21A | Elecciones en el País Vasco
Cómo EH Bildu esquiva el ruido interno en su coalición: la fórmula marmórea que no logra Sumar
La lista de Sumar para las elecciones europeas se ha convertido en un auténtico pozo de problemas para Yolanda Díaz. Las tensiones han aflorado durante los últimos días en ese espacio de izquierdas con Compromís amagando con romper, con Izquierda Unida aireando su malestar y con Más Madrid asumiendo a regañadientes su quinto puesto. Una historia que vuelve a repetirse después del traumático proceso para ir juntos el pasado 23 de julio. Ahora Podemos, incluso, se presenta por libre al 9 de junio y forma parte del Grupo Mixto.
El ruido interno se ha convertido en uno de los grandes problemas del espacio de Sumar. Algo que contrasta con el funcionamiento de la coalición de EH Bildu, un modelo al que piden mirar algunos de los integrantes del espacio de Yolanda Díaz de cara al futuro. Y es que el grupo vasco, conformado por los partidos de Sortu, EA y Alternatiba, ha conseguido funcionar sin grandes batallas internas en los últimos años. Algo que, como reconocen ellos mismos, también ha sido clave para ir ganando en fuerza electoral.
En EH Bildu, sostienen en la formación, han dado mucha prioridad a ese pegamento y han tenido mucho cuidado para que los partidos vayan de la mano y que el debate interno no lastre su estrategia. Ha sido uno de los grandes factores para que la coalición de la izquierda abertzale esté ahora mismo encabezando encuestas preelectorales como la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de cara a la cita con las urnas del 21 de abril en Euskadi.
La estructura de convivencia en EH Bildu
Esto se ha hecho mediante la combinación de perfiles de distintas sensibilidades y provenientes de diferentes partidos en las listas y a través de la creación de órganos internos que ayudan a salvaguardar esa cohesión entre Sortu (el partido mayoritario y que representa a la tradicional izquierda independentista vasca), Alternatiba (que tiene sus orígenes en Izquierda Unida y aporta figuras como Oskar Matute) y EA (un partido socialdemócrata e independentista que nació de una escisión del PNV).
EH Bildu tiene como principal órgano de decisión su Congreso Nacional, del que emana una Asamblea General. Pero, además, cuenta de manera ejecutiva con una Mesa Política y también con una Mesa de Partidos, donde están representandas las tres formaciones. De hecho, este es uno de los espejos en los que se miran algunos miembros de Sumar para mejorar el funcionamiento del espacio que cogobierna en España. El espíritu de EH Bildu es de un sujeto político con forma de coalición, con estructuras de partido y naturaleza de movimiento. Una combinación que resumen así: pluralidad ideológica, eficacia y participación popular.
Además, en EH Bildu se creó la figura del bilkide (inscritos a la formación y que no tienen que pertenecer por obligación a uno de los partidos). “Un bilkide, un voto”, es la filosofía para las decisiones, pero también en los estatutos se incluyó la necesidad de que en ciertas cuestiones también tengan que participar los partidos a través de la Mesa como para, por ejemplo, incorporar a nuevas formaciones, participar en coaliciones electorales y modificar los estatutos internos.
El mecanismo de sensibilidades en las listas
También EH Bildu fijó unos criterios para confeccionar las listas (siempre foco de polémica en las coaliciones) y garantizar la presencia de las distintas sensibilidades. En el artículo 13 de su ponencia organizativa y estatuaria, se fija que en el caso de las principales instituciones (Parlamento Europeo, Congreso y Senado de España, Parlamentos de Gasteiz y de Iruñea y Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa), el 50% de los candidatos serán designados por la Mesa de Partidos y refrendados en su conjunto por los bilkides y el otro 50% (entre ellos el cabeza de lista) será elegido o refrendado individualmente mediante procedimientos participativos por los bilkides. Además, se establece que en el caso de las elecciones municipales el cabeza de lista será elegido por proceso participativo de los afiliados, en tanto que el resto de candidatos serán propuestos por una comisión electoral creada exprofeso (luego deben ser refrendados por los bilkides). Esa comisión tendrá un integrante de cada partido político de EH Bildu con presencia en la localidad.
Félix Arrieta, politólogo y profesor de la Universidad de Deusto, pone sobre la mesa otro factor para esta unidad: “Hay un partido principal, que es Sortu, y los otros (EA y Alternatiba) son muy pequeños. Esa lógica desigual hace que la paz interna sea mayor. No hay que olvidar que a partir de la creación de la propia EH BIldu hay gente que se asocia directamente a la fuerza como espacio. Eso hace que la paz interna sea mucho mayor. Y en algún momento, y ese debate está ya sobre la mesa, los partidos probablemente terminarán desapareciendo y todo será EH Bildu”.
Además, la unidad que se ha conseguido dentro de la coalición ha sido clave para el giro que ha ido haciendo el partido, que ha virado hacia un discurso mucho más social, poniendo en un segundo plano lo territorial. Precisamente, ese posicionamiento es la clave de bóveda para el ascenso de EH Bildu, que piensa principalmente en las nuevas generaciones y ha cogido por bandera temas como la vivienda o el desgaste de la sanidad pública. Y ese éxito de cohesión ha logrado que espacios discrepantes con este camino, como la coordinadora Jardun (vinculada al mundo de los presos de ETA) y GKS (jóvenes socialistas radicales) no hayan logrado notoriedad social.
La confección de las listas se ha hecho sin traumas ni titulares subidos de tono para estas elecciones vascas por parte de EH Bildu, que se enfrenta a su gran oportunidad histórica. Nada que ver con lo que está sucediendo en el espacio a la izquierda del PSOE en el resto de España, ya que Sumar ha vuelto a vivir momentos convulsos por la plancha electoral de las elecciones europeas. Una situación que se va a alargar en las próximas semanas por las dudas de Izquierda Unida de no presentarse junto a Yolanda Díaz y aplazando su decisión hasta después de las elecciones vascas. El nuevo partido se vuelve a encontrar con la piedra del año pasado, lo que, según muchos de sus miembros, provoca desafección dentro del propio votante de la izquierda.