El Partido Popular tuvo cuatro presidentes hasta 2018. De ellos, dos –José María Aznar y Mariano Rajoy– dirigieron la formación política cuando Luis Bárcenas controlaba la contabilidad en negro desde la que se pagaron sobresueldos y se financiaron campaña electorales y reformas de sedes. Pero los ataques del extesorero sólo van dirigidos directamente a uno, Rajoy, el que presidía el partido cuando todos los escándalos de corrupción estallaron y el que le mandó un mensaje de ánimo y renegó de él después. De Aznar y su posible conocimiento de las ilegalidades que se cometían en el PP, salvo las declaraciones que ha prestado él mismo negando tener ningún conocimiento, nada más se sabe.
Aznar y Rajoy serán los testigos estrella, aún sin fechas, del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional sobre el presunto pago con dinero negro de las obras de reforma de la sede central del PP en la calle Génova de Madrid. Y Bárcenas ha dejado este lunes muy claro a quién ha dejado en peor situación de cara a esa declaración. Mientras que de Aznar no ha dicho absolutamente nada –sólo le ha citado una vez como parte de la enumeración de los presidentes que tuvo el PP durante los treinta años que él estuvo en el partido–, no ha ahorrado en menciones a Rajoy siempre que podía y siempre que el curso de su comparecencia como acusado le ha servido de excusa para sacarlo a colación.
Tanto se ha nombrado a Mariano Rajoy en la declaración de Bárcenas durante el juicio que el presidente del tribunal, el magistrado José Antonio Mora Alarcón, ha acabado confundiendo uno con otro. "¿El señor Rajoy desea ir al baño?", ha preguntado al decretar el receso de la sesión a media mañana. Nadie ha respondido, pero estaba claro que se refería al acusado.
Del que fue presidente del partido conservador entre 2004 y 2018, Bárcenas ha reiterado que le pagó sobresueldos procedentes de la "contabilidad extracontable" –como la ha llamado al principio del juicio, aunque después ya ha accedido a referirse a ella como caja B y en una ocasión ha hablado de la documentación que él manejó como "los papeles del PP"–. Lo ha repetido las veces que ha podido. También le ha situado en la lista de secretarios generales del PP con Aznar que mantenían una relación directa con el que fue tesorero antes que él, el fallecido Álvaro Lapuerta, el mismo que, según su versión, entregaba los sobres con el dinero negro, desplazándose para ello incluso a los ministerios que dirigían entonces.
"Ellos saben qué hacen con ello"
Esta versión no es nueva en absoluto. El nombre de Rajoy aparece en los conocidos como papeles de Bárcenas, la contabilidad en B del PP, y el extesorero ya lo confirmó al juez durante la instrucción de este procedimiento en 2013. Este lunes ha vuelto a mencionar una donación en efectivo que hizo un empresario al partido por "40.000 o 50.000 euros" y que Bárcenas dividió en dos y entregó a Rajoy y la entonces secretaria general, María Dolores de Cospedal. Junto con el expresidente, la también exministra de Defensa es otro de sus claros enemigos, como demuestran los litigios que ambos han mantenido desde que el extesorero fue despedido. De hecho, él mismo lo recordó hace un par de semanas en la Audiencia Nacional, durante la declaración como testigo en otra causa de corrupción que afecta al PP, el caso Púnica, donde afirmó que con Cospedal se lleva "fatal".
Bárcenas no da puntada sin hilo: sitúa el supuesto cobro de este dinero negro por parte de Rajoy y Cospedal en 2010, sólo tres años antes de la apertura de la causa de la caja B en la Audiencia Nacional. "Como desde el último apunte del 2008 ni la secretaria general María Dolores de Cospedal ni el presidente Mariano Rajoy habían recibido nada porque habíamos dejado la caja a cero, le doy un sobre a cada uno con la mitad y ellos saben lo que hacen con ello". Ese, según su versión, habría sido el final de la caja B. También ha destacado otros apuntes de sus papeles, en concreto de 2008, en los que figuran entregas de dinero a Rajoy por 12.600 y 2.400 euros. En ambos casos, se trataría de pagos no declarados y cobrados en años no prescritos, al ser de los cinco años previos a la apertura de la investigación.
De la comparecencia de Bárcenas este lunes en el juicio por la caja B del PP, donde se enfrenta a una petición fiscal de cinco años de cárcel. los dardos han ido dirigidos a Rajoy, ninguno a Aznar. Ambos presidieron el PP el mismo tiempo, catorce años, pero la contabilidad opaca estuvo activa más años con el segundo que con el primero, según los papeles del extesorero y las dos sentencias judiciales que la acreditan. Los dos expresidentes han negado cualquier conocimiento al respecto, pero sólo Rajoy se ha visto en la tesitura de decirlo ante un tribunal, durante el primer juicio de Gürtel, donde también negó haber cobrado sobresueldos en negro.
"Son absolutamente falsos. Cobrábamos un sueldo de diputados y bastantes miembros del partido tenían un complemento, que se declaraba a Hacienda, y que dejamos de cobrar al entrar al Gobierno", dijo en julio de 2017, cuando compareció como testigo. Su credibilidad, no obstante, ya fue cuestionada por el tribunal, y así fue reflejado en la sentencia. Bárcenas ha rebatido ahora esta versión de su exjefe: ha asegurado que efectivamente los altos cargos del PP recibían sobresueldos, pero que cuando entraron en el Gobierno en 1996 los pagos pasaron a ser en B debido a la ley de incompatibilidades y así poder igualar el sueldo que habían venido percibiendo.
"La propuesta que recibe el tesorero –Lapuerta– es que, a partir de ese momento, se nivele. Que no perciba menos neto. Había que complementar con fondos de la contabilidad extracontable hasta llegar a esa cantidad, que igualase la que venían recibiendo, periódicamente», ha aseverado, tras facilitar una lista de nombres: Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas y Mariano Rajoy.
Sitúa a Cascos como el ideólogo de los sobresueldos
De Aznar, una vez más, nada. Y eso a pesar de que el extesorero del PP ha aportado otro dato en su declaración que salpica al entorno más cercano del que fue presidente del partido entre 1990 y 2004: "Creo que Francisco Álvarez Cascos fue el que le dio a Álvaro Lapuerta instrucciones para esa forma de actuar", ha dicho en referencia a los sobresueldos, en respuesta a una de las preguntas que le ha dirigido el fiscal anticorrupción Antonio Romeral.
La situación de Rajoy frente a su próxima declaración como testigo en el juicio es, a todas luces, bastante más desfavorable que la de Aznar. Ya lo venía anunciando el extesorero desde que aportó el pasado febrero un escrito a la Fiscalía en el que señalaba a Rajoy por ser "perfecto conocedor" de la financiación irregular del PP, cuyo origen sitúa en 1982. Aunque no aportaba prueba documental de ese conocimiento que pudo tener el expresidente conservador, el patrón se repetía: todo contra Rajoy, nada contra Aznar.
No obstante, hay que tener en cuenta que Bárcenas es acusado en el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional, por lo que puede elegir qué contesta, cómo lo contesta y a quién. De hecho, ya ha anunciado que sólo responderá a las preguntas del Ministerio Público, la Abogacía del Estado y su abogado –los dos últimos interrogarán este martes–. Los testigos, en cambio, están obligados a decir la verdad y han de contestar a todas las partes, también a las acusaciones populares.
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Son muchas las cuestiones que Bárcenas ha dejado abiertas para la declaración de Rajoy, en la que es más que previsible que alguna de las partes las saque a colación. Aparte de los ya mencionados sobresueldos, ha aportado un dato desconocido hasta ahora a pesar de los ocho años que lleva en instrucción la causa de la caja B del PP: una posible oferta económica del partido a principios de 2013 a cambio de manipular la contabilidad opaca, que había sido publicada por El País, para así generar confusión entre la opinión pública "de cara a cuáles eran los buenos y los malos y si había una manipulación de alguien para perjudicar al PP". "Se me ofrecieron 500.000 euros que aportarían empresarios", ha apuntado, para después añadir que rechazó esta cantidad porque, en su opinión, le correspondían 975.000 euros y no en negro.
Lo más seguro es que esta revelación no tenga ninguna consecuencia jurídica o penal, si bien la situación vuelve a desfavorecer a Rajoy: la imagen que Bárcenas intenta transmitir es que los responsables del PP en 2013, un partido que dirigía entonces Rajoy, trataron de sobornarle para alterar las pruebas de la financiación irregular que habían sido publicadas en prensa.
De todas formas, aunque Bárcenas haya salvado a Aznar en su declaración, éste no debería relajarse, pues en la línea de investigación que aún está abierta, en manos del Juzgado Central de Instrucción número 5, sobre las presuntas comisiones finalistas entregadas por empresarios al partido, esto es, a cambio de adjudicaciones de obra pública, el juez Santiago Pedraz ha ordenado a la Policía que indague en los más de una veintena de contratos que fueron firmados por varios ministerios y otros departamentos entre 2002 y 2004 con uno de los donantes del PP. La cuantía del valor de las adjudicaciones suma alrededor de 570 millones de euros.
El Partido Popular tuvo cuatro presidentes hasta 2018. De ellos, dos –José María Aznar y Mariano Rajoy– dirigieron la formación política cuando Luis Bárcenas controlaba la contabilidad en negro desde la que se pagaron sobresueldos y se financiaron campaña electorales y reformas de sedes. Pero los ataques del extesorero sólo van dirigidos directamente a uno, Rajoy, el que presidía el partido cuando todos los escándalos de corrupción estallaron y el que le mandó un mensaje de ánimo y renegó de él después. De Aznar y su posible conocimiento de las ilegalidades que se cometían en el PP, salvo las declaraciones que ha prestado él mismo negando tener ningún conocimiento, nada más se sabe.