La educación es el motor que promueve el bienestar de un país y supone facilitar el desarrollo personal y la integración social. Así se recoge en el preámbulo del recién aprobado proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que introduce un buen número de modificaciones sobre la actual ley. Una de las más llamativas es la que considera la religión católica materia evaluable y computable para la nota media del alumno. Por primera vez desde la aprobación de la LOGSE en 1990, la calificación que obtenga un estudiante en esta asignatura condicionará sus posibilidades de acceso a la universidad e influirá en la obtención de becas y ayudas.
El proyecto de la LOMCE responde a varias de las históricas reivindicaciones de los obispos ya que crea una asignatura alternativa a la religión –Valores éticos– con fuerte carga lectiva que empuja a los alumnos a optar por la primera. Además, se acaba con Educación para la Ciudadanía. Las diferentes confesiones religiosas presentes en España tienen derecho a divulgar su doctrina y su fe pero deben hacerlo en sus propios espacios y centros de culto. La educación forma parte del espacio de lo público, mientras que la religión pertenece al ámbito privado.
Los expertos en educación coinciden con este planteamiento: "Es un exceso total. Lo razonable sería sacar todo elemento confesional de la escuela", asegura Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. "Para nosotros, la LOMCE significa un retroceso, volver a los años 70, que la nota de religión cuente no entra dentro de un sistema moderno. La religión en la escuela no tienen ningún sentido, y aunque tenemos un apoyo muy alto para que se retire, los políticos del PP parecen estar a otras cosas", añade Francisco Delgado, presidente de Europa Laica.
La separación descrita es la que se da en otros países europeos como Francia, donde a raíz de la aprobación de la Ley 2004/228 la legislación prevé que las escuelas elementales públicas faciliten un día semanal para la instrucción religiosa fuera del centro escolar y dispone que dicha formación sólo podrá impartirse fuera del horario lectivo. En resumen: la enseñanza de la religión debe salir de las aulas públicas y del currículo de los estudiantes.
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La educación es el motor que promueve el bienestar de un país y supone facilitar el desarrollo personal y la integración social. Así se recoge en el preámbulo del recién aprobado proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que introduce un buen número de modificaciones sobre la actual ley. Una de las más llamativas es la que considera la religión católica materia evaluable y computable para la nota media del alumno. Por primera vez desde la aprobación de la LOGSE en 1990, la calificación que obtenga un estudiante en esta asignatura condicionará sus posibilidades de acceso a la universidad e influirá en la obtención de becas y ayudas.