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El duque informó al rey de sus primeros pasos en Instituto Nóos

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“Comunicación Noos clientes.doc”. Fechado el 21 de febrero de 2003, cuando la trama Nóos daba sus primeros pasos, ese es el título del documento adjunto que Iñaki Urdangarin envió a una cincuentena de personas, entre las que figuraba el rey, y así consta en los nuevos correos electrónicos aportados por Diego Torres al juez del caso. En esas fechas, ni la empresa Nóos Consultoría Estratégica SL ni la pretendida ONG homónima Instituto Nóos habían logrado aún contratos públicos.

Un día antes, el 20 de febrero de 2003, y también ese dato quedó reflejado en un email, el duque había enviado dos versiones de ese documento a su mujer, cuya opinión previa quería conocer. La dirección del rey a la que llegó el mail de su yerno muestra el mismo nombre de usuario pero diferente dominio que aquel otro al que Urdangarin envió un año después una petición directa al monarca: que utilizara sus influencias para lograr financiación privada y presencias de altura en la Valencia Summit de 2004, el primer pelotazo de Instituto Nóos con dinero público.

¿Cambia la nueva serie epistolar algo para la infanta? Todas las fuentes consultadas en la investigación creen que no, que los correos resultan inocuos para el futuro procesal de Cristina de Borbón. Pero todas coinciden igualmente en que el riesgo de una imputación cercana persiste para la hija menor del jefe del Estado: el juez puede dar ese paso e imputarla sin solicitud previa de la Fiscalía, que continúa sin observar en su actuación indicios delictivos demostrables cuando llegue la hora de un juicio donde, salvo terremoto, Anticorrupción pedirá cárcel para Urdangarin y Torres.

La Fundación Laureus de Corinna y la caza del faisán

El monarca es penalmente inviolable. No lo son su hija ni su yerno, a quien los correos retratan esta vez a punto de viajar a Escocia en noviembre de 2004 para acudir a la “caza del faisán” en un acto relacionado de algún modo con la Fundación Laureus de Corinna Sayn Wittgenstein. En su recurso contra la fianza de 8,2 millones impuesta por el juez a Urdangarin y Torres, el abogado del duque considera excesiva y de carácter “punitivo”.

El primer correo de la serie que afecta a Cristina de Borbón empieza con un texto estrictamente personal y acaba así: “Léelo y dime que piensas, please ...”. Urdangarin quería que Cristina de Borbón, a quien en este y en otros correos del paquete se refiere como “Kid” –niña o chica en inglés- o “Mi Kid”, supervisara el documento que un día después fue objeto de envío masivo a una multitud de destinatarios. Es esa multitud donde aparecen el rey, alguien llamado “Sofía” y otra persona denominada solo “Elena”. Muy poco común pero sin signos evidentes de pertenecer a la Casa Real, el dominio de esas dos destinatarias  coincide con el que el propio monarca pasó a utilizar en 2004.

Hay otros tres correos dirigidos por el yerno del rey a su esposa: uno de junio de 2003, donde le informa de un contrato con Nissan –Nóos SL cobró 46.100 euros de esa empresa aquel año-; y los restantes, fechados el 5 de abril de 2004: en ellos –en el primero erró con el documento adjunto-, el duque manda a su mujer un artículo sobre un “seminario Nóos” relacionado con la Universidad de Harvard.

Un quinto correo, enviado el 26 de febrero de 2004 por Urdangarin al secretario de las infantas, el también imputado Carlos García Revenga, menciona a la infanta: “Dale una copia a Cristina de mi parte”, dice el sucinto texto, acompañado de un documento titulado “carta CIO.doc”. Es decir, carta al Comité Olímpico Internacional, organismo del que Urdangarin llegó a ser vicepresidente y cuya presidencia acariciaba como objetivo en aquella época.

Imputar a la infanta, un dilema endiablado

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Pero, aun tratándose del apartado más vistoso, el de Cristina de Borbón no es el único que ofrece interés para la causa. El fajo de 30 correos entregado ahora incluye varios cruzados entre Urdangarin y Carlos García Revenga, cuyo papel como productor de la trama Nóos se reafirma: lo mismo buscaba teléfonos y direcciones para los eventos del Instituto que ofrecía supervisión “protocolaria” al yerno del rey.Informe de "riesgos" con datos de la Policía

Pero, a diferencia de los correos anteriores, en esta serie hay uno en el que el secretario de las infantas envía a Urdangarin un informe de “evaluación de riesgos que pueden afectar a eventos extraordinarios a celebrar en las Islas Baleares”. Y la fuente que Revenga cita para sustentar el contenido del informe es nada menos que la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. ¿Preparó la comisaría un estudio específico a la medida de los intereses empresariales de Urdangarin y que le proporcionó información privilegiada? Esa es una de las incógnitas. Resolverla dependerá de los pasos que den el juez y el fiscal.

Ese correo llegó a Urdangarin el 7 de julio de 2003 cuando, teóricamente, no había obtenido aún el visto bueno del Govern balear para ninguno de los eventos que desarrolló, primero, a través de Nóos Consultoría Estratégica SL –el patrocinio de un equipo ciclista- y, luego, a través de Instituto Nóos –las dos ediciones de Illes Balears Forum.

“Comunicación Noos clientes.doc”. Fechado el 21 de febrero de 2003, cuando la trama Nóos daba sus primeros pasos, ese es el título del documento adjunto que Iñaki Urdangarin envió a una cincuentena de personas, entre las que figuraba el rey, y así consta en los nuevos correos electrónicos aportados por Diego Torres al juez del caso. En esas fechas, ni la empresa Nóos Consultoría Estratégica SL ni la pretendida ONG homónima Instituto Nóos habían logrado aún contratos públicos.

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