pública de que no tiene ningún sentido tener una estrategia que es engañosa y que no tiene ninguna evidencia científica". 

El divulgador Fernando Frías, que también es abogado y asesor jurídico de la Asociación para Proteger a los Enfermos de las Terapias Pseudocientíficas (APETP), lleva años denunciando en su blog las iniciativas públicas que fomentan la difusión de las pseudociencias. Valora que su enseñanza esté en retroceso en las universidades, algo que atribuye a la presión que han ejercido tanto los claustros de muchos de esos centros como el alumnado.

Respecto al hipotético riesgo de dejar fuera del ámbito académico un tipo de prácticas que tienen cierto predicamento en sectores de la sociedad, lo que puede acabar teniendo consecuencia para los usuarios que acceden a servicios no profesionales, Frías recuerda que la legislación sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios ya establece que este tipo de prácticas requieren autorización previa por un médico o titulado sanitario para garantizar la seguridad de los pacientes. "Veo absurdo que haya una formación específica. ¿Si no existe esa energía universal que canaliza el reiki, qué clase de formación se va a homologar ahí?", sentencia. 

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