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España se encamina al fracaso en su objetivo de limitar la transmisión comunitaria para septiembre

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Júlia Oller | Javier Martínez

"Las cosas no van bien", aseveraba el pasado jueves Fernando Simón. El objetivo de limitar la transmisión comunitaria para septiembre era fundamental porque el final del verano, con la vuelta al trabajo y la apertura de los colegios, plantea una situación delicada, como advertía el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias a principios de agosto: "Se cambiarán los grupos estables de convivencia y eso son los momentos de riesgo". Simón llamaba entonces a mantener la tensión y a "hacer un esfuerzo especial", pero, desde junio, los casos de covid-19 detectados diariamente en España se han multiplicado por 10

Porque, en efecto, las cosas no van bien: en junio se comunicaban unos 400 casos al día en toda España; en julio, cerca de 2.000; a estas alturas, ya son más de 6.000. Puede argüirse que esta segunda ola de la que se habla es menos agresiva que la de febrero, pero la evolución en la detección de casos no deja lugar para algo que no sea la preocupación. Se hacen muchos más test que durante marzo y abril, lo que invalida la comparación en cuanto a número de positivos, pero la tasa de positivos por número de test es la segunda más alta de la UE, solo por detrás de Croacia: un indicativo de que hay un aumento real y generalizado de la transmión. 

En términos generales, la situación en España no es ni la deseada ni la deseable, y los brotes se reparten por todo el territorio, pero es necesario recordar su carácter desigual en función de la región: Madrid y Cataluña son las comunidades con más positivos de coronavirus registrados desde el inicio de la pandemia, con 102.382 y98.462, respectivamente (comunicados a Sanidad).

Particularmente alarmantes son los datos de la Comunidad de Madrid, donde los casos se duplican cada ocho días, mientras que, en el resto de España, de media, se doblan cada 23. En la comunidad gobernada por Díaz Ayuso, los ingresos en hospitales han crecido casi exponencialmente desde mediados de julio, doblándose cada 10 días, según cálculos del CSIC.

La incidencia acumulada en los últimos 14 días (la estadística más fiable para juzgar el avance de la pandemia) arroja un crecimiento no exponencial, pero sí sostenido, en la Comunidad de Madrid: de los 171 casos por cada 100.000 habitantes del pasado viernes 14 a los 313 del viernes 21. El sur de la región, con mayores índices de pobreza y precariedad, está siendo especialmente golpeado. En Cataluña, sin embargo,

En Aragón, una de las comunidades más golpeadas por los rebrotes tras el desconfinamiento, la incidencia acumulada está ya en descenso, aunque aún moderado: de los 569 casos de la semana pasada a los 489 del pasado viernes.

Otras buenas noticias provienen de Euskadi y Cataluña, donde se registra una subida de casos, pero se da una bajada en la tasa de positivos por test, lo cual puede indicar una remisión en la cadena de contagios. En el País Vasco, que en los últimos días ha incrementado el número de PCR realizadas, los casos descendieron hasta los 593 este sábado, tras alcanzar el viernes el máximo de contagios durante la pandemia, 724. La incidencia acumulada en 14 días, sin embargo, sigue creciendo sin que, por ahora, se perciba una estabilización.

En Cataluña, la incidencia acumulada parece haberse estabilizado en las últimas dos semanas en torno a los 140 casos por cada 100.000 habitantes. En la región se están haciendo cribados masivos (test en "zonas calientes" donde ya haya evidencias de alta transmisión), que los expertos piden que sirvan como ejemplo para otras comunidades y ciudades, como Madrid, donde se están realizando PCR aleatorias de cuya eficacia dudan los médicos: "Estas pruebas, dirigidas a una muestra de pequeño tamaño y en solo una edad determinada, dejan fuera de su alcance a la inmensa mayoría de los portadores asintomáticos que pueden estar transmitiendo la enfermedad sin saberlo", señalaba este miércoles la Asociación Madrileña de Salud Pública.

Otra de las zonas donde la situación se ha complicado en las últimas dos semanas es La Rioja, que acumula desde febrero 4.858 positivos; pero el tamaño de su población y del área metropolitana de Logroño supone un riesgo para el resto de España mucho menor que Madrid. Navarra está en una situación parecida: los datos de la incidencia acumulada en los últimos 14 días indican una ligera mejoría, sin que se produzca una caída brusca, en torno a los 200 casos. Baleares también tiene una incidencia alta, en torno a 150, pero sin síntomas de estabilización. El resto de autonomías ven como sus cifras suben, sin prisa pero sin pausa, lejos aún del tan temido colapso hospitalario de la primera ola pero con una tendencia que preocupa a las autoridades.

Suben las hospitalizaciones

El número de hospitalizaciones también se agrava semana tras semana; entre el miércoles y el jueves, esto es, en un período de sólo dos días, se ocuparon 400 camas de unas 108.000, y, este viernes, la cifra de ingresos en los "últimos siete días" era de 1.467, mientras que hace cuatro semanas era de sólo 296 personas. El pasado jueves, el porcentaje de camas ocupadas era del 4,4% a nivel nacional —del 14% en Aragón, el 10% en Madrid y el 9% en País Vasco— y había 4.703 personas ingresadas en España, 541 de ellas en la UCI.

Tampoco son halagüeños los datos que conciernen a los fallecimientos. Si hace un mes Sanidad informaba de entre 10 y 15 muertes semanales, el ministerio reportó sólo la semana pasada 135 víctimas mortales. Como en el caso de las hospitalizaciones, estos números son subestimaciones fruto de los fallos en la comunicación entre las autonomías y Sanidad.

Con estos datos sobre la mesa, crece entre todos los sectores el temor a un nuevo confinamiento. El Gobierno repite el mismo mantra desde el pasado 21 de junio, cuando terminó el estado de alarma: por el momento, no está previsto pedir un nuevo decreto, pero en un futuro próximo se contemplan todas las posibilidades. El último en pronunciarse en este sentido ha sido Alberto Garzón, ministro de Consumo, que este sábado insistía en que el Ejecutivo "no descarta ningún escenario".

España, la segunda tasa de positividad más alta de la UE

Si bien es cierto que la cifra de casos detectados en los países del entorno de España ha sufrido un aumento notable, el repunte sigue siendo superior en nuestro país. La explicación a este dato no sólo se encuentra en el hecho de que España haga más test, como se ha afirmado, puesto que nuestra tasa de positivos por prueba es considerablemente más elevada que en los estados vecinos: los test positivos han subido del 2% al 7% desde junio. Según Our World In Data, España tiene la segunda positividad más alta de toda la UE, sólo por detrás de Croacia.

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Así, esta segunda ola de la que se habla ha golpeado en menor medida a algunas de las zonas en territorio europeo más afectadas desde el inicio de la pandemia: si en España hay más de 100 positivos diarios por millón de habitantes, esa misma cifra disminuye notablemente en los casos de Francia (40), Reino Unido (15), Alemania (14) e Italia (9).

En todo caso, este domingo volvió a ser testigo de unas cifras de los países de nuestro entorno mucho más elevadas que las que registraban en julio. Los casos en Italia continúan creciendo, y suma 1.210 nuevos positivos en el último día. Reino Unido también registra más de 1.000 casos por cuarto día consecutivo. Alemania ha superado la barrera de los 2.000 contagios, pese a unos primeros meses muy prometedores tras el confinamiento; y Francia bordea los 5.000 en los últimos días. Sin embargo, si establecemos la comparación en base a la incidencia acumulada (positivos/población), la cifra de España en el último recuento de Sanidad del viernes (149,8) es mayor que la de todos esos países juntos.

El objetivo de limitar la transmisión comunitaria en España para septiembre, pues, no parece que vaya a materializarse: "Esto no podemos dejar que siga", remataba Fernando Simón el pasado jueves en rueda de prensa.

"Las cosas no van bien", aseveraba el pasado jueves Fernando Simón. El objetivo de limitar la transmisión comunitaria para septiembre era fundamental porque el final del verano, con la vuelta al trabajo y la apertura de los colegios, plantea una situación delicada, como advertía el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias a principios de agosto: "Se cambiarán los grupos estables de convivencia y eso son los momentos de riesgo". Simón llamaba entonces a mantener la tensión y a "hacer un esfuerzo especial", pero, desde junio, los casos de covid-19 detectados diariamente en España se han multiplicado por 10

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