EH Bildu no es ETA. Ni siquiera es Batasuna. Es una coalición de la que forma parte Sortu, el partido en el que se integró el grueso de la militancia de la izquierda abertzale que en el pasado apoyaba la violencia terrorista cuando todavía existía, pero también Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba, que siempre se opusieron a ETA.
A pesar de ello, PP, Vox y Ciudadanos siempre se refieren a EH Bildu como “filoterroristas”, “batasunos” y “herederos de ETA”. Un grupo político con el que, aseguran, no es lícito negociar nada ni llegar a acuerdos como hacen PSOE, Unidas Podemos y el Gobierno de Pedro Sánchez.
Para que esa estrategia de descrédito del Gobierno a través de la deslegitimación de sus aliados en Euskadi siga en pie, la derecha necesita seguir sembrando dudas sobre ellos. De ahí que el paso dado este lunes por Arnaldo Otegi, coordinador de EH Bildu, reconociendo el “daño causado” a las víctimas de ETA, afirmando que “nunca debió haberse producido” y comprometiéndose a tratar de “mitigarlo” hasta donde sea posible, se haya convertido en una amenaza para la derecha. Que quieren desmontar cuanto antes.
En ese empeño, los tres partidos, con especial protagonismo del PP, han revisado sobre la marcha el listón de las exigencias que tradicionalmente planteaban para considerar a EH Bildu una fuerza política tan legítima como las demás para operar en la política española.
Desde el mismo lunes, además de exigirles una condena expresa de los atentados de ETA y una petición de perdón dirigida a las víctimas, PP, Vox y Ciudadanos demandan a los diputados y militantes abertzales lo mismo que llevan años pidiendo a los presos de la banda terrorista: que colaboren con la justicia para que la policía pueda detener a los responsables de los asesinatos que todavía quedan por resolver.
La derecha busca así identificar con ETA —diez años después de que esta organización dejase de matar— a políticos que jamás han tenido nada que ver con la violencia, como es el caso de la mayoría de los militantes de EH Bildu, o que sí formaron parte de la banda terrorista pero que la abandonaron o ya cumplieron la correspondiente condena. Y, de paso, hacer ver que el PSOE y Unidas Podemos son cómplices de los terroristas de ETA.
Para elevar aún más el listón, apuntalar su estrategia dirigida a arrinconar a la izquierda abertzale y evitar que definitivamente se conviertan en un elemento más del tablero político, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, puso este martes una nueva condición.
El PP, proclamó, no sólo no va a “normalizar” a EH Bildu “mientras no haya una condena del terrorismo, una colaboración [con la justicia]” y “una censura a los homenajes” a antiguos miembros de ETA a su salida de prisión. Tampoco lo hará “mientras haya personas que han sido condenadas por terrorismo al frente de ese partido”, añadió en referencia al liderazgo de Arnaldo Otegi.
En su ofensiva para tratar de vincular la Declaración del Dieciocho de Octubre con los intereses del Gobierno, la portavoz parlamentaria del PP llegó a decir que Pedro Sánchez busca “blanquear” a EH Bildu sólo porque necesita apoyos parlamentarios con los que sacar adelante los presupuestos, pasando por alto que los diputados abertzales ya respaldaron la cuentas de 2021 sin que mediara declaración alguna sobre las víctimas.
En la misma línea, el PP ha presentado una propuesta en el Congreso que, entre otras cosas, propone exigir al Gobierno que excluya “de los pactos y acuerdos políticos” a los partidos “que no condenen de manera explícita los crimenes de ETA” o que intenten “legitimar su existencia”.
Para desacreditar a EH Bildu, el PP aprovechará la celebración este miércoles del décimo aniversario de que ETA dejara de matar para exigir que el Congreso y el Senado aprueben declaraciones institucionales incluyendo una condena expresa de ETA. Su objetivo, aseguran convencidos de la falta de sinceridad de EH Bildu, es obligar a todos los partidos a“retratarse”, especialmente a la izquierda abertzale y al PSOE, y poner ”punto y final a este mareo de la perdiz y de dar vueltas a los juegos de palabras”.
Ofensiva
El portavoz del Grupo Popular en el Senado, Javier Maroto, aseguró que la declaración institucional en ambas Cámaras brinda a Bildu la “oportunidad de participar en un momento histórico”, aunque teme “que no les van a dejar unos u otros dar ese paso”.
El PP teme que el PSOE presente una declaración “descafeinada”, para que pueda ser asumida por Bildu, sin incluir expresamente la condena al terrorismo de ETA. Si no lo hace, será Bildu quien no la apoye, anticipó.
Por eso la propuesta de declaración institucional del PP propone entre otras cosas “reiterar la condena al terrorismo de ETA, para reafirmar que el terrorismo de ETA nunca tuvo ninguna justificación y para volver a proclamar la superioridad del Estado de Derecho sobre la barbarie. Porque aquel 20 de octubre supuso el triunfo de toda la sociedad: de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de jueces y fiscales, de los representantes de las instituciones democráticas, de los mecanismos de cooperación internacional y, sobre todo, del conjunto de una ciudadanía que nunca cedió ante el chantaje”.
Y añade la voluntad del Congreso y el Senado de “dejar constancia de la condena al terrorismo de ETA. Consideramos que el terrorismo de ETA nunca tuvo justificación y exigimos la necesaria colaboración en el esclarecimiento de los asesinatos impunes por parte de aquellos que los llevaron a cabo”.
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“O condena toda la acción terrorista de ETA y dice expresamente que nunca tuvo sentido”, remarcó Maroto, “o no habrá declaración institucional y cada uno se reflejará en el espejo de la verdad”.
En línea con el PP tomaron posición también Vox y Ciudadanos. La formación ultra fue aún más lejos y, a través de su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, insistió en su propuesta de ilegalización de los partidos políticos independentistas y de “personas que no aceptan el Estado de derecho, la nación española, que apoyan el terrorismo o que han sido terroristas como Otegi”.
El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso, Edmundo Bal, tampoco ve novedad alguna en la declaración del lunes. “No es arrepentimiento. Es lo mismo de siempre: palabrería”. Lo que debe hacer EH Bildu, añadió repitiendo los mismos argumentos que PP y Vox, es colaborar para “descubrir a los asesinos” de los crímenes sin resolver, “así como dejar de organizar actos de homenaje y bienvenida a los etarras que salen de prisión".
EH Bildu no es ETA. Ni siquiera es Batasuna. Es una coalición de la que forma parte Sortu, el partido en el que se integró el grueso de la militancia de la izquierda abertzale que en el pasado apoyaba la violencia terrorista cuando todavía existía, pero también Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba, que siempre se opusieron a ETA.