La comunidad del ladrillo: así es la red para el negocio inmobiliario en torno al Opus y los jesuitas
"Estamos en un país con una ley de alquiler tremendamente proteccionista con el inquilino, y con procesos de desahucio largos, desprotegiendo al propietario". La frase es parte de un diagnóstico crítico sobre la regulación de la vivienda en España, sobre todo de la ley aprobada la legislatura pasada y llena de "medidas intervencionistas". Quien así habla es Carmina Ganyet, directora general corporativa de Colonial, que justo después cierra su intervención reclamando "un buen diagnóstico sin sesgos ni ideologías". Más tarde, en la misma jornada, moderará la mesa redonda para buscar ese diagnóstico sin ideologías Eduard Mendiluce, un hombre clave de Blackstone en España. En la mesa habrá representantes del PP y de las compañías Testa y Aedas, todos críticos con la Ley de Vivienda impulsada por el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
La jornada, celebrada hace medio año, no la organiza Colonial, ni tampoco Blackstone, ni Testa, ni Aedas. La organiza el Club Inmobiliario Esade Alumni.
¿Qué es? Es una organización de antiguos alumnos de la reputada escuela de negocios de matriz jesuita capaz de reunir a todas estas empresas, y a muchas más. Pero es más que eso. Es un entidad que no sólo junta a firmas de postín, sino que también tiene tentáculos en ellas. Y no en su base, en su cúpula. Es una organización que tiene algo de foro de debate –escorado a posiciones alineadas con el lobby pro-mercado y anti-control de precios– y mucho de networking. Una organización presidida por la propia Ganyet que, junto al Real Estate Club del IESE, otra emblemática escuela de formación de ejecutivos, permite seguir la pista de toda una red –o dos, con nodos en común– para hacer negocio inmobiliario, también para influir en el rumbo del mismo.
Toda esta red, con sello de la Compañía de Jesús (Esade) y el Opus Dei (IESE), ilustra la histórica vocación de la Iglesia católica de cultivar vínculos con la élite económica y ofrece claves sobre el funcionamiento de un negocio en el que la información, el contacto y el acceso al poder y al capital lo son todo.
Esade, Colonial, Blackstone y The District
Esade, institución vinculada a la Compañía de Jesús e integrada en la red internacional Unijes de universidades jesuitas, dispone de una red global de más de 73.000 alumnos, llamada Esade Alumni. La integran 24 "clubes transversales". Uno de ellos es el Club Inmobiliario Esade Alumni, fundado en 1996 y con 1.518 miembros, según datos facilitados a infoLibre por la propia institución educativa. ¿A qué se dedica? Para describir las actividades del club, aparecerá con frecuencia una palabra tomada directamente del inglés: "networking", algo así como crear y hacer crecer la red de contactos.
La conexión de Esade con la élite del sector inmobiliario se observa –especial pero no únicamente– en la junta directiva del Club. Veamos, empresa por empresa. La firma más arraigada en la comunidad inmobiliaria de Esade es Colonial, una socimi cotizada en el IBEX con una capitalización superior a los 3.200 millones. La presidenta del Club es la ya citada Ganyet, a su vez directora corporativa de la socimi, que tiene como máximo accionista al fondo soberano catarí QIA. Forma parte también de la junta del Club Samuel Santacreu, que se identifica como jefe de relaciones con los inversores de Colonial.
Pero las conexiones Esade-Colonial no se agotan en el Club. Y llegan hasta la cima de la compañía. Juan José Brugera, presidente de Colonial, forma parte de la asamblea de la Fundación Esade, entidad titular de la escuela. Pere Viñolas, consejero delegado de la socimi, es miembro del patronato de Esade, es decir, del órgano de gobierno de la fundación. En el patronato, el 50% de los miembros son nombrados "por sus condiciones" por la Compañía de Jesús y el otro 50% son escogidos "por cooptación entre personas destacadas por su reputación en los ámbitos empresarial, jurídico, universitario o cultural", según Esade. Ahí estaría sintetizada la fórmula Esade.
Un dato ilustrativo: en el equipo directivo de Colonial figuran nueve miembros, de los cuales al menos seis han pasado como alumnos por Esade. A Brugera, Viñolas y Ganyet, que además son figuras destacadas comunidad de Esade, se suman tres directoras de la socimi: Angels Arderiu (financera), Nuria Oferil (jurídica) y Begoña Muñoz (recursos humanos).
Tras Colonial, Blackstone. El vicepresidente del Club Inmobiliario de Esade es Eduard Mendiluce, el moderador de la mesa del primer párrafo, que es a su vez director general de Aliseda y Anticipa, dos inmobiliarias vinculadas al fondo Blackstone. Mendiluce, que además es vicepresidente del patronato de Esade, no es un nombre cualquiera en el sector. Es un pez gordo, responsable directo de inversiones en España estimadas en unos 17.000 millones –según Esade– y figura de referencia de uno de los tres grandes acumuladores –junto a Cerberus y Lone Star– de activos inmobiliarios tóxicos tras la Gran Recesión. A Mendiluce se añade, dentro de la junta directiva del Club Inmobiliario, Alex Mumbrú, compañero suyo en la cúpula de Anticipa.
Neinor. Nacida en 2015 y con una plantilla de 300 trabajadores, esta pujante compañía se presenta como la "cotizada líder en el mercado de promoción residencial en España", con más de 1.800 millones de patrimonio. Pues bien, en la directiva del Club Inmobilario Esade Alumni figura como vocal Jorge Argemí, que tiene dos cargos en Neinor: director general adjunto y director general financiero. Neinor –compañía que tiene como accionista al fondo luxemburgués de Felipe Morenés, el hijo de Ana Botín– también cuenta en su directiva con Anna Birulés.
Los nexos se extienden por todas las ramas del negocio inmobiliario. La junta directiva del Club integra a Enrique Martínez, a su vez vicepresidente en España de CBRE, consultora citada con frecuencia como la mayor del mundo en el campo inmobiliario, con presencia en más de 100 países y acreditada capacidad para influir en el mercado. También es directiva de CBRE en España Marta Carrió, miembro del mismo Club de Esade.
Otras empresas a las que se llega tirando del hilo de los miembros de directiva del Club son Renta Corporación o Culmia. Ya fuera del Club, el cofundador y director general de Housfi, Albert Bosch, fue alumno de Esade.
Entre las empresas citadas en los párrafos anteriores hay tres patrocinadores del Club Inmobiliario: Anticipa (Blackstone), Colonial y CBRE, a los que se suma la sociedad de inversión catalana Conren Tramway. Una de las actividades del club es dar respaldo al salón inmobiliario The District, en el que figura como un partner estratégico. Pero, ¿qué es The District? Se trata de una reunión de fondos de inversión, bancos y lobistas que ha sido boicoteada por el movimiento antidesahucios por considerar que defiende un modelo de mercado inmobiliario que prima la especulación y sacrifica el derecho a la vivienda.
El anhelo hecho realidad de Escrivá
Si el propósito José María Escrivá de Balaguer al crear el IESE era dejar "huella en la sociedad", como sostiene Fernando Ocáriz, prelado de la Obra, es justo decir que lo ha logrado. La escuela de negocios vinculada al Opus es la máxima expresión de la vocación de la Obra de influir en la sociedad. En este caso, en la élite económica. Algunos datos y nombres. Todos los años pasan por sus aulas –afirma el IESE– más de 4.000 empresarios y directivos. Han sido alumnos del IESE directivos con trayectorias sobresalientes en Google (Fuenciscla Clemares), HP (Helena Herrero), Acerinox, IBM (Marta Martínez), Repsol (Antonio Brufau), Abertis (Salvador Alemany), Caixabank (Isidre Fainé) o Naturgy (Francisco Reynés)...
Como ocurre con Esade, uno de los grandes reclamos del IESE es el networking. Al entrar en el IESE no sólo se abre la posibilidad de aprender, también de formar parte de una comunidad. La escuela presume de una red global de 50.000 exalumnos, a los que se les ofrece una "alumni network". "Nuestra red es mucho más que una red de contactos. Estés donde estés, la comunidad de alumni está a tu lado para que sigas creciendo", se promociona IESE Alumni.
Hasta hace poco a esa red faltaba algo: un club inmobiliario específico. Pero ya no. A diferencia de Esade, el IESE no detalla quiénes son los directivos de su Real Este Club, creado hace medio año, ni quiénes son sus nueve fundadores. Tampoco las empresas para las que trabajan. Una de las responsables, la abogada Beatriz Vara de Rey, afirma que hay cerca de 300 miembros y que aún no tienen patrocinadores. Sí se detiene más en explicar la vocación del Club, que es "aunar intereses" de profesionales que "hayan pasado por el IESE", "conocer otras personalidades que trabajan en el sector" y buscar "sinergias". La filosofía está clara.
A falta de conocer los integrantes de la dirección del Club, hay dos vías para medir la huella del IESE en las capas altas del negocio inmobiliario. La primera es observar los planes del Club. La segunda, sencillamente, es consultar currículos. Empecemos por el Real Estate Club, del que se puede decir que va directo al grano: Blackrock, la mayor gestora de fondos del mundo, que el año pasado abrió unidad inmobiliaria en España. La agrupación celebrará este mismo miércoles un encuentro en el campus de Madrid que, bajo el título El sector inmobiliario europeo: de la negación a la aceptación, tendrá como protagonista al director general de la unidad inmobiliaria de Blackrock en España, Adolfo Favieres, exalumno del IESE. La cita es una muestra más de la estrecha relación del IESE con Blackrock, cuya división inmobiliaria tiene como número uno a Favieres y como dos a Jesús Moler, exalumno de la Universidad de Navarra, de la que forma parte el IESE.
Si Blackrock está abriendo ahora sus inversiones en España al ladrillo, Blackstone ya es una de las fuerzas dominantes en ese ámbito. Uno de los directivos del grupo Blackstone, asentado en Londres y con larga trayectoria en el campo de la inversión inmobiliaria, es Fernando Bautista, otro exalumno de IESE. De nuevo, sus hilos con la escuela de negocios de la que fue alumno se mantienen: el 24 de este mismo mes está previsto que participe en la jornada sobre el sector inmobiliario Innovar hacia un futuro flexible y dinámico. Participará en la misma jornada la también exalumna de Esade Concha Osácar, fundadora del fondo de inversión Azora. Volviendo a Blackstone, otro nombre con sello IESE es Joan Clos, presidente del lobby inmobiliario Asval, que defiende los intereses del fondo estadounidense, su socio con más viviendas.
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Aunque Colonial es territorio Esade, el IESE tampoco es ajeno a la socimi cotizada con accionista de referencia catarí. Angels Arderiu, la directora financiera de la socimi, ha cursado el programa de dirección general de la escuela, y Carlos Krohmer, director de desarrollo corporativo, también ha completado allí estudios de posgrado. El propio presidente Brugera también ha sido alumno del IESE.
Más nombres de postín. Otra vez, Neinor. La consejera de la inmobiliaria Anna Birulés, además de miembro del Consejo Profesional de Esade Business School, preside Finaves, una plataforma del IESE para financiar proyectos "emprendedores". Joaquim Manich, directivo de Neinor, también ha pasado por las aulas del IESE. Aedas Homes, otro de los gallitos entre las inmobiliarias cotizadas, tiene en su consejo de administración a dos exalumnos del IESE: David Martínez, consejero delegado, y Cristina Álvarez. Su directora financiera, María José Leal, también pasó por de la escuela de negocios del Opus. La lista se alarga. Han pasado por las aulas del IESE destacadas figuras –sea en el consejo o en la dirección– de Servihabitat, Renta Corporación, la división inmobiliaria de Mutua Madrileña o la consultora inmobiliaria JLL.
Por supuesto, esta capacidad para fabricar ejecutivos de grandes empresas, y al mismo tiempo nutrirse de ellos, no es singular del IESE, sino que se extiende a Esade y, más allá, al grueso de universidades católicas, especialistas en este terreno. Tampoco es exclusiva del terreno de la vivienda. En 2018 La Marea publicó un análisis de los expedientes de 433 consejeros de firmas del IBEX que mostraba que 170 habían tenido relación con universidades vinculadas a la Iglesia. Es lo que los investigadores Luis Chirosa, Juan Antonio Rubio y Josean Garrués llaman –en su artículo de 2020 Las escuelas de negocios y la élite empresarial española desde mediados del siglo XX– "efecto multiplicador" de estos centros, por el cual un número relativamente reducido de personas alcanzan "un alto impacto en la cúpula del sistema empresarial nacional". Lo cierto es que no son pocos y, sobre todo, se conocen entre sí. Como dejó escrito Escrivá, "un hilo y otro y muchos, bien trenzados, forman esa maroma capaz de alzar pesos enormes".