El Gobierno de Mariano Rajoy y su partidoGobierno, el PP, se miran en el espejo de Portugal. Es lo que tienen más cerca para intentar ejemplificar uno de sus mantras, el de que los países, para seguir siendo prósperos, no deben abandonar la senda del reformismo. Este va a ser uno de los ejes de la campaña con la que el jefe del Ejecutivo quiere revalidar un segundo mandato en la Moncloa. El de 'o yo, o el caos'. Siendo él la garantía de la estabilidad y el crecimiento económico, y el caos, un Gobierno del PSOE al que también podría sumarse Ciudadanos o Podemos porque, según sus propias palabras, Pedro Sánchez está tan "radicalizado", tan preso de una "ansiedad" por gobernar que le da igual cuáles sean sus socios de viaje con tal de desalojarle del poder.
En este contexto, la noche del domingo, los dirigentes conservadores se alegraban al ver cómo la derecha portuguesa, la coalición de Pedro Passos Coelho, se convertía en la lista más votada. No había podido ser hace unas semanas cuando Syriza se convertía de nuevo en ganadora de las elecciones griegas. Ahora sí.
A priori se daban todas las circunstancias para extrapolar el escenario al caso español: gana la derecha, gana la coalición que gobierna, ganan los ejecutores de los recortes, los que se mantuvieron fieles a la troika... Hasta el punto que desde el Gobierno no se dudó en sacar pecho: la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, sostuvo que los portugueses habían reconocido "los esfuerzos tremendos" que había tenido que realizar el Ejecutivo de Passos.
Lo mismo ocurrió desde la dirección nacional del PP. "Los portugueses han entendido que la responsabilidad, la seriedad y tomar medidas eficaces no sólo es necesario sino la vía que funciona", valoró el vicesecretario de Acción Sectorial, Javier Maroto.
Pero esto es a priori, en el trazo grueso. Porque el PP, el mismo partido que rechaza pronunciarse sobre todas las encuestas electorales en las que salen peor parados con el argumento de que se trata de una "foto fija", obvia que la noche electoral en Portugal –38,5% de los votos de la derecha, frente al 32,4% de los socialistas, segunda fuerza en votos– es también una foto fija que augura todo lo contrario de la estabilidad que Rajoy promete si los ciudadanos le dan los votos suficientes para seguir en la Moncloa.
infoLibre ha consultado con expertos en política y sociología y conocedores del contexto portugués las similitudes y diferencias entre lo que puede ocurrir en España y lo que ha ocurrido en el país vecino. Antes de entrar en materia, hay pleno de unanimidad en un asunto: el caso luso no es extrapolable al español. Y en España, un reparto de votos como el que salió de las urnas la noche del domingo no garantizaría a Rajoy la Presidencia del Gobierno.
1. La derecha no ha ganado
Todas las fuentes consultadas subrayan que es fundamental partir de una base que desprecian en el Partido Popular y en el Gobierno: la de que la verdadera ganadora en Portugal ha sido la izquierda. "En primer lugar, en Portugal la derecha ha perdido las elecciones. No las ha ganado. Esto, si ocurre aquí [la derecha] no sale tan bien parada", valora el sociólogo Fermín Bouza. "La izquierda en Portugal no es la izquierda de aquí, es una izquierda histórica, mucho más dura en un sentido clásico", añade. A su juicio, los partidos de izquierda lusos repiten un esquema que quizá en España esté "superado". "Aquí estamos a otra cosa", mantiene.
Bouza interpreta que de lo que realmente está contento el PP es de que pinta muy complicado que el Bloque de Izquierdas y la CDU se pongan de acuerdo con los socialistas para desbancar a los conservadores de Passos Coelho.
En una línea similar, Pilar del Río, periodista y presidenta de la Fundación Saramago, recalca que "en Portugal ha ganado la izquierda". "Partiendo de la base de que ha ganado la izquierda, por cortesía parlamentaria, Coelho recibirá el encargo del presidente de la República de formar Gobierno. Pero cuando llegue al Parlamento con una ley, ¿qué va a hacer?", se pregunta introduciendo un tema que abordaremos más adelante: el de la estabilidad.
Pablo Simón, politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid, insiste en que "la coalición gobernante ha perdido 12 puntos". "El castigo a quien estaba en el Gobierno ha sido clarísimo", señala.
2. Dos izquierdas diferentes
Del apartado anterior se extrae una clara conclusión: la derecha no ha ganado, pero tiene todos los visos de gobernar pese a que enfrente tiene a una izquierda que suma más. "Son dos países distintos. La izquierda es distinta. Si en España gana la izquierda, desde luego la tradición en España es que se ponga de acuerdo y gobierne la izquierda", valora Del Río.
Para esta periodista, los grandes triunfadores en Portugal han sido tanto el Partido Comunista como el Bloque de Izquierdas. "En estos momentos están todas las cartas sobre la mesa. Si en el Gobierno de España están contentos es que no saben interpretar los datos", subraya.
Sobre la división de la izquierda también hablan Simón y Bouza. Simón mantiene que el castigo a la coalición gobernante ha sido "clarísimo". "Eso es indudable", insiste. Pero no niega que, "como la izquierda está dividida en tres bloques separados y hay un bloque que no está dispuesto a pactar con el PS que es la CDU, los comunistas portugueses, no cabe la posibilidad de que haya una mayoría alternativa". "O es poco probable", dice.
En un escenario de pactos, este profesor de la Carlos III de Madrid subraya que, mientras que en España los socialdemócratas son capaces de llegar a acuerdos con otros partidos, el Partido Popular, el partido del Gobierno. "a nivel nacional no ha sido capaz casi nunca". "CiU y PNV ya no existen como socios potenciales", valora.
Bouza no niega que, ante un escenario parecido también pudiesen aflorar roces y divisiones en la izquierda española. Pero se muestra convencido de que aquí podría articularse una mayoría alternativa de una forma más sencilla. "Aquí es más fácil unirlos que en Portugal", añade insistiendo en que el Partido Socialista luso está "muy tocado".
3. Partidos emergentes
El politólogo Pablo Simón pone sobre la mesa otra diferencia: "Nada tiene que ver nuestro contexto con el suyo". Por una cuestión fundamental. A su juicio, "ellos no han quebrado su sistema de partidos y nosotros, en España, sí".
"Mientras que ellos toda la rendición de cuentas la han repartido con partidos existentes en el sistema, nosotros hemos visto que se han fracturado izquierda y derecha. Tenemos a Podemos y Ciudadanos. Y esto va a ser que el ajuste sea mayor y que la gobernabilidad vaya a ser mucho más compleja aquí que allí", añade.
En este sentido, recuerda que los nuevos partidos tendrán que "mojarse" y que, al mismo tiempo, "el tema territorial va a hacer que cambien muchas alianzas en muchos lugares". Esto, añade, a su vez, "nos cambia la agenda de la próxima legislatura". "El contexto va a ser extremadamente complicado", sentencia.
4. Estabilidad versus inestabilidad
Cuando Rajoy y los suyos relacionan su continuidad en el Gobierno con la estabilidad y, a su vez, se miran en el caso luso hay algo que chirría. Y mucho. Lo que ocultan es que el Gobierno de Passos Coelho tiene todas las papeletas de ser de todo menos estable. Esto lo comparten todos los expertos consultados.
"Ahora el Gobierno de Coelho va a estar bajo la espada de Damocles perpetúa de una moción de censura de la izquierda. Y es que, cuando la izquierda quiera, va a poder tumbar a su Gobierno", valora Simón.
En este escenario, lo más probable es que los portugueses se vean abocados en breve a unas nuevas elecciones. "El Gobierno puede tener unos meses de vida. A ver qué pasa a la tercera ley que tenga que aprobar y no tenga con quién pactar porque todo lo que hay al otro lado es izquierda", valora Del Río.
5. Recortes
En este punto, los casos de España y Portugal son más extrapolables. Ambos Gobiernos se han abrazado a los recortes y a las políticas de austeridad como hoja de ruta para salir de la crisis. Y tanto Rajoy como Coelho han dado por sentado que no había otra alternativa. Los 12 puntos que ha perdido Coelho en esta cita electoral y la caída libre en la que está el partido del Gobierno en España dan, no obstante, una pista de que los ciudadanos empiezan a creer que sí había otras alternativas.
En España, Rajoy no tiene ninguna intención de desvincular al Gobierno de su candidatura. De hecho, en el PP consideran que es un plus que se presente como el hombre que ha hecho que en España empiece a verse la luz al final del túnel. Pero en Portugal Coelho hizo un intento de desvincular a su coalición del Gobierno. Y tampoco ha surtido efecto. Lo explica Pilar del Río: "En el Gobierno de Portugal han sido muy sutiles y han hecho la campaña no vendiéndose como Gobierno, porque saben que vendiéndose como Gobierno no llegarían a ningún sitio. Porque son el Gobierno del austericidio. Entonces, se inventaron una cosa llamada coalición y otra cosa llamada PAF (Portugal al Frente). Tú hablas con gente en la calle, a mí me ha pasado con taxistas, que no iban a votar al Gobierno. Iban a votar a la coalición".
6. El peso de la corrupción
Ver másEn Portugal, la austeridad no pasa factura a la coalición en el Gobierno
La corrupción también ha tenido un peso importante en estas elecciones. En el caso de Portugal ha afectado al principal partido de la oposición, lo que ha "cortocircuitado" su crecimiento en las urnas a ojos de Pablo Simón. El exprimer ministro socialista José Sócrates está encarcelado.
En España la corrupción también ha empezado a pasar factura a los políticos. Lo ha hecho de forma "más transversal", según PPablo Simón. De ahí que el nacimiento de los nuevos partidos pueda explicarse en parte como reacción a las formaciones tradicionales, incapaces de hacer frente a los escándalos o de rendir cuentas a tiempo. Pero no hay duda de que el partido más afectado ha sido el Partido Popular.
En el equipo de Rajoy lo saben y en las próximas semanas se van a volcar en trasladar la idea de que han cambiado, que ya nos son los mismos que arrancaron la legislatura y que los corruptos están fuera.
El Gobierno de Mariano Rajoy y su partidoGobierno, el PP, se miran en el espejo de Portugal. Es lo que tienen más cerca para intentar ejemplificar uno de sus mantras, el de que los países, para seguir siendo prósperos, no deben abandonar la senda del reformismo. Este va a ser uno de los ejes de la campaña con la que el jefe del Ejecutivo quiere revalidar un segundo mandato en la Moncloa. El de 'o yo, o el caos'. Siendo él la garantía de la estabilidad y el crecimiento económico, y el caos, un Gobierno del PSOE al que también podría sumarse Ciudadanos o Podemos porque, según sus propias palabras, Pedro Sánchez está tan "radicalizado", tan preso de una "ansiedad" por gobernar que le da igual cuáles sean sus socios de viaje con tal de desalojarle del poder.