Los diputados Pedro Sánchez y Eduardo Madina, por este orden, han saltado ya al ruedo. Ya han lanzado sus candidaturas y son los que, en principio, tienen más papeletas para conseguir los 9.874 avales necesarios hasta el 27 de junio, por lo que parece previsible que se enfrenten en la consulta a la militancia del 13 de julio, previa al congreso federal extraordinario. Los dos han dicho aún muy poco. Apenas ha habido tiempo. Pero sus primeros discursos –Sánchez, en una agrupación local, el jueves; Madina, ante los medios, ayer viernes– permiten ver algunas pistas de por qué cauces discurrirán sus respectivas campañas.
Por ahora, son más sus parecidos que sus diferencias. Empezando por lo obvio: hombres, de la misma generación (el vasco, 38 años; el madrileño, 42), sin mochila de gestión en los Gobiernos socialistas. Representan estilos y acentos distintos, distintos lenguajes, pero ninguno se ha salido radicalmente del marco ideológico acordado en la Conferencia Política del pasado noviembre ni de la Declaración de Granada, en la que se asentó el modelo federal que ofrece el PSOE (y comparte el PSC). Ninguno ha apostado, por ejemplo, por un referéndum monarquía o república, o por que el partido rompa la baraja y abogue por el cambio de la forma política del Estado. Sus propuestas, además, carecen de concreción. Más divergencias discursivas mantienen respecto a otros dos aspirantes, José Antonio Pérez Tapias, exdiputado nacional, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada y portavoz de Izquierda Socialista, y el militante madrileño y miembro del colectivo Socialismo Democrático Alberto Sotillos. Estos sí piden acercar el partido más a la izquierda.
Obsesión común: Madina y Sánchez quieren un PSOE "renovado", "fuerte" y "unido", que se recupere de los batacazos electorales y aspire a ganar. Proponen la apertura del partido (y de todos los partidos) y más transparencia en las instituciones.
Pero no lo expresan de la misma forma. El parlamentario vasco aspira a una "revolución" en el PSOE; el madrileño, a un "renacimiento". El primero incide en el poder de la militancia. El segundo, también (les propone por ejemplo consultas regulares sobre temas específicos), pero sin descuidar ni denigrar el aparato, las estructuras de dirección. "A mí no me vais a escuchar tachar a nadie de aparato, porque los cuadros de este partido son los que abren y cierran las agrupaciones [...]. Democracia, toda la del mundo, pero también partido. Debate sí, pero unidad. Competición, sí, pero entre compañeros. Yo trabajaré por que este congreso sea el congreso del cambio y de la unidad", prometió Sánchez en su debut en Alcorcón.
El "'shock' de modernidad" frente al "partido fuerte"
Madina fue muy hábil al trasladar su expresión fetiche, reiterada una y otra vez: España necesita "un gran shock de modernidad", para colocar a España y los ciudadanos "en el lugar en el mundo que merecen". Ambiciona, pues, una transformación radical del país, no "pequeñas reformas", ni "pequeños pasitos adelante" que el PP, llegado al Gobierno, pueda revertir. Sánchez prefiere dar vida a un "proyecto vertebrador, social y político para una España que lo está pasando mal", un cambio "con corazón y con cabeza". Ayer mismo el diputado madrileño insistía en Zamora en que la suya es una opción de izquierdas "seria, rigurosa y esperanzadora", porque la sociedad quiere "nuevos equipos al frente del PSOE, pero también sentido de Estado". España necesita "un PSOE fuerte ya", dijo horas antes en la Ser. Estas primeras declaraciones señalan en qué hace cada uno más hincapié: Madina, en la "modernidad"; Sánchez, en la necesidad de un PSOE "fuerte", unido.
A los dos les preocupa, lógicamente, la economía. Madina desea una "revolución en materia de competitividad", la apuesta por la cohesión social "como una manera de producción de riqueza". Sánchez habla de un "cambio de rumbo" en España, de la "inaplazable Transición económica". El primero quiere también una "revolución en el ámbito de los derechos y obligaciones ciudadanas y en las libertades públicas". El segundo anhela la consolidación de los cuatro pilares del Estado del bienestar –sanidad, educación, pensiones, dependencia– y la adición de un quinto: la garantía de la alimentación infantil.
Madina y Sánchez coinciden en calificar el congreso federal extraordinario de julio de "histórico". Uno cree que se abre un "tiempo nuevo" que culminará con las generales de 2015, cuando el PSOE, espera, vuelva al poder. El madrileño insiste en el binomio "cambio y unidad".
Ambos parlamentarios elogian los dos grandes legados del mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba: la Conferencia Política del pasado noviembre, en la que remozó su proyecto ideológico y lo escoró a la izquierda, y la Declaración de Granada, de julio de 2013, en la que el partido construyó su ideal de España federal. Madina y Sánchez han deslizado guiños a las bases republicanas, pero siempre con cautela. El parlamentario vizcaíno considera que el debate de la forma política del Estado se dará, "sin duda alguna", y debe darse, en el próximo congreso. El madrileño propuso acabar con la inviolabilidad del rey. Los dos quieren la reforma constitucional, pero por sus cauces y sin hacer saltar la Carta Magna por los aires. Ambos votaron sí a la Ley de Abdicación el pasado miércoles en el Congreso, en línea con su grupo. Ninguno quiere que se rompan los lazos con el PSC, el partido hermano que ahora también se enfrenta a un vacío de poder por la dimisión de su líder, Pere Navarro.
Símbolos, imagen y primarias abiertas
Cada uno reivindicó a su manera las raíces socialistas. Sánchez recordó a sus abuelos, que apenas sabían leer y escribir, una de tantas "injusticias" de la dictadura. Y rememoró al fundador del partido, Pablo Iglesias, que enseñó a sus herederos la importancia de la "ejemplaridad" de militantes y cargos públicos, el corazón "socialista, no nacionalista" y el carácter "municipalista" del PSOE. Madina quiso que el anuncio de su candidatura fuese al lado del busto de Ramón Rubial, presidente durante dos décadas del partido. Vasco, como él, y militante de su misma agrupación de un barrio de Bilbao, y de quien aprendió la "valentía" y el "compromiso". Y puestos a tirar de símbolos, Sánchez se fue a la agrupación de Alcorcón –también llamada Ramón Rubial, por cierto–, uno de los antiguos bastiones socialistas de Madrid y hoy en manos del PP, y Madina, al Senado, como metáfora de las instituciones que piden cambios urgentes.
La estética y la imagen también tiene puntos en común. Uno y otro comparecieron en su estreno en mangas de camisa, con vaqueros azules. Fuera corbatas, chaquetas. Vestimenta casual, para remarcar la cercanía. Compartieron austeridad escénica: una discreta trasera con foto y lema Unidos por el cambio (Sánchez) y un atril simple, sin rotulación, y un pie de micrófono (Madina). Sin leer papeles.
Los dos diputados se muestran partidarios de debatir y de celebrar primarias abiertas a los ciudadanos para elegir al candidato presidencial sí o sí. Pero con una diferencia. Madina las comprometió para el calendario previsto, noviembre de 2014. Sánchez, preguntado ayer en la Ser, dijo no tener "una decisión tomada respecto a la fecha". O sea, que piensa que quizá quepa reacomodarlas tras el cónclave extraordinario. Asimismo, han evitado chocar directamente. Madina dedicó el "máximo respeto" a sus rivales, "grandes compañeros". Y Sánchez dijo de su contrincante más fuerte que es "una persona con mucho futuro", al que llamó para comunicarle que iba a competir.
Pedro Sánchez, el pasado jueves, 12 de junio, en la presentación de su candidatura, en la agrupación socialista de Alcorcón (Madrid) | EFE
En una competición interna como esta, importan casi tanto los gestos como las palabras. Los de Sánchez: guiños y menciones directas (en plural) a Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, cuya retirada de la pugna, según él mismo reconoció, fue "determinante" para que se lanzase. También le dedicó aplausos a Rubalcaba por haber impulsado la Declaración de Granada y a Tomás Gómez, a quien deseó la victoria en las autonómicas de 2015. Detalle no menor, por cuanto él, en las primarias de 2010, se alineó con Trinidad Jiménez frente a Gómez. Madina sólo se refirió a la baronesa andaluza cuando le preguntaron por ella, y para contar que había hablado "en estos días" con ella. El martes, tras la renuncia de Díaz, le declaró su "admiración completa". En el trasfondo se halla el malestar de la federación más grande del PSOE con el número dos del Grupo Socialista, porque interpreta que "pactó" con Rubalcaba impulsar un congreso abierto, en el que vote toda la militancia, cuando no se dijo así al convocar el cónclave. Tanto el secretario general como Madina han negado ententes y componendas.
Por ahora, ninguno de los dos ha querido dejar ver sus apoyos orgánicos. Sólo han mostrado sus equipos de confianza. Imma Aguilar, directora de Comunicación del grupo de la Entesa en el Senado, es la jefa de campaña del parlamentario vasco. José Cepeda, diputado en la Asamblea de Madrid y cabeza del guerrismo en la Comunidad, del madrileño.
Siete aspirantes a la carrera... y un octavo posible
Pero, ¿qué es un "shock de modernidad", o una "Transición económica"? No hay demasiadas concreciones por ahora en ninguno de los dos candidatos, no existe una propuesta pormenorizada. De hecho, ni en la web de Madina ni en la de Sánchez figura un programa de mínimos. Distintos dirigentes consultados por infoLibre, de varias federaciones, coincidían en el diagnóstico: ambos tienen poco margen de maniobra, porque el discurso del partido quedó fijado en la Conferencia Política de noviembre de 2013 y que no se ha quedado vieja.
El problema del PSOE, apuntan algunos responsables, era de "credibilidad", de imagen, de falta de renovación en la cúpula, no de debilidad del proyecto. Así que las diferencias, por ahora, son de tono, de estilos. Porque, como expresa un mando regional, "ninguno de los dos ha desplegado en los últimos años un discurso propio", ya que no han estado en primera línea. Madina se sienta en la ejecutiva federal desde 2008 y es número dos del Grupo Socialista desde 2009, pero nunca ha discrepado públicamente de las decisiones más duras del partido, ni siquiera de los recortes de José Luis Rodríguez Zapatero o su reforma exprés de la Constitución. Ahora, tal y como anunció ayer, dejará su vocalía en Ferraz para concurrir en "igualdad de condiciones". Sánchez no ha tenido cargo orgánico, aunque sí era persona de la confianza del anterior vicesecretario general, José Blanco, y coordinó con Ramón Jáuregui los trabajos de la Conferencia.
De las lindes oficiales se han salido Pérez Tapias y Sotillos. El primero, que presenta este sábado su candidatura en la sede del PSM, en la plaza del Callao de Madrid, ve como posible una consulta en Cataluña y diferencia entre el derecho a decidir y la autodeterminación (el PSOE los equipara), defendió la libertad de voto en la Ley de Abdicación o, al menos, la abstención y cree que en algún momento habrá que votar la forma de Estado. Sotillos reclama un congreso "refundacional" del partido, acabar con los "privilegios" de la clase política o aplicar la "democracia directa". El militante del PSM, hijo del que fuera portavoz del Gobierno con Felipe González Eduardo Sotillos, reclamó a Madina, como número dos del grupo, que promoviera el rechazo a la Ley de Abdicación.
La lista de aspirantes la completan tres afiliados de base. Uno, Manuel Pérez Garcia, de Puertollano (Ciudad Real), que impugnó la convocatoria porque cree que el congreso no es "auténticamente democrático y socialista". Dos, Antonio Gutiérrez Rodríguez, de Santa Cruz de Tenerife. Y tres, Aurelio Belando, de Zaragoza. A estos siete candidatos se podría unir, el lunes, el exministro de Justicia y eurodiputado Juan Fernando López Aguilar, que dice estar reflexionando "muy seriamente" su postulación. Pero todos, si quieren pasar el filtro, han de conseguir 9.874 avales, un 5% del censo. Sólo tienen 15 días para hacerlo. Sánchez estuvo ayer en Castilla y León y hoy sábado estará en Asturias. Madina arrancará su tour en su ciudad natal, Bilbao.
Censo por federaciones
infoLibre ya adelantó el miércoles el volumen total de afiliados que tendrán derecho a voto en la consulta del 13 de julio: 197.468, por los 216.952 inscritos para el congreso de Sevilla, el de 2012, en el que Rubalcaba se impuso a Carme Chacón. Ayer viernes, Ferraz facilitó el desglose por federaciones [aquí en PDF].
Andalucía supone casi una cuarta parte, con sus 45.655 militantes (23,12%). La provincia más grande es Sevilla (10.343), a la que siguen Granada (6.616), Jaén (6.271) y Málaga (6.176). La segunda es el PSC (20.179). Le siguen Comunitat Valenciana (17.230), Madrid (15.830), Castilla-La Mancha (11.644) y Galicia (11.029). Más abajo, Castilla y León (9.912) y, muy cerca, Extremadura (9.458). La más pequeña es La Rioja (1.246), aparte de Melilla (273), Ceuta (171) y el PSOE de Europa (834). Si se suman los militantes de todas las federaciones, la cifra alcanza los 189.290. A ellos hay que agregar los que tienen carné de Juventudes Socialistas (12.244). Entonces el total da 201.534.
El censo válido para la consulta, en cambio, es menor (197.468) porque hay 4.066 afiliados de Juventudes que militan simultáneamente en la organización juvenil y en el partido, por lo que sólo se contabilizan una vez.
Con el censo cerrado, Ferraz ha hecho igualmente una distribución de los delegados que acudirán al congreso federal en Madrid, del 26 y 27 de julio, y a la que ha tenido acceso este periódico. Tendrán derecho a voz y voto 1.019 delegados (sumando los 998 del PSOE y PSC y los 21 de Juventudes), a los que hay que añadir los 17 representantes de las organizaciones sectoriales (educación, emprendedores, medio ambiente, participación ciudadana, sanidad y sociedad de la información), que pueden participar en los debates pero no en la elección de los órganos ejecutivos y de control del partido.
Andalucía, en correspondencia con su volumen de militantes, sentará a 241 delegados. Le siguen Cataluña (106), Valencia (90), Madrid (83), Castilla-La Mancha (61), Galicia (58), Castilla y León (52), y Extremadura (50). La Rioja sólo desplazará a 7, y Ceuta y Melilla, 1 cada una. No obstante, en este cónclave tienen mucho menor peso los delegados, ya que serán los militantes los que elegirán a su secretario general en la consulta del 13 de julio. El congreso ratificará ese resultado y elegirá la ejecutiva, el Comité Federal y la Comisión de Garantías.
Los diputados Pedro Sánchez y Eduardo Madina, por este orden, han saltado ya al ruedo. Ya han lanzado sus candidaturas y son los que, en principio, tienen más papeletas para conseguir los 9.874 avales necesarios hasta el 27 de junio, por lo que parece previsible que se enfrenten en la consulta a la militancia del 13 de julio, previa al congreso federal extraordinario. Los dos han dicho aún muy poco. Apenas ha habido tiempo. Pero sus primeros discursos –Sánchez, en una agrupación local, el jueves; Madina, ante los medios, ayer viernes– permiten ver algunas pistas de por qué cauces discurrirán sus respectivas campañas.