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El Gobierno recompone las alianzas con sus socios: salva el paquete fiscal y allana el camino de los presupuestos

Moreno cierra la legislatura que inauguró los pactos con Vox en España y fija las andaluzas el 19 de junio

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Durante toda la legislatura andaluza, inédita por haber supuesto el regreso de la ultraderecha a la institucionalidad española, Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) ha vivido una doble contradicción. La primera, la de ser el primer presidente no socialista del PP pese a unos resultados históricamente malos de su partido, el PP. La segunda, la de reivindicar la vitola de barón moderado mientras pactaba una y otra vez, hasta cuatro veces, con Vox, partido al que fue el primer líder autonómico en incorporar al poder como socio de investidura y aliado presupuestario. Este lunes Moreno dio por cerrado este complicado experimento y anunció el final de la legislatura, que sobre el papel no debía terminar hasta finales de 2022. El presidente anunció un adelanto electoral para el domingo 19 de junio.

Ha sido la legislatura de la normalización de Vox, que aparece lanzado en las encuestas pese a no tener todavía ni cabeza de cartel. Todos los sondeos pronostican que Moreno seguirá en el Palacio de San Telmo, está por ver con qué grado de dependencia de la ultraderecha, que ahora sí quiere gobernar.

El argumento de Moreno para adelantar es que de ese modo Andalucía podrá tener gobierno en verano y presupuestos aprobados para 2023 antes del 1 de enero del año próximo. Que ese cuento de la lechera se convierta en realidad dependerá, claro, del resultado del 19J y los pactos posteriores. Pero ese es el relato de Moreno: la convocatoria es imprescindible para afrontar la crisis económica por la guerra, la inflación y la salida de la pandemia. Y él se presenta como el más cualificado para afrontar ese desafío.

Moreno, que llevaba desde el 6 de abril amagando con anunciar la fecha, hasta el punto que era ya objeto de continuas críticas de la oposición, numerosos medios e incluso su propio socio, Ciudadanos, anunció este lunes finalmente la fecha. Lo hizo respetando las formalidades. Primero, informó a su vicepresidente, Juan Marín (Cs), que se opone a este adelanto aunque a estas alturas tiene ya poco o nada con lo que presionar. Luego Moreno celebró un consejo de gobierno extraordinario para dar cuenta de la decisión. Por último, a las 20.30 horas, lo anunció en una comparecencia de poco más de diez minutos en la que reivindicó su gestión sanitaria y económica.

Elecciones en Corpus Christi

Unas elecciones el 19 de junio estaban en el ramillete de opciones desde que Moreno empezó a apuntar con claridad el 6 de abril a una fecha antes de verano. No obstante, no era seguro. Ni mucho menos.

Entre los motivos que inclinaban a pensar que finalmente no se decantaría por esta fecha, sino por el 26 de junio, destacaban tres: 1) Que impediría la celebración del pleno del 27 y el 28 de abril, en el que estaba previsto aprobar la ley de economía circular y las conclusiones de la comisión de investigación sobre la fundación Faffe, que permiten al PP, Cs y Vox apuntar contra el PSOE por el gasto de dinero público en prostíbulos. 2) Que es Corpus Christi, un día de procesiones en buena parte de Andalucía. En Sevilla y Granada es festivo el 16 de junio, jueves, lo que invita a puente. 3) Que hay oposiciones de maestro.

El presidente descartó finalmente imitar a Isabel Díaz Ayuso y convocar las elecciones entre semana. Las elecciones coinciden con la segunda vuelta de las legislativas en Francia. Con la convocatoria, se queda sin culminar la polémica ley de PP, Cs y Vox para aumentar los regadíos de Doñana.

Primer test de la 'era Feijóo'

En las elecciones caben a priori tres opciones, con proyección sobre el panorama político estatal. La primera es que el PP pierda al poder y brinde el peor estreno posible a Alberto Núñez Feijóo, escenario que exigiría un éxito de la izquierda que no pronostica ninguna encuesta. La segunda es que Moreno logre una mayoría para gobernar sin Vox, lo que lo convertiría en el gran barón en sintonía con Feijóo, que también saldría reforzado. La tercera es que quede preso del partido de Santiago Abascal, como en Castilla y León, lo que consolidaría la relación de dependencia entre el PP y la ultraderecha antes de las generales.

Los comicios pondrán a prueba el recién liderazgo de Feijóo y ofrecerán al PP la oportunidad de revalidar poder en una comunidad que tardó 37 años en conquistar. Las encuestas mantienen en San Telmo a Moreno, que todavía es un líder más de encuestas que de urnas, porque en 2018 logró el poder sólo con 26 diputados, completando su mayoría con los 21 de Cs y los 12 de Vox.

Moreno quiere presentarse como un líder centrado y pactista, ocupado en los problemas reales, para lo cual le pesan cuatro pactos con la ultraderecha, uno de investidura y tres presupuestarios. Las cesiones en inmigración, género, memoria histórica y educación han dado cobertura a las campañas de agitación del partido de Abascal, que en cambio ha logrado escasa influencia sobre el discurso de un presidente sin estridencias. A Vox le ha salido a cuenta. Aparece disparado en las encuestas.

Vox y UP, sin candidato

¿En qué situación pilla Moreno el resto de partidos?

El PSOE intenta recuperar con las encuestas en contra su fortín histórico con Juan Espadas, que en junio hará un año que derrotó a Susana Díaz, pero que sólo tiene dedicación plena a la tarea de oposición desde diciembre, cuando dejó la alcaldía de Sevilla. Un mal resultado del PSOE en Andalucía se sumaría a los de todas las elecciones autonómicas desde que arrancó la pandemia, con la excepción de Cataluña, donde tampoco logró la presidencia.

Un sondeo oficial ha detectado que sólo un 53,8% de los andaluces conocen al candidato del PSOE. He ahí un desafío para los socialistas. Y no es el único. Con las encuestas en la mano, la posibilidad de disputar el primer puesto al PP, que previsiblemente absorberá buena parte del electorado de Cs, pasa por frenar su propia sangría. El PSOE andaluz ha perdido más de la mitad de sus votos en diez años, concretamente 1.167.407, los que van de los 2.178.296 de marzo de 2008 (48,41%), última mayoría absoluta del partido, a los 1.010.889 de diciembre 2018 (27,94%), las elecciones que marcaron el principio del fin de la carrera de Susana Díaz. Dentro de ese millón perdido, le urge recuperar los más de 400.000 que sí logró movilizar Pedro Sánchez en las dos generales de 2019 (1.568.682 en abril y 1.425.126 en noviembre).

Unidas Podemos no tiene candidato. Podemos e IU, liderados por Martina Velarde y Toni Valero, se encuentran inmersos en la búsqueda de una complicada confluencia con Más País, con la aspiración de lograr un alineamiento con Yolanda Díaz y con ello su implicación en campaña.

Vox tampoco tiene candidato. Una posibilidad hasta ahora no confirmada es Macarena Olona, que busca continuamente protagonismo en Andalucía. Las encuestas pronostican un fuerte ascenso del partido de ultraderecha, incluso doblando sus 12 escaños de 2018. Vox quiere formar parte del Gobierno andaluz.

El adelanto andaluz pilla a la izquierda a contrapié

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Cs comparece por tercera vez con Juan Marín, que obtuvo 21 diputados en 2018 y ahora pugna por mantener al partido con vida. El PP ya no puede contar con Cs para completarle una mayoría suficiente para gobernar.

La nueva fuerza andalucista Adelante Andalucía, con Teresa Rodríguez al frente, aspira a entrar en el Parlamento, con un discurso nítidamente nacionalista y de izquierdas.

El adelanto obliga a acelerar sus trámites a las candidaturas provincialistas. Habrá al menos en Huelva, Jaén y Granada.

Durante toda la legislatura andaluza, inédita por haber supuesto el regreso de la ultraderecha a la institucionalidad española, Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) ha vivido una doble contradicción. La primera, la de ser el primer presidente no socialista del PP pese a unos resultados históricamente malos de su partido, el PP. La segunda, la de reivindicar la vitola de barón moderado mientras pactaba una y otra vez, hasta cuatro veces, con Vox, partido al que fue el primer líder autonómico en incorporar al poder como socio de investidura y aliado presupuestario. Este lunes Moreno dio por cerrado este complicado experimento y anunció el final de la legislatura, que sobre el papel no debía terminar hasta finales de 2022. El presidente anunció un adelanto electoral para el domingo 19 de junio.

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