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Una estructura territorial, la asignatura pendiente de Podemos que hereda Sumar tras su fracaso en Galicia

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Sumar asume en primera persona su fracaso en Galicia. El portavoz de la coalición, Ernest Urtasun, admitió que los del domingo fueron unos "malos resultados" y apeló, entre otras cuestiones, a la necesidad de "trabajar por la fortaleza organizativa y el arraigo territorial de Sumar". Lo de fortalecer la estructura territorial es un mensaje recurrente por parte de las organizaciones tras recibir un varapalo electoral pero que, en muchas ocasiones, suele quedarse en papel mojado. También Podemos ha lanzado ese mensaje, reivindicando que "es momento de reconstruir el partido", aunque, a diferencia de Urtasun, el número tres de la formación, Pablo Fernández, evitó hacer autocrítica pese a haber obtenido únicamente el 0,26% de los votos.

A juicio de Urtasun, su 1,9% no refleja que Sumar sea una marca que no arrastra voto. "Es una marca joven pero muy reconocida por los españoles, que logró millones de votos y más de 30 escaños y que gobierna España", señaló el portavoz, que aseguró que su coalición es "imprescindible para la transformación" y sostuvo que "lo que hay que hacer es seguir fortaleciéndola". En Sumar son conscientes de que el voto dual —personas que votan a diferentes partidos del mismo espectro en función de si son comicios autonómicos, municipales o generales— les ha hecho daño, pero confían en que no les vuelva a ocurrir en las próximas elecciones autonómicas, que previsiblemente se celebrarán en el mes de abril en Euskadi.

Fuentes de la dirección de Sumar se muestran convencidas de que no les ocurrirá lo mismo en el País Vasco y sí lograrán representación porque, además de contar "con más tiempo", también tienen "más estructura territorial" pese a que la marca reconocida en ese espacio es la de Elkarrekin Podemos y su candidata, Miren Gorrotxategi, ya se presentó en los anteriores comicios y ha sido diputada autonómica frente a una desconocida Alba García Martín. También consideran que es un factor decisivo que, a diferencia de Galicia, la barrera electoral no esté fijada en un 5% sino en un 3%, por lo que tendrían más fácil entrar.

Sumar rechaza la propuesta de sus aliados y se presentará en todos los territorios

Estas fuentes rechazan la propuesta de algunos aliados de Sumar —actualmente integrados en el grupo parlamentario— como la Chunta Aragonesista, que defiende que Sumar no se presente en aquellos territorios en los que haya una formación de izquierdas con arraigo territorial. En el caso de Euskadi, es EH Bildu quien está capitalizando el voto progresista, a tenor de las encuestas, hasta el punto de disputarle al PNV la primera plaza en esos comicios. En Sumar, sin embargo, no creen que la izquierda abertzale esté tan fuerte como el BNG.

Aunque la dirección de la coalición que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz insiste en que la "cohesión" de Sumar no está en cuestión pese al mal resultado gallego y descartan que algunas formaciones con las que se presentaron el 23J concurran con la izquierda soberanista en lugar de hacerlo con Sumar en las europeas, lo cierto es que hay un malestar patente en aquellas organizaciones como Más Madrid, Compromís, Més e incluso Izquierda Unida tras la noche electoral del domingo —de hecho, desde estas organizaciones se felicitó al BNG por su resultado—, con un mensaje que se repite en mayor o menor medida: el éxito nace del arraigo territorial. En Sumar toman nota y, según las fuentes consultadas, centrarán sus esfuerzos en construir organización en aquellos territorios en los que no cuentan con alianzas comenzando por Galicia, donde Marta Lois seguirá al frente de la organización pese a quedarse fuera del Parlamento.

Un malestar que algunos cargos como el coordinador provincial de Izquierda Unida en Córdoba, Sebastián Pérez, han verbalizado públicamente. "Desastre absoluto de Sumar. Una marca alrededor de una persona, que se construye laminando las fuerzas implantadas en el territorio, con una élite cupular designando estrellas y desautorizando a las organizaciones, su militancia vertebrada, sus referentes y luchas locales", escribió en X, antes Twitter. IU ha sido una de las organizaciones, junto con los comunes en Cataluña, que ha cedido sus estructuras a Díaz para poder construir su candidatura de las generales y no son pocas las voces que recalcan que la vicepresidenta segunda va camino de cometer los mismos errores que Podemos.

Otras voces como la del cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, también ponen el acento en la importancia del "territorio" a la hora de construir organización. "Unos, sin mucho éxito, venimos diciendo que un partido es territorio, ideas y debate, no un rincón mediático estrecho ni un puñado de convencidos; que la división en la izquierda, tan trabajada, es un desastre; que todos tienen su culpa, pero, sobre todo, quien tenía la responsabilidad de juntar los fragmentos", señala, en un mensaje en el que culpa a la "pelea" entre Sumar y los morados de llevarlos a ambos "a la irrelevancia".

El precedente de Podemos

El sistema de representación parlamentaria en España obliga a tejer una red de candidaturas provinciales e implica una organización territorial que involucra, directamente, a los partidos. Una red de la que Yolanda Díaz carece ya que, desde el primer momento, planteó Sumar como un movimiento ciudadano que buscaba trascender a los partidos —de hecho, le encargó el sustento ideológico del proyecto a 35 grupos de expertos— y que más tarde ha derivado a una organización de organizaciones. Desde la dirección señalan la asamblea del próximo mes de marzo como el momento clave para comenzar a construir y asentar su proyecto a nivel territorial.

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Al igual que hizo Sumar el 23J al tomar las estructuras de partidos más asentados, cuando Podemos nació hizo lo propio con Izquierda Anticapitalista, que le ayudó a montar una campaña electoral de bajo coste a través de entrevistas en digitales, mítines en teatros y en la calle. Los morados sacaron cinco eurodiputados cuando las encuestas pronosticaban como mucho dos. Y su éxito sorprendió incluso a los propios dirigentes de Podemos, cuyo plan inicial era que su entonces líder, Pablo Iglesias, comenzara a construir poco a poco el partido desde su escaño de parlamentario europeo, el único que preveían obtener en las elecciones. Ese éxito también fue arrollador en las autonómicas y municipales del año siguiente pero, al cabo de un tiempo, fue por donde el partido también comenzó a desangrarse tras múltiples problemas internos.

En las elecciones autonómicas de 2015, Podemos entró en todos los parlamentos autonómicos, y obtuvo los mejores resultados históricos de una fuerza a la izquierda del PSOE. Fueron clave para sacar a la derecha del Gobierno en Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Baleares, Aragón, Cantabria y Navarra, y las candidaturas en las que participó a nivel municipal se hicieron con las alcaldías de Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña o Cádiz. Cuatro años después, en 2019, perdió varias capitales como Madrid, Zaragoza o A Coruña y también desapareció de algunos Parlamentos. En las últimas autonómicas, celebradas en 2023, los morados desaparecieron de plazas tan importantes como Madrid, València o Canarias.

Mejorar su implantación territorial ha sido siempre uno de los objetivos de los morados que, elección tras elección, veían como su espacio se iba empequeñeciendo aunque resistían a nivel nacional. Sus fundadores achacan a distintos motivos el hecho de que Podemos no llegara nunca a conservar ese arraigo. Un precedente que ha heredado también Sumar y al que tratará de darle la vuelta ya que de ello depende su futuro como proyecto.

Sumar asume en primera persona su fracaso en Galicia. El portavoz de la coalición, Ernest Urtasun, admitió que los del domingo fueron unos "malos resultados" y apeló, entre otras cuestiones, a la necesidad de "trabajar por la fortaleza organizativa y el arraigo territorial de Sumar". Lo de fortalecer la estructura territorial es un mensaje recurrente por parte de las organizaciones tras recibir un varapalo electoral pero que, en muchas ocasiones, suele quedarse en papel mojado. También Podemos ha lanzado ese mensaje, reivindicando que "es momento de reconstruir el partido", aunque, a diferencia de Urtasun, el número tres de la formación, Pablo Fernández, evitó hacer autocrítica pese a haber obtenido únicamente el 0,26% de los votos.

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